LESVAC 101

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La Emperatriz se volvió a casar 101

Devolver el Favor de Navier



Delise tomó los platos sucios y salió de la habitación. Por accidente, se encontró con la otra sirvienta de Rashta, Arian. A diferencia de Delise, que era su primera vez trabajando como sirvienta, Arian si tenía experiencia. Siempre estaba dispuesta a ayudar a Delise cuando estaba en problemas y corregía sus errores.

"Mmm... Arian."

Delise decidió contarle lo que acababa de pasar a Arian.

"Creo que la Señorita Rashta está enojada conmigo porque dije algo malo."

"¿En serio?"

"Sí. Y sobre las vacaciones... ¿puedo tomarlas? Si lo hago, ¿no se enfadará aún más?"

Arian sonrió a Delise que parecía preocupada.

"Cuando los preparativos de la boda hayan comenzado, estaremos muy ocupadas. Ocupadas durante los preparativos de la boda, ocupadas en la boda, y estaremos aún más ocupadas después de la boda. Creo que todavía hay tiempo. Deberías aprovechar ahora para tomar tus vacaciones."

Delise suspiró con alivio cuando escuchó la respuesta de Arian.

"Bien."

Al final de la tarde, el sol se había puesto. Aunque todavía estaba preocupada, Delise confiaba en Arian. Como estaba previsto, ese día regresó a casa. Vivía en la capital, así que no estaba muy lejos. Su hermano mayor, Joanson, acogió con entusiasmo el regreso de su hermana.

"Si bien trabajas en el Palacio Imperial, ¿por qué te ves tan triste? Todos los que trabajan allí tienen rostros brillantes, pero ¿por qué mi hermana está así?"

Al escuchar eso, la expresión de Delise se volvió aún más sombría. Preguntó Joanson sorprendido.

"¿Qué sucede? ¿Tienes problemas en el trabajo?"

"No es así..."

Delise dudó y dio una versión aproximada de lo que pasó hoy.

"Creo que la Señorita Rashta está enfadada conmigo."

"¿Por qué?"

"Dije algo para animarla, pero parece que no me entendió y se enojó conmigo".

"¿No hablaste de más?"

"Eso parece..."

"Debe estar sensible por la situación actual. No se puede evitar. De seguro la hiciste enojar."

"Tch. Lo sé. Pero si estuvieras en mi posición, ¿Qué hubieras hecho?"

"No lo sé."

Delise chasqueó su lengua. El hecho de que su hermano no se pusiera de su lado o tratara de consolarla solo la irritaba. Delise pensó en algo, y luego miró a Joanson.

"Te debe haber gustado Rashta cuando la conociste?"

Joanson era el reportero de los plebeyos que el Duque Elgy llevo para entrevistar a Rashta. Delise le preguntó porque sabía que su hermano y Rashta se habían conocido.

Joanson lo admitió con una cara feliz.

"Ella dijo que estaba del lado de los plebeyos sin vacilar y con mucho orgullo, parecía no preocuparle lo que pudieran pensar los nobles."

"¿Ella dijo eso?"

"Sí. Es increíble, ¿verdad?"

"..."

"Otros aristócratas no harían algo así. Aunque ahora es una noble, creció como una plebeya. Está dispuesta a ser la esperanza y la fuerza de la gente común. Eso es lo que declaró."

"Eh…"

"Así que, como hermanos, tenemos que apoyarla desde fuera y desde dentro. ¿De acuerdo, Delise?"

Joanson habló con ojos brillantes. Estaba claro que le había gustado mucho Rashta. Delise suspiró y respondió en voz baja.

"Está bien..."

*** 

El Imperio Oriental y el Reino Occidental no son enemigos. Por lo tanto, no hay problemas significativos. Pero... si los dos países compitieran un día por una ventaja, ¿que haría usted, Su Majestad?

Ayer por la tarde, el reportero me hizo esta difícil pregunta.

En ese momento le respondí, "Sería extremadamente raro, y aunque sucediera, no sería algo en lo que pudiera elegir."

Puede que haya parecido evasiva, pero era la verdad. Ya sea como Emperatriz o Reina, debo dar prioridad a mis deberes y responsabilidades. Aunque tenía planes de llamar al Gran Duque Kapmen para continuar aquí con las negociaciones. No creo que sea una cuestión sobre, ‘¿de qué lado estaría?’ Como el reportero quiso hacerlo ver.

Aunque sería una lástima para el Imperio Oriental, fue Sovieshu quien primero cortó las relaciones comerciales planeadas con el Gran Duque Kapmen. No fui yo.

Pero su pregunta causó un pequeño revuelo en mi corazón.

Después de estar pensando sobre ello durante un tiempo, llegaron buenas noticias.

Eran noticias sobre Laura y la Condesa Jubel, mis damas de compañía en el Imperio Oriental.

"¿Ya están aquí?"

"Sí, Su Majestad. Dijeron que vendrían a visitarla después de arreglar algunos asuntos."

Las noticias que trajo Rose me emocionaron mucho. Incluso dejé a un lado el libro que durante varios días no había soltado. Rose y Mastas son amables conmigo, pero extraño a Laura y a la Condesa Jubel que han estado conmigo por mucho tiempo. Incluso estuvieron a mi lado cuando estaba pasando por el momento más difícil…

Quería verlas pronto.

Cuando las dos vinieron a verme unas horas después, nos abrazamos como si no nos hubiéramos visto en años.

"Llegué tarde porque mis padres no me querían dejar venir."

"Y yo llegué tarde porque tenía muchas cosas que resolver, Emperatriz. ¡Ah!"

La Condesa Jubel se cubrió la boca con una mano.

"A partir de ahora, debo llamarla "Reina", ¿verdad? Lo siento, no estoy acostumbrada." 

Me quedé sin palabras por un momento. Quería decirles, que podían llamarme 'Emperatriz' de nuevo, pero me deshice de ese pensamiento inmediatamente. Heinley dijo que todavía era un secreto. Sólo unas pocas personas lo saben. Tal vez lo revele durante nuestra boda.

"Bienvenidas."

Las dos me abrazaron una vez más, y luego saludaron a Rose y Mastas. Fue un poco gracioso ver a mis cuatro damas saludarse torpemente, especialmente a Mastas porque no estaba acostumbrada a las mujeres nobles. Su actitud era rígida. Pero después de descubrir que Laura era muy alegre y encantadora, charlaron sin dificultad. Rose también parecía encajar bien con el fuerte carácter de la Condesa Jubel.

Cuando estuve en el Imperio Oriental, me lamentaba de todas las cosas malas que sucedieron desde que llego Rashta.

Sorprendentemente, ahora muchas cosas buenas ocurrieron en sucesión.

Alrededor de la noche, vino a visitarme la otra persona que deseaba ver.

"¡Duquesa Tuania!"

Era la Duquesa Tuania, a quien quería traer con esa entrevista.

Cuando extendí mis brazos y la abracé, la Duquesa Tuania también me abrazó con sus ojos enrojecidos.

Luego de abrazarme fuertemente, me soltó y se rió.

"Ya no soy la ‘Duquesa Tuania’."

Ah, cierto.

"Entonces, ¿cómo debo llamarte? ¿Vizcondesa Langdel? ¿te casaste con el Vizconde Langdel? "

Dudando, susurró con una sonrisa encantadora.

"De ahora en adelante, llámame Nian."

Nian era su nombre de pila.

Si quiere que la llame por su nombre, eso significa...

"Estoy cansada de casarme." La Duquesa Tuania, no, Nian dijo encogiéndose de hombros.

"Entonces... ¿qué pasó con el Vizconde Langdel?"

Pensé que se iban a casar. Porque antes de irse, ella me había enviado una carta en la que parecía estar decidida a aceptar al Vizconde Langdel.

Nian se rio con diversión.

"Soy su amante. Si llegara a quedar embarazada, tal vez piense en casarme. No quiero tener un hijo fuera del matrimonio. Pero si no, prefiero quedarme así."

Parecía sentirse traicionada por lo que le hizo el Duque Tuania, quien no creyó en ella y le pidió el divorció de inmediato.

Entendía cómo se sentía. La abracé una vez más sin decir nada.

Después de eso, nos sentamos y platicamos mientras tomábamos café y bocadillos.

Nian me habló de sí misma.

"He viajado por todas partes. También he recorrido todo este país."

"¿No fue difícil? "

"Habría sido difícil hacerlo durante años, pero sólo han pasado unos meses. Realmente lo disfruté."

"Afortunadamente."

"¿Sabes qué fue lo que más me sorprendió después de dejar el Imperio Oriental?"

"¿Qué?"

"La noticia de que te volviste a casar y con el Rey Heinley."

Y después de que intercambiamos varias historias, Nian me preguntó con ojos brillantes.

"Si usaste el periódico para encontrarme, debes tener algo que realmente quieras decirme, ¿cierto? ¿Qué es?"

Como era de esperar, vino a verme después de leer mi entrevista. Sonreí y le dije honestamente.

"Señorita Christa, la anterior reina, es joven y parece que cumplió muy bien con sus deberes como reina."

"Oh. ¿Eso significa que estás compitiendo por el puesto?"

"Así es. Además, antes de que yo llegara, Heinley no estaba casado. Durante ese tiempo, la Señorita Christa continuó desempeñando el papel de reina."

Nian asintió y murmuró.

"Seguramente tiene a mucha gente de su lado."

"Sí. Po eso la llamé aquí, Señorita Nian."

Tomé su mano, la sostuve con fuerza y le pedí un favor.

"Necesito de tus habilidades. Quiero que me ayudes a controlar la alta sociedad."

Nian se rio, luego respondió con confianza, como si no fuera nada de lo que preocuparse.

"Eso es fácil."

Su actitud aligeró un poco el peso en mi corazón.

"Gracias."

Nian seguía riéndose.

"Te dije una vez que te devolvería el favor."

"... Muchas gracias."

"Oh, sí. Reina..."

"¿?"

"El Vizconde Langdel también está agradecido con usted por su ayuda. Los dos nos convertiremos en fortalezas para usted, Reina."

***

A diferencia de Navier, que estaba muy feliz, Heinley estaba realmente molesto.

Durante la hora del almuerzo, Navier comió con Laura y la Condesa Jubel. Por la noche, Navier estaba ocupada charlando con Nian. Heinley ni siquiera la vio. Él entendía que Navier quería pasar tiempo con sus amigas después de estar separadas.

Heinley lo entendía. Pero también quería estar con Navier.

McKenna miró al agitado Heinley, y luego chasqueó la lengua.

"Rey, la verás por el resto de tu vida. No tienes que estar tan agitado por no ver a la Reina por un día."

"Pero estamos recién casados."

Heinley refunfuñó molesto, mientras McKenna lo miraba fijamente sin expresión. Simplemente no entendía estas cosas.

Mientras Heinley y McKenna discutían entre sí, su ayudante de campo pidió reunirse con él inmediatamente. A esta hora, su ayudante de campo debería estar preparándose para irse a casa, a menos que estuviera de guardia.

¿Qué quería informar tan repentinamente?

"Déjenlo entrar."

Aunque confundido, Heinley le permitió entrar. El ayudante de campo entró en la habitación con la cara pálida e inmediatamente informó.

"Su Majestad. Un grupo de caballeros no identificados está acampando cerca de la capital."

"¿Caballeros no identificados?"

Heinley frunció el ceño.

Mientras que el Imperio Oriental era famoso por su ejército de magos, el Imperio Occidental era famoso por su infantería y caballería. Había un límite en el número de magos que se podía aumentar, pero no existía un límite para aumentar el poder militar puro.

Incluso si había un grupo de caballeros no identificados, no sería de miles. Heinley no podía entender por qué el ayudante de campo se veía pálido sólo por unos pocos caballeros.

"Por qué no averiguas quienes son, y si crees que son peligrosos, dispérsalos."

Ante la ligera respuesta de Heinley, el ayudante de campo respondió pesadamente.

"No puedo hacer eso... parecen de la Orden de Caballeros Transnacional."

Al escuchar ‘Orden de Caballeros Transnacional’, el humor de Heinley y McKenna se volvió amargo. Heinley guardó silencio por un momento, luego ordenó al ayudante de campo que saliera de la habitación.

Una vez que estuvieron solos, McKenna se apresuró a preguntarle a Heinley.

"Su Majestad, deben haber olido algo."

"..."

"Se dieron cuenta que estamos implicados en el fenómeno de la disminución de los magos..."

En el Continente Wol, existía la Alianza Wol, a la que pertenecían la mayoría de las naciones del continente. El Imperio Oriental y el Reino Occidental también formaban parte de esta alianza. Los caballeros de la Orden de Caballeros Transnacional eran dirigidos por la Alianza Wol.

El nombre preciso era Orden de Caballeros de las Sombras, y oficialmente trabajaban para mantener la paz.

Eran conocidos por cortar de raíz cualquier movimiento que pudiera suponer una ‘amenaza para la paz’.

Si bien la disminución del número de magos fue en sí un fenómeno natural, fue Heinley quien hizo que este fenómeno se produjera con mayor rapidez.

Él estaba seguro de que estaría en problemas si la Orden de Caballeros Transnacional se enteraba. El solo hecho de saber que estaban cerca de la capital fue angustioso.

"McKenna."

"Sí, Su Majestad el Rey."

"Ve personalmente y averigua qué está pasando."

"Sí."

McKenna respondió con firmeza y salió apresuradamente. Heinley se recostó en la silla, esperando ansiosamente que McKenna regresara. Aunque el Reino Occidental tenía un fuerte poder militar, eso no significaba que tuviera el suficiente poder para librar una guerra contra el mundo entero.

Era igual para el Imperio Oriental.

A menos que la Alianza se hiciera pedazos o se convirtiera en algo simbólico, los Aliados tenían al menos que mantener las apariencias entre ellos.

‘Este es un problema serio.’

Unas dos horas y media después, McKenna regresó.

"¿Qué? ¿Es cierto que son de la Orden de Caballeros Transnacional?"

Aunque McKenna no mostró una expresión de pánico, Heinley se apresuró a preguntarle.

"Hay… algo extraño."

"¿Extraño?"

"Son de la Orden de Caballeros Transnacional, pero no parecen estar aquí por nosotros."

"¿No es por nosotros?"

Heinley se sintió aún más desconcertado.

Entonces, ¿creen que hay personas que representan un riesgo dentro de la capital?

La Orden de Caballeros Transnacional hacía la mayoría de sus misiones en secreto.

Ni siquiera Heinley podía saber para qué estaban aquí.

"Y hay algo aún más extraño."

"¿más?"

"El comandante de ese escuadrón de la Orden de Caballeros Transnacional es el Vizconde Langdel, Su Majestad."

"¿Qué?"

Las cejas de Heinley se levantaron.

El Vizconde Langdel... Heinley lo había conocido en la fiesta de Año Nuevo. ¿Es el joven que seguía a la Duquesa Tuania?

"¿Él es realmente el líder?"

"¿Sí?"

"¿No fue desterrado por apuñalar a Rashta?"

"Así es."

Heinley se rió incrédulo. Recordó que el hombre tenía una mirada ingenua en su rostro. Además, parecía que estaba a punto de morir de amor.

No podía creer que fuera de la Orden de Caballeros Transnacional con esa cara...

***

Al día siguiente.

Heinley se reunió con los nobles y funcionarios, el Vizconde Langdel había solicitado una audiencia oficial en nombre de la Orden de Caballeros Transnacional.

Desde el momento en que supo que estaba esperando fuera de la capital, Heinley había adivinado que esto pasaría y permitió que Vizconde Langdel entrara.

También tenía curiosidad por saber qué lo trajo hasta aquí.

"¿Él es un caballero de la Orden de Caballeros Transnacional?"

"¿Ese joven?"

Los funcionarios reunidos en la sala de conferencias susurraban mientras miraban al Vizconde Langdel, que entraba con un rostro dócil.

Aunque los Caballeros de la Orden de Caballeros Transnacional eran reconocidos, rara vez se mostraban delante de los demás.

Por eso, los funcionarios reunidos aquí tenían curiosidad por ver a alguien de la Orden de Caballeros Transnacional.

Heinley miró al Vizconde Langdel, y luego sonrió.

"Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos."

"Soy Langdel, Comandante de la 5ª División de la Orden de Caballeros de las Sombras."

El Vizconde Langdel se inclinó cortésmente, pero no sonrió.

Heinley sonrió una vez más y preguntó.

"Me informaron que caballeros de la Orden de Caballeros Transnacional están estacionados a las afuera de la capital. ¿Cuál es el motivo? Mi gente se siente incómoda por tus hombres. Dependiendo de tu respuesta, tendrás que estar preparado para marcharte."

Pero la respuesta del Vizconde Langdel fue completamente inesperada para Heinley.

"En el pasado la Reina Navier me salvó la vida."

Los funcionarios se sorprendieron de nuevo esta vez. Esta era una historia que ni siquiera Heinley conocía, así que levantó las cejas.

"¿Mi esposa?"

"Así es. Ahora me gustaría devolverle el favor. Le pido que nos permita a mí y a mis caballeros actuar como sus caballeros personales hasta que se establezca su escolta oficial."

El Líder de la Alianza tiene autoridad para llamar de emergencia a los comandantes de la Orden de Caballeros Transnacional, de estos, sólo tres cumplen órdenes directas del Líder de la Alianza.

Sin embargo, los siete comandantes restantes actuaban de forma independiente, aunque llevaban el nombre de la Orden de Caballeros Transnacional.

Esta fue la primera vez que quisieron convertirse en caballeros personales.

Los murmullos se hicieron aún más fuertes.

¿Sabía Heinley esto de antemano?

Todos los ojos estaban puestos en Heinley. Heinley no tenía ni idea, pero se echó a reír a carcajadas.

"Puede pedírselo usted mismo."

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