LESVAC 156

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La Emperatriz se volvió a casar 156

La infancia de Heinley



En cuanto entré en el dormitorio matrimonial después de la cena, saqué rápidamente mi libreta y ajusté el "Nivel de Peligro" de los nobles que estuvieron en la fiesta de té.

Los que tenían cara de 'esto es demasiado' al ver mi actitud incómoda, los bajé del Nivel 2.5 al 3.

Los de Nivel 2 en la libreta, que hicieron los malos comentarios, los subí al Nivel 1.5, y tenía la intención de observarlos más de cerca en el futuro.

Parecía divertido hacer esto.

"¿Qué es eso, Reina?"

Preguntó Heinley, asomando la cabeza por encima de mi hombro. Entonces, volvió a hablar al comprobar los nombres en la libreta, 

"Son esos los nobles con los que hay una mala relación, ¿no?"

Por supuesto, los nombres también le resultaban familiares.

"Intento hacerlo como tú."

"¿Como yo?"

"También estoy pensando en pescar."

Bueno, para mí esto parecía más una trampa que una pesca.

Después de asentir, le expliqué lo ocurrido en la fiesta de té. Heinley me escuchó con una expresión extraña, mordiéndose el labio inferior con fuerza en cuanto terminé de hablar.

"¿Heinley?"

Cuando estiré la mano y acaricié las comisuras de su boca para que dejara de morderse el labio, me besó cada uno de los dedos y sonrió ampliamente.

No sé por qué parecía tan feliz. Una vez que Heinley dejó de sonreír, dijo,

"Quiero que nuestro hijo se parezca a Reina."

"¿De qué estás hablando?"

"Bueno, sólo pensé que sería muy adorable."

De ninguna manera. ¿Heinley sonrió así porque soy adorable? A veces lo pensaba, Heinley tenía un gusto extraño. Adorable es él.

Un bebé que se pareciera a mí no sería adorable. Ni siquiera de pequeña fui adorable.

Al contrario, sería adorable si se pareciera a Heinley. Esto me hizo recordar nuevamente al polluelo de mi sueño. Aunque evidentemente era astuto, actuaba como si fuera inocente. Era lindo. Realmente lindo...

Ahora que lo pienso, me preocupaba un poco. Aparte de ser adorable, ¿cómo podría educar a un niño con esa personalidad?

¿Un niño así no fingiría delante de mí ser obediente y causaría problemas a mis espaldas?

Cuando un niño de la familia imperial causaba problemas, el número de personas que resultaban afectadas era mucho mayor. Pero no se trataría sólo de un alborotador, sino de un alborotador astuto... ¿no era ese un gran problema?

"¿Heinley?"

"Sí, Reina."

"¿Puedes hablarme de tu infancia?"

Heinley dudó un momento antes de preguntar con una expresión brillante.

"¿Te interesa saber más sobre mí, Reina?"

"Sí. Se dice que los hijos son el reflejo de sus padres. Probablemente nuestro hijo se parecerá a ti, por lo que quiero estar preparada, mejor dicho, imaginármelo."

Si la personalidad de nuestro hijo fuera como la mía, educarlo no sería difícil. Había sido una niña muy obediente.

No estaba presumiendo. Así lo aseguraban mis padres, los padres de Sovieshu, los mayordomos, y todos los que me habían visto crecer.

¿Pero qué hay de Heinley? Amable por fuera, pero caprichoso por dentro, brillante y encantador, pero le encantaba ir de un lado a otro, inteligente y alegre, pero muy travieso. Incluso ahora como adulto...

No, hay que ver el lado bueno. Podría ser todo lo contrario, ¿no? Caprichoso delante de mí, pero obediente a mis espaldas... No, esto seguiría siendo un problema.

Sería mejor escuchar primero sobre la infancia de Heinley para juzgar.

"Heinley, cuéntame."

Llena de expectación e inquietud, finalmente pregunté con seriedad. Entonces, Heinley respondió con el ceño ligeramente fruncido.

"Bueno, personalmente no puedo estar de acuerdo con que uno sea el reflejo de sus padres."

"¿Por qué?"

"No era tan dependiente."

Ah...

"¿Cómo eras entonces? ¿Obediente?"

"No lo recuerdo muy bien."

Definitivamente, no era obediente de pequeño.

"Pero recuerdo haber ido junto a McKenna por todas partes, Reina."

Al mirar a Heinley, que sonreía levemente como si estuviera recordando buenos tiempos, pude ver la personalidad de nuestro futuro hijo en sus ojos y me inquieté aún más.

Bueno. Esta era sólo mi posición. Mi posición al tener una infancia tranquila.

Quizá Heinley preferiría un hijo como él, ¿no? Puede que quiera llevarlo con él por todas partes.

"Heinley. ¿Qué pensarías si nuestro hijo tuviera tu personalidad?"

"Oh, eso también es cierto Reina. Qué cruel."

Hmm... ¿qué quería decir con eso?

* * *

Después de quedar embarazada, McKenna se encargó de gran parte de mi trabajo, así que tenía mucho tiempo libre.

Había ventajas y desventajas. Esta era una de las desventajas. No sabía qué hacer con el repentino aumento del tiempo libre. Además, tenía tanto tiempo libre que me venían a la mente ideas extrañas.

Actualmente, no podía sacar de mi mente el tema de ayer. El tema de 'la personalidad de nuestro hijo'.

Al final, dejé de lado el libro sin leer y visité a McKenna. Había crecido junto a Heinley, así que podría hablar objetivamente sobre la infancia de Heinley.

Sin embargo, McKenna estaba con Heinley, así que lo llamé en silencio a través de la puerta entreabierta.

"McKenna. McKenna."

"¿Su Majestad?"

Afortunadamente, McKenna entendió mis intenciones y no tardó en acercarse.

"¿Por qué te escondes de esta manera? No tienes que trabajar, así que no tienes que esconderte."

"Vine a preguntarte algo."

"¿Qué es?"

"Has estado cerca de Su Majestad desde pequeño, ¿no es así?" 

"Ah, sí... Siempre hemos estado cerca."

"¿Cómo era Su Majestad de pequeño?"

La expresión de McKenna se distorsionó en menos de medio segundo ante mi pregunta.

Cuando me miró a los ojos, sonrió ampliamente y respondió, "Era alegre," pero sin duda su expresión era completamente diferente a la de hace un instante. Era evidente que no quería hablar del tema,

"Sólo tengo curiosidad. Me pregunto si nuestro hijo se parecerá a mí o a Su Majestad."

Esto funcionó. McKenna murmuró para sí mismo durante un tiempo, luego giró rápidamente la cabeza para comprobar que Heinley seguía concentrado en el trabajo y susurró.

"Te hablaré de Heinley adecuadamente. Ven hoy aquí a las ocho de la noche."

No había necesidad de ser tan formal...

"También traeré algunos retratos de Su Majestad Heinley de pequeño."

Eso estaría bien.

"De acuerdo."

Finalmente, a las ocho de la noche, tras contárselo a mis damas de compañía por encima, bajé a la oficina con Mastas.

McKenna había llegado primero y me estaba esperando dentro con una gran caja.

¿Había un retrato de Heinley de pequeño en esa caja? 

"Ah, Su Majestad."

Eso parecía. Nada más entrar, McKenna abrió rápidamente la tapa de la caja, sacó un pequeño portarretrato del interior y me lo mostró.

"Este es un retrato de Su Majestad de pequeño."

No había venido precisamente a ver esto, pero tenía curiosidad, así que extendí las manos y agarré el portarretrato.

¿Tenía Heinley ocho o siete años en el retrato? Parecía tener más o menos esa edad. Cuando vi al pequeño Heinley, no pude evitar exclamar,

Dios mío, realmente...

"Parece un alborotador."

¿Por qué tenía una expresión tan malhumorada? ¿Por qué tenía las mejillas tan abultadas de pequeño? Al contrario, ahora siempre estaba sonriendo.



"¿Estaba enojado?"

"Sí. El retrato fue hecho en contra de su voluntad."

"Qué adorable."

"Mire este también, Su Majestad."

En el siguiente retrato que me dio McKenna aparecía un Heinley aún más pequeño y sonriente. ¿Tenía cinco o seis años?

"Dios mío."

De nuevo, no pude evitar exclamar.  ¿Cómo era posible que su rostro siguiera siendo igual que de pequeño? Pero aunque estaba sonriendo, parecía testarudo.

Tenía tanta curiosidad que McKenna me mostró algunos retratos más.

Mientras los observaba con entusiasmo, vinieron a mi mente varias preguntas desconcertantes. ¿No había venido aquí para escuchar sobre la infancia de Heinley? Además, ¿por qué McKenna tenía esto? ¿Por qué guardaba retratos de su primo de esta manera?

"¿Se llevaban muy bien?"

Aunque me llevaba muy bien con mi hermano, no tenía tantos retratos suyos. Si buscaba bien, encontraría dos o tres, pero ni siquiera sabía exactamente dónde estaban guardados.

Cuando le pregunté con curiosidad, McKenna sonrió, volvió a guardar los retratos en la caja y dijo,

"Cada vez que Su Majestad Heinley hacía algo malo, la anterior reina pedía que se le hiciera un retrato para dejar constancia y disciplinarlo."

"¿La madre de Su Majestad?"

"Sí. Su Majestad Heinley odiaba quedarse sentado, así que lo castigaba de esa manera."

Oh, así que por eso solía aparecer con una expresión malhumorada.

"En un principio, se les confiaría a Su Majestad Heinley cuando fuera mayor, pero Su Majestad fue sorprendido intentando destruir las pruebas cuando tenía 12 años. Desde entonces, yo estoy a cargo."

Fue lindo escuchar eso, pero sin duda... en su infancia fue un alborotador.

Mis manos subieron a mi vientre sin darme cuenta. El bebé aún no había nacido, pero ya podía imaginar a mi hijo causando problemas.

No sabía nada sobre los métodos disciplinarios. Hasta ahora nunca había pensado en la crianza de los hijos ni en los bebés. Por supuesto, no causará problemas si se parece a mí... no, si se parece a mí, podría tener los mismos problemas que yo.

Mientras reflexionaba sobre esto, McKenna sonrió como si fuera sólo el principio, y agarró el retrato más cercano.

"La historia detrás de este—"

Pero antes de que pudiera empezar a hablar correctamente, alguien llamó a la puerta.

Al mirar hacia atrás, Heinley estaba apoyado en la puerta con una sonrisa forzada.

***

Mientras Rashta caminaba por el Palacio del Sur, los invitados distinguidos que paseaban por los alrededores intercambiaban miradas y susurraban entre sí.

Todos sabían del cambio de actitud del Emperador hacia Rashta. Sin embargo, pocos se mostraron comprensivos. La mayoría parecía disfrutar viendo a la Emperatriz Rashta en una posición difícil.

Apretando fuertemente los puños, Rashta caminó con la espalda recta y la mirada altiva. Sin embargo, cuando se encontró con el Duque Elgy, cayó de rodillas como si se hubiera derrumbado por completo.

"¿Rashta?"

El Duque Elgy la ayudó a levantarse sorprendido.

"¿Estás bien?"

En lugar de responder, Rashta gimió desde el fondo de su corazón.

"La gente odia a Rashta. La odian."

El Duque Elgy chasqueó la lengua. A diferencia del Vizconde Roteschu, él ya estaba al tanto de lo sucedido en el Palacio del Este. Consoló a Rashta, pensando que había venido por eso.

"Su Majestad se calmará pronto. Incluso si no es así, Rashta me tiene a mí."

Pero no fue por eso. Rashta sacudió la cabeza rápidamente.

"No, no es eso. Hay otro problema más urgente ahora mismo."

"¿Hay otro problema?"

Además, ¿era un problema más urgente que éste? Cuando el Duque Elgy preguntó desconcertado, Rashta explicó, con las manos temblorosas.

"El verdadero padre de Rashta visitó al Vizconde Roteschu. Sin duda tratará de extorsionar a Rashta."

"¿Tu verdadero padre?"

Las cejas del Duque Elgy se alzaron, parecía muy sorprendido. Rashta asintió rápidamente.

"¿Qué debo hacer? El Vizconde Roteschu está demasiado ocupado para ayudar a Rashta. Dijo que hablara con Su Majestad, pero Su Majestad no ayudará a Rashta en este momento."

"¿Sabes exactamente lo que quiere tu padre?"

"Seguramente se trata de dinero."

Rashta habló severamente y agarró con fuerza el dobladillo de su falda. A medida que el miedo desaparecía, la ira aumentaba.

Por culpa de su padre se convirtió en una esclava, por culpa de su padre vivió como si hubiese sido abandonada.

'Pero ahora ha venido a verme. No debe ser por una buena razón.'

"No sé qué hacer al respecto."

Rashta murmuró, frotándose las palmas de las manos y resoplando pesadamente.

El mercenario contratado a través del Vizconde Roteschu recibió el encargo de asesinar al Duque y la Duquesa Troby, y el asesino que contrató personalmente fue enviado a Rivetti.

Sería difícil volver a contratar a uno de ese nivel de inmediato, y aun así, era completamente reacia a matar a su verdadero padre. Prefería enviarlo a un lugar donde nunca tuviera que verlo.

El Duque Elgy palmeó suavemente la espalda de Rashta, chasqueando la lengua como si fuera una lástima.

"No se puede evitar. En este caso, será mejor dar el dinero que pida."

"Tengo miedo de que se convierta en un mal hábito, y que siga pidiendo dinero, no sólo una o dos veces..."

''Aun así, es la mejor manera de apaciguarlo. No importa cuánto pida, es el verdadero padre de Rashta, y probablemente mantendrá la boca cerrada si le das dinero."

"¿En serio?"

"Por supuesto. ¿Cuánto dinero crees que pedirá?"

"No lo sé."

Rashta negó con la cabeza.

"Pero Rashta no tiene suficiente dinero para darle ahora mismo. Sólo una pequeña cantidad."

Elgy sonrió como si le resultara gracioso que se preocupara por esa tontería, se dirigió al escritorio, escribió algo y lo trajo. Era un cheque con una enorme suma de dinero escrita.

Sin embargo, Rashta no lo aceptó de inmediato como solía hacerlo, y murmuró,

"Pero si haces esto, Rashta... Rashta parece estar recibiendo demasiado..."

No había pasado mucho tiempo desde que estalló el caso de los pagarés, así que se mostró cautelosa en cuanto a aceptar de repente una enorme suma de dinero.

"Está bien. No es una cantidad excesiva de dinero."

El Duque Elgy, que añadió con voz dulce y suave, "¿No es la primera ni la segunda vez?", volvió a ofrecerle el cheque a Rashta.

Eso era cierto. Rashta pronto se convenció a sí misma y aceptó el cheque.

"Gracias."

"Los amigos deben ayudarse mutuamente."

"El puerto del que hablaste... Rashta intentará dártelo."

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