BATALLA DE DIVORCIO 54
—Fue mi culpa. Lo siento.
La voz de Daisy temblaba ligeramente.
—Solo… solo tuve miedo. Si te soy sincera, tenía miedo de cómo tú ibas a reaccionar…
—…Max.
Él volvió a mencionar su apodo.
—¿Sí?
—Llámame Max. Eso de decir “tú” o “tú esto”… seamos honestos, suena raro. ¿No crees?
—…….
—Llámame como te salga más natural. Como antes.
Para tener tan poca expresión, era increíble lo rápido que captaba las cosas. La verdad, ese tratamiento formal nunca le había terminado de sentar bien a Daisy.
Quizá era porque llevaba un tiempo llamándolo "Max".
Lo cierto es que se sentía más cómoda con ese nombre que con cualquier otro.
No era porque se hubieran vuelto tan cercanos como para merecer apodos cariñosos, sino simplemente porque… se había acostumbrado.
Aunque sentía que algo la arrastraba sin remedio, Daisy decidió no darle más vueltas.
—…Está bien. Max.
—Así me gusta.
Al oírla llamarlo de nuevo por su apodo, una leve sonrisa se dibujó en los labios de él.
Después de todo, había sido él mismo quien le sugirió ese nombre el primer día de su regreso. Tal vez por eso le agradaba. ¿Sería que le gustaba que lo llamaran así? Pensándolo bien, aún sabía muy poco de él, solo fragmentos sueltos, momentos dispersos.
—Actué así porque me sentía incómoda. Es que, es la primera vez que me pasa algo así… No sabía qué hacer. Todo ha sido tan repentino…
—Lo que necesitabas era tiempo para acostumbrarte.
Mientras Daisy divagaba, él le ofreció una conclusión simple y clara.
Daisy asintió lentamente.
—Por fin coincidimos en algo. Yo también necesito tiempo.
—¿Tú también, Max?
—Sí. Necesito a Daisy. Y necesito tiempo… para convencer a Daisy.
De pronto, recordó lo que él había dicho mientras bailaban el vals.
Que podía saber si alguien mentía o decía la verdad con solo mirar a los ojos.
Daisy se quedó en silencio, observando fijamente los de Maxim. No había ni un atisbo de vacilación en su mirada.
—Solo una vez… aunque sea con la idea de que me vas a rechazar.
Tras mirarla un momento, Maxim habló con cautela.
—¿No podrías darme una oportunidad?
—…….
—¿Mmm?
Una oportunidad. Que él pidiera una, así, con esa voz baja y serena, era algo inaudito. Ese hombre, que siempre se mostraba por encima de todo y todos, ahora le estaba pidiendo permiso con una cortesía tan pulida que casi parecía… elegante.
Daisy, sorprendida, parpadeó sin decir nada. Maxim la imitó: pestañeó al mismo ritmo que ella un par de veces, y luego, más lento, cerró los ojos con suavidad y volvió a abrirlos. Y con tono casi travieso, preguntó:
—Dímelo con sinceridad. ¿No te atraigo, Daisy?
—¿Qué?
La pregunta fue tan directa que su corazón pareció caerse al suelo con un golpe seco, aunque la voz de él sonara lánguida.
¿Atraída? Desde aquella primera noche en la que vio el hueco vacío en la cama compartida, el lugar que él no había ocupado, había algo en su pecho que no dejaba de agitarse, de dar vueltas como un animal inquieto. Tal vez esa era la cola de ese sentimiento, apenas asomando. Pero… ¿de verdad quería atraparlo?
La verdad, era una emoción tan innecesaria… tan fuera de lugar.
—No como esposo.
Sin que se diera cuenta, él se había acercado. Maxim había reducido la distancia entre ellos mientras ella se distraía.
—Me refiero como macho.
Su aliento estaba cerca. El olor de su cuerpo la envolvía.
Daisy, sobresaltada, se echó ligeramente hacia atrás, tragando saliva con dificultad.
—…N-no estoy segura de entender lo que quiere decir.
La mirada de Daisy, desconcertada, osciló de un lado a otro.
Maxim se acercó en la misma medida en que ella retrocedió y se sentó, añadiendo con suavidad:
—Como he dicho muchas veces, me encanta el sexo.
—Lo sé. ¿Y qué?
—Para ser honesto, en este mismo momento lo deseo tanto que me vuelve loco. Lo admito sin vergüenza.
¿Por qué seguía hablando si ella ya lo sabía? ¿Sería el efecto de las pastillas que Rose le dio?
Cualquier persona normal habría pensado que estaba drogado y actuando fuera de sí, pero él ya estaba loco incluso sobrio, así que soltaba esas palabras vergonzosas sin problema. Tal vez solo lo decía porque le apetecía.
Daisy, con expresión escéptica, siguió escuchando.
—Pero no me atraen otras mujeres. Solo Izzy.
Incluso en su locura, sus gustos eran firmes. Solo Izzy. No dejaba de repetirlo. Parecía una preferencia inquebrantable.
Su rostro se acercó cada vez más hasta que, como si le susurrara un secreto al oído, murmuró:
—Solo quiero hacerlo contigo.
Qué descarado. A juzgar por su historial, era una mentira descarada.
Pero, aun sabiéndolo, Daisy no solo no lo empujó, sino que permaneció en silencio, escuchando su repugnante confesión.
Su corazón comenzó a latir con fuerza.
—Mientes.
—¿Por qué piensas eso? Izzy, no confías en tu marido.
—Para confiar, tendrías que ser confiable. ¿Acaso tienes conciencia?
—Dime por qué desconfías tanto. Me explicaré todo lo que haga falta hasta que te convenza.
La mirada de Maxim, demasiado seria y por eso aún más inquietante, hizo que Daisy quisiera huir. Pero no podía dejar pasar la situación como si nada. Decidió aprovechar para abordar lo que le carcomía.
—Te quedaste fuera toda la semana.
—Ya hablamos de eso. ¿Por qué insistes?
Daisy frunció el labio inferior, Maxim, inclinando la cabeza con curiosidad, preguntó:
—¿Por qué te obsesiona tanto lo de quedarme fuera? ¿Te sentiste abandonada?
—E-eso… no es exactamente eso…
—Dijiste que querías dormir sola. Por eso te di espacio. ¿Por qué actúas así ahora?
Maxim arqueó una ceja y preguntó, con una mirada que demostraba no tener la menor idea de qué había hecho mal.
—Es que... dormiste con otra mujer fuera. No es que esté diciendo que estuvo mal, sino que cuando Max me dice ahora que solo quiere acostarse conmigo, al final es una mentira descarada. Solo estoy corrigiendo el error de tu mentira.
—Ah, ¿así que si me quedo fuera significa que dormí con otra mujer?
—......
—Dormí toda la semana en el sofá de la oficina. Si te mueres de curiosidad, averigua con qué mujer estuve.
¿Dormiste en el sofá de la oficina y no en la casa de tu amante?
¿Por qué diablos...?
—¿La llamaste a la oficina para dormir con ella?
—Te dije que lo averigües por tu cuenta.
—No, no tengo tanta curiosidad como para hacerlo. Si no quieres responder, olvídalo.
—Bien.
Cuando Daisy respondió con frialdad, Maxim también cerró el tema con una respuesta cortante.
¿Así que así es como va a ser? Bueno, entonces preguntaré otra cosa. Con el ceño fruncido, interrogó:
—¿Acaso dormir en el sofá de la oficina es tu gusto particular?
—¿Mi gusto en cuanto al sexo?
—Sí.
—Bueno, no lo sé porque nunca lo he probado. Izzy, tú eres mi primera vez.
¡Por favor, no me hagas reír! Después de todas las cosas que has hecho, ¿pretendes que crea que nunca lo has probado?
Era absurdo.
Ya sea que Daisy lo mirara fijamente o no, Maxim parecía bastante complacido de tener esta conversación.
—He pensado en ello... La verdad es que no soy exigente con los lugares. La cama es cómoda, claro, pero al aire libre tiene su propio encanto. Honestamente, no estoy en posición de ser quisquilloso.
—Ahhh...
—Mientras pueda estar dentro de ti, Izzy, me da igual cuándo o dónde. Siempre estaré listo para ti.
—Sabía que eras un pervertido... pero de verdad, no estás en tus cabales.
—¿Te molesta tanto que me quedara fuera? —Maxim lanzó la pregunta de repente.
—¿Qué? ¿Por qué habría de molestarme?
—No, pero se te nota. No paras de repetir: "Te quedaste fuera, te quedaste fuera". Como un disco rayado.
—¿Yo hice eso?
—Sí.
—Vaya difamación.
¿Quién dice que me importa? Además, es normal sentir curiosidad si alguien desaparece. ¿No tiene derecho uno a preguntar?
La indignación hizo que el rostro de Daisy se sonrojara al instante.
—¡Y además! Es... es natural preocuparse si tu pareja no vuelve a casa. Podría estar muerto o haber tenido un accidente... ¿No es humano querer saber?
—Fue porque no podía contenerme.
Maxim, que hasta entonces solo había jugado con ella de manera maliciosa, de pronto se volvió sereno.
—Si entraba, no habría podido resistirme. Temía abalanzarme sobre ti mientras dormías. Por eso no vine.
Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Realmente me motiva. O puedes dejar una votación o un comentario 😁😄
0 Comentarios