LESVAC 162

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La Emperatriz se volvió a casar 162

El Temor De Sovieshu



Si fuera Evely, ¡¿no sería esa maga que el Emperador Sovieshu quería convertir en su concubina?!

El Vizconde Roteschu se levantó de un salto, emocionado.

Si esto fuera cierto, sería un gran acontecimiento.

La gente pensaría que las dos hijas de los Vizcondes Isqua se convertirían en mujeres del emperador, mientras que Rashta sentiría que todo le había sido arrebatado por Evely.

'Hay que aclarar esto primero.'

El Vizconde Roteschu decidió ser precavido. Este tipo de cosas debían manejarse con cuidado.

En cuanto dejó el orfanato, convocó al mercenario que le había presentado a Rashta y le ordenó,

"Hay una chica llamada Evely en el Palacio del Sur. La concubina potencial de Su Majestad el Emperador. Tráeme un poco de su sangre."

El Vizconde Roteschu le entregó una botella del tamaño de dos dedos, que había preparado de antemano.

Durante los días siguientes, mientras esperaba el regreso del mercenario, el Vizconde Roteschu se dedicó a buscar obsesivamente cualquier rastro de Rivetti.

***

Mientras tanto, el viejo Duque Zemensia del Imperio Occidental había dejado la capital para ir a Compshire. Fue a ver a su hija, Christa.

Si la Emperatriz Navier estuviera realmente embarazada, no podría hacer nada. Por eso, quería ver y consolar a su hija antes de pensar en sus futuras acciones.

'Debe estar muy enojada.'

Recordó la última vez que vio a su hija.

Fue en la sala de reuniones. Su hija le miró varias veces con una cara inexpresiva, pero sus ojos pedían ayuda.

El resultado podría haber sido diferente si hubiera intervenido. Pero incluso si el resultado hubiera cambiado, Christa no alcanzaría la gloria de antes. Así que el Duque renunció a Christa por su nieto con un mayor potencial.

A raíz de esto se enojó. Christa se marchó a Compshire sin siquiera verle la cara. Desde entonces, no dejó de enviarle cartas, pero no las aceptaba.

El viejo duque suspiró. Había elegido el camino más beneficioso para la familia, pero eso no significaba que no quisiera a su hija, por lo que tenía el corazón destrozado.

Finalmente, el carruaje se detuvo frente a la Mansión de Compshire.

Siendo el lugar donde las anteriores reinas pasaban el resto de sus vidas, la mansión estaba decorada espléndidamente.

Cuando el viejo duque se disponía a bajar del carruaje, se dio cuenta de que éste aún no había entrado en la mansión, por lo que volvió a sentarse y le pidió al cochero.

"Ve un poco más adentro."

Pero en vez de la respuesta del cochero, escuchó una pequeña discusión.

Cuando abrió la ventana y miró hacia afuera, vio que los caballeros, que custodiaban el perímetro de la mansión como si fueran muros, le instaban al cochero que se retirara.

"¿Qué está pasando?"

Cuando el viejo duque preguntó con dignidad, el cochero se acercó y respondió rápidamente,

"Duque. Insisten en que el carruaje no puede entrar."

El viejo duque frunció el ceño.

Había escuchado que los guardias de la Mansión de Compshire no dejaban entrar a nadie, pero ciertamente no esperaba que eso incluyera a su padre.

"¿Les hiciste saber quién soy?"

"Sí. Pero aún así se negaron."

¿Escuchó la conversación? Uno de los caballeros que había impedido el paso del carruaje se acercó al viejo duque y se disculpó con firmeza.

"Lo siento, Duque. Christa ordenó no dejar entrar a nadie."

"Yo soy su padre."

"Indicó que no se hiciera ninguna excepción, ni siquiera a los miembros de su familia."

"Ve a preguntar de nuevo."

Ante la fría orden del viejo duque, el caballero dirigió una mirada a otro caballero como si no hubiera otra opción.

El caballero que recibió la señal corrió a la mansión. Pero la respuesta que trajo fue la misma.

"Lo siento. Christa no quiere ver a nadie, ni siquiera a su padre."

El rostro del viejo duque se volvió rígido, pero en vez de gritar, preguntó con calma.

"Entonces, ¿a quién suele ver Christa?"

***

"Algo no está bien. Es extraño."

El viejo Duque Zemensia, que rentó una posada completa, murmuró al entrar en el dormitorio del piso más alto.

"¿Christa no se reúne con nadie?"

Cuando un sirviente dejó el equipaje y se retiró, el subordinado respondió una vez que cerró la puerta,

"Parece que quiere estar tranquila."

¿No era comprensible? Si tuviera orgullo, probablemente querría ocultarse durante un año o más.

"Duque, ¿qué piensa hacer ahora? ¿Enviará a alguien un par de veces más antes de regresar?"

Pero el viejo duque sacudió la cabeza.

"No."

"Entonces..."

"Busca a un mercenario ágil."

"¿Qué?" El subordinado se sorprendió y preguntó, "¿Planeas infiltrarte?"

"¿Crees que seré capaz de infiltrarme entre esos caballeros con este cuerpo? Por eso quiero que consigas a un mercenario ágil. Para que entre solo."

"Pero Christa no quiere ver a nadie..."

"Lo sé."

El viejo duque extendió un dedo y señaló al subordinado. Seguidamente, preguntó con una mirada de desconcierto.

"¿No es extraño? A Christa le gusta relacionarse con los demás. Cuida tanto de las personas que se descuida a sí misma."

Los ojos del viejo duque se estrecharon.

"¿Una chica así no se reúne con nadie? Puedo entender que esté enojada conmigo, pero es extraño que no quiera ver a nadie."

El hecho de que dejara el trono y se marchara a Compshire no significaba que estaría encarcelada.

Las reinas, acostumbradas a la espléndida vida en el palacio imperial, llevaban una vida suntuosa incluso después de dejar la posición de reina, y nobles tanto de su propio país como extranjeros visitaban a las anteriores reinas para presentar sus respetos.

La influencia que tenían las anteriores reinas en la alta sociedad no disminuía sólo por irse a Compshire.

¿Por qué permanecería tan callada?

Por supuesto, se retiró avergonzada, así que es posible que su comportamiento fuera diferente al de las anteriores reinas. Sin embargo, no era propio de Christa rechazar a todo el mundo. Al menos debería haber aceptado la visita de sus seguidores.

Los temores del duque se hicieron realidad unas horas más tarde.

El mercenario, que entró a toda prisa en la mansión en medio de la noche, regresó a la posada antes del amanecer e informó al viejo duque.

"Todas las ventanas y puertas de la mansión están bloqueadas. Hay unas ventanas que están situadas demasiado alto y son tan pequeñas que absolutamente nadie podría entrar o salir."

"¿Qué?"

"Había una pequeña abertura en la parte inferior de la puerta principal. Parece que la comida y la bebida se introducen por ese espacio."

El viejo duque comprendió la situación de inmediato.

'¡Heinley, ese maldito emperador ha encarcelado a mi hija!'

Sacudió las manos enojado.

Incluso después de que el mercenario se retirara, no podía ni siquiera sentarse en la cama. Se sentía afligido, disgustado e indignado, como si su cuerpo fuera a estallar si se quedaba quieto.

¡¿Cómo es posible que una chica brillante que amaba a los demás sea encarcelada y aislada?!

Le enojó que el emperador astuto como un zorro actuara así entre bastidores mientras fingía encubrir lo sucedido enviando a Christa a Compshire.

Incluso ahora, había quienes estaban preocupados porque sentían que las medidas tomadas por el Emperador Heinley habían sido demasiado suaves.

Pero lo que le enojó aún más fue que, incluso en esta situación, no tenía el poder para deshacerse de los caballeros y sacar a su hija.

Incapaz de soportar su ira, el viejo duque tiró al suelo una botella de vino que estaba sobre la mesa.

Cuando la botella se rompió con estrépito, el vino tinto fluyó por el suelo como si fuera sangre.

"Emperador Heinley, no dejaré pasar esto..."

De esa forma, el viejo duque se marchó inmediatamente de Compshire y regresó a la capital.

En cuanto regresó a la capital, lo que hizo fue conseguir una comida llamada 'Jesslen'.

Esa comida tenía buen sabor y era saludable, pero tenía un efecto negativo en el feto. Era una comida que toda mujer embarazada debía evitar.

"¿Se la dará a la emperatriz?" El subordinado preguntó sorprendido al viejo duque, "¿No es peligroso?"

Si estaba embarazada, no se la comería aunque se la enviara. En cambio, podría empezar a dudar de sus intenciones.

Enviar esto a la Emperatriz sería un apretón de manos que no funcionaría y sólo recibiría una fría mirada.

Sin embargo, el viejo duque respondió, "No."

"Pronto habrá una gran oración que será organizada por el emperador. Esta comida también se ofrecerá como ofrenda durante la gran oración."

"¿Eh?"

El viejo duque sonrió levemente,

"Tiene que comer lo que se sirve allí. Haz que alguien se asegure de que sea puesta en el altar."

En el Reino Occidental, había un evento llamado 'Gran Oración' en el que el rey presentaba personalmente las ofrendas y dirigía las oraciones, y era el momento de celebrarlo.

Se esperaba que el evento siguiera celebrándose a pesar de haberse convertido en el Imperio Occidental, así que les pedí a mis ayudantes que me explicaran el evento y practiqué un poco.

Aunque fue algo confuso determinar mi posición, en general no era difícil. Sólo estaba un poco preocupada por tener que comer durante el evento.

"Se ofrecen un total de seis comidas como ofrendas. Cuando llegan las ofrendas, el sacerdote comprueba que no estén envenenadas. Las comidas deben ser consumidas por el Emperador y la Emperatriz."

Últimamente no podía llevarme nada a la boca, excepto por algunos de los platos preparados por Heinley. No tenía náuseas matutinas, pero se me revolvía el estómago en cuanto me llevaba a la boca algo que no quería comer.

Realmente tenía que comer seis comidas diferentes...

"No tiene que comérselo todo, pero sí lo suficiente para dar una buena imagen, Su Majestad. Tenga cuidado de no derramar o escupir la comida. Aunque no habrá un gran problema si derrama la comida, se considera de mala suerte."

Eso era un gran problema.

Un emperador o emperatriz nunca debía hacer nada que se considerara de mala suerte. Porque si algo malo sucedía después, se le atribuiría inmediatamente y se convertiría fácilmente en el blanco del resentimiento de las personas. Incluso si realmente no tenía relación con uno.

Lo pensé durante un tiempo. ¿Y si revelara que estaba embarazada para no asistir al evento?

¿No sería terrible si comiera algo que no quería comer y acabara vomitando?

Sin embargo, la trampa del rumor de la infertilidad puesta por Heinley y yo estaba funcionado demasiado bien como para revelar mi embarazo en este momento debido al evento.

¿Cuántas veces ya había actualizado el nivel de peligro de los nobles?

Heinley se esforzaba por socavar gradualmente el poder de las familias de alto peligro, ya sea no confiándoles ninguna tarea, o confiándoles tareas que tuvieran una alta probabilidad de fracaso.

¿Pero está bien quitar la trampa sólo porque no quería comer ni un poco? No. De ninguna manera.

Bueno, no es que vaya a haber comida que sea perjudicial para el bebé, ¿cierto? Sólo tendré que aguantar.

* * *

Sin embargo, la situación fue peor de lo esperado.

Después de unos sencillos procedimientos. Cuando se puso delante de mí la comida que había sido examinada, casi me reí irónicamente.

En la mesa había comida saludable pero que no podía ser consumida por las mujeres embarazadas. Pensé que estaría bien siempre que no fuera comida como ésta. Y eso fue exactamente lo que se sirvió.

Heinley también frunció el ceño al reconocer la comida que no podía comer. Entonces, cuando nuestras miradas se cruzaron, sonrió perdido.

"¿Su Majestad el Emperador? ¿Su Majestad la Emperatriz?"

Dado que Heinley ni yo estábamos comiendo, el sacerdote que nos ayudaba a dirigir el evento nos llamó con voz extrañada.

Me puse las manos sobre el vientre. Ya han pasado unos dos meses, ¿no?

De hecho, quería posponer el anuncio del bebé lo máximo posible. Al menos hasta el banquete de cumpleaños de Heinley.

Para entonces, creo que los nobles hostiles que Heinley estaba eliminando lentamente sufrirían un duro golpe.

Pero ahora que las cosas han llegado a esto, no había otra salida. No podía comer esto, así que tenía que revelar la verdad.

Con una sonrisa brillante, miré alternativamente entre el sacerdote y Heinley. Ya que había decidido revelarlo de todos modos, era mejor hacerlo con una expresión lo más feliz posible.

"¿Su Majestad la Emperatriz?"

El sacerdote estaba desconcertado y volvió a llamarme. En lugar de responder, extendí la mano hacia Heinley.

Heinley, que tenía una buena percepción, me agarró rápidamente la mano. Luego la levantó, besó el dorso de la misma y sonrió espléndidamente al sacerdote.

La cara del sacerdote, que tenía prohibido mantener una relación amorosa, empezó a sonrojarse. Por muy casados que estuviéramos, cualquiera se preguntaría qué hacíamos ahora delante de un sacerdote que no podía salir con nadie en toda su vida.

Heinley giró la cabeza, esta vez para mirar a los nobles. Los nobles no estaban avergonzados, pero parecían desconcertados al ver a los emperadores amorosos entre sí, sin comer lo que se les había servido.

Después de mirar a los nobles con una cara resplandeciente, Heinley se inclinó hacia mí, puso su mano ligeramente sobre mi vientre y dijo,

"Esta vez tendré que comer solo. Dios no querrá que su hijo se enferme por comer esto."

Los nobles no entendieron de inmediato. Entonces, les sonreí con una felicidad desbordante.

Aunque fuera un plan de alguien, y no una coincidencia, que esta comida apareciera aquí, era un plan realmente tonto.

"Tengo dos meses..."

Bastaba con decir la verdad.

* * *

"¿Quién... Quién está embarazada?"

Estaba sentado con Glorym en su regazo. A Sovieshu se le cayó el juguete de la bebé que sostenía en una mano ante el informe del Marqués Karl. Cuando su juguete cayó al suelo, la princesa rompió a llorar.

Sovieshu volvió a tomar a la bebé en brazos, le dio unas palmaditas en la espalda y le preguntó al Marqués Karl.

"¿De qué estás hablando? Repítelo."

"Escuché que Navier está embarazada, Su Majestad."

El Marqués Karl respondió nuevamente con voz grave.

Sovieshu se puso de pie de un salto. Sus ojos se abrieron completamente en estado de shock.

"¿Quién te lo dijo? ¿Es alguien de confianza?"

"Navier lo reveló personalmente frente a los nobles del Imperio Occidental en un evento."

Los ojos de Sovieshu se secaron como una planta sin un sorbo de agua.

La princesa se agitó en sus brazos y golpeó con sus pequeñas manos su rostro rígido. Cuando la princesa comenzó a tirar de su cabello, Sovieshu finalmente recobró los sentidos.

Pero todavía tenía una expresión distorsionada. Las manos de Sovieshu temblaban tanto que el Marqués Karl levantó repetidamente las suyas. Temía que el Emperador dejara caer a la bebé.

Afortunadamente, Sovieshu no dejó caer a la bebé y volvió a sentarse en el sillón.

Sostuvo a la princesa con fuerza entre sus brazos como si fuera lo último a lo que se aferraba y dejó escapar un suspiro.

Después de que el Marqués Karl se retirara, Sovieshu acarició el cabello de la princesa, confundido. Tormentas salvajes se desataron en su cabeza.

'Navier está embarazada. Embarazada. ¿Pero Navier no era infértil?'

Durante los años que estuvieron casados nunca pudieron tener un hijo. '¿Quedó embarazada menos de un año después de haber ido a ese país?'

Sovieshu sacudió la cabeza.

'No, no. No puede ser.'

No quería aceptarlo. Si Navier no era infértil... miró el cuadro colgado en la pared.

Gracias al arreglo realizado en sus ojos, Navier ahora lo miraba a él en la pintura.

Sovieshu exhaló pesadamente. 

'Si Navier no era infértil, ¿todos los planes y el divorcio habían sido en vano? ¿Dejé a Navier por un hijo, pero no era infértil? No era infértil...'

Todos sus movimientos y pensamientos se detuvieron. Incluso dejó de respirar.

Los brazos de Sovieshu, que sostenían a la bebé, se tensaron. Sovieshu bajó la mirada con ojos temerosos.

Vio el hermoso cabello plateado que se parecía al de Rashta. El cabello plateado de su pequeña cabeza era tan suave como el pelaje de un cordero.

Sovieshu nunca antes había visto un cabello plateado tan sedoso. Pero sus ojos estaban teñidos de miedo.

'¿Y si quien es infértil... no fuera Navier, sino yo?'

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