LESVAC 148

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La Emperatriz se volvió a casar 148

Lo que importa es que le guste



Dentro de la caja había un precioso collar de joyas. Se trataba del collar de Evely que Rashta supuestamente había recogido en el Palacio del Sur. Sovieshu tenía pensado entregárselo antes, pero estaba tan ocupado con el trabajo que lo había olvidado.

"Échale un vistazo."

El mago de la corte aceptó educadamente la caja entregada por Sovieshu con ambas manos.

Los ojos del mago recorrieron el collar como un perro salvaje hambriento mientras Sovieshu observaba su mirada con atención.

Eventualmente, la tez del mago de la corte se iluminó.

"No sé si este es el collar de Evely, pero sin duda contiene maná."

"Llévatelo y pregúntale a Evely si es suyo."

"Sí."

"En caso de que sea suyo, pídeselo prestado para estudiarlo."

"Y si no lo es..."

Sovieshu recordó a Rashta, que le había preguntado si le regaló este collar a Evely, y respondió simplemente,

"Lo es."

Parecía seguro. Después de inclinarse ante Sovieshu y retirarse, el mago de la corte se dirigió directamente donde Evely.

Evely esperaba ansiosamente el regreso del mago en su laboratorio junto a sus otros asistentes, y se acercó en cuanto éste entró.

"¿Qué dijo Su Majestad? ¿Me ayudará?"

"Toma, míralo."

El mago le extendió la caja. Evely la tomó rápidamente y gritó al ver el collar. Estaba tan feliz que incluso pisó fuertemente el suelo, y preguntó,

"¿Cómo lo conseguiste tan rápido?"

"Parece que Su Majestad lo había recogido."

"¿Qué? ¿Esto?"

¿Por qué iba a recoger el Emperador un collar extraviado en el Palacio del Sur? A Evely le pareció extraño, pero no preguntó los detalles. Con sólo pensarlo un poco, la respuesta surgiría claramente. No quería confirmar este hecho desagradable.

"En cualquier caso, esto es bueno, Evely. Si este collar realmente te ha devuelto el maná, ¡entonces podrás recuperar el resto!"

Además, ahora esto era lo más importante.

Cuando el mago de la corte exclamó emocionado, Evely apretó el puño con fuerza y asintió,

"¡Sí!"

"Otros magos también podrían recuperar su maná."

Evely se puso el puño en su pecho. Su corazón latía rápidamente. Estaba muy emocionada y feliz.

La disminución del maná de un mago era un sentimiento terriblemente doloroso y desesperante. Evely lo sabía muy bien, así que quería ser de ayuda para los magos en su misma situación.

"Espero que así sea."

Pero en cuanto Evely terminó de hablar.

Otro asistente del mago de la corte, que se había acercado para agarrar el collar, gritó repentinamente de dolor.

Evely hizo una pausa y miró en su dirección. El asistente superior se levantó como si hubiera sido alcanzado por un rayo.

"¿Asistente Superior?"

Antes de que pudiera preguntar qué le pasó, cayó al suelo de golpe. Ocurrió en un parpadeo. El sonido de su cabeza al chocar contra el suelo resonó violentamente, como un viejo árbol al caer.

"¡Asuya!"

El mago de la corte corrió aterrado hacia su discípulo y sacudió sus hombros desesperadamente.

"¡Asuya! ¿Qué te sucede? ¡Oye!"

Gritó sucesivamente el nombre de su discípulo antes de poner las manos sobre el escritorio, temblando. Sin pensarlo, tomó varios libros y los puso debajo de su cabeza. Le desabrochó los botones asfixiantes y le subió las mangas, pero su discípulo seguía inconsciente.

"¡Evely, trae al médico!"

"¡Sí!"

Evely, sorprendida y desconcertada, salió a toda prisa del laboratorio.

La piedra de maná del collar, que fue arrojado al suelo, brilló y se oscureció, pero ni Evely ni el mago de la corte pudieron ver la escena.

El discípulo caído se despertó después de un día entero.

Aunque se había golpeado la cabeza fuertemente al caer, afortunadamente no le pasó nada. Tenía un hematoma alrededor del omóplato, pero tampoco era grave.

Una horrible verdad le esperaba. La pérdida de su maná.

Había sido lo suficientemente competente para ser asistente de un mago de la corte, y estaba lleno de pasión por la magia. Sin embargo, en este corto periodo de tiempo, todo su maná había desaparecido.

"¡No puede ser!"

El asistente volvió a desmayarse de la conmoción.

Al ser informado del incidente, Sovieshu fue a visitarlo inmediatamente e hizo todo lo posible por reconfortar al asistente sumido en la desesperación.

El asistente se sintió conmovido por el apoyo personal del emperador, pero no pudo salir de la desesperación. Para él, que había vivido como mago toda su vida, se sentía vacío al perder el maná.

Sovieshu prometió al asistente desesperado,

"Definitivamente descubriré la causa y te devolveré el maná."

De hecho, a partir de ese día, trabajó en eso sin descanso.

Primero convocó a Evely y al mago de la corte, así como a los demás asistentes, para escuchar la versión de lo sucedido de cada uno.

Aunque todos presenciaron lo mismo, cada uno lo recordaría desde su propia perspectiva. Por lo tanto, pretendía armar un relato objetivo escuchando los distintos puntos de vistas.

Una vez terminado con esto, convocó a los magos de la corte para discutirlo.

Tras varios días de complicadas conversaciones sobre teorías y fenómenos del maná, se llegó a la importante conclusión de que esto estaba muy probablemente relacionado con el fenómeno de la disminución de los magos.

Llegada a esta conclusión, Sovieshu volvió a llamar a Evely. Ella había traído el collar que originó este incidente, así que debía aclarar la procedencia del mismo.

"¿Quién fue 'exactamente' el que te dio el collar?"

"El decano."

"¿No dijo nada especial cuando te lo dio?"

"Llevar puesto el collar de maná podría ayudarte a sentir el maná... Sólo dijo eso."

Después de que Evely se retirara, Sovieshu llamó a uno de sus secretarios y le ordenó,

"Ve a la academia y busca al decano. Pregúntale por la procedencia del collar que le dio a Evely. Además, averigua sobre el patrocinador que le envió este regalo."

Cuanto más se prepare algo de antemano, mejor.

El cumpleaños de Heinley no era diferente. Aún faltaban unos meses, pero comencé a pensar en el regalo.

Heinley insistía en tomar un baño juntos, pero eso estaba fuera de discusión.

En las fiestas de té, los nobles sin duda me preguntarán, '¿Qué regalo preparó para Su Majestad?'

'Tomaré un baño con Su Majestad. Seré su regalo, mojada y cubierta de burbujas.' No podía responder algo así, ¿verdad?

Era vulgar sólo de imaginarlo.

No se trataba de una suposición sin sentido. Los nobles querrán evitar hacer el mismo regalo que yo, así que definitivamente me preguntarán esto.

Realmente necesitaba un regalo del que pudiera hablar con confianza cuando alguien me preguntara qué regalo había preparado para Heinley...

Un verdadero regalo, un regalo que pueda contar a los demás... ¿qué podría ser?

Después de mucho pensarlo, finalmente me decidí.

Un pastel. Hacer su pastel de cumpleaños.

Cuando le hice la tortilla, Heinley se mostró encantado.

No le daré sólo un pastel de regalo, pero apuesto a que se alegrará mucho si añado un pastel a su regalo.

Sólo pensar en su expresión iluminada hacía que me sintiera complacida. Me froté el pecho con una mano mientras intentaba apaciguar mi corazón acelerado.

Una vez que me decidí, sabía claramente lo que debía hacer a continuación.

Necesitaba buscar la ayuda de mi madre. Le haré un pastel al estilo del Imperio Oriental, al estilo de la Familia Troby.

Cuando mi padre, mi hermano y yo cumplíamos años, mi madre hacía el pastel para que lo cortáramos por la mañana.

Era muy extraño. A mi madre no le gustaba cocinar. Pero siempre hacía un pastel para nuestro cumpleaños, y le quedaba muy delicioso. Quería que Heinley también lo probara.

Casualmente, mi madre aún se estaba quedando conmigo en el palacio imperial. ¿No es genial? Así que fui inmediatamente donde mi madre y le pedí la receta del pastel.

"¿La receta del pastel?"

Los ojos de mi madre se agrandaron un poco ante mi petición. Como si no tuviera ni idea de por qué quería esto. Pronto, una sonrisa se dibujó en los ojos de mi madre.

"Odias cocinar, Navier."

"Es para el cumpleaños de Heinley, madre. Al igual que lo hacías en ocasiones especiales, quiero que sea un recuerdo especial para Heinley."

"Heinley te ama mucho. No querrá que cocines para él si lo odias." 

"Madre, Heinley no lo sabe. Además, no es que odie cocinar."

Es simplemente molesto.

Mi madre puso una expresión indiferente ante mis palabras.

"Bueno. No sé si deberías hacer eso."

Pero después de pedirle repetidamente la receta de su pastel especial, finalmente accedió, sacó un trozo de papel y escribió algo detalladamente.

"Listo. Sólo haz lo que está escrito aquí."

En el papel estaban escritos los ingredientes y los pasos a seguir.

"Gracias."

Después de agradecer varias veces a mi madre, tomé prestada la cocina de Heinley, y practiqué la elaboración del pastel.

Amasé la masa hasta que se me cansaron los brazos, revolví la crema batida y mezclé la leche.

Sin embargo, el pastel terminado sabía completamente diferente al pastel de mi madre.

Lo intenté un par de veces más, pero el resultado fue lo mismo.

Finalmente, volví donde mi madre para pedirle que lo hiciera.

"Madre, el pastel no me queda bien."

"¿Lo hiciste exactamente como te lo escribí?"

"Seguí al pie de la letra los ingredientes y los pasos, pero el sabor es completamente diferente."

"..."

Le devolví la receta que me había dado y le pregunté,

"Madre, si no te importa, ¿podrías enseñarme como lo haces?"

Mi madre miró la receta que le devolví con una expresión fría. Parecía que estaba a punto de abrir la boca y decir, '¿Ni siquiera puedes hacer esto?' Chasqueando la lengua...

Pero sin importar cuánto tiempo esperé, mi madre permaneció en silencio.

"¿Madre?"

Finalmente, cuando la llamé porque no podía esperar más, mi madre suspiró y confesó.

"En realidad, el pastel lo hacía el chef."

¿Qué?

Sus palabras fueron tan sorprendentes que creí haber escuchado mal.



¿Quién lo hacía? ¿El chef?

"Madre, no hacías este pastel para nuestro cumpleaños..."

"Lo hacía el chef."

Miré a mi madre desconcertada. Mi madre aún tenía una expresión fría, pero no me miraba a los ojos. Entonces se giró hacia un lado para evitar mirarme en absoluto, y me preguntó como si fuera muy lógico.

"Navier, quieres ver a Su Majestad comer felizmente 'tu propio pastel', ¿verdad?"

"Sí, madre."

"Consigue un delicioso pastel y di que lo has hecho tú. Eso es lo que debes hacer."

"..."

"Piénsalo. Comer un pastel insípido hecho por ti, o comer un delicioso pastel que crea que está hecho por ti. ¿Qué haría más feliz a Su Majestad?"

Mientras no investigue, la otra persona no tiene forma de saber que no es hecho por uno. Al final, mi madre sonrió y me dio una palmadita en la espalda, diciendo que debía mantenerlo en secreto de mi padre.

***

Mientras que Navier estaba conmocionada por la verdad que acababa de conocer, el Equipo Bizzarri llegó a la capital del Imperio Oriental después de partir días antes desde el Imperio Occidental.

Pirence Danju, del Equipo Bizzarri, entró en el edificio de la sede de la Corporación Oso.

"¡Bienvenido!"

La gente de la Corporación Oso, con la que se había puesto en contacto de antemano, lo saludó cortésmente.

Pero en vez de saludarlo cortésmente por respeto al Equipo Bizzarri, parecían saludarlo excesivamente a propósito, para mostrar la etiqueta que tenían.

Al menos, Pirence Danju tuvo esa sensación.

"¡Haha, gracias por la hospitalidad!"

Sin embargo, a pesar de sentirse incómodo, Pirence Danju no lo expresó en absoluto. Al contrario, levantó la voz y se rió actuando como si estuviera muy feliz.

Normalmente, habría sido un poco sarcástico, diciendo, '¿Por qué no actúan como siempre?', pero hoy tenía algo importante que hacer.

Era un encargo secreto de la Emperatriz.

En realidad, el encargo en sí no era tan difícil, pero estaba nervioso porque fue la Emperatriz Navier quien se lo ordenó.

"El presidente lo está esperando en la sala de recepción."

Mientras miraba el interior, el secretario del Presidente de la Corporación Oso se acercó y le guió amablemente.

Al entrar en la sala de recepción, vio al Presidente de la Corporación Oso sentado frente al escritorio con los documentos necesarios para la reunión dispuestos sobre el mismo.

Los dos intercambiaron saludos y algunas palabras de cortesía.

Poco después, discutieron una serie de temas con el propósito de llegar a un acuerdo en esta reunión.

Cerca del final de la reunión. El Presidente de la Corporación Oso del Imperio Oriental le entregó un pagaré a cambio de la compra de joyas especiales del Imperio Occidental.

"Hmm..."

Pirence Danju aceptó el pagaré, y lo examinó detenidamente. Era para verificar su autenticidad.

Él solía actuar de esta manera, por lo que el Presidente de la Corporación Oso se limitó a beber un poco de su bebida, aunque se sentía ofendido.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, su comportamiento resultó ser diferente de lo habitual. Danju pasó mucho más tiempo que en otras ocasiones examinando el pagaré.

"¿Hay algún problema?"

Preguntó molesto el Presidente de la Corporación Oso.

"Ah, lo siento."

Danju consideró que era el momento oportuno, así que rápidamente sacó a relucir lo que la Emperatriz Navier le había ordenado.

"Espero que no se sienta ofendido. Hago esto porque últimamente he escuchado muchos casos de pagarés falsos."

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