LESVAC 145

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La Emperatriz se volvió a casar 145

Rescate



Heinley parecía un poco sorprendido. ¿Por qué se sorprendió? ¿Dije algo que no debía?

"¿Qué ocurre?"

No creo haber dicho nada que no debía.

"¿Que tiene de extraño?"

Ante la pregunta directa, Heinley levantó una ceja y respondió con una sonrisa,

"Nada. Sólo me sorprende que Reina quiera tomar medidas personalmente."

¿Qué tiene de sorprendente? Nadie se quedaría de brazos cruzados si alguien tratara de tocar a un miembro de su familia. Incluso una persona extremadamente moderada daría un paso al frente para proteger a su familia, pero yo no era una persona tan moderada.

Heinley se apresuró a añadir,

"Cuando estaba en el Imperio Oriental, Reina parecía no querer lidiar adecuadamente con esa mujer. Pensaba que ni siquiera quería involucrarse con ella."

"Así es. No quería involucrarme con ella."

Cada vez que me involucraba con Rashta, Sovieshu me culpaba de todo. Al final, no quería ni acercarme a Rashta.

Además, mi dignidad tampoco me permitía intimidar a Rashta lejos de la mirada de Sovieshu.

"Pero ahora las cosas han cambiado."

Las cosas han cambiado mucho. Si antes Rashta era una concubina sin poder que dependía totalmente del favor de Sovieshu, ahora era una emperatriz que podía vivir perfectamente sin su favor. Siendo la emperatriz, podía hacer tanto daño como quisiera a mis padres.

Incluso cuando pensaba que era una concubina sin poder, ¿no contribuyó en gran medida para que mi hermano fuera expulsado y Sovieshu se divorciara de mí? No podía ignorarla.

Heinley preguntó,

"¿Tienes alguna idea de qué hacer?"

"Haré que no pueda prestar atención a nada más. La mantendré ocupada con sus propios asuntos." 

Después de que Heinley se fuera, llamé a un ayudante y le ordené,

"Encuentra un equipo de comercio que interactúe con la Corporación Oso del Imperio Oriental y trae a la persona a cargo."

"¿Debo traerla de un equipo pequeño o grande?"

"De un equipo grande sería mejor."

El ayudante no tardó en traer al líder del equipo adecuado.

"Tengo entendido que interactúas regularmente con la Corporación Oso del Imperio Oriental."

El líder del equipo respondió con cautela porque no sabía la razón por la que había sido llamado.

"Sí, Su Majestad la Emperatriz."

"Tengo un encargo para ti."

"Estoy a sus órdenes, Su Majestad."

"No es nada difícil, así que puedes relajarte."

Cuando le dije que podía relajarse, el líder del equipo se puso más nervioso y apretó las manos con fuerza. Parecía pensar que iba a hacer una petición poco razonable.

Pero realmente no tenía por qué estar nervioso. Tenía un plan en la cabeza para que Rashta no pudiera pensar en nada más, y ese plan no perjudicaba en absoluto al líder del equipo.

"Qué debo hacer..."

"Cuando comercies con la Corporación Oso, indúcelos a comprobar con detenimiento que los pagarés estén siendo emitidos correctamente y se estén utilizando de forma adecuada. Eso es todo."

Sencillo, ¿no?

"¿Los pagarés?"

"Así es. Cualquier excusa que utilices está bien. Puedes decir que has escuchado que las estafas con pagarés falsos se han puesto de moda, o que un equipo de comercio ha sufrido pérdidas significativas a causa de pagarés falsos, puedes asustarlos inventado algo así."

El comerciante tragó fuertemente.

"¿Eso es realmente todo lo que quiere que haga?"

"Eso es todo."

El comerciante no esperaba que fuera tan fácil, así que respondió aliviado que lo haría.

***

El funcionario enviado a Whitemond había regresado al Imperio Occidental e inmediatamente fue a ver a Heinley a su oficina para informar de los resultados de su visita sin siquiera ir a tomar un baño,

"Los miembros del equipo están bien. Ellos no causaron ningún problema."

"Entonces ¿por qué fueron detenidos?"

Preguntó Heinley, apoyando los brazos en el escritorio. Aunque tenía una leve sonrisa, tomó esto como una ofensa.

De hecho, Heinley se preguntaba si un pequeño reino como éste habría actuado así incluso si fuera un equipo del Imperio Oriental. La respuesta fue ‘no’.

Mirando a Heinley a los ojos, el funcionario dijo,

"Desde Whitemond, parece que consideran como una amenaza a Occidente por haberse auto-proclamado un imperio."

Heinley frunció el ceño, y sonrió,

"¿Una amenaza?"

Era una voz imponente.

El funcionario asintió y explicó cuidadosamente con rapidez.

"Sí. Pensaron que nuestros soldados los invadirían mientras fingían pasar por el puerto disfrazados de comerciantes." 

McKenna, que estaba escuchando a su lado, chasqueó la lengua y dijo,

"Ahora que nos hemos convertido en un imperio, debieron pensar que buscaríamos establecer estados vasallos."

Heinley murmuró con pesar.

"Hemos sido países aliados durante mucho tiempo, pero actuaron de esta manera con el pretexto de que estaban preocupados. Es realmente una pena."

Los ojos de Heinley estaban puestos en el Ministro de Asuntos Exteriores de Whitemond que había venido al Imperio Occidental. El Ministro de Asuntos Exteriores de Whitemond estaba desconcertado y se inclinó rápidamente para disculparse.

"Me disculpo, Su Majestad."

En esta situación, el Ministro de Whitemond se sintió tan incómodo como si estuviera sentado sobre púas, por lo que no pudo evitar juntar las manos con fuerza.

Heinley se dirigió directamente a dicho ministro.

"Vuelve a tu país ahora mismo, y asegúrate de que sepan que no dudaremos en tomar nuestras espadas, si Whitemond vuelve a actuar 'de esta manera' hacia el Imperio Occidental."

"Sí. Así lo haré."

Una vez que el Ministro de Whitemond asintió profundamente y salió de la oficina junto al funcionario, Heinley se sentó cómodamente con las piernas cruzadas y entrecerró los ojos. Parecía que estaba pensando en algo, pero tenía una mirada de felicidad que no concordaba con la situación.

"¿Qué ocurre, Su Majestad?"

"Es difícil volver a confiar como antes en un país aliado que nos ha traicionado. ¿No lo crees, McKenna?"

"¿Quieres decir que es difícil confiar en ellos incluso si reabren para nosotros el puerto de Whitemond?"

"Así es."

"¿Pero por qué sigues sonriendo, Su Majestad? Parece feliz de que Whitemond nos haya apuñalado por la espalda."

"En serio me veo feliz."

Dijo Heinley, mientras presionaba con su mano las comisuras de su boca que se elevaban. 

"Sólo pensaba que sería bueno que tuviéramos nuestro propio puerto."

"¿Estás pensando en invadir Whitemond?"

"Como te dije. Fueron ellos quienes se asustaron y nos apuñalaron por la espalda. Incluso si esta vez cambian de opinión, ¿qué sucederá la próxima? ¿Cuánto daño podríamos sufrir si nos traicionan de nuevo en un momento más importante?"

"Eso es cierto."

"... Por ahora, tendré que hacer los cálculos."

Heinley siempre cocinaba para mí. Así que hoy iba a cocinar para él para eliminar por completo la atmósfera incómoda entre los dos.

Me dirigí a la propia cocina de Heinley, que solía utilizar a menudo.

La cocina, limpia y ordenada, mostraba que estaba diseñada con énfasis en la estética más que en el uso práctico, pero estaba equipada con todo lo necesario.

Después de subirme las mangas, pensé en qué platos podría cocinar. ¿Sopa de Maíz? ¿Sopa de Champiñones? ¿Sopa de Verduras? En realidad, no tenía prácticamente experiencia.

... Debería hacer una tortilla. Era una comida elegante y típica. Lo más importante era que supiera que la hice por mí misma para él.

Sí, así es. En vez de hacer algo que no sé hacer bien, haré algo sencillo pero delicioso.

En cuanto me decidí, rompí los huevos en un tazón y los revolví con fuerza... Una hora más tarde, durante la cena, le serví a Heinley la tortilla que había hecho por mí misma.

Heinley se comió felizmente un pedazo de la tortilla.

"¿Cómo sabe?"

"Es la tortilla más deliciosa que he probado en mi vida."

Sé que eran palabras vacías, pero me hicieron sentir bien. Mientras lo veía comer, intenté reprimir el conflicto entre 'amor o estabilidad' que rondaba por mi cabeza en los últimos días.

Mientras luchaba con esto, Heinley me preguntó,

"¿No comes Reina?"

"Ah."

Sólo entonces me di cuenta de que apenas había probado la comida en mi plato. Heinley sugirió, acercándome el plato de tortilla que le había preparado.

"Debes probarla también, Reina. Está realmente deliciosa. No son palabras vacías, sino sinceras."

Tomé un pedazo de la tortilla con un tenedor, me lo metí en la boca, lo mastiqué un par de veces y en seguida me lo tragué.

Pero fue extraño. Parecía deliciosa como decía, pero no sabía bien.

Además, el sabor de la tortilla que me quedó en la boca fue algo desagradable. De repente, sentí como si hubiera hecho una papilla de polluelo en vez de una tortilla, lo que hizo que mi estómago se revolviera aún más.



Después de beber apresuradamente un vaso de agua, Heinley preguntó con voz temblorosa,

"¿Reina? ¿Tiene algún ingrediente que no toleras?" 

"No. Es sólo que no tengo apetito."

"¿Te encuentras bien?"

"Sí. Simplemente es falta de apetito."

Heinley extendió la mano y puso su palma en mi frente. Su mano se sentía agradable y reconfortante.

Mientras cerraba los ojos tranquilamente, Heinley murmuró, "Tienes un poco de fiebre. Llamaré al médico del palacio, Reina."

"Estoy bien. No hay necesidad de llamar al médico del palacio por no tener apetito."

Sacudí la cabeza rápidamente, me llevé a la boca un poco de la ensalada hecha por el chef y sonreí forzadamente.

La razón de mi falta de apetito era evidente. Me enteré que Rashta quería matar a mis padres, ¿no sería extraño tener buen apetito? 

El médico del palacio podría decir que estaba agotada por el exceso de trabajo, interfiriendo así con mis deberes.

Todavía tenía mucho trabajo, así que no quería que llamara al médico del palacio por estos síntomas.

***

Cuando el Vizconde Roteschu, que llevaba días sin venir a visitarla, le preguntó,

"¿De casualidad has visto a Rivetti?"

Rashta casi dejó escapar un grito de suma alegría. '¡Ese asesino lo logró!'

"No. ¿Qué ocurrió?"

Preguntó Rashta, reprimiendo el deleite en su voz.

La expresión del Vizconde Roteschu se volvió sombría.

"No ha vuelto desde hace unos días."

"¿En serio?" Rashta preguntó con indiferencia, y añadió con firmeza, "No sé nada. Rashta no es cercana ni se relaciona con ella, ¿no es así? No me importa lo que esté haciendo."

El Vizconde Roteschu frunció el ceño, pero no dijo nada. Estaba tan preocupado por Rivetti que ni siquiera parecía querer discutir.

"Ella no es una niña, puede ir a divertirse por su cuenta. Preocúpate por lo que te pedí que hicieras."

Finalmente, el Vizconde Roteschu se marchó. A la noche siguiente, el asesino contratado por Rashta vino a verla.

El asesino entró en la habitación de Rashta con sorprendente facilidad.

Cuando vio al asesino de pie junto a la ventana, Rashta casi gritó aterrorizada.

Sin embargo, no tardó en reconocer la singular figura del asesino y preguntó apresuradamente,

"¿Qué pasó con Rivetti?"

Preguntó Rashta con entusiasmo, a lo que el asesino respondió con indiferencia.

"La secuestré y la entregué a un traficante de esclavos ilegal. El dinero de la venta—"

"Dámelo. Compraré comida deliciosa con eso. Te daré la suma de dinero correspondiente por separado."

Cuando el asesino le entregó el dinero que había traído, Rashta se lo guardó inmediatamente antes de entregarle el pago acordado.

Estaba preocupada porque el asesino había descubierto quién era y había venido hasta aquí, pero los que pertenecían al gremio de asesinos eran reconocidos por su silencio.

Esto se debía a que un asesino que revelara la identidad de un cliente era inútil, y pasara lo que pasara, la identidad del cliente debía mantenerse en secreto.

Tras comprobar el dinero y las joyas, el asesino asintió y se giró para salir por la ventana.

"Espera un momento."

Rashta detuvo al asesino y le pidió,

"Cuando esa chica sea vendida por el traficante de esclavos, infórmame dónde la vendió. Por supuesto, te pagaré por esto."

Cuando Rivetti estuviera sumida en la desesperación, planeaba ir a verla y decirle, '¿Qué se siente ser una vulgar esclava?'

El asesino volvió a asentir y desapareció en un parpadeo. Rashta se sentó en la cama y apretó su corazón palpitante.

'Rivetti llorará con una expresión completamente deformada o escupirá maldiciones de la desesperación.'

Rashta se agarró el vientre y sonrió alegremente. Era agradable imaginar que podría vengarse de un enemigo de la misma manera.

Poco después, cuando la sirvienta que Rashta había enviado a Evely vino a verla tras conseguir robar el collar de ésta, el ánimo de Rashta se elevó aún más.

"Buen trabajo. Eres realmente competente."

Rashta le dio un gran collar de joyas y le ordenó,

"Sigue vigilando a la chica y avísame inmediatamente si notas algo extraño. Si Su Majestad la busca, le envía regalos, o algo parecido."

"Por supuesto. Confíe en mí, Su Majestad la Emperatriz."

Al quedarse sola en su habitación, Rashta levantó el collar de Evely y resopló al examinarlo detenidamente. Esto hizo que su buen humor volviera a decaer. Rashta tiró el collar contra el suelo y lo pisoteó varias veces.

Mientras tanto, Rivetti se encontraba en una situación en la que no sabía qué estaba pasando.

Cuando volvía a casa después de divertirse con sus amigas, vio una escena aterradora. Una escena escalofriante de una multitud de personas persiguiéndola mientras se hacían pasar por transeúntes.

Asustada, intentó huir, pero se desmayó tras ser atacada por alguien. 

Cuando despertó, se encontraba encerrada en una jaula en donde se solía encerrar a animales salvajes, y vio a un hombre de aspecto realmente malvado riéndose y dando dinero a otro hombre cubierto con una capa.

"Nuestros clientes disfrutan destruir la moral de los nobles que se alimentan de su propio orgullo. Son muy populares. Aún así, después de unos años, se convierten en esclavos ordinarios. Búscame de nuevo la próxima vez que necesites vender a otro noble."

Rivetti se estremeció de miedo. ¿Esclavos ordinarios? ¿A dónde me trajo este secuestrador?

Cuando el secuestrador se fue, el hombre de aspecto malvado miró a Rivetti como si fuera un gran trozo de oro y sonrió.

"Parece que alguien te guarda un profundo rencor."

"Por favor, por favor ayúdame, ¡te daré todo el dinero que quieras!"

"¿No obtendría más dinero vendiéndote del que podrías darme?"

"¡No, no es así!"

"Además, ¿cómo sé que mantendrás tu palabra si te libero?"

El hombre de aspecto malvado sonrió como si fuera amable y se marchó.

Rivetti, encerrada en una jaula oscura, llamaba a su padre y a su hermano entre lágrimas. Pero no había manera de que pudieran escucharla desde su hogar confortable.

Ella pasó cuatro días enteros aterrorizada. Durante este tiempo, doce personas cubiertas con una capa vinieron una tras otra para ver a Rivetti, y se marcharon después de discutir el precio con el hombre de aspecto malvado.

Fue sumamente doloroso ver ante sus ojos cómo negociaban tranquilamente su precio. Rivetti se dio cuenta de que el ser humano era verdaderamente cruel y desalmado. Nadie intentó rescatarla a pesar de que resultaba evidente que había sido secuestrada.

Y al cuarto día.

El último cliente en venir compró a Rivetti. Preguntó cuánto habían ofrecido los demás, y sin dudarlo ofreció,

"El doble del monto más alto."

Rivetti se vio obligada a seguir a este último cliente, con ambas manos atadas fuertemente a la espalda y amordazada.

Ella no podía recordar cuánto lloró durante todo el trayecto en el carruaje. Finalmente, el carruaje se detuvo frente a una sencilla y hermosa mansión. Rivetti solía soñar con una mansión así, pero incluso este lugar iba más allá de su imaginación.

Sin embargo, cuando este último cliente se quitó la capa que cubría su cuerpo, Rivetti dejó de llorar y sus ojos se agrandaron. Debajo de la capa llevaba el uniforme de los Caballeros de la Guardia Imperial.

Dejó la capa a un lado y se disculpó cortésmente con Rivetti.

"Lamento haberla asustado, Lady Rivetti."

Desató las cuerdas que ataban las manos de Rivetti y le quitó la mordaza antes de dar un paso atrás nuevamente.

Mirando fijamente al caballero, Rivetti preguntó entre gemidos,

"¿Quién eres?"

"Mi nombre es Oreleo, miembro de los Caballeros de la Guardia Imperial. Su Majestad el Emperador me ordenó rescatar a la Señorita Rivetti."

"¿Su Majestad?"

Sorprendida, los ojos de Rivetti se abrieron aún más. ¿Por qué menciona ahora al Emperador Sovieshu? No, ¿cómo sabía el Emperador Sovieshu que había sido secuestrada?

Si se tratara del hijo de un Gran Duque, el Emperador podría ordenar directamente a sus caballeros que lo rescataran, pero Rivetti sabía que su familia no tenía tal estatus. Por lo tanto, no podía creer que el nombre de Sovieshu surgiera de la nada.

Mientras Rivetti estaba desconcertada, el caballero dijo,

"Lady Rivetti, Rashta fue la responsable de su secuestro."

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