La Emperatriz se volvió a casar 145
Collar de Evely
Rivetti se sobresaltó al escuchar el nombre de Rashta.
'¿Rashta fue la responsable de mi secuestro?'
Aunque tenían una mala relación, sintió escalofríos al escuchar que Rashta había sido la responsable de su secuestro.
Rivetti todavía menospreciaba y consideraba a Rashta una vulgar esclava, pero no menospreciaba el poder que tenía.
Era realmente aterrador que la Emperatriz del Imperio Oriental sea la responsable de esto.
Rivetti se estremeció envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo. Aunque ahora estaba a salvo, tenía miedo de lo que Rashta pudiera hacer en el futuro.
¿Rashta estaba tratando de borrar las huellas de su pasado? ¿Planeaba eliminar a la Familia Rimwell para borrar su pasado de esclava?
"Mi familia..."
"Está a salvo."
Ante la tranquila respuesta del caballero, Rivetti consiguió liberarse del mayor de sus temores. Todavía tenía un camino difícil por delante, pero afortunadamente había confirmado que su familia estaba a salvo.
"Por cierto... ¿Cómo supo Su Majestad el Emperador que había sido secuestrada y envió a Sir Oreleo?"
"Una sirvienta atacó a Rashta y le dejó una cicatriz en la frente. Después de lo sucedido, preocupado por la seguridad de Rashta, asignó a alguien para que la escoltara en secreto."
¿En secreto? ¿Por qué asignó a alguien para protegerla en secreto?
Cuando Rivetti parpadeó confundida, el caballero añadió rápidamente.
"A Rashta no suele gustarle salir acompañada de sus guardias."
"Ah..."
"En definitiva, por eso pudimos conocer que Rashta había contratado a un asesino para deshacerse de Lady Rivetti. Me alegro de que haya sido posible rescatarla sana y salva."
Rivetti asintió. De hecho, lo importante era que estaba a salvo.
El caballero miró por un momento a Rivetti, quien suspiró profundamente, antes de explicar,
"Espero que pueda quedarse aquí por un tiempo, Lady Rivetti."
"¿Qué? ¿Aquí?"
Rivetti miró sorprendida a su alrededor. Finalmente, entró y pudo apreciar el interior de la sencilla pero impecable mansión.
La mansión estaba bien organizada y era acogedora, pero los muebles y los sofás se veían nuevos. Parecía un lugar deshabitado.
"¿Este lugar...?"
"Es una mansión propiedad de Su Majestad el Emperador. Lo siento, Lady Rivetti. Si regresa a la capital ahora, podría ser atacada de nuevo."
Recordando al atacante que había visto a primera vista, Rivetti dijo apresuradamente.
"¡El atacante tenía una figura muy peculiar! Daré mi declaración al respecto. ¡Quizá podamos capturar a ese asesino!"
"Incluso si capturamos a ese asesino, no tardará en aparecer otro."
"Ah."
Ante las firmes palabras del caballero, Rivetti suspiró y se sentó en un sofá.
"Volveré por ti cuando sea el momento adecuado. Mientras tanto, siéntase como en casa. Olvídese de todas las cosas aterradoras."
Rivetti recordó a la multitud de personas que la habían perseguido y a quienes negociaban su precio mientras estaba encerrada en una jaula.
En comparación con Rashta, esas personas no se quedaban atrás. También eran aterradoras y espeluznantes.
Rivetti asintió. Sin duda, si volviera a la capital en la situación actual, su familia y sus amigos podrían resultar lastimados.
"Sí, me quedaré aquí. Gracias por salvarme. Por favor, transmita también mi agradecimiento a Su Majestad el Emperador."
"Lady Rivetti. Recuerde este día."
"¿Por qué lo dice?"
"Definitivamente será de utilidad en un futuro."
El caballero que dejó a Rivetti en una mansión segura, regresó inmediatamente a la capital en el carruaje y se dirigió donde Sovieshu.
Al llegar a su oficina, el caballero le entregó un breve informe que había elaborado apresuradamente. Después de leerlo, Sovieshu asintió y lo felicitó.
"Buen trabajo. Debe haber sido muy duro."
Una vez que el caballero se retiró, Sovieshu guardó el informe en uno de los cajones de su escritorio. Antes de cerrarlo. Sovieshu echó un vistazo al interior del cajón bien organizado.
Todos los crímenes de Rashta estaban contenidos aquí. Al menos todos los crímenes que él conocía.
Unas horas más tarde, sintiéndose perturbado, Sovieshu ordenó a su secretario que llevara a Rashta a su habitación.
Sin embargo, Rashta señaló que no podía caminar mucho, porque le dolía el vientre, así que le pidió a Sovieshu que viniera.
Puso como excusa que le dolía el vientre, pero probablemente lo había inventado porque no quería ver al pájaro azul en su habitación. Sovieshu tampoco esperaba que Rashta fuera a su habitación, sólo la presionó a propósito. Al final, se dirigió donde Rashta.
Rashta estaba nerviosa, frente al Palacio del Oeste, probablemente preocupada por fingir un malestar momentáneo para eludir su petición, pero al ver a Sovieshu, se apresuró a acercarse y habló cariñosamente.
"Su Majestad, Rashta no tenía energía para ir al Palacio del Este. Ya me encuentro mejor, pero sentía mucho dolor hace un momento."
"Parece que te duele el vientre con mucha frecuencia. ¿Has llamado al médico del palacio?"
"No creo que sea apropiado llamar constantemente a una persona tan ocupada..."
"Para eso lo contraté. Si te sientes mal aunque sea un poco, asegúrate de llamarlo."
"Está bien."
Una vez que entraron en la habitación de la Emperatriz, Rashta miró expectante a Sovieshu.
La atmósfera era suave por primera vez en mucho tiempo. Pensaba en aprovechar esta oportunidad para mejorar la relación entre los dos, que se había vuelto un poco incómoda.
"Hmm, Su Majestad. No le ha cantado a Rashta últimamente... el bebé en el vientre de Rashta quiere oír cantar a Su Majestad."
La debilidad de Sovieshu era el bebé, y Rashta lo sabía perfectamente.
Aunque Sovieshu guardó silencio por un momento, pronto se sentó al lado de Rashta y cantó una hermosa canción en voz baja.
Rashta cerró los ojos mientras escuchaba cantar a Sovieshu. Sentía como si esa preciosa canción le hiciera cosquillas en el oído.
En cuanto terminó de cantar, Rashta había caído en un estado de somnolencia y estaba recostada en el hombro de Sovieshu con los ojos cerrados.
Le gustaba el Duque Elgy, que siempre la apoyaba, pero también le gustaba Sovieshu. Cuando se mostraba atento, era más dulce que cualquier otro hombre que hubiera conocido en su vida.
"¿Tienes algo que decirme?"
Incluso su voz repentina era baja y suave. Rashta sacudió la cabeza aún con los ojos cerrados.
"No."
"Piénsalo bien. ¿Realmente no tienes nada que decirme?"
Preguntó Sovieshu una vez más. Su voz ni siquiera era fría, pero Rashta se sobresaltó al escuchar de nuevo la misma pregunta.
¿Qué sucede? ¿Por qué hace esta pregunta? ¿Descubrió algo?
Rashta levantó la cabeza y abrió los ojos.
De hecho, recientemente había llevado a cabo muchas cosas a espaldas de Sovieshu. Una serie de hechos vinieron a la mente de Rashta al mismo tiempo. Sin embargo, no podía revelar nada de eso.
"No."
Rashta mintió categóricamente y se levantó repentinamente.
'Ahora que lo pienso, también tengo una cosa que cuestionar a Sovieshu.'
Tenía la intención de reservárselo un poco más antes de sacarlo a relucir, pero... en esta situación, consideró que lo mejor era usarlo ahora.
"Su Majestad tiene algo que explicar a Rashta, ¿no?"
Rashta preguntó fríamente, y se puso las manos en la cintura.
Sovieshu entrecerró los ojos, reclinándose en el respaldo del sofá.
"Bueno. Parece que hay algo que quieres discutir. ¿Qué es?"
Rashta se acercó a su tocador y abrió un cajón. Metiendo la mano en el mismo, sacó un collar y se lo mostró a Sovieshu en la cara.
"Qué significa esto."
Sovieshu tomó el collar. Este collar parecía muy caro, pero no se ajustaba a los estándares de Sovieshu. Era demasiado brillante y poco refinado.
"¿Qué es esta baratija?"
Ante la pregunta directa de Sovieshu, Rashta se quedó boquiabierta con una expresión de desconcierto. Entonces, Sovieshu preguntó una vez más.
"Pregunté qué es, Rashta."
Rashta tartamudeó con una expresión de 'No lo es'.
"¿No es un regaló que Su Majestad le dio a Evely al traerla como su concubina...?"
Sovieshu se rió como si lo encontrara absurdo.
"Estás subestimando mi buen gusto."
Rashta, que se había enfadado por lo caro que parecía el collar, se sintió avergonzada. Las palabras del Emperador Sovieshu parecían insinuar que tenía un mal gusto.
"En cualquier caso. Supongo, por lo que acabas de preguntar, que este collar pertenece a Evely, ¿no es así?"
"Esto es..."
"No debes tomar un collar que no te pertenece."
"Me puso muy celosa que Su Majestad se preocupara por otra mujer... el collar lo encontré en el Palacio del Sur, pero no lo devolví a propósito. Lo siento."
Sovieshu guardó el collar en el bolsillo de su saco.
"Haré que alguien se lo devuelva."
***
Hace unos días, cuando se conoció lo ocurrido en Whitemond, sólo nos reunimos las personas involucradas para llegar a una conclusión.
Pero hoy, cuando se celebró la reunión oficial, incluso personas que no estaban involucradas asistieron para discutir el asunto.
Por supuesto, todas las personas que no estaban involucradas eran del Imperio Occidental, así que si las cosas con Whitemond no se resolvieran bien, se verían afectadas de alguna manera.
Probablemente por eso los asistentes se mostraron entusiasmados y sostuvieron enérgicamente diversas opiniones a lo largo de la reunión.
"Incluso si este incidente se resuelve sin mayores inconvenientes, no se sabe cuándo Whitemond volverá a traicionarnos. ¡Hay que atacar antes de que nos ataquen!"
"¿Qué necesidad hay de crear un conflicto? Primero, observemos cómo se desarrolla la situación."
"¿Estás diciendo que debemos actuar después de que ocurra el desastre? ¿Qué hay de nuestro pueblo que perderá la vida en el proceso?"
"Si vamos a la guerra cuando todavía no ha sucedido nada, ¿qué crimen habrá cometido el pueblo inocente de Whitemond?"
"Si el pueblo del Imperio Occidental o el pueblo de Whitemond tiene que ser sacrificado, por supuesto debe ser el pueblo de Whitemond. ¡Nosotros somos del Imperio Occidental!"
" No se trata de un simple problema con Whitemond ¡Se trata de una batalla entre un país que desaprueba nuestra autoproclamación como imperio y un país que debe establecerse como tal!"
"Es hora de mostrar nuestro estatus y poder como imperio. ¡Whitemond debe ser usado como ejemplo!"
Hablan de la guerra con facilidad.
Bueno. lo mismo ocurre con el lado de Whitemond. Aunque se sintieran incómodos, debieron comunicarse primero con el Imperio Occidental. ¿Por qué detuvieron repentinamente al equipo que pasaba por allí?
Apenas pude evitar que mis labios se movieran al querer expresar mi opinión.
Era delicado para mí intervenir en un problema entre países cuando llevaba menos de un año aquí, así que tenía que ser cuidadosa con mis palabras.
Las personas del Imperio Occidental todavía me consideraban una extranjera.
Afortunadamente, tras una larga discusión, se pasó al siguiente tema de la reunión, y a partir de entonces la atmósfera acalorada se calmó un poco.
Pero cuando la reunión estaba por finalizar.
Un noble levantó la mano diciendo que quería hablar. McKenna, el anfitrión de la reunión, le dio permiso para hacerlo.
El noble dudó y dio varios pasos hacia delante.
¿Por qué temblaba tanto? ¿Esta era su primera vez? Quizá sea nuevo como funcionario.
Miré por un momento al hombre cuyo nombre y rostro ni siquiera recordaba, luego bajé la mirada al pensar en otras cosas.
Sin embargo, al escuchar sus inesperadas palabras, volví a mirar al tembloroso funcionario.
"Se rumorea que el Emperador del Imperio Oriental se divorció de Su Majestad Navier a causa de su infertilidad."
Naturalmente, fruncí el ceño. Al mirarlo con los ojos entrecerrados, el temblor del funcionario se volvió más intenso.
¿Por qué temblaba así al hablar de algo tan relevante?
"Por supuesto, no creo en un rumor absurdo como ese, Su Majestad la Emperatriz, Su Majestad el Emperador."
Si no lo creyera, no estaría aquí mencionándolo.
"Pero se trata de un rumor muy espantoso e importante, así que sentí que debía preguntar a Su Majestad la Emperatriz si era verdad."
El noble, entrelazando sus dedos, me miró y preguntó como si fuera a llorar,
"Su Majestad la Emperatriz, ¿es cierto el rumor?"
Si bien fue este noble quien se dirigió a mí, probablemente fue otra persona la que lo persuadió de hacer tal pregunta.
Naturalmente, mi mirada se posó en el Marqués Ketron. El primo de Christa.
El Marqués Ketron me miró con las comisuras de sus labios levantadas.
Cuando nuestros ojos se encontraron, su sonrisa se acentuó.
"Por supuesto que no."
Ante mi respuesta firme, su sonrisa se volvió aún más extraña.
Al contrario, Heinley tenía una expresión helada.
Una vez terminada la reunión. Bajé de la plataforma donde estaban los asientos de los emperadores y caminé deliberadamente hacia el Marqués Ketron.
Los nobles que estaban conversando con él me saludaron apresuradamente cuando me acerqué y se fueron al instante.
El Marqués Ketron me saludó con tranquilidad y osadía.
"Su Majestad la Emperatriz."
Supongo que el Marqués no tenía intención de ocultar el hecho de que había pedido a un funcionario de bajo estatus que sacara a relucir el rumor de mi infertilidad. Su expresión facial parecía decir, 'Yo lo hice'.
¿Él sabía que tenía una sonrisa realmente malvada e insidiosa?
En vez de aceptar su saludo, declaré categóricamente y en voz baja,
"Incluso si fuera infértil, la próxima emperatriz no será de tu familia."
"¿Qué quiere decir...?"
"No importa cuánto trates de aferrarte a falsas esperanzas, es inútil."
El Marqués Ketron frunció el ceño. Parecía que no esperaba que hablara sin reservas.
Él también abrió la boca. Por su expresión, era evidente que quería decir algo que me hiciera enfadar. Está bien, estoy preparada.
Pero antes de que el Marqués Ketron pudiera hablar, una lanza larga pasó a mi lado desde atrás.
El Marqués Ketron extendió su mano rápidamente y agarró la lanza, deteniéndola justo antes de que le diera en la frente.
Fue un Caballero de la Guardia Imperial que estaba detrás de Heinley quien arrojó la lanza.
El caballero se sorprendió y se apresuró a disculparse con Heinley,
"Lo siento."
"No te preocupes. Es posible cometer un error."
Podría haber cometido un error, pero en este caso, ¿no sería el Marqués Ketron, que estuvo a punto de ser alcanzado por la lanza, con quien debería disculparse?
Quizá pensando lo mismo, el Marqués Ketron mostró una expresión de disgusto.
"Realmente te gusta vengarte como un niño, ¿no?"
Finalmente enojado, escupió algunas palabras que no sabía contra quién iban dirigidas, se despidió cortésmente y abandonó primero la sala de reuniones.
***
Mientras tomaba un baño, recordé lo que había dicho el Marqués Ketron por medio de un funcionario.
Dejando de lado lo qué pretendía conseguir con sus palabras. ¿Realmente estaba circulando un rumor como ese? ¿Por qué no había escuchado nada?
Si tal rumor estuviera circulando, Nian o mis damas de compañía me lo habrían dicho.
Entonces, ¿el Marqués Ketron lo inventó? ¿Por qué el Marqués inventaría un rumor así? ¿Realmente lo inventó o alguien se lo contó?
¿Fue Rashta o un noble del Imperio Oriental? Probablemente no sea Sovieshu.
El Marqués no habría inventado un rumor que no existiera del todo. Principalmente, porque el riesgo de hacerlo era muy grande.
Por eso, también creó dos medidas de seguridad, 'hablar por medio de otra persona' y 'hablar como si no creyera en el rumor'.
Creo que he pasado demasiado tiempo pensando. Antes de darme cuenta, el agua caliente se volvió fría.
Tras salir de la bañera, me sequé el cuerpo con una toalla, me puse una bata y dejé el baño.
Me paré frente al espejo para sacarme también el cabello mojado con una toalla. Mientras tanto, podía ver a Heinley sentado en un sillón a través del espejo.
Tenía una expresión seria, con la cabeza inclinada y sin siquiera mover un músculo. Llevaba un tiempo así.
Me enrollé el cabello con la toalla, lo eché hacia atrás, y me acerqué a él.
"¿Qué estás haciendo?"
Asomé la cabeza para comprobarlo, era una enciclopedia de peces.
... ¿Le gusta el pescado porque es un pájaro?
"¿Te gusta el pescado?"
Le pregunté, encontrando adorable el hecho de que estuviera mirando de repente una enciclopedia de peces con tanta atención.
Heinley tardó en volver en sí al estar inmerso en la enciclopedia, y sonrió misteriosamente,
"Ah. Me estaba preparando para pescar. Hoy vi un pez bastante grande merodeando."
"¿Te gusta pescar?"
"Mucho."
¿Por qué parece tan malvado si está sonriendo dulcemente?
Extendí mi mano y toqué la mejilla de Heinley. Entonces, él frotó su mejilla contra mi palma.
"Después de pescar, te cocinaré un delicioso pescado, Reina. Espero que el Marqués sea de tu gusto."
¿El Marqués?
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