La Emperatriz se volvió a casar 146
Víctima de su propio plan
En el Imperio Occidental, no existía el rumor de la infertilidad de Navier. Pero a partir de ahora, todo el mundo comenzaría a hablar de eso.
El Marqués Ketron se rió con satisfacción. Las semillas habían sido bien sembradas.
No se podría saber en uno o dos días si era infértil o no, así que a medida que pasara el tiempo la duda crecería, fortaleciendo cada vez más el rumor hasta el punto de que estaría fuera de control y se encargaría del resto por sí mismo.
Hasta entonces, sólo tenía que ser paciente.
Unos días después, el Marqués Ketron comenzó a investigar la razón del destierro de Koshar del Imperio Oriental.
En este momento, era difícil atacar a Koshar debido a su enorme popularidad, pero una vez que el rumor de la infertilidad de Navier se extendiera, se podría obtener una imagen muy interesante al unir ambos.
Pero en medio de la investigación.
"Marqués, descubrí una historia increíble."
Su subordinado, enviado a investigar a Koshar, regresó con un rumor inesperado.
Era una historia de una amante oculta del Emperador Heinley.
"¿Amante oculta?"
"Sí. Se dice que un Caballero de la Guardia Imperial va con frecuencia a su casa para llevarle lo que necesite. Además, siempre hay un guardia vestido de civil custodiando frente a la puerta".
"¿Estás seguro?"
Era una historia creíble.
El Príncipe Heinley era el playboy más famoso de la alta sociedad junto al Duque Elgy.
Iba por el mundo llevando una vida de libertinaje, pero nada más tenía una mujer oculta. No, en comparación con el rumor, resultaría más sorprendente que sólo tuviera una.
"Estaba en otro lugar antes de mudarse a un pueblo cercano, y cuando se enteró que Su Majestad Heinley estaba casado, rompió a llorar y actuó de forma extraña."
El Marqués Ketron frunció el ceño.
"Igualmente es curioso. Su Majestad es el tipo de persona que no se preocupa por los rumores que circulen sobre él. ¿Qué necesidad tiene de mantenerla oculta?"
"No lo sé. Quizá no es una amante del pasado sino del presente. También está el hecho de que se tomara la molestia de enviar a un Caballero de la Guardia Imperial para cuidar de ella y..."
"Tienes razón. Es bastante probable."
Tras pensarlo detenidamente, el Marqués Ketron fue personalmente con su subordinado al pueblo donde vivía esa mujer.
Tras esconderse cerca de su casa y esperar durante nueve horas, realmente apareció un caballero con capa y le extendió a la mujer una canasta cubierta con una tela blanca.
"Gracias como siempre."
La mujer se mostró agradecida, pero aceptó la canasta como si fuera algo natural.
El Marqués Ketron contuvo la respiración.
El caballero que le trajo la canasta era un Caballero de la Guardia Imperial de Heinley, y el hombre que estaba custodiando frente a la puerta vestido con ropa de civil... definitivamente también era un Caballero de la Guardia Imperial de Heinley.
El Marqués recordaba claramente su rostro porque estuvo a punto de ser alcanzado por una lanza que este Caballero arrojó 'accidentalmente' durante la última reunión.
'¡Una mujer que vive escondida y dos Caballeros de la Guardia Imperial!'
Una oscura sonrisa se dibujó en la boca del Marqués Ketron. Su sonrisa se oscureció aún más cuando un apuesto niño rubio salió corriendo del interior de la casa hacia la mujer.
Tras observar la situación durante varios días, el Marqués Ketron decidió finalmente acercarse a ella.
Al principio, desconfiaba mucho de las intenciones del Marqués Ketron, pero cuando éste reveló su identidad y se ofreció a ayudarla tras expresar todo tipo de palabras reconfortantes, como "sé por lo que estás pasando", lo dejó entrar en la casa aunque con ciertas dudas.
"¿El niño rubio es tu hijo?"
"Sí. Es mi hijo."
"¿Por casualidad... es hijo de Su Majestad?"
"... Eso creo."
El Marqués Ketron estaba encantado.
"Entonces, ¿por qué te quedas aquí? ¿Por qué no llevas al niño al Palacio Imperial?"
"No quiero ser una molestia para Su Majestad. Está recién casado..."
"Es cierto. Si apareces de la nada afirmando ser su amante, Su Majestad actuará como si estuviera desconcertado. Si Su Majestad no te reconoce, nadie lo hará."
La mujer sacó un hermoso colgante de su pecho y susurró,
"Su Majestad me lo dio como muestra de amor, aunque tenga esto ¿pensarán que miento?"
El Marqués Ketron se regocijó en su interior. De hecho, el colgante tenía la insignia de la familia imperial.
Una mujer con la que había salido en el pasado y que había sido lo suficientemente cercana como para regalarle un colgante con la insignia de la familia imperial.
El Marqués Ketron se rió en su interior, calculando que esta mujer sería sumamente útil.
"¿Puedes darme ese colgante? Quisiera mostrárselo a Su Majestad."
Sin embargo, la mujer se guardó el colgante y trazó una línea con frialdad,
"¿Cómo podría confiar en el Marqués?"
El Marqués Ketron trató de persuadir a la mujer un par de veces, pero al ver que no funcionaría, le ofreció su propia insignia. Era la insignia de su familia.
"Te daré esto. Luego podemos volver a intercambiarlos."
Sólo después de recibir la insignia de la Familia Ketron, la mujer le entregó el colgante.
Una vez que regresó a la capital, se reunió a solas con Heinley para hablar del rumor de la infertilidad de Navier.
"No creo que sea el caso, pero si resulta que la emperatriz es realmente infértil..."
"Eso no sucederá."
"Habló en un caso hipotético, Su Majestad. Debe tener cuidado de no dejarse llevar por las emociones en un asunto tan importante."
"..."
"Si Su Majestad la Emperatriz es infértil, ¿elegirás a la próxima emperatriz de nuestra familia?"
"Me deje o no llevar por las emociones, la próxima emperatriz no será de tu familia."
"Pero Su Majestad, no querrá que la Emperatriz sea herida por lo mismo dos veces."
"Definitivamente no sucederá, Marqués."
Ante la negativa categórica de Heinley, Marqués Ketron mostró una sonrisa forzada.
Pero en cuanto volvió a su casa, decidió revelar al mundo la existencia de la mujer que Heinley había ocultado.
"¿Eso estará bien?"
"Existe un gran riesgo al revelar que el niño es de la familia imperial. Aunque cree que su hijo es de Su Majestad, no hay certeza de eso. Sin embargo, ¿no es esa mujer indudablemente la amante de Su Majestad? Al menos así lo verán los demás."
Marqués Ketron visitó a la mujer con confianza y le sugirió,
"¿No quieres volver al lado de Su Majestad? Yo preparé el escenario. Sólo tienes que revelar en ese momento que eres la amante de Su Majestad. Entonces, también podrás disfrutar de todo lo que disfruta la actual emperatriz."
"No soy tan codiciosa."
"Se trata de tomar lo que por derecho te pertenece. No sólo recibir unas canastas."
Ella lo pensó por un momento antes de murmurar agradecida.
Dos días después, el día del Consejo de Estado, Marqués Ketron llevó a la mujer con una expresión de satisfacción.
Cuando Heinley miró sorprendido a la mujer, la satisfacción del Marqués Ketron aumentó.
'Es un mocoso insolente. Esto no habría ocurrido si me hubiera escuchado antes.' El Marqués Ketron murmuró sarcásticamente en su interior.
Habría sido más divertido si la emperatriz hubiera estado presente en esta ocasión, pero no pudo asistir a la reunión porque estaba demasiado ocupada con otros asuntos.
Con cada paso que la mujer daba hacia el centro, atraía más la atención de los presentes.
A diferencia de lo que esperaba el Marqués Ketron, Heinley no actuó como si no conociera a la mujer,
"Cuánto tiempo sin verla, Lady Alyra."
"Mi nombre es Melyra, Su Majestad."
"Olvida esa parte."
Sin embargo, al ver que conversaban amistosamente, el Marqués Ketron lo consideró mucho mejor.
La gente lo creería aún más al ver que la mujer con la que mantenía una agradable conversación delante de todos, clamaba por su viejo amor con Heinley.
"Bueno. Señorita Melyra. ¿Qué le trae por aquí?"
Cuando Heinley preguntó con calma, sin saber lo que estaba a punto de suceder, el Marqués Ketron se mordió el labio inferior para ocultar su sonrisa.
"Vine por una promesa previa con el Marqués Ketron."
Pero al escuchar la respuesta de la mujer, el buen humor del Marqués Ketron se redujo a la mitad.
¡Qué estupidez es esa...! Aunque es cierto que la traje aquí, ¡¿cómo puede decir abiertamente que fui yo quien la incitó a hacer esto?!
La mirada de Heinley se posó en el Marqués Ketron.
"¿Qué le prometió?"
"Es difícil decirlo aquí. Puedo hacerle saber exactamente lo que prometió en privado. Pero no cumplió su promesa, me desechó y me forzó a hacer cosas absurdas que me enfadaron y molestaron. Por eso estoy aquí."
El Marqués Ketron se quedó atónito. ¿De qué estaba hablando ahora esta mujer?
Estaba actuando como si hubiera algún tipo de acuerdo entre ella y el Marqués.
La atención de los presentes se volcó hacia el Marqués Ketron al escuchar estas palabras significativas.
El Marqués no pudo soportarlo más y dio un paso al frente, hablando en un tono lo más calmado posible,
"Esa joven dama afirmó ser la amante de Su Majestad el Emperador. Lo consideré probable, así que me comprometí a traerla ante Su Majestad. Pensé que había cumplido mi promesa al traerla aquí. Pero parece que la joven dama no piensa lo mismo."
En cuanto terminó de hablar, la mujer se abalanzó sobre el Marqués Ketron, gritando, "¡Traidor!"
Pero los caballeros se apresuraron a detenerla antes de que la mujer pudiera alcanzar al Marqués.
"¡¿Qué demonios te sucede?!"
Gritó enojado el Marqués Ketron, y la mujer exclamó mientras mostraba la insignia de la Familia Ketron.
"Me lo prometiste, incluso me diste esto, ¿intentas hacerme pasar por una mujer desquiciada para engañar a Su Majestad? ¡Eres realmente cruel!"
Incluso las orejas del Marqués Ketron se pusieron rojas cuando los presentes comenzaron a murmurar.
El Marqués rechinó los dientes. Podía sacar el collar con la insignia del Príncipe Heinley y mostrárselo a todos, pero entonces resultaría evidente que la había incitado a atacar a Heinley.
Una vez terminado el Consejo de Estado, el Marqués Ketron se acercó enfadado a la mujer.
"¿Qué demonios hiciste?"
La mujer sonrió despreocupadamente y respondió,
"Hice lo que querías. Sólo apunte a otra dirección."
Tenía una actitud realmente tranquila y confiada. Parecía firmemente convencida de sus acciones, ni siquiera tuvo miedo de causar un revuelo en el Consejo de Estado.
De vuelta en casa, cuando se dio cuenta que había sido engañado, se dirigió inmediatamente a la oficina de Heinley.
"¿Esto fue obra de Su Majestad? Esa mujer, ¿era su subordinada?"
Ante las enérgicas palabras del Marqués Ketron, los ojos de Heinley se abrieron enormemente.
Como si estuviera diciendo, '¿Qué quieres decir?'
Su expresión era tan inocente y pura que el Marqués Ketron pensó por un momento, '¿No es así?'
El Marqués Ketron no se atrevió a decir ni hacer nada debido a la incertidumbre.
Manteniendo esa expresión, Heinley sacó algo de su bolsillo. Era la insignia de la Familia Ketron.
"¡Eso es!"
Todavía con los ojos completamente abiertos, Heinley pasó la insignia tres veces por delante de la cara del Marqués, y sonrió ampliamente mientras volvía a guardarla en su bolsillo.
"¡Su Majestad!"
"Muchas personas tienen curiosidad. Quieren saber cuál es exactamente la relación entre esa mujer y el Marqués Ketron, qué le prometió el Marqués, etc. ¿Qué debería hacer? ¿Qué debería decir, Marqués?"
El Marqués Ketron rechinó los dientes enojado. Pero no pudo responder.
Heinley le guiñó un ojo y le dio dos palmadas en el hombro.
"Mientras pienso qué respuesta dar, tú también deberías pensar en tu comportamiento a partir de ahora."
Heinley murmuró y salió primero. Por su parte, el marqués gritó y pisó fuertemente el suelo.
Mientras McKenna estaba en el pasillo esperando a Heinley, chasqueó la lengua al escuchar el gritó que salió de la oficina.
"Intentó perjudicar a Su Majestad una vez más, debería agradecer apropiadamente que aún esté intacto. Qué idiota, ¿cierto?"
"Magia, familia, talento como diplomático, no dudaría en reemplazarlo si careciera de uno de estos tres. Es una lástima."
Chasqueando también la lengua, Heinley entregó la insignia a McKenna,
"Esto es suficiente para darle una última oportunidad."
Después, reconoció el duro trabajo del Caballero de la Guardia Imperial que había arrojado la lanza al Marqués Ketron y custodiado la casa de la mujer durante semanas.
* * *
Una vez más, los Vizcondes Isqua se metieron con Evely.
Había sido invitada a una fiesta de té por los invitados distinguidos del Palacio del Sur, pero allí también estaba los Vizcondes Isqua.
Los Vizcondes Isqua parecían muy civilizados, probablemente por las personas a su alrededor, pero se reían e insultaban a Evely ocasionalmente.
Los pájaros del mismo plumaje siempre vuelan juntos, incluso aquellos que eran amables con Evely al final también eran nobles como los Vizcondes Isqua, así que cuando estos últimos hacían bromas insultantes sobre el estatus de Evely, se reían en lugar de detenerlos.
Evely se dio cuenta que los invitados distinguidos del Palacio del Sur no habían sido tan amables como pensaba. Sólo actuaban como nobles de alto estatus dando limosna a una 'plebeya simpática'.
Deprimida, Evely volvió a su habitación y se desató con una mano la cinta de la parte superior de su vestido como si estuviera arrancándola.
Después de desvestirse como si se quitara un sofocante abrigo, entró rápidamente al baño.
Mientras se bañaba, Evely se dio cuenta que no tenía el collar que siempre llevaba puesto.
"¡Mi collar!"
Evely salió del baño con una toalla, sin secarse completamente, y lo buscó entre su ropa, debajo de la cama, debajo de la alfombra, etc.
Pero el collar no estaba por ninguna parte.
Después de vestirse, se dirigió nuevamente a la fiesta de té que había sido invitada, pero tampoco estaba allí.
"¡Tsk!"
Evely rechinó los dientes, volvió a su habitación y golpeó la mesa.
Siempre lo tenía consigo. No sabía cuándo, dónde ni cómo desapareció. Viendo que no estaba en su habitación, pensó que tal vez no lo había perdido hoy.
Evely, que estaba furiosa, notó de repente algo extraño.
'¿Eh?'
Evely se calmó y comprobó su cuerpo en busca de maná.
Podía sentir el maná circulando por su cuerpo vacío, era poco, pero su maná había vuelto.
'¿Cómo?'
Cuando llevaba el collar, no podía saberlo por mucho que intentara comprobarlo antes de dormir. El propio collar contenía maná.
No sabía la razón en ese entonces, pero al comprobarlo ahora, parecía que el maná que había vuelto a su cuerpo era tan poco que estaba enterrado bajo el maná del collar, por lo que no se podía distinguir.
Sin embargo, ahora que no tenía el collar, era evidente que su maná había vuelto.
No tenía un maná desbordante como antes, ¡pero aún así volvió!
Evely saltó de alegría, y corrió hacia el mago de la corte.
"¡Mago! ¡Mi maná ha vuelto!"
El mago, que le había dicho que no corriera por los pasillos del Palacio Imperial, gritó de felicidad. Los dos se abrazaron con gran alegría.
El mago de la corte tardó un poco en volver en sí y preguntó sorprendido,
"¿Cómo? ¿Cuándo volvió?"
"No lo sé. El collar que llevaba puesto era un collar de maná. Tampoco sé exactamente cuándo volvió el maná porque ese collar lo suprimía."
"¿Collar De Maná?"
"Sí."
"¿Será que ese collar te devolvió el maná?"
"No lo sé."
Evely sacudió la cabeza con tristeza.
"Además, perdí el collar. No sé si me lo robaron o lo dejé caer."
"Hablaré con Su Majestad el Emperador para que sus subordinados lo busquen por todas partes."
El mago de la corte le aseguró a su inteligente asistente antes de dirigirse directamente a la oficina de Sovieshu, le contó lo sucedido y le pidió,
"Así que Su Majestad, por favor envíe a sus subordinados a registrar cada rincón del palacio imperial para encontrar el collar de Evely. Si ese collar realmente ayudó a Evely a recuperar su maná, también podría ayudar a resolver la disminución del número de magos que ocurre en todo el país."
Sovieshu levantó las cejas, sacó una pequeña caja de un cajón y se la extendió,
"¿Podría ser este?"
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