Me convertí en la madrastra de una familia oscura irrevocable 151
—¿Por qué nunca lo había pensado antes?
—¿De qué estás hablando?
—Hace mucho tiempo. Mientras estudiaba, llegué a ver algo sobre eso. Sobre la compatibilidad.
—¿Compatibilidad?
Finalmente, como si algo hubiera venido a su mente, comenzó a murmurar para sí mismo durante un buen rato. Parecía bastante serio, así que yo también lo miré con una expresión seria.
—Creo que puedo averiguar algo definitivo sobre esto.
—¿En serio?
—Mi maestro es un poco excéntrico. Definitivamente recuerdo haber visto ese tipo de libros allí. Se les llama maldiciones de sangre o, a veces, designios divinos.
—Designios......
—Y son cosas que no se pueden entender médicamente. Lo investigaré en tres días. Así que, por favor, espérame.
Era completamente diferente a los médicos que había visto hasta ahora. Se levantó de su asiento con más determinación que nunca.
—Gracias.
—No hay de qué. Entonces, me retiraré.
Finalmente, como un niño que ha encontrado la respuesta a un problema, sonrió por primera vez y salió.
Poco después de que el médico se fuera, Ian vino a la habitación.
—¿Me estabas esperando? ¿Afuera?
—Esperando, no. Solo... supongo que sí. Terminé un trabajo urgente y volví, y me dijeron que el médico había venido......
Ian me miró con una expresión más seria que nunca.
—¿No lo llamaste porque te sentías mal?
—No.
—El rostro del médico que salía era inusualmente brillante, así que pensé que estarías bien... Pero aún estoy preocupado.
—Le hice la misma pregunta que te hice a ti. Si esto podría estar relacionado con la sangre.
Finalmente, Ian asintió con la cabeza, como si lo hubiera entendido, y se sentó en la cama.
—Lo que es seguro es que la condición de Rere ha mejorado desde antes. Me preocupé mucho cuando se desmayó el día que llegó al palacio.
Su mano acariciaba cariñosamente a Rere.
—El palacio......
Entonces, algo vino a mi mente por sus palabras.
—Ian. ¿Tienes algún recuerdo de cuando tienes otra personalidad?
—¿Recuerdos?
Ante mi repentina pregunta, la mano de Ian, que estaba tocando a Rere, se detuvo abruptamente.
—Cualquier tipo de recuerdo relacionado con Su Majestad el Emperador está bien.
—Ah... hubo muchas cosas en ese entonces... Si hay algo peculiar, bueno... cada vez que iba y venía de allí, el duque se volvía inusualmente agudo, juré una lealtad feroz a Su Majestad el Emperador.
—¿Otra vez? Debe haber algo más que recuerdes... Algo relacionado con Rere.
Finalmente, como si algo más hubiera venido a su mente, asintió.
—Ahora que lo mencionas, Su Majestad me hizo una pregunta extraña.
—¿Algo extraño?
—Dijo que era algo que los padres que crían hijos suelen preguntarse...... Preguntó si era normal que un niño tuviera cicatrices en el cuerpo.
—¿Cicatrices?
Sus palabras me hicieron fruncir el ceño.
'El sumo sacerdote dijo que un oráculo nace con la familia imperial. Y... el sumo sacerdote pensó que yo era el protagonista del oráculo y me preguntó si tenía cicatrices'
Y de repente recordé algo peculiar en el cuerpo de Rere, algo que no podía llamarse exactamente una cicatriz.
—¿Acaso el duque lo mencionó?
—...Sí. Dijo que había cinco puntos.
—¿Es desde entonces que Su Majestad el Emperador se ha obsesionado más con Rere?
—Ahora que lo dices, creo que fue alrededor de ese tiempo. Al principio, preguntaba sobre la edad de Rere......
Mientras escuchaba a Ian, todo encajó perfectamente cuando asumí que la razón por la que Rere tenía que morir en el libro era porque 'el emperador violó a la hermana menor de Ian y dio a luz a un miembro de la familia imperial'
El oráculo con el que nace la familia imperial. Las extrañas cicatrices que tienen los dueños del oráculo.
'Probablemente el oráculo... ese oráculo que le fue dado a la familia imperial no es algo bueno'
Por eso el Emperador lo busca.
Por eso convirtió al cochero de la casa ducal en su espía. Porque quería saber si Rere era su hija. Quería confirmar si Rere era la hija que había concebido en una noche de error.
Por eso intentó mantener a Rere cerca, vinculándola incómodamente con el príncipe heredero.
'Por eso mató a Rere en el libro. Después de forzarla a ser la prometida del príncipe heredero... cuando se dio cuenta de que era su hija... ya no la necesitaba'
—Eso fue.
—¿Qué fue, Leona?
—Sobre por qué Su Majestad el Emperador está tan interesado en la casa ducal. Creo que ahora lo entiendo.
Ante mis palabras sin sentido, Ian aún no podía ocultar su confusión.
—Ahora que está claro......
Entonces, el camino a seguir está decidido. A partir de ahora, haré realidad este lugar donde estoy parada. Arrancaré de raíz a aquellos que atormentan a mi hija.
—Ian. Quiero ver a Su Majestad el Emperador.
—¿De repente? ¿No te refieres a ir ahora, verdad?
—Sí. Pero quiero ir lo antes posible.
—Vayamos mañana. De hecho, iba a hablar contigo sobre eso. Su Majestad dijo que nuestra visita sería bienvenida en cualquier momento.
No podía evitar sentirme aliviada al escuchar eso.
—Entonces no lo pospongamos y vayamos tan pronto como se haya decidido.
No había vacilación en mis acciones.
—¿De verdad planeas ir de inmediato?
—Sí. Ya lo hemos pospuesto demasiado.
Había esperado lo suficiente. Miré a Ian, que estaba desconcertado, y sonreí más ampliamente que nunca.
* *
Al día siguiente.
Temprano en la mañana, Ian envió una carta al Emperador anunciando nuestra visita y recibió permiso para ir en cualquier momento.
Después de dos días seguidos de salidas, Rere sonreía más brillante que nunca, emocionada como nunca antes.
—¿Entonces vamos al palacio?
—¡Sí!
—Umm..... pero no quiero ver al príncipe heredero. Es... asqueroso.
—¿Asqueroso?
—Es guapo, pero siempre me hace sentir incómoda. Así que no, no me gusta.
Mientras se vestía para salir, Rere temblaba y movía la cabeza de un lado a otro.
—¿Tan malo es?
—....
—No te preocupes. Hoy mamá y yo tenemos asuntos que atender, así que Rere puede jugar en el jardín con papá.
—¿Puedo?
Feliz de no tener que ver al príncipe heredero, Rere sonrió brillantemente.
—Claro que puedes.
—¿Entonces Gran Conejo verá a Su Majestad el Emperador sola?
—......
—Eso me pone un poco nerviosa......
—No te preocupes. Mamá es la mamá de Rere. Mamá es la persona más fuerte del mundo. Así que no te preocupes.
Rere, con los labios fruncidos, no pudo ocultar fácilmente su ansiedad. La consolé y subimos al carruaje que nos llevaría al palacio.
Ian, que ya estaba sentado en el carruaje, nos recibió, así nos dirigimos al palacio.
Como ya se había acordado, tan pronto como el carruaje llegó al palacio, un sirviente nos guió.
—Si esperan en la sala de recepción, Su Majestad llegará pronto. Como fue una cita repentina, tendrán que esperar un poco.
—Está bien. Ian y Rere pueden esperar por allí.
—Entonces, Rere, ¿vamos?
—¡Sí!
Naturalmente, pensé que Ian vendría conmigo a ver al emperador, así que el sirviente no pudo ocultar su confusión.
—¿Su Excelencia el Duque no vendrá con usted?
—No. Planeo ir sola, ¿hay algún problema?
—No, no es eso, pero......
—Entonces, por favor, continúe guiándome.
Presioné al sirviente, que abrió la boca para decir algo más. Finalmente, con una expresión de resignación, me guió hasta la sala de recepción.
—Si espera aquí, Su Majestad llegará pronto.
—Está bien.
Al quedarme sola en la amplia sala de recepción, una inexplicable tensión me envolvió. En momentos como ese, pensaba en Rere y me esforzaba por reprimir la ansiedad.
Diez minutos, veinte minutos. El tiempo pasó, y cuando sentí que no habían pasado ni treinta minutos, finalmente se abrió la puerta de la sala de recepción.
Me levanté y saludé al emperador que entró por la puerta.
—Hace mucho que no lo veo, Su Majestad el Emperador.
—No hace falta tanta formalidad. Levanta la cabeza, Duquesa.
—Sí.
Preocupada de que pudiera decir algo más, rápidamente levanté la cabeza.
Entonces sentí que la mirada del emperador no estaba en mí, sino escudriñando la habitación.
—¿Has venido sola hoy?
—No. Dijeron que no podía dejarme sola, así que mi esposo y mi hija no están lejos.
—Ya veo. Esperaba que el Duque y la niña vinieran también, es una lástima. Me hubiera gustado ver sus rostros y saludarlos.
—Hoy vine porque tengo un asunto que discutir con Su Majestad.
—Duquesa Petri tiene un asunto conmigo. Tengo curiosidad. Siéntate, por favor. Acabo de terminar una reunión de asuntos de estado, así que estoy un poco cansado. Sirviente, tráenos té.
Ante sus palabras, el sirviente salió rápidamente, me senté después de que el Emperador tomó asiento.
Durante un buen rato, el silencio llenó la habitación. Ese silencio se rompió cuando el sirviente trajo el té. La taza de porcelana blanca estaba llena de té rojo, y el emperador lo bebió como si hubiera estado esperando.
—Prueba. El aroma del té es excelente.
Pero no tenía ganas de beber, así que apenas toqué el té con los labios antes de dejar la taza. Mientras tanto, el sirviente salió, y nos quedamos solos en la habitación.
—Entonces. ¿Qué es lo que Duquesa Petri tiene que decirme?
—Es algo que podía intuir hasta cierto punto, pero no me atrevía a decirlo.
—¿Eh? ¿Qué significa eso?
—El culpable de esto es Su Majestad.
—¿Qué?
Mientras tragaba el té que tenía frente a él, el Emperador me miró con una expresión impasible.
—Hace 6 años, no. Si contamos el período de embarazo..., hace unos 7 años. ¿No conoció Su Majestad a una mujer en ese lugar?
—Una mujer. He conocido a tantas personas que no sé a quién te refieres.
—Claro. Probablemente no la recuerde, ya que la violó sin saber su nombre.
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