LESVAC 158

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La Emperatriz se volvió a casar 158

La advertencia de Joanson



"¿Lo has escuchado? Lo del bebé..."

"Sí, escuché que Su Majestad la Emperatriz y Su Majestad el Emperador están tomando una medicina que ayuda a la concepción."

"¿Eh? Es un poco diferente de lo que he oído. Tenía entendido que se estaban sometiendo a un tratamiento de fertilidad."

"¿Es eso cierto?"

"Puede que lo de la medicina también sea cierto. Lo escuché del primo del médico del palacio."

"Entonces, ¿la Emperatriz es infértil como se rumorea?"

"Shh."

''No, si ese es el caso, ¿no es realmente un punto delicado? Su predecesor tenía un hermano menor sano durante su reinado, así que estaba bien, ¡pero Su Majestad Heinley ni siquiera tiene un hermano menor!"

***

Parece que las semillas que Heinley y yo sembramos estaban brotando poco a poco. Mientras mis damas de compañía me contaban los rumores que circulaban, bebía un té que no dañaría al bebé.

Se trataba de un té traído directamente por el médico de palacio, y la supuesta medicina de la que se hablaba en los rumores.

La razón por la que se rumoreaba que se trataba de una medicina para la fertilidad o para ayudar a la concepción era probablemente porque había pedido al médico del palacio que lo trajera envuelto de esa manera.

Heinley y yo fingimos que nos habían recetado en secreto una medicina desconocida, y cambiábamos de tema cuando alguien intentaba hablar del sucesor.

Debido a esto, aparte de los crecientes rumores, nadie a mi alrededor había sacado el tema del bebé o del sucesor recientemente. No sólo los que me apoyaban, sino también los que quedaban del bando de Christa.

Afortunadamente, todo iba según lo previsto. Sin embargo...

"Es extraño."

"¡Sí! No sé por qué están haciendo esto, ¡deberían ocuparse de sus propios asuntos!"

Lo que pensaba para mí misma salió de mi boca involuntariamente. Mastas agitó el puño en el aire, pensando que mis palabras iban dirigidas a los nobles,

"¡Que se pudran! ¡Habría que hacerles dar cien vueltas al campo de entrenamiento, caminando sobre sus manos! Entonces entrarán en razón."

Sacudí la cabeza. Aunque agradecía que Mastas estuviera enojada por eso, en este momento no estaba hablando de los peces que mordieron el anzuelo.

Lo que me pareció extraño fueron los que permanecieron quietos. Tanto el Marqués Ketron como el Duque Liberty. Personas que clasifiqué como Nivel de Peligro 1.

Hasta ahora, estaba segura que había sido el Marqués Ketron quien inició el rumor de la infertilidad. Fue otro noble quien lo mencionó en medio de una reunión, pero dio la impresión de ser controlado por el Marqués Ketron. Posteriormente intercambiamos palabras que también me llevaron a esa conclusión.

Entonces, ¿por qué? ¿Por qué el Marqués Ketron estaba tan callado incluso ahora? ¿Por qué el Duque Liberty volvía a estar tan tranquilo?

Están siendo cautelosos... cualquiera diría eso. Pero si lo fueran, habrían sido cautelosos desde antes. Dejando de lado al Duque Liberty, lo que resultaba más sospechoso es que el Marqués Ketron, que sacó el tema de la infertilidad primero, ahora se quedara de brazos cruzados.

¿Será por la humillación a la que fue sometido al tratar de utilizar la imagen de playboy de Heinley?

Después de pensarlo mucho, visité a Heinley y le pedí su opinión,

"¿Qué piensas, Heinley?"

En el Imperio Oriental, podría haberlo descubierto por mi cuenta. Crecí observando a los nobles de allí toda mi vida.

Sin embargo, aún no conocía bien a los nobles del Imperio Occidental. Por supuesto, había muchos nobles con los que había hecho una amistad en los últimos meses. Salvo algunas familias que albergaban malas intenciones, muchos nobles me abrieron su corazón.

Aún así, hace seis meses ni siquiera los conocía. Aunque se tratara de un noble cercano, sería difícil comprender del todo su carácter y descifrar sus verdaderas intenciones. Evidentemente, no era cercana al Marqués Ketron. Para deducir sus intenciones, sabía poco de él.

Así que no tenía otra opción que buscar la ayuda de Heinley.

"Escuché que el Marqués Ketron y la Marquesa Ketron se pelearon."

"¿Es por el incidente de antes?"

"Bueno, tal vez sea en parte por eso."

Heinley suspiró y añadió,

''Ahora que lo pienso, el Marqués Ketron tiene tres hijos inteligentes. Probablemente la Marquesa Ketron tuvo una gran pelea con el Marqués Ketron por no estar realmente de mi lado."

Dado que Heinley era el único que quedaba de la auténtica Familia Imperial, ¿decidió agachar la cabeza por ahora? ¿Por el bien del futuro de sus hijos?

Heinley volvió a suspirar,

"Por supuesto, seguir así habría sido agotador para ambas partes."

Eso era cierto. Después de mucho preocuparme, finalmente me recliné en el sillón y dije con sinceridad,

"Supongo que colocar trampas no es un campo que se me dé bien."

"La mejor parte de la pesca está en esperar, Reina."

"Es aburrido esperar a ciegas sin saber si la otra persona va a reaccionar."

"Entonces, ¿cómo lidiaba Reina con los enemigos políticos en el Imperio Oriental?"

Cuando lo miré fijamente con los brazos cruzados, Heinley sacudió rápidamente las manos.

''No, el hecho de que Reina se encargara de sus enemigos políticos no quiere decir que sea una mala persona. Hay veces que es necesario. A eso me refiero."

"No fue un gran problema."

Cuando estaba en el Imperio Oriental, había consolidado mi posición bajo el apoyo de la anterior emperatriz, por lo que fueron pocos los que intentaron luchar abiertamente. Incluso en esos casos, tenía a muchas damas de compañía de mi lado, y mi propia familia era poderosa...

Aun así, parecía un tema que le interesaba a Heinley, así que pasé a contarles algunas historias. Fue entonces cuando me comenzaron a picar las palmas de las manos. Mientras me las rascaba inconscientemente, tuve una sensación similar a la de antes, cuando le había congelado el cabello a Heinley.

En cuanto pensé en eso, me picaron aún más las manos, así que las puse sobre el escritorio para calentarlas.

Sorprendentemente, en ese mismo momento. Un fino hielo apareció en el escritorio.

El hielo se movió a lo largo del escritorio hasta que se detuvo cerca de Heinley al otro lado.

"Ah."

Mientras miraba mis manos sorprendida, Heinley preguntó.

"¿Estás bien?"

"Estoy bien. Sólo me sorprendió un poco."

Ver este fenómeno por segunda vez lo hizo aún más asombroso. Como no había ocurrido nada desde la primera aparición, me preguntaba si había sido una coincidencia, o si la magia había desaparecido. Pero no fue así.

Abrí y cerré las manos repetidamente, las giré en el aire unas cuantas veces y finalmente las puse sobre mi regazo. En este punto, sentí una mirada sobre mí y levanté la vista para ver a Heinley mirándome con preocupación.

"¿Qué ocurre?"

Cuando le pregunté debido a su extraña expresión, Heinley levantó su boca con el dedo índice y murmuró,

"Ahora que recuerdo, el asunto de la academia mágica quedó pendiente tras conocerse el embarazo. Aunque necesitas ir a la academia al menos una vez, no sé si sería mejor que sea cuanto antes, o que sea en un futuro, aunque sea tarde."

***

"Papá. Inténtalo. Papá."

La bebé se rió, haciendo "bubu". Sovieshu sonrió tan felizmente como si la bebé le hubiera llamado papá, le dio un beso en la barriga y lo repitió,

"Papá. Inténtalo. Papá."



Cuando la bebé volvió a hacer "bubu", Sovieshu se conmovió y murmuró,

"Mi princesa, mi princesa es muy inteligente."

La bebé volvió a estallar en risas.

La Vizcondesa Verdi sonrió con pesar al ver esta escena mientras traía un biberón de leche tibia para la bebé.

A pesar de lo bien que se veía Sovieshu cuidando a la bebé, ¿cuántas personas se sacrificaron por esto? Sólo de pensarlo la hacía sentir incómoda.

Pero la princesa sacudiendo sus brazos se veía realmente encantadora. Aunque pensó que no podría quererla por ser hija de Rashta, se equivocó.

Tras convertirse en la niñera de la princesa, la Vizcondesa Verdi se sentía cada día más apegada a esta encantadora bebé.

Cuando la Vizcondesa Verdi se acercó, Sovieshu le entregó a la bebé en sus brazos.

La Vizcondesa Verdi recibió a la bebé y sostuvo a la princesa con destreza.

Pero en medio del momento cálido y agradable, llamaron a la puerta.

"Su Majestad, es el Marqués Karl."

Viendo a la princesa balancearse en los brazos de la Vizcondesa Verdi, Sovieshu salió de la habitación de la bebé con pesar.

"¿Qué sucede?"

"Su Majestad. Hay algo que debe ver."

En cuanto vio a Sovieshu, el Marqués Karl habló con seriedad. Sólo con ver su expresión, se notaba que no había venido por algo bueno.

"Se lo mostraré en un lugar tranquilo."

Sovieshu llevó al Marqués Karl a su salón y preguntó,

"¿Qué es?"

El Marqués Karl sacó un periódico doblado que tenía dentro de su traje.

"Hay un artículo sobre Su Majestad la Emperatriz."

Mientras el Marqués no se atrevía a decirlo, Sovieshu aceptó el periódico y lo abrió. Sus ojos recorrieron rápidamente el contenido del periódico.

Poco después, Sovieshu descubrió lo que el Marqués Karl quería mostrarle.

"¿Qué significa esto?"

La expresión de Sovieshu también se oscureció.

El artículo en sí no era muy relevante dentro del periódico. Estaba en un pequeño apartado al final del mismo.

Sin embargo, el contenido del artículo era impresionante.

El periodista relató que se había reunido con un hombre que afirmaba ser el verdadero padre de Rashta y, aunque aclaró que no podía asegurarlo, publicó cada una de las declaraciones del hombre con todo detalle.

El hombre que afirmaba ser el verdadero padre de Rashta hizo tres declaraciones principales. Trabajaba tan duro para mantener a su hija que ni siquiera sabía que se había convertido en la Emperatriz. Su hija parecía haber buscado padres falsos entre la nobleza porque se avergonzaba de ser una plebeya. Visitó a su hija, pero fue rechazado y expulsado.

Este era un resumen del extenso artículo, pero algunas personas quedarían confundidas al leer las enrevesadas declaraciones.

Sovieshu se frotó la sien. Estos artículos sobre individuos de alto estatus solían ser escritos de forma anónima por los periodistas. Sin embargo, este periodista reveló con orgullo su nombre.

Incluso esto resultaba desfavorable para Rashta. Al revelar su nombre en un artículo como éste, lo estaba respaldando, lo cual conducía a que se formara una determinada opinión pública.

Aunque ahora era sólo una afirmación...

"¿Qué hay del certificado de esclavitud? ¿Aún no los has encontrado?"

"Es difícil de encontrar porque hay que buscarlo en secreto."

Un nudo ardiente le subió a la garganta. Sovieshu suspiró, tratando de calmar su ira. Pero su ira no se calmó, y ardió aún más.

Aunque Rashta pronto dejaría la posición de emperatriz, no era el caso de su hija. Su hija se encontraría en una posición difícil si se confirmara que Rashta era una esclava.

Incluso una princesa normal lo estaría. Pero era especialmente cierto para Glorym porque se convertiría en la primera emperatriz reinante del Imperio Oriental.

"¿Dónde está ahora este periodista? ¿Quién es este hombre que afirma ser el verdadero padre de Rashta?"

Sovieshu sacudió la cabeza.

"No. Primero tengo que comprobar si lo que dice este hombre es verdad. ¿Dónde está Rashta?"

***

Rashta estaba en el Palacio del Oeste con el periodista.

En un principio, se había mostrado reacia a llamar al periodista porque Sovieshu había reducido considerablemente su poder, pidiendo que se le informara primero cuando ejerciera su autoridad como emperatriz.

Pero en cuanto vio el nombre de la persona que escribió el artículo sobre su verdadero padre, cambió de opinión, diciendo que no podía quedarse de brazos cruzados.

El periodista era Joanson. El periodista que fue a la sala de audiencias y le pidió que encontrara a su hermana. Antes de eso, el periodista que la entrevistó, calificándola como la esperanza de los plebeyos.

En cada ocasión que este periodista se encontró con ella, su expresión fue diferente. En el primer encuentro, la miró con ojos brillantes; en el segundo, la miró con ojos tristes y desesperados, y ahora la miraba con más frialdad que nunca.

Rashta preguntó a Joanson con tristeza.

"¿Le guardas algún rencor a Rashta?"

"De ninguna manera, Su Majestad."

Joanson respondió de inmediato. Pero incluso mientras decía esto, tenía una mirada sombría.

"Rashta ha visto todos los artículos absurdos que has publicado, pero aun así lo ha dejado pasar. Rashta sintió que era libre de publicar lo que quisiera. ¿Pero no fue demasiado lejos esta vez?"

Rashta miró a Joanson con una expresión llorosa.

"Entrevistaste a Rashta antes de la boda, así que sabes lo mucho que sufrió Rashta por sus padres. ¿No te parece cruel meterse con Rashta por eso?"

Rashta no podía dormir después de haber tirado a la bebé. Por eso, tenía ojeras y la cara pálida, su aspecto era muy lamentable. Incluso a las personas más duras se les ablandaría el corazón al ver a Rashta así.

Pero este no era el caso de Joanson. Se sentía profundamente traicionado por la Emperatriz. También estaba convencido de que Rashta había hecho daño a su hermana. Por lo tanto, no le importaba nada de lo que dijera, no le conmovería.

Joanson se sentó con las piernas cruzadas, como si preguntara de qué estaba hablando.

"Como periodista, era mi deber dar a conocer la afirmación de este hombre, Su Majestad."

Mientras tanto, observaba atentamente la actitud de Rashta.

Los nobles odiaban que los plebeyos cruzaran las piernas delante de ellos. En el mejor de los casos, se limitaban a fruncir el ceño y, en el peor, algunos nobles ordenaban a sus subordinados que les rompieran las piernas.

Sabiendo esto, Joanson se sentó con las piernas cruzadas para ver la reacción de Rashta.

Por supuesto, la Emperatriz Rashta creció entre plebeyos, tuviera o no sangre noble, así que podría ser diferente en este sentido, pero seguía pensando que si realmente tuviera sangre noble reaccionaría ante tal postura.

Sin embargo, Joanson siguió hablando con naturalidad.

"¿No lo escribí claramente en el artículo? 'Hay un hombre que hace dicha afirmación'."

No era sólo una excusa. De hecho, en el artículo que publicó sobre el hombre que afirmaba ser el verdadero padre de Rashta no aseguró que lo fuera.

Como sus palabras eran coherentes y había cierto parecido en su rostro, escribió el artículo, pero añadió la frase, 'existe dicha afirmación' a lo largo del mismo.

La cara de Rashta se puso roja de ira.

"¿Publicarás cualquier tontería que se diga? Incluso si un niño afirma ser el hijo bastardo de Su Majestad."

"Las palabras del hombre que afirmaba ser el verdadero padre de Su Majestad eran coherentes."

'Obviamente, ¡porque es un estafador!' Rashta se tragó las palabras que estaban a punto de salir de su boca.

Los ojos de Joanson se entrecerraron mientras miraba a Rashta. No reaccionó al hecho de que estuviera sentado con las piernas cruzadas...

"¿Recuerdas mi visita a la sala de audiencias, Su Majestad?"

"Lo recuerdo."

"Mi petición no ha cambiado. Por favor, devuélveme a mi hermana. Con eso bastará."

"La desaparición de tu hermana no tiene nada que ver con Rashta, ¡¿qué quieres que haga?!"

"No he inventado nada de lo que he escrito. Cada artículo publicado tiene una investigación detrás."

Joanson descruzó las piernas y se levantó.

"Hasta que mi hermana regrese, no dejaré en paz a Su Majestad."

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