LESVAC 174

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La Emperatriz se volvió a casar 174

Un paso más cerca



Pensando que Sovieshu se había ocupado de su padre, Rashta llamó aliviada a los Vizcondes Isqua.

Fue el Duque Elgy quien trajo a la pareja. Sovieshu parecía saber que los Vizcondes Isqua eran padres falsos, pero aun así, Rashta quería hacer que se marcharan por su cuenta.

"De hecho, esto me preocupa por los rumores que han surgido últimamente."

Después de que Rashta les contó la situación y les pidió que se mantuvieran alejados por un tiempo, los Vizcondes Isqua le respondieron con lágrimas en los ojos.

"Está bien. Nunca haríamos nada que te perjudicara."

Ambos eran irritantes e insistentes a la hora de pedir dinero para encontrar a su verdadera hija, pero al menos eran mejores que su verdadero padre en momentos como éste.

"Gracias. Los llamaré cuando las circunstancias mejoren."

"Recuerda que también puedes llamarnos si necesitas ayuda."

"Por supuesto."

Rashta sollozó y abrazó a la pareja.

"Desearía que ustedes dos fueran mis verdaderos padres."

Rashta, que recordó a Evely después de decir eso, se sobresaltó y retrocedió de repente.

Luego, entregó a los Vizcondes Isqua el dinero que pretendía darles junto con el dinero que en un principio pensaba dar a su verdadero padre.

A menos que Evely muriera o desapareciera, no volvería a llamar a la pareja. Quizá de esta manera podría incluso despedirse de ellos para siempre. Este podría ser su último gran regalo.

'Siendo tan generosa, no dirán nada malo de mí aunque se marchen a otro país.'

El Vizconde gimió, aceptó el dinero y dijo con tristeza,

"Gracias, Rashta."

La Vizcondesa también se apresuró a añadir.

"Nunca te olvidaremos."

"Pero si nos vamos ahora mismo, la gente puede encontrarlo extraño, así que esperaremos el momento adecuado."

Rashta también pensó que sería lo mejor, así que asintió de acuerdo.

Posteriormente, fue a visitar a Sovieshu. El guardia le dijo que Sovieshu sólo la recibiría en su dormitorio.

Rashta no había querido entrar en el dormitorio debido al pájaro azul, pero Sovieshu confirmó en el incidente con la Vizcondesa Verdi que el pájaro le tenía miedo, así que ahora no importaba.

Rashta no tuvo otra opción que entrar en el dormitorio de Sovieshu. Pero nada más entrar, abrió la boca sorprendida, sin siquiera tener tiempo para recordar los días en que había sido amada por Sovieshu.

Fue a causa de una gran pintura colgada en la pared.

La pintura había sido colgada de modo que pudiera verse mejor de frente al sentarse en la cama.

"Eso es..."

Rashta frunció el ceño y se acercó vacilante a la pintura.

En realidad, había dos pinturas. En una aparecía la Princesa Glorym, acostada cómodamente en la cuna con una sonrisa encantadora.

Y a su lado... estaba la pintura que la sorprendió, en la que aparecía una cara nada agradable.

La Emperatriz Navier. Sovieshu aparecía recostado en el regazo de la Emperatriz Navier mientras ella lo miraba con una expresión fría.

Algo estalló en la cabeza de Rashta. Se quedó estupefacta.

Independientemente de lo que dijeran los demás, ahora ella era la esposa de Sovieshu. El Sumo Sacerdote aprobó personalmente el divorcio de la Emperatriz Navier y el Emperador Sovieshu, y también aprobó el matrimonio de Rashta con Sovieshu.

'¡¿Cómo se atreve Sovieshu a colgar en su dormitorio una pintura de una mujer que ya es la esposa de otro hombre?! ¡Y con la pintura de la princesa al lado!'

Rashta apretó los puños, sentía su sangre hervir.

Sovieshu salió del baño y miró la espalda de Rashta con una mirada compleja.

Pero cuando Rashta, que se percató de su presencia, se dio la vuelta. La mirada de Sovieshu se volvió indiferente y apagada.

Rashta lo miró con resentimiento, pero Sovieshu no mostró ningún cambio en su expresión.

El pájaro emitió un chillido extraño y agudo, sacudiendo la jaula violentamente. El chillido del pájaro rompió la atmósfera inquietante.

"Bueno. ¿Tienes algo que decirme?"

Sovieshu preguntó, acercándose a la jaula para tranquilizar al pájaro.

Rashta planeó en un principio preguntar a Sovieshu si había matado a su verdadero padre. Y si Sovieshu respondía que sí, le daría las gracias con cierta tristeza. Quería agradecerle por no haber tenido que ocuparse de su padre con sus propias manos. Quería decirle que él había sido quien siempre la había salvado en los momentos más difíciles, quien siempre la había sostenido, a pesar de que su relación había empeorado recientemente. También quería decirle que ya no tenía que preocuparse por el asunto de la princesa.

Al decir esto, pensaba que Sovieshu se sentiría mal por haber matado al padre de su esposa pese al motivo...

Sin embargo, en cuanto vio la pintura de la Emperatriz Navier colgada en su dormitorio, perdió la confianza.

Comenzó a preguntarse si Sovieshu realmente se sentiría mal por haber matado a su verdadero padre.

Cuando la firme creencia de que el Emperador Sovieshu la amaba se vio sacudida, todo pareció derrumbarse.

Sovieshu, que tranquilizó al pájaro, se sentó indiferente en la cama, se secó el cabello mojado con una toalla y ordenó.

"Dilo."

'No le preocupa lo más mínimo tener una pintura de su ex-esposa colgada en su dormitorio.'

La cara de Rashta se contorsionó. El dedo, en el que ni siquiera sintió dolor cuando golpeó el puño contra la alfombra y el anillo se clavaba más en su piel, empezó a dolerle.

"Su Majestad..."

Al final, lo que salió de su boca no era lo que quería decir,

"¿Amas a Rashta?"

Hablaba en serio. Pero Sovieshu respondió con el ceño fruncido,

"¿De qué estás hablando ahora?"

"Por favor, dímelo. ¡Es muy importante!"

"Rashta. No tengo tiempo para tus berrinches."

"Si en lugar de Rashta hubiera sido otra persona la que cayera en la trampa, ¿Su Majestad la habría salvado?"

"Rashta, no tengo ningún gusto excéntrico por coleccionar humanos muertos. Por supuesto, si hubiera sido otra persona, también la habría salvado y tratado."

"Incluso si esa persona no hubiera sido Rashta... ¿Su Majestad la habría tomado como su concubina?"

Sovieshu miró a Rashta con una mirada extraña, pero no respondió.

Rashta no sabía si el silencio de Sovieshu significaba un 'sí' o un 'no', así que al final murmuró con desgana,

"Vine aquí a decirte que me haré la prueba de paternidad..."

Cuando Rashta aceptó participar en la prueba de paternidad, las sospechas que se habían extendido como pólvora disminuyeron gradualmente y comenzaron a desvanecerse.

"Viendo lo segura que está, parece ser falso el rumor de que la princesa es hija de otro hombre ."

"Aun así, ¿no es cierto que ocultó la existencia de su primer hijo para convertirse en la Emperatriz?"

"Eso es cierto, pero es demasiado grave dudar del padre de la princesa."

"Si se demuestra que la princesa es hija del emperador tras la prueba de paternidad, todos los que han esparcido conjeturas absurdas deberían sentirse avergonzados."

"Hmm. La respuesta se revelará en el templo."

La gente creía que había una razón por la que Rashta se mostraba tan segura.

Por supuesto, aunque se demostrara que la princesa es hija del emperador, la imagen inocente de Rashta quedó completamente destruida porque había ocultado su pasado. Aun así, el rumor de que 'la princesa no fuera una princesa' era tan escandaloso que esto parecía relativamente enterrado.

No sólo los nobles, sino también los plebeyos prestaron atención a la prueba de paternidad. Sin embargo, contrariamente a las expectativas de todos, la prueba de paternidad se retrasó un poco.

Pronto sería el cumpleaños del Emperador Heinley e independientemente del resultado de la prueba, habría confusión durante un tiempo.

Si la familia imperial fuera a un lugar lleno de invitados distinguidos hecha un desastre, se convertiría en el hazmerreír, así que sería mejor acabar con este asunto vergonzoso después de que el evento extranjero terminara.

Fue un gran alivio para los Vizcondes Isqua. Ahora que tenían algo de tiempo, no necesitaban irse como si estuvieran huyendo.

Se quedarían el tiempo apropiado, y posteriormente se marcharían alegando un motivo razonable antes de que se realizara la prueba de paternidad.

Este tiempo también fue valioso y útil para Rashta.

Ella visitó al Duque Elgy a pesar de saber los comentarios absurdos que surgirían de nuevo.

Tenía algo muy importante que pedirle. Salvo el Duque Elgy, no tenía a nadie más a quien confiar esta tarea.

"¿Señorita Rashta?"

El Duque Elgy levantó una ceja, como si estuviera sorprendido por la visita de Rashta.

"Pensé que no me visitarías por un tiempo."

"He venido a pedirte un favor."

Al escuchar esto, el Duque Elgy preguntó con una sonrisa sin mostrar ningún indicio de molestia.

"¿De qué se trata? Siendo una petición de Rashta, haré lo que sea necesario."

Rashta miró al duque con ojos temblorosos y abrió la boca con dificultad.

"Por favor... secuestra al hijo de Alan."

"¿Te refieres a tu primer hijo?"

"¡Él no es hijo de Rashta!"

"..."

"El hijo de Rashta está muerto. Pero su espíritu se aferra a la princesa y a Rashta. Si ese niño sigue aquí, estaremos perdidas."

El Duque Elgy miró a Rashta inexpresivamente por un momento, luego sonrió y preguntó,

"¿Qué quieres que haga después de secuestrarlo? ¿Quieres que lo mate?"

Rashta sacudió la cabeza apresuradamente.

"No, eso no."

"¿Entonces qué?"

"Déjalo en un hogar... un hogar que anhele un bebé. No en el Imperio Oriental. En un país lejano..."

"¿Tengo que ir a un país lejano?"

El Duque Elgy frunció el ceño ligeramente.

"Esta vez es una petición complicada."

"Haré lo que sea a cambio..."

"Pero Rashta, ni siquiera me has dado el puerto que me prometiste. No te presionaré para que me pagues todo el dinero que te he prestado ni los muchos otros favores, ya que lo hice por amistad. Pero lo del puerto me decepcionó un poco."

Rashta se mordió el labio inferior nerviosamente.

"Definitivamente, definitivamente te lo daré. Pero como el Duque sabe, Rashta no está en condiciones de dar algo tan valioso ahora mismo."

"Lo sé, pero me preocupa un poco que Rashta sólo me utilice, y luego me deseche en cuanto ya no sea útil."

"¡Eso nunca sucederá!"

"Yo también quiero creerlo, pero siempre hay personas que engañan."

El Duque Elgy asintió, se acercó a Rashta con una sonrisa diabólica y preguntó.

"Entonces, ¿podrías asegurarme por escrito que me entregarás el puerto cuando la situación se calme?"

***

El asunto del regalo de Sovieshu lo dejé en manos de Heinley y el temor a que estallara una guerra con mi país también desapareció.

Pero tan pronto como desaparecieron las dos preocupaciones, surgió una nueva.

Por supuesto, a diferencia de las anteriores, esta preocupación no era tan oscura y pesada como para oprimir mi corazón.

Era una preocupación más ligera, pero que quería abordar adecuadamente.

Se trataba del regalo de cumpleaños de Heinley.

"Sólo sigue mi consejo."

"¿No crees que es poco sincero?"

"Tanto si lo hace un chef como si lo haces tú, los ingredientes y el tiempo no varían. Además, tienes que pagar un poco más por el chef. ¿Por qué es poco sincero?"

"..."

Qué regalo darle a Heinley, esa era la pregunta.

Mi madre seguía inclinándose por 'si quieres hacerle un pastel, contrata a un buen chef y finge que lo has hecho tú.'

De esa manera, no forzaría a Heinley a comer un pastel que no fuera delicioso.

"Lo pensaré un poco más."

Al final, decidí pedir consejo a otras personas aparte de mi madre.

Pero los demás tampoco fueron de mucha ayuda.

"¿Un regalo de cumpleaños para su esposo? Nunca hubo nada parecido entre mi esposo y yo."

Aseguró la Condesa Jubel, y Laura comentó desconcertada,

"Nunca he tenido una relación... lo que puedo decirle es cómo fue el regalo que me dieron mis amigos. Hace más de un año, me regalaron un pastel en una base que tenía un mecanismo que hacía que se elevara."

Mastas dijo, "El regalo puede ser una espada o una lanza. También he escuchado de jarrones que se han popularizado recientemente."

Por su parte, mi padre hizo que mi madre se estremeciera al decir.

"Hmm, un regalo de cumpleaños. A mí me gusta mucho el pastel especial que hace tu madre para mi cumpleaños. Cada año que lo como es igual de bueno."

"Las lágrimas cubren mis ojos, no sé qué decir, padre."

"¿Eh? ¿Estás bromeando, Navier? Lo siento. Todavía no puedo entender tus bromas."

"... No."

Cuando le pregunté a mi hermano, me dijo que sería mejor regalarle ropa, sombreros y zapatos...

Rose prefería que pasáramos tiempos juntos y Nian optó por ropa interior sexy.

"No crees que a Su Majestad le gustaría recibir ropa interior sexy."

"¿No es más bien un regalo para mí que Heinley use ropa interior sexy?"

Nian se sentó con las piernas cruzadas y se rió suavemente.

"Es una especie de efecto dominó."

"¿Efecto dominó?"

"Una vez le regalé a mi amante ropa interior sexy. Mantendré en secreto a quién se la regalé. En cualquier caso, me alegré al verlo con la ropa interior sexy puesta. Verme feliz, hizo que él también se sintiera feliz."

"No tiene que ser tan explícita, Lady Nian."

"¿No he omitido mucho?"

Es un problema, ahora no podré mirar a los ojos al Vizconde Langdel por un tiempo.

Primero, fingí no darle importancia en absoluto mientras tomaba el té con una apariencia inexpresiva.

Sin embargo, entre las muchas recomendaciones, la recomendación de Nian fue la que más me gustó.

Por supuesto, no le daría a Heinley un regalo así.

Heinley se vería muy bien usando ropa interior sexy, pero tenía que cuidar mi imagen como emperatriz.

Después de regresar de donde Nian, estuve considerando si ir donde McKenna a pedirle su consejo.

Por suerte, McKenna vino a verme primero.

"¿Qué? ¿Un regalo de cumpleaños para Su Majestad Heinley? Hay un baile que Su Majestad Heinley hace cuando está muy feliz. Creo que le gustará mucho si lo bailas con él."

Por supuesto, tampoco fue de mucha ayuda.

"..."

"No es broma, lo digo en serio. Su Majestad Heinley me dijo una vez, 'una mujer que pueda dominar este baile a la perfección es mi tipo ideal'."

"... ¿De verdad?"

"Por supuesto, lo dijo cuando tenía seis años. Es un hombre inteligente, aún debe recordarlo."

Sé de qué baile hablaba McKenna.

Cuando mi embarazo fue confirmado por el médico del palacio, bailó de esa manera convertido en 'Reina'.

Se veía adorable, pero no quería bailar de esa manera con él.

Fue adorable porque bailó convertido en pájaro...

Mientras suspiraba, McKenna dijo, "cielos, cielos" se golpeó la cabeza y habló con seriedad,

"Vine por el incidente del carruaje. Todos los miembros de la delegación del Imperio Occidental fueron investigados."

"¿Y bien?"

"Como dijo Su Majestad, la persona sentada más lejos de la parte destrozada del carruaje fue la responsable."

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