MARMAR 151






Marquesa Maron 151

Arco 32: Mediados de verano, 'Parece que no estaría mal tener varios esposos' (8)





Pensé que había pasado bastante tiempo, pero cuando me quité las gafas de sol de madera, el mismo paisaje de antes de quedarme dormida se desplegó ante mis ojos.

Campanilla y Valen estaban regando la lechuga, Fátima estaba preparando fruta. Me llevé un sorbo de ponche de frutas que quedaba y seguía estando refrescante.


—¿Dormí mucho?

—¿Se quedó dormida?


Fátima me devolvió la pregunta con una sonrisa, diciendo que ni siquiera se había dado cuenta porque tenía esas extrañas piezas de madera en los ojos.


—En mis sueños, la verdadera Haley sigue apareciendo para enseñarme. A este ritmo, un día de repente podría convertirme en un gran mago.

—¿La verdadera Haley? Entonces, ¿el Señor es falso?


Fátima se rió con dulzura, preguntando cómo podría existir una falsificación tan perfecta. Yo suspiré y dije que no era nada.


—Me dijeron que han pasado muchas cosas afuera. Debe ser por eso que su cabeza está tan revuelta. No salga por un tiempo y descanse aquí. Puede hacer mermelada conmigo, y si se aburre, puede purificar de vez en cuando.

—¿Eso es descansar?

—Aun así, creo que en este castillo el señor feudal es el que tiene más tiempo libre.


Fátima miró a su alrededor mientras hablaba.

Los hombres colgaban de las murallas reparando el viejo castillo. Antes de que llegara el invierno, estaban ocupados levantando nuevas chimeneas. Las mujeres cavaban la tierra diciendo que harían cerámica de barro, y los niños corrían por el bosque recogiendo leña.

El único que estaba tumbado en la sombra, con gafas de sol y bebiendo ponche de frutas, era yo.


—Soy el Señor.

—¿Y quién ha dicho lo contrario?


Fátima me metió un trozo de fruta en la boca.

Mientras lo masticaba, me puse a pensar.

En realidad, mi cabeza no estaba tan revuelta. Lo que pasara en el mundo exterior no era mi responsabilidad. En cualquier momento, si quisiera, podría desentenderme de todo como quien observa un incendio al otro lado del río.

Y no solo eso. Si Señor Peach se recuperaba, podría encerrarme en el Castillo de Maron durante unos tres años sin dar un solo paso afuera. Después de todo, mi refrigerador estaba lleno de provisiones.

Además, miren esas vastas y fértiles tierras. Mientras tenga a Campanilla, nunca volveré a pasar hambre. Y además, tengo a Romero, que ni siquiera necesita comer. ¡Incluso esta vez capturé a un demonio adorable!

Lo complicado no era eso, sino la magia que la verdadera Haley me enseñaba en mis sueños. Sabía que estaba aprendiendo algo increíble, pero era terriblemente difícil de entender. Si decía que no entendía nada, seguramente volvería a escribirme en la frente esa palabra de cinco letras que empieza con "T", así que solo asentía fingiendo que comprendía.

¿Seré tonta?

En la universidad tenía buenas calificaciones. Incluso pasé ese difícil examen de conducir en un solo intento. ¡Y en el examen teórico saqué más de 90 puntos!

Fatima, que había crecido un poco más, me cubrió el vientre con una manta delgada. Luego, tomó la fruta que acababa de pelar y se dirigió a la cocina.

Me puse las gafas de sol de madera otra vez y comencé a reflexionar sobre la magia, el maná y el poder arcano.

Cuando era niño, un maestro en la escuela me dijo que para estudiar bien era importante repasar. También era importante preparar la lección de antemano y concentrarse en clase. Maldición, entonces ¿qué es lo que no es importante?

Si ahora podía manejar el maggi como si fuera maná, ¿eso significaba que ya era un brujo? Si usaba maná, era simplemente un mago, pero si usaba maggi, ¿me volvía una bruja malvada? ¿No era eso básicamente un brujo?

Mis pensamientos se enredaban y se multiplicaban. Lo que Haley me había enseñado en los sueños, los libros en el dormitorio, las innumerables teorías anotadas en mis cuadernos y sus refutaciones. Los fundamentos, la aplicación y las notas adicionales de Haley.

Mientras repasaba todo eso en mi mente, alguien se me acercó y me dio unos golpecitos en el hombro.


—Ey, dormilona ¿Hasta cuándo piensas dormir? ¿Quién duerme la siesta por tanto tiempo? ¿Cómo piensas dormir por la noche si sigues así, eh?


Era Campanilla.


—¿Eh?


Me quité las gafas de sol de inmediato y me incorporé. A mi alrededor ya estaba oscureciendo. A través de las hojas de los árboles, la luz del mediodía había estado centelleando, pero ahora el atardecer lo cubría todo.

¿Qué? ¿Qué pasa? Sentía que acababa de alcanzar algún tipo de iluminación.


—Oye, Campanilla.

—¿Qué?—

—Creo que soy una genio.

—Límpiate la baba y ve al salón de estar. El tragón ha traído a un tal Maris.


¿Eh?

Reikart y Maris parecían tener muchas cosas que decirme. Ambos habían estado deambulando sin tocar la comida que Fatima les había servido, pero en cuanto abrí la puerta y entré, comenzaron a hablar al mismo tiempo.


—En tres días, los ejecutores entrarán en el Ministerio para rescatar a Mikaelan. Parece que encontraron una manera de atravesar el maggi, pero no sabemos cuáles son las verdaderas intenciones del Papa. Está diciendo tonterías sobre exterminarnos y construir un reino divino en la zona contaminada, así que lo mejor es cerrar de inmediato todas las rutas hacia el Castillo de Maron.

—Haley, si el Papa planea iniciar una guerra junto a Mikaelan, definitivamente intentará apoderarse de uno de estos tres lugares: Grandis, el Ministerio o Enif. En Grandis están Cyril y Asta; en Enif estoy yo, así que… lo más probable es que apunte al Ministerio. ¿Tú qué piensas?

—¿Eh?


Me quedé allí parada sin hacer nada.


—Entonces, ¿el Papa pretende usar el Ministerio como base de operaciones para invadir la zona contaminada? Como Su Alteza ha dicho, ahora mismo no puede apoderarse de Grandis ni de Enif…

—Los caminos hacia el castillo de Maron provienen de esas tres ciudades. No importa cuán fuertes sean los ejecutores que el Papa ha creado, no podrán atravesar montañas, valles, inundaciones y lagos.

—Si realmente son inmunes a l maggi… los eliminaré antes de que den un solo paso.


Reikart se mordió los labios y tomó aire. Su rostro… era el del protagonista masculino original. Frío, afilado y lleno de hostilidad.

Me miró fijamente, como si estuviera debatiendo algo en su mente. Pero, finalmente, tomó una decisión.


—Haley, contágiame de la corrupción.

—Ey.

—Incluso si tengo que convertirme en un demonio, protegeré este lugar.

—No, oye, espera.

—Si fracaso, huye hacia el norte. Allí la influencia de la Iglesia no llega. Hace frío, pero podrías sobrevivir…..


Cuanto más hablaba Reikart con esa solemne determinación, más seria se ponía la expresión de Maris. Campanilla y Valen, que habían venido a husmear al percibir la tensión, se quedaron congelados en la puerta, conteniendo la respiración.

Todos lo pensaban.

El Castillo de Maron podría estar en peligro.

Una inquietante sensación de frío nos envolvió. La promesa de Reikart de proteger este lugar, incluso si tenía que arriesgar su vida y convertirse en un demonio, quedó flotando en el aire del silencioso salón.

Campanilla apretó los dientes y murmuró entre dientes.


—Idiota. ¿Qué se supone que harás tú solo? Este es nuestro hogar. Antes de que llegaras, era el hogar de Haley y mío. Si alguien va a protegerlo, seré yo.

—Tú tienes que huir con Haley.

—Soy un espíritu del bosque. Jamás abandonaré el bosque donde nací. Tú deberías ser quien huya con Haley.


Valen también intervino.


—Y-yo haré lo que sea necesario. Aunque no tenga corazón… puedo usar mis habilidades de transformación para confundir al enemigo.


Fue entonces cuando Maris me miró directamente y preguntó:


—¿Por qué no dices nada?


Yo simplemente permanecí en silencio.

Reikart me observó. Campanilla y Valen también giraron la cabeza hacia mí. Maris, desde el principio hasta ahora, no había dejado de mirarme.

Con un suspiro, saqué lentamente las gafas de sol de madera que los artesanos me habían hecho y me las puse. No tenía más opción.


—Ya lo dije antes…...


Estaba a punto de decir algo vergonzoso.


—Este es mi territorio.

—Haley.

—Desde Grandis en el norte hasta las llanuras inundadas de Enif en el sur, todo esto es mi tierra. Soy Marquesa Maron. Mi tierra, la protejo yo.


Si se atreven a invadirla, los mataré a todos. No me importa si dicen ser los representantes de Dios.

Después de todo, soy una bruja.

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