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Asure: Creo que varias tienen dudas del nombre Ellie ... Explico: Por lo general, algunos de los nombres de este tipo de novelas sacan nombres de idioma inglés, por ende, la forma corta 'Ellie' proviene de nombres que empiecen por 'El' (Incluyendo Eleanor, Elizabeth, Elspeth, Ellen, Isabel/Isabella, Annabel/Annabella, Elena, Bella, Eloise, Ella y Elsa). En este caso, la nena se llama Elizabeth, la escritora opta por usar su diminutivo 'Ellie' y no 'Eli'. Gracias por su comprensión.
¿Cómo lo averiguó? ¿Les avisó finalmente el agente? ¿Y cómo se enteró de lo de la guarderÃa de Ellie?
Mientras ella se paseaba por el salón con los brazos cruzados, ensimismada, el hombre del sofá, que no le habÃa quitado los ojos de encima, empezó a responder a sus preguntas como si pudiera leerle el pensamiento.
«Recibà una llamada de la oficina de la comisarÃa; me la reenviaron al hotel ayer por la mañana, te he estado rastreando a ti y a Ellie durante todo el dÃa de ayer, pero no he encontrado nada de utilidad. Me estaba frustrando, pensando que iba a tener que rastrear el barrio de Prescott como una rata, cuando tu patrón....»
Fue culpa mÃa por bajar la guardia, murmuró Grace para sus adentros mientras se desplomaba en la mesa de la cocina y enterraba la cara entre las manos.
«...Iba a llevarla de vuelta al hotel y a llamarte, pero ella querÃa ir a casa, asà que he venido. Sólo iba a echar un vistazo rápido, pero aquà estamos. Ya está. ¿Algo más?»
¿Por qué está soltándolo todo?
Grace lanzó una mirada al hombre a través de sus dedos extendidos como si lo estuviera denunciando. El hombre se pasó una mano cansada por la cara y volvió a reÃrse.
¿Riéndose? SÃ, deberÃa estar riéndose.
Grace miró por la ventanilla, que ahora estaba tan negra como el dÃa que tenÃa por delante, preguntó.
«¿Qué le has hecho a mi hija?».
Se referÃa a qué habÃa hecho él para que ella siguiera a un desconocido, lo llevara a casa y durmiera en sus brazos. El hombre se encogió de hombros como si no fuera para tanto.
«Lo que harÃa un padre normal»
Señaló con los ojos el desorden que habÃa sobre la mesa y en el salón. Las sobras de comida y la tarta seguÃan en los platos de la mesa, el salón estaba sembrado de juguetes hasta que no habÃa donde pisar.
«SÃ, parece que han tenido una fiesta salvaje»
¿Cómo me escapo ahora?
Enterré la cara entre las manos y me devané los sesos con desesperación. Pero por mucho que lo pensara, no habÃa forma de salir de aquà sin traumatizar a Ellie. Y no habÃa forma de echar a ese hombre de mi casa. Me habÃa imaginado muchas veces atrapada por ese hombre, pero nunca en mi propia casa.
Enterré la cara entre las manos y me desesperé, pero él pareció leerme la mente de nuevo.
«No tienes que huir, no intento llevarte por la fuerza»
Levanté la vista ante aquel sonido tan poco caracterÃstico, él miró alrededor de la casa y dijo algo aún más extravagante.
«Quizá deberÃa vivir aquû
«.......»
«Al principio, me preguntaba cómo podrÃas vivir en un lugar tan estrecho, pero resulta bastante acogedor. En mi cama, que cuesta lo mismo que un coche, nunca lograba dormir; sin embargo, en tu modesta cama, el sueño llega enseguida. Es curioso»
«Entonces coge tu cama y lárgate de aquû
El hombre se rió, como si hubiera oÃdo el chiste más gracioso. En realidad estaba contando un chiste, uno no tan gracioso.
«Grace, soy un hombre más progresista de lo que parezco. Me quedaré en casa criando a nuestra hija mientras tú sales a ganar dinero»
«Loco hijo de puta»
«No digas palabrotas en casa. Nuestra hija lo oirá»
Apuntó con un dedo a Grace como para advertirle y miró hacia la puerta cerrada del dormitorio. Mientras ella se quedaba muda, el hombre desenredó las piernas cruzadas y se levantó bruscamente.
Ella enfundó la pistola que habÃa dejado sobre la mesa de la cocina, el hombre sonrió satisfecho y se acercó. Con un ruido sordo, apartó la silla que tenÃa enfrente y se sentó frente a ella, con la pequeña mesa de comedor como única separación.
«Te ahorraré las bromas sofocantes. Si fuera en serio lo de quitarte a Ellie, lo habrÃa hecho mientras estabas encerrada en el trabajo, si fuera en serio lo de encerrarte, ni siquiera intentarÃa hablar contigo»
Grace no contestó, sólo miró. Su mano seguÃa debajo de la mesa, apuntándole con la pistola.
«Sólo quiero compensar los males que he hecho, como un adulto»
A tu manera arrogante y egoÃsta. Su suposición fue correcta cuando el hombre juntó las manos, la miró seriamente y volvió a hablar.
«¿No necesitas dinero? La herencia de tu madre, seguro que ya te la has gastado toda»
El corazón de Grace se hundió en ese momento. ¿Cómo sabÃa él que ella tenÃa una herencia?
'...¡Maldito seas, Joe!'
Mientras maldecÃa a su hermano, de repente se dio cuenta. No parecÃa saber exactamente cuánto habÃa heredado, teniendo en cuenta que ya se lo habÃa gastado todo.
«Parece que tienes muchos problemas.... Puede que no tenga conciencia, pero tengo mucho dinero»
El hombre, señalando con los ojos, comentó que parecÃa estar pasando por dificultades económicas. Lo que indicaba era la caja de chocolates y galletas que habÃa traÃdo ayer del teatro. En cuanto me di cuenta del malentendido, una mezcla de indignación y furia me invadió, haciendo que la nuca se me pusiera tensa.
«No tomé esto porque estuviera en dificultades económicas. Yo también tengo dinero. Todos, incluso si tienen dinero, no rechazan la oportunidad de obtener algo gratis. ¡No lo robé porque sea pobre!»
QuerÃa gritar de frustración, pero no podÃa porque la despertarÃa. Estaba frustrada hasta la locura.
«Si tienes dinero, ¿por qué recoges cosas tiradas por el teatro?»
«Ha....»
Grace apoyó una mano en su grasienta cabeza, nuestras definiciones de 'tener dinero' eran tan diferentes. De repente me di cuenta de lo tonta que era intentando que mi mundo tuviera sentido para un hombre que habÃa vivido toda su vida en un mundo diferente al mÃo.
«Tú, siendo noble y rico, obviamente no lo entenderÃas»
«¿No se supone que mi hija, también noble y rica, deberÃa desconocer estas cosas?»
Cerrando los ojos y gimiendo, Grace abrió los ojos al oÃr las palabras y miró con odio al hombre.
«¿Estás diciendo que estoy criando a mi hija de manera miserable?»
«No me referÃa a eso»
«Puede que a tus ojos, donde el dinero es más insignificante que una hoja seca, esto parezca poco, ¡pero he criado a Ellie sin que le falte nada!»
Boom.
Golpeé la mesa con el puño, incapaz de controlar mi ira. La voz del hombre era inusualmente tensa.
«Lo sé, Grace»
El hombre alargó la mano e intentó rodear el puño tembloroso de Grace.
«Me parece estupendo que hayas criado a Ellie tan bien, tú sola, supongo que lo que intento decir es: ¿por qué pasar por una lucha tan inútil?»
«No es la lucha lo que es inútil, eres tú»
Le apartó la mano y se levantó.
«Tienes razón, puedo criar a Ellie perfectamente sin ti, asà que ¿por qué no te largas de aquÃ, pedazo de inútil?»
Abrà la puerta principal y extendà la mano como para despedirlo.
«Adiós. Ha sido desagradable verte y espero que no tengamos que volver a vernos»
Como era de esperar, el hombre no se movió. Se quedó mirando a Grace un momento, luego suspiró y volvió a hablar, con la voz más baja que antes.
«CreÃa que te habÃa ofendido que empezara con el dinero....»
«Asà es»
«Te pido disculpas»
Grace entrecerró los ojos.
«No intentaba menospreciarte ni lavar mis pecados con dinero. Sólo querÃa que aceptaras mis disculpas porque sabÃa que no aceptarÃas dinero. Sólo querÃa darte algo que aceptaras»
«Ni siquiera quiero tu dinero»
«SÃ, odias todo lo que hago»
Murmuró el hombre, con la voz cerrada.
«Es bueno saberlo»
Con eso, sonrió amargamente y se levantó.
«No es tan malo que te odien, porque cualquier cosa que me des es realmente buena»
Una vez más, me costaba creer lo que oÃa. Me costaba creer que se hubiera enamorado y aún no pudiera salir de él, a pesar de que yo era la que lo habÃa enamorado.
Mientras Grace mantenÃa la puerta abierta y lo miraba con desprecio, él se dirigió tranquilamente a la cocina, abrió un armario y sacó una taza. Luego abrió una botella de agua con gas que estaba a un lado de la mesa de la cocina.
Los ojos de Grace reconocieron de pronto las huellas del hombre esparcidas por toda la casa: varias botellas de su habitual agua con gas sobre la mesa de la cocina. El osito del sofá llevaba unas gafas de sol de hombre y una corbata que ella no habÃa visto antes, su abrigo y su chaqueta colgaban descaradamente de la pared de la entrada, entre la ropa de ella y de su hija.
«Nuestra hija ya sabe incluso cómo quitarse su ropa y ordenarla. Habla tan bien que podrÃa avergonzar a un adulto. Además, cuando cierra los ojos, es como yo, pero cuando los abre, es como tú»
El hombre que habÃa estado actuando como si fuera el dueño de la casa empezó a presumir de Ellie como si fuera suya.
«Qué niña tan perfecta»
Grace abrió la puerta para replicar, pero él la cerró de un portazo.
«¿Una niña nacida del cuerpo de una rebelde, capaz de derrumbar todo lo que has construido, es perfecto? Despierta»
«¿Rebelde? No insultes a la madre de mi hija»
Grace se quedó muda por un momento, luego logró escupir la palabra.
«Loco»
Esta vez, sin embargo, no hubo recordatorio de no insultar al padre de Ellie. El hombre se rió, sin preguntar, mientras relataba cómo su hija habÃa insistido en tocar el claxon nada más subir al coche.
«Al ver algo tan absurdo, me recordó a mi cuando era pequeño»
Grace, que sin darse cuenta habÃa estado pensando en cómo ese hombre se parecÃa a Ellie cuando hablaba emocionada por sà sola, se sobresaltó.
«Ah, me preparó té nada más llegamos a casa, qué linda»
«Eso es algo que hago siempre que tengo visita, no lo malinterpretes, no lo hago porque me gustes»
«Claro que no, no le dirÃas eso a alguien que sólo es un invitado»
Ante la mirada de Grace, volvió a sentarse en la silla de la mesa y cruzó las piernas perezosamente, presumiendo.
«Ellie dijo que está contenta de que esté en casa, dijo que te querÃa, lo más importante, dijo que le gusto como padre»
«No me mientas»
«Pregúntale a ella»
El hombre asintió hacia el dormitorio. Cuando salÃ, Ellie estaba en la puerta del dormitorio, abrazada a un conejito de peluche, frotándose los ojos.
«Buenos dÃas, mi princesita»
El hombre tendió la mano a la niña mientras caminaba hacia él. Pero Ellie esquivó su mano y corrió hacia Grace.
«Mami»
La niña se aferró a sus piernas y frotó su cara soñolienta contra la palma de la mano de su madre. Pero en lugar de abrazarla, Grace se inclinó para quedar a la altura de los ojos de Ellie.
«Mamá, ¿Hiciste bien tu trabajo? Un besito»
«Ellie, ponte derecha. ¿Olvidaste lo que te dije sobre no seguir a desconocidos?»
Abrió los brazos y agarró a la niña que estaba a punto de abrazar, tirando de ella hacia arriba y reprendiéndola severamente.
«¿Eh? ¿Cuántas veces te lo he dicho?»
La sonrisa de su rostro sonrojado desapareció. La niña volvió a mirar al hombre con ojos desconcertados, se chupó el dedo y lloriqueó a Grace.
«Pero si es el padre de Ellie»
La voz de Grace se entrecortó. Nadie le habÃa dicho que no siguiera a alguien que se hacÃa llamar papá. No era un caramelo ni un juguete, era papá, ella lo querÃa más que a nada.
«Es culpa mÃa, no le hagas eso»
León se levantó y se acercó a la madre y a la hija. Un par de ojos turquesa le miraron como si fuera a matarlo, otro par de ojos turquesa parpadeó confusamente entre los dos. Los ojos de la niña revolotearon inquietos mientras miraba a Leon, de repente se abrieron de par en par.
«...¿No eres mi padre?»
La niña aspiró profundamente y rompió a llorar.
«¡Hmph!»
«Ellie, soy papá»
Leon se inclinó para abrazarla y fue rechazado de inmediato.
«¡No me gusta, señor!»
La niña le soltó la mano bruscamente y se aferró únicamente a su madre.
«¡Mamá! Ellie se asustó. Abrázame, abrázame»
Sólo tenÃa que decirle que tenÃa razón, pero Grace no lo dijo, ni siquiera lo levantó.
«Si estás enojado, desquÃtate conmigo. ¿Realmente necesitas hacer llorar a una niña que no sabe nada por algo tan insignificante?»
«¿Y tú quién eres para darme lecciones? Si te equivocaste, cierra la boca y punto»
«Mami, Ellie... snif... está triste. Abrázame»
Grace se levantó y la abrazó, pero sólo después de que empezara a dar pisotones. Le dio unas palmaditas en la espalda y dejó de llorar, pero siguió hipando y sollozando.
«Ellie, no vuelvas a seguir a un extraño sin el permiso de mamá»
Ellie se frotó los ojos contra el cuello de la blusa de su mamá y asintió. Leon cogió el conejo de peluche que se le habÃa caÃdo mientras se aferraba al cuello de su madre, ella se lo arrebató. La niña que, esta misma mañana, habÃa dicho que le dirÃa a su madre que querÃa vivir con su padre cuando viniera a visitarla, le miró fijamente. Los mismos ojos que tenÃa su madre.
Sentà que se me secaba la sangre.
Era tan fácil dar afecto, pensé, sin darme cuenta de que era igual de fácil quitárselo.
«Me has llamado secuestrador, pero el secuestro lo has hecho tú»
Cuando la niña se calló, enterrando la cara en su hombro, Grace giró hacia el hombre y bajó la voz.
«¿Te das cuenta de lo peligroso que ha sido lo que has hecho hoy?»
«No, no creo que esté de acuerdo con eso»
Leon agachó tanto la cabeza que pudo sentir el calor corporal y la respiración de Grace, luego susurró para que ella no le oyera.
«No existe nadie en el mundo que secuestre a un niño diciendo que es su padre. Por lo general, los niños no siguen tan fácilmente a alguien solo porque diga 'soy tu papá'»
Puso una mano sobre la cabeza de la niña, que temblaba con sollozos ocasionales.
«Esta niña ha reconocido que soy su padre, lo que significa que lo quiere, no tengo derecho a quitárselo sólo porque tú no me quieras»
Grace levantó la cabeza hasta quedar frente a frente con el hombre, le clavó los ojos y masticó cada palabra en voz baja pero con firmeza.
«Si eres el tipo de padre que creó un hijo para satisfacer sus propios deseos egoÃstas, entonces estás mejor sin uno»
El hombre que habÃa sido acusado de utilizar a su hija para su propia codicia puso cara de incredulidad.
«Grace, todos tenemos hijos para cumplir nuestros propios deseos: para continuar la lÃnea familiar, porque necesitamos a alguien que nos mantenga en nuestra vejez, porque nos gustan los niños, o incluso porque disfrutamos con ellos, accidentalmente. Nadie hace hijos por hacer hijos»
Grace se quedó muda, el hombre deslizó la mano que acariciaba el pelo de Ellie para unirse a la suya y acariciar la espalda de la niña.
«Lo único que importa es si asumes o no la responsabilidad. Me estás quitando el derecho a ser responsable»
Grace le apartó la mano.
«No intentes convencerme con palabras vacÃas como responsabilidad. Sólo quieres a esta niña como medio para conseguirme»
«No es eso. Casi desearÃa que hubieras dejado a la niña en la casa de la ciudad aquel dÃa, habrÃa sido mucho más difÃcil encontrarte, pero me habrÃa encantado criarla, quizá habrÃa hecho un poco más fácil sobrellevar tu ausencia»
Inclinó la cabeza y rozó con los labios la mejilla de Grace cuando ella intentó apartarse, luego besó la parte superior de la cabeza de Ellie. Las comisuras de su boca se curvaron mientras la miraba, no a ella, sino a su hija con unos ojos que no podÃan evitar ser cariñosos. No un medio para capturarla, no un heredero. Por más vueltas que le daba, no entendÃa por qué la querÃa tanto cuando no le servÃa para nada.
«Aléjate»
Antes de darse cuenta, la mano de él le rodeaba la cintura. Apartando al furtivo hombre que la habÃa abrazado subrepticiamente mientras discutÃan, Grace se sentó en el sofá. Ya era bastante difÃcil cargar con una niña normal de dos años, pero llevar a un niño mucho más grande y pesado que su propia edad parecÃa que le iba a romper la espalda y los brazos.
Al recuperar el aliento, Grace hizo una mueca. Su hija, aferrada a ella como un koala bebé, olÃa fuertemente a la colonia del hombre.
SabÃa que no debÃa pensar en ello, no con una niña de apenas tres años, pero se sentÃa mal. HabÃa hecho todo lo posible por proteger a esa niña de la maldad de su padre, pero lo habÃa traÃdo a casa con sus propias manos. Me habrÃa reÃdo si hubiera cogido un cachorro.
Es culpa mÃa por no enseñarle qué clase de hombre es su padre. No, no es culpa mÃa. ¿Cómo iba a decirle que su padre era una mala persona? Después de todo, todo era culpa del hombre por atraerla tan astutamente.
«Ellie, ¿estás dormida?»
Grace apartó con un manotazo la mano que él le tendÃa mientras se acercaba. Cuando la niña enterró la cabeza en su hombro y negó con la cabeza en respuesta, el hombre no se echó atrás y volvió a preguntar.
«Cariño ¿no tienes hambre? Ya ha pasado la hora de cenar»
Tanto si Grace lo fulminaba con la mirada como si no, el hombre se inclinó y estableció contacto visual con la niña.
«Ellie, ¿Qué quieres comer? ¿Langosta como en el almuerzo? Dijiste que te encantó porque se derretÃa en tu boca. ¿Y tú, mamá?»
La mano del hombre apenas habÃa llegado a su hombro cuando un fuerte sonido de bofetada resonó en el aire.
«No toques a mamá»
«Cariño, tienes las manos picantes como tu mamá»
El hombre ahuecó la mejilla de Ellie con el dorso de su maltrecha mano y se rió.
«No me gustas, señor. Mamá está enojada por tu culpa»
«No soy un señor, soy tu papá»
«Mamá ya no está enojada. Está bien ahora»
Se le levantó el ánimo al instante, Grace abrazó a Ellie y le besó la cabeza. Mientras le limpiaba las largas lágrimas de las mejillas, la niña levantó la vista y preguntó.
«¿Mamá no está enfadada?»
«No, pero ya no puedes seguir a extraños»
Asintió rápidamente y señaló con el dedo al hombre sentado a su lado.
«Dile que se vaya»
El hombre, que ya habÃa soportado que lo llamaran 'señor' y ahora incluso escuchaba que le pedÃan que se fuera, puso cara de alguien que acaba de recibir un golpe. Luego lanzó una mirada a Grace, una clara presión silenciosa para que confirmara que él era su papá. Grace fingió no darse cuenta y siguió quitando las bolitas de pelusa del pijama de Ellie.
«Ellie, es tu papá»
«No, es un señor desconocido»
«Dice que soy un desconocido. Que me vaya»
«¡Eso, vete!»
Ellie seguÃa ignorándolo, para colmo, Grace parecÃa estar de su lado. El rostro del hombre se oscurecÃa cada vez más, reflejando una mezcla de incredulidad y frustración. Sin embargo, cuanto más evidente era su malestar, más desconcertada se sentÃa Grace.
Se trataba de un hombre que, en el pasado, se habrÃa sentido demasiado humillado por el rechazo como para forzar su salida. Pero ahora intentaba persuadirla con palabras, no por la fuerza. No, era más una súplica que una persuasión.
¿Está muerto el Leon Winston que yo conocÃa?
Era tan absurdo que parecÃa como si alguien hubiera matado su alma y dejado solo la cáscara. El hombre, que siempre habÃa tomado a la ligera el ser odiado por el rey, ahora no sabÃa qué hacer porque una niña de apenas dos años lo odiaba, oscilando entre el cielo y el infierno con cada reacción del pequeño.
«Hoy te has divertido con tu papá»
Ella asintió, al hombre se le iluminó la cara.
«¿Y recuerdas que papá dijo que le gustaba Ellie?»
«Ya no quiero, señor»
La expresión del hombre cambió de inmediato, de un color rojo brillante a un tono pálido.
«Papá le compró un regalo a nuestra princesita»
«Mamá dice que no debo aceptar regalos de extraños»
Y junto con el hombre, Grace estaba en el cielo y el infierno por la reacción de su hija.
«Ellie, ¿de verdad quieres que papá se vaya y no vuelva nunca?»
La pregunta del hombre, con las probabilidades en contra, la hizo reflexionar.
«Pero tú no eres el papá de Ellie ......»
Se chupó el dedo y murmuró.
«No lo eres ....... Mamá dice que el papá de Ellie está en el cielo....»
Mientras decÃa eso, miró a Grace con los ojos codiciosos de Ellie. Luego miró a su padre con esos mismos ojos.
«Mamá dijo que Ellie no tiene papá .......»
Tanto el hombre que no conocÃa bien a Ellie, como la mujer que sà la conocÃa, estaban descorazonados.
Al parecer, todos esos empujones y llamarlo 'Señor' antes eran sólo para llamar la atención de su mamá. Cuando se le pasó el enfado conmigo y dejó de decirle nada a su padre, empezó a decir lo que pensaba.
Mamá, me gusta ese señor. Por favor, dime que ese señor es mi papá.
Ellie lo decÃa con los ojos.
¿Por qué te gusta tanto?
Quisiera decir que si realmente quiere un papá, puedo hacer que tenga uno mejor, pero al ver los ojos de la niña, ya es demasiado tarde. La niña, que generalmente no le gustaban los hombres mayores, ha aceptado fácilmente a ese hombre. ¿Será que, como dicen, la sangre tira más que el agua? ¿O tal vez solo está engañada por su apariencia pulcra?
Al darse cuenta de que no tenÃa buen ojo para las personas, se sintió mareada. Pero, al final, no podÃa decir nada, ya que, de alguna manera, él también se parecÃa a ella.
«Ellie....»
Ahora Grace se sentÃa mal y querÃa decirle a Ellie que estaba enferma y pedirle un abrazo. Pero era una mujer adulta, no una niña. No podÃa dejar que una niña, que habÃa quedado inocentemente atrapada en el fuego cruzado de las riñas infantiles de un adulto, volviera a quedar atrapada.
Grace miró al hombre con los mismos ojos doloridos que él. Sus hombros se hundieron y recordó cómo habÃa enterrado la cara en el bonete de Ellie la noche anterior, con los hombros agitados.
Si quisiera llevársela, ya lo habrÃa hecho. Si quisiera que Ellie dijera 'papá' y lo amara, ya lo habrÃa hecho. Tal vez el arrogante habrÃa dicho: 'No necesito tu afecto después de esta humillación', y se habrÃa marchado.
Pero sigue aquÃ, esperando a la niña y su sentencia, ahora está de rodillas.
«Grace, por favor....»
TodavÃa no puedo confiar en él, todavÃa no puedo perdonarlo. Sigo queriendo que sufra. A pesar de estos gritos de razón, los ojos de Grace parpadeaban confusamente entre el hombre arrodillado y la cara de su hija mientras se chupaba los dedos, antes de hablar.
«Ese es el padre de Ellie»
En ese momento, sonrisas idénticas se grabaron en los dos rostros sorprendentemente parecidos. Grace tragó un suspiro y dejó a la niña en el suelo. Con un brillo en los ojos, le di un codazo en la espalda y se acercó a su padre, que seguÃa de rodillas.
«Papá....»
El hombre vio emocionado cómo la niña abrÃa los brazos y caminaba hacia él, en cuanto oyó las palabras, no pudo contenerse y la cogió en brazos. Su sonrisa se ensanchó.
«Mi hija»
Grace cerró los ojos cuando la voz reprimida sonó húmeda.
Olvidé por un momento que era escurridiza.
«¡Vaya!»
Preguntó la niña, que entró corriendo en cuanto se abrió la puerta del salón de la suite, mientras daba vueltas alrededor de la gigantesca casa de muñecas.
«¿Ahora es de Ellie?»
El hombre que entró tranquilamente detrás de ella asintió. El hombre sonrió mientras le daba unas palmaditas en la cabeza a la emocionada niña, pero Grace, que seguÃa de pie en la puerta, no lo hizo.
Al parecer, en su ausencia, el hombre habÃa hecho un trabajo minucioso con la niña. HabÃa hecho un trabajo minucioso con ella mientras ella no estaba.
Me arrodillé y me pregunté si todo era una actuación, ahora me sentÃa como una idiota.
«¡Mamá, mamá! ¡Esto es!»
gritó repetidamente, cuando entró en el salón, un asistente que esperaba detrás de ella cogió una maleta y se dirigió al dormitorio que habÃa justo dentro del salón. La maleta sólo contenÃa lo suficiente para unos dÃas de estancia. No tenÃa intención de ceder a los deseos del hombre.
«Mamá, esto es de Ellie»
«La casa de muñecas de Ellie es mejor que la casa de Ellie....»
No me di cuenta cuando estaba expuesta en los grandes almacenes, pero la casa de muñecas se plegaba y se hacÃa mucho más grande cuando se desplegaba. Era difÃcil saber cuántas habitaciones tenÃa a simple vista. El interior estaba decorado con pan de oro, porcelana y seda, como corresponde a un juguete de la familia real.
«¡Vaya! ¡La chimenea está encendida! ¡Las puertas están abiertas!»
El hombre, que miraba encantado a la niña entusiasmada mientras observaba cada habitación, hizo un gesto a una empleada que estaba detrás de la casa de muñecas. Los ojos de la niña se abrieron de par en par cuando el asistente sacó un largo cable de algún lugar de la casa y lo conectó a una toma de corriente.
«¡Se encendieron las luces!»
Una pequeña araña de cristal y una lámpara iluminaban la casa de muñecas. Cuando la habÃa visto en los grandes almacenes, me habÃa preguntado por qué una caja de madera costaba el sueldo de medio año, pero al mirarla más de cerca, me di cuenta de que valÃa la pena.
«La muñeca está aquÃ, señorita»
No sé en qué momento le dijo a la empleada, pero la empleada llamó 'señorita' a Ellie y abrió la gran caja. Los ojos de Ellie volvieron a abrirse de par en par.
«¿Qué va a hacer mamá?»
Grace tiró de ella, incapaz de apartar los ojos de las muñecas de madera intrincadamente pintadas que habÃa en cada uno de los muchos compartimentos. El hombre se agachó y la levantó, ansioso por jugar.
«Mi pequeña, ¿Qué quieres que papá te compre mañana?»
«¿Mañana?»
La atención de la niña se desvió rápidamente del juguete al hombre, la mirada no tan bonita de Grace se clavó en él.
«Puedes abrir el regalo de tu mamá el dÃa de Navidad y el de tu papá todos los dÃas antes de esa fecha, ¿Qué te parece?»
«¿De verdad?»
El hombre asintió, mirando a los ojos de la niña, que brillaban de codicia.
«Asà que mañana, piensa en lo que quieres que te regalen. Recuerda. Papá puede darle a Ellie lo que quiera»
El hombre besó la mejilla de la niña y luego volvió los ojos hacia Grace, que le miró fijamente a los ojos sonrientes.
La niña, aunque se estaba quedando dormida, no solo se negaba a soltar la muñeca, sino que también dijo algo extraño como que querÃa dormir frente a la casa de muñecas. Al final, no pudo vencer el sueño y, en el momento en que se quedó dormida en la cama, murmuró algo sobre celebrar un baile en la habitación más grande o hacer planes para jugar al dÃa siguiente.
El feliz dÃa de Ellie alegró a Grace, pero no pudo evitar sentir una punzada de soledad.
Grace estaba sentada sola en el bar, en algún lugar de la espaciosa suite, dando vueltas a la espita de su cóctel de cereza. Su vaso alto de ginebra y zumo de limón mezclado con soda estaba ya más que medio vacÃo. Mientras calmaba su agotado cerebro con una copa, no dejaba de pensar lo mismo.
Todo es tan inesperado.
Desde su imaginación hasta sus sueños, ninguno de los escenarios que habÃa dibujado tantas veces, de lo que pasarÃa si la pillaban, se habÃa hecho realidad.
HabÃa utilizado a una Ellie desprevenida para atraerla de vuelta al hotel, pero no la habÃa arrastrado a Winsford de inmediato. Winsford puede estar lejos, pero la cama está cerca. Espero que arrastre a Ellie a la cama en cuanto se duerma, pero dice que tiene que trabajar y se dirige a una sala de conferencias en algún lugar de la suite.
Estaba tan desorientada que me preguntaba si era un sueño.
Al sentarse con las piernas cruzadas en un taburete alto, Grace se dio cuenta de que algo más no encajaba.
¿Por qué no le quitaron el arma?
La funda que llevaba en la pierna aún contenÃa una pistola cargada. Tal vez se distrajo con el niño y lo olvidó, pero era imposible que un hombre tan implacablemente militar olvidara algo tan crucial.
HabÃa cambiado su táctica para atar la mente, no el cuerpo.
Grace, que habÃa estado reflexionando sobre esto mientras hacÃa estallar la cereza, se rió de repente con autodesprecio. Ser capturada tiene una ventaja. Al menos, esta noche no tendrÃa pesadillas sobre su captura.
Era en el momento en que, sonriendo, tiraba el tallo en el cenicero y sacaba una cereza del cóctel de la botella. Desde detrás de ella, la puerta se abrió y se cerró de inmediato. Sosteniendo la cereza, cuyo jugo rojo goteaba, Grace prestó atención al sonido de los pasos familiares.
Pronto empezó a sonar jazz en el gramófono. Grace giró la cabeza cuando los pasos que se acercaban cortaron las melodÃas de piano y trompeta. Como era de esperar, la boca del hombre se curvó suavemente en cuanto sus ojos se encontraron con los de ella. Grace sonrió con el rabillo del ojo, no con la boca.
«Es una gran canción. Me recuerda a la cámara de tortura. Cuando me capturaban, venÃas a verme con el jazz sonando y los pasos resonando, igual que ahora cuando empiezas el periódico. Eran buenos tiempos»
La sonrisa desapareció del rostro del hombre. Cogió el gramófono y Grace le lanzó una mirada severa.
«No lo apagues»
El hombre levantó la mano para tocar el gramófono y se acercó a él, manteniéndolo en una postura de no disparar. Grace volvió a inclinarse hacia delante y se metió una cereza en la boca. Mantuvo una expresión rÃgida y sonrió para sus adentros mientras el hombre rodeaba la barra y sacaba una botella de brandy y copas de cristal del estante de la pared, frente a Grace.
El hombre estaba aquà para regatear o persuadir. Para evitar caer presa de sus artimañas, necesitaba sacarle de sus casillas, asà que sacó a relucir lo que parecÃa ser el tema más desfavorable para él en ese momento, y le rompió el ánimo de inmediato.
En tres años se le habÃan caÃdo los dientes al león, lo creas o no, Grace no perdió ocasión de ponerse encima de su cabeza.
«Entonces, ¿Cuál es su papel hoy, Capitán?»
«Grace, yo ....»
«Oh, Dios, mi nombre en tu voz. Ya es una tortura»
El hombre, que estaba a punto de decirle algo con cara seria, puso cara de vergüenza ante su actitud perversa y cerró la boca.
«Ya lo he hecho»
Cuando el hombre le ofreció brandy, Grace respondió de manera brusca mientras removÃa su largo vaso con un muddler. Él se sentó a su lado, dejó un vaso de cristal lleno de hielo y brandy en la barra, metió la mano en el interior de su chaqueta gris oscuro.
«A Ellie no le gusta el olor a cigarrillo»
Con las manos vacÃas, Grace volvió a reÃr para sus adentros.
Eres mucho más débil de lo que solÃas ser, Leon Winston.
Durante el resto de la noche, Grace apretó la mandÃbula, tarareó una melodÃa de jazz y agitó el frasco en su copa, mientras exhalaba lentamente de vez en cuando.
Sólo cuando el hielo de la copa de brandy se derritió y tintineó, Grace levantó la vista. El hombre no bebÃa ni hablaba. TenÃa la mandÃbula desencajada y la mirada fija, asà que Grace siguió su mirada y se encontró mirándolo fijamente.
SeguÃa mirándola en el espejo de la pared. Los mismos ojos que habÃa visto antes, mirando a Ellie jugar con sus muñecas.
«Guapa»
La expresión de Leon cambió cuando la mujer del espejo le miró con ojos provocativos. Respiró hondo y lo soltó, murmurando.
«Te sienta bien el rubio»
Y esos labios rojo brillante.
«Ahora que lo dices, ¿no crees que nos parecemos un poco?»
Leon sofocó otro pensamiento inoportuno y cambió de tema con un gruñido, un impulso que habÃa creÃdo muerto durante tanto tiempo despertó en cuanto volvió a ver a Grace.
«Me morÃa por verte....»
Grace siguió mirando al espejo y él giró hacia ella.
«Apuesto a que no me has echado mucho de menos»
Grace también giró la cabeza hacia el hombre. Con los ojos bien abiertos, estaba a punto de burlarse de él con un '¿lo sabes bien?' cuando ella dijo:
«Porque te veo todos los dÃas»
Los ojos de Grace se desviaron hacia el hombre, que esbozaba la misma sonrisa que su hija.
«¿Cómo has estado?»
Ahà está otra vez. Como si fueran amantes perdidos. Ella levantó su copa sin contestar.
«No he estado bien»
El hombre respondió a una pregunta que no le habÃan hecho. Los ojos del hombre se encontraron en el espejo y sonrió amargamente. Pero la sonrisa pronto se desvaneció.
«Me arrepentà todos los dÃas durante dos años. Me arrepiento de muchas cosas, pero fui insoportablemente estúpido por perder la oportunidad de conocer a mi hija. ¿Sabes lo doloroso que es echar de menos un rostro que ni siquiera conoces? No puedo verla ni en sueños»
El hombre la miró y le dirigió otra mirada de lástima, pero Grace no sonrió.
«Por eso esta vez fui primero a por Ellie»
Por supuesto, también habÃa el cálculo de que si atrapaba a Ellie, tú también serÃas atrapada. Añadió el hombre, mientras Grace lo miraba con furia. El hombre, al darse cuenta, levantó la copa y bebió el brandy, sonriendo amargamente, tan amargo como el licor.
«Mejor de lo que imaginaba»
Las comisuras de su forzada boca respingona se crisparon ligeramente.
«Demasiado encantador para ser doloroso. Entonces, qué encantadora debe haber sido mi hija estos últimos dos años y medio, lo que también está más allá de mi imaginación, pero siempre me quedará imaginarlo»
«Felicidades»
Ante eso, el hombre rió sin entusiasmo, luego murmuró.
«Me has dado una lección, que asà es como se debe castigar»
«Eso es un cumplido de un experto en tortura de 12 años. Me siento halagada»
Grace levantó su copa, burlándose de él con un toque socarrón.
«Oh, tengo un cumplido más para ti»
«Oh, no. Papá Noel, ¿estás escuchando?»
El hombre sonrió con una ligera risa y continuó hablando.
«Es un talento natural el de saber molestarme. Ponerle el nombre de alguien que odio a mi hija... Pero esto no lo sabÃas, ¿verdad? El apodo de Lady Elizabeth Winston no es Ellie, sino Beth. Cariño, lamentablemente, has fracasado en la mitad de lo que intentabas»
El hombre se inclinó hacia ella, con la mandÃbula desencajada. El olor de su colonia se hizo más intenso y estaba lo bastante cerca como para respirarle en la oreja, pero Grace fingió no darse cuenta.
«¿Sabes qué? El hecho de que quieras colocarme de cualquier manera es la prueba de que no puedes deshacerte de mû
No se equivocaba, pero se equivocaba al decir que el nombre de su hija era una prueba.
«Sólo la llamé asà porque es el nombre más común, idiota»
«¿Para tu única hija? Eso no es justo. Ellie se decepcionará de su madre cuando se entere»
Grace inclinó su vaso, luego puso los ojos en blanco y se rió.
«¿No se decepcionará de su padre?»
El hombre se mordió el labio inferior, asintió con la cabeza y se alejó obedientemente. Luego giró hacia ella.
«Por cierto, usted fue quien me salvó la vida ayer»
Esperaba que soltara alguna gilipollez sobre que salvarme la vida otra vez era la prueba de que no podÃa quitármela de encima, pero no lo hizo.
«Gracias»
«Me arrepiento. DeberÃa haberte dejado morir»
El hombre se rió como si supiera que no hablaba en serio.
«¿Viste la pelÃcula? ¿No fue terrible?»
«Es la mejor pelÃcula jamás hecha»
«A mà también me lo pareció»
Se rió entre dientes, jugueteando con su copa de brandy, luego murmuró.
«No es tan malo que odiemos lo mismo, después de todo, siempre estamos más cerca cuando odiamos lo mismo que cuando nos gusta»
Fue un esfuerzo fingido por entrelazarlos de algún modo. Grace miró al hombre con ojos de lástima y preguntó.
«Entonces, lo que quieres decir es que la persona que odia a un hombre llamado Leon Winston es, de hecho, mi pareja destinada por el cielo, ¿verdad?»
«Significa que yo soy tu pareja»
Mientras Grace, sorprendida, se quedaba sin palabras, el hombre, con una expresión amarga, inclinó su copa y bebió. Aquel hombre, que era la personificación del narcisismo, habÃa dicho que no le gustaba. Ella se sentÃa confundida.
«Grace, he venido a disculparme»
El hombre dejó su vaso y volvió a mirar a Grace. De su expresión a su voz, toda la alegrÃa y la risa habÃan desaparecido, estaba serio. Sólo cuando pronunció la palabra disculpa se dio cuenta de que se sentÃa más incómoda cuando era sincero que cuando llevaba una máscara y actuaba con descaro.
«No hace falta»
Levantándose, rodeó la cintura de Grace con el brazo. Sus cuerpos se apretaron hasta que el hombro de ella se apoyó en el pecho de él, ella le advirtió mientras él la miraba con ojos desesperados.
«Suéltame ahora»
«Depende de ti si aceptas mis disculpas o no, pero por favor, sólo escucha»
Miré fijamente a Grace como diciendo: 'Adelante, vas a hacer otra declaración arrogante y descarada bajo la apariencia de una disculpa'. Frunció los labios como si estuviera eligiendo sus palabras, luego se esforzó por sacarlas.
«Pensé que me habÃas engañado y utilizado. Me resultaste odiosa, deberÃa odiarte, pero me odiaba a mà mismo por ser tan miserable y patético al seguir gustándome alguien como tú. ¿Lo entiendes?»
«¿Es eso una disculpa?»
«Escucha hasta el final»
El hombre agarró el brazo de Grace cuando ella intentó alejarse. Al sentir su mirada furiosa, él soltó su mano que sostenÃa su brazo.
«Por favor»
Pero él dijo, todavÃa abrazándola por la cintura.
«Es curioso, pero te tenÃa miedo»
En ese momento, Grace recordó las palabras que el hombre le habÃa susurrado en su débil conciencia el dÃa que estuvo a punto de ser colgada de la soga.
«Grace, a decir verdad, me das miedo»
En aquel momento, el hombre era un dios que tenÃa el poder de la vida y la muerte en sus manos, asà que ella pensó que lo habÃa oÃdo en un sueño.
«Te llamaba puta porque sentÃa que me pisotearÃan si no te pisoteaba, te trataba como a un perro porque tenÃa miedo de que me arrastraras»
«¿Y?»
«No lo digo para justificar mi comportamiento, en ese entonces no lo sabÃa, pero ahora sé lo que hice, al final elegà un camino patético y cobarde»
Sólo estás actuando, dijo Grace, con los ojos vacilantes mientras se esforzaba por despojarse de la máscara invisible y mirar a los ojos sinceros del hombre.
«Lo que ha pasado entre nosotros es culpa mÃa, no has hecho nada malo, lo siento»
La disculpa sonaba genuina, eso hizo que Grace se sintiera aún más incómoda. QuerÃa salir corriendo, pero sus pies no se despegaban del suelo.
«De hecho, me gustarÃa repasar todo lo que te he hecho y disculparme, pero me llevarÃa toda la noche, estoy seguro de que es una historia desagradable para ti....»
¿Qué demonios te ha pasado en mi ausencia? Debió de interpretar su incapacidad para decir nada como un rechazo, porque la cabeza le daba vueltas y el brazo que le rodeaba la cintura se soltó.
«Ya he terminado. AvÃsame si cambias de opinión. Que tengas un buen sueño con Ellie....»
Fue él, no ella, quien tomó sus pies primero.
Grace detuvo al hombre que estaba a punto de marcharse. Con una mirada llena de desconcierto, pero con un leve destello de expectativa, lo observó desde su confusión.
Odio a ese hombre. Le odio por las cosas crueles que me ha hecho. Pero si le preguntabas si todo era culpa suya, no podÃa decir que sÃ. Todos los implicados en su relación eran culpables, excepto Ellie, la vÃctima inocente, Grace no era una excepción.
«Te mentà y te utilicé»
«No, tú eres la que fue engañada y utilizada»
Las yemas de los dedos le apartaron el pelo de la cara y una palma caliente se cerró sobre su mejilla. El hombre puso cara de dolor y la acarició para reconfortarla.
«Tú no formabas parte de los asuntos de tu padre, no sabÃas lo que iba a pasar y sólo te obligaron a ir de incógnito por mû
Grace se sintió culpable mientras le defendÃa. Era cierto que habÃa intentado no infiltrarse, pero habÃa dudado más por su propia seguridad que por su conciencia.
«TenÃa la impresión de que te habÃan tratado toda la vida como un miembro más del ejército revolucionario, que se habrÃan aprovechado de ti asÃ....»
«.......»
«Ese dÃa no debà dejarte ir. ¿Sabes cuántas veces reprimà el impulso de saltar del coche y traerte de vuelta mientras llorabas camino a la estación de tren? DeberÃa haber cedido a ese impulso y haberte llevado conmigo. Jamás imaginé que terminarÃas escuchando una historia tan impactante como esa»
Grace volvió a la realidad y apartó al hombre que le abrazaba con una mirada de disculpa.
«¿Has visto el diario de mi madre?»
Al responder con una mirada, Grace se quedó pensativa y le apretó la mandÃbula.
«¿Por qué tenÃas que ver eso?»
El hombre habÃa mirado detenidamente sus secretos, incluso los de su madre. Sintiendo una humillación profunda, Grace temblaba, con las manos temblorosas. Cuando él las rodeó, intentando consolarla, ella lo apartó bruscamente y, con dificultad, logró esbozar una sonrisa sarcástica.
«Debes alegrarte de que tu enemigo viviera y muriera tan miserablemente»
«No, en absoluto»
Él hizo una expresión dolorosa nuevamente. ¿Cómo se atrevÃa?
«¡Quién eres tú para compadecerte de mi madre!»
Que el hombre sintiera alegrÃa o pena por su madre y su sufrimiento era igualmente humillante para Grace.
«Entonces, ¿Qué se supone que debo sentir?»
No me preguntes. Grace enterró la cara entre las manos y gimió. La cabeza le palpitaba.
«Tu madre es una culpable porque ayudó a matar a mi padre, también es una vÃctima porque se aprovecharon de ella, igual que de ti. Asà que lo que sientas por ella está bien y mal a la vez, yo lo sé, por eso no sé qué hacer»
En ese momento, Grace se dio cuenta de por qué tenÃa tantos conflictos sobre lo que sentÃa por él.
Lo que siento por ti está bien y mal al mismo tiempo.
La contradicción la dejó perpleja; sus sentimientos por él llevaban años estancados, pero él dio un paso al frente y le ofreció la mano sin vacilar.
«Grace, deja atrás los asuntos de los que ya no están y piensa sólo en el futuro de los tres»
Lo que sientes por mà sólo es justo si no lo sientes todo.
«¿Qué hay de diferente entre tú y mi madre? ¿Y qué hay de diferente entre tú y yo? Todos somos tanto vÃctimas como victimarios»
«¡Tú no eres una victimaria!»
«¡Claro que lo soy! No te equivoques»
«No hiciste nada malo, todo es culpa mÃa»
Cuanto más lo decÃa, más Grace sólo podÃa ver sus defectos. Una a una, las cosas que habÃa hecho y que sabÃa que le harÃan daño pasaron por su mente.
Se habÃa metido en su piel, sabiendo que recibirÃa brutales represalias. El alcance de lo que hizo fue inesperado, pero la naturaleza de su comportamiento era algo que Grace ya habÃa previsto cuando se habÃa infiltrado.
Tal es la naturaleza de las relaciones adversarias. La piedad es un insulto sublime.
Asà que cuando este hombre ofreció una disculpa, esperaba que utilizara la excusa de que una vez fuimos enemigos y no se podÃa evitar, al igual que hizo Grace cuando fue capturada por primera vez. Pero abandonó la excusa. En su lugar, defendió a Grace.
Me siento incómoda.
No voy a disculparme por lo que hice. Ya has pagado demasiado por lo que hiciste. Al diablo con las disculpas, vengémonos como siempre. Mi venganza aún no ha terminado.
Pero, ¿por qué haces esto?
PodrÃa entenderlo si simplemente te estuvieras inventando una disculpa exagerada para ganarte mi perdón. Pero ese hombre, era sincero.
El monstruo, aunque no puedas perdonarlo, dice palabras que son imposibles de entender.
«No hiciste nada malo»
Verle repetir las mismas palabras como si le hubieran lavado el cerebro hizo que se me oprimiera el pecho. Me pregunto si asà se sentÃa el hombre en su pasado ciego.
Mientras le miraba fijamente, Grace se dio cuenta de algo de repente y preguntó.
«¿Soy inocente?»
El hombre asintió sin dudar.
«¿Porque no puedes odiarme?»
Grace no es inocente. Fue creada para ser inocente.
«¿Porque yo, que tengo pecado, no puedo amar con la cabeza en alto?»
Él es un hombre que se encarga de castigar a los culpables. Amar a una culpable va en contra de su credo, asà que lo que decÃa era que quizás se habÃa autoinducido la idea de que ella era inocente, actuando a su manera.
«Grace, no es asÃ. Ya no somos enemigos, asà que no puedo considerarte culpable. Todo lo que creà que era culpa tuya fue un malentendido por mi parte. TenÃas tus razones para hacer lo que hiciste y, por supuesto, te quiero seas quien seas»
El hombre que habÃa tomado el camino más fácil y habÃa acabado atascado en contradicciones intentaba encontrar un camino a través de ellas, pero Grace no tenÃa intención de cogerle la mano.
«No necesitas intentar amarme con la cabeza en alto, a pesar de mi pecado. Porque yo tampoco tengo intención de amarte»
Vamos a seguir caminos separados, dijo ella con firmeza, la desesperación empezó a oscurecer los ojos del hombre. Mientras lo veÃa apretar los ojos y respirar hondo, como si reprimiera algo, le preguntó:
«¿Aún no te has dado cuenta? Sólo fingÃa quererte para vengarme de ti»
«Lo sé»
«Entonces, ¿por qué un hombre con tanto orgullo como tú se aferra a algo tan falso?»
«Si lo falso era tan bueno, sólo estoy ávido de lo mucho mejor que es lo real»
Grace resopló.
«Asà que quieres ganarte mi perdón para eventualmente ganarte mi amor»
Él no discutió, Grace no pudo dejar de reÃr.
«¿Crees que te veo como ese chico de la playa?»
«No, me ves como el monstruo que te encarceló y atormentó»
«Si lo sabes tan bien, ¿no deberÃas dejar de desearlo? Ah, Winston, no tienes conciencia»
Grace le espetó al hombre que me miraba con rostro severo.
«Sigues poniendo tu propia codicia primero»
«¿Cómo puedo dejarte ir? Puedo dejar ir todos mis otros deseos, pero no puedo dejar ir mi deseo por ti. Es lo único que me ha mantenido vivo durante los últimos tres años»
«No me mires asû
No pongas esa expresión lastimera, como si fueras aquel chico. Grace apretó los dientes. Pero al no poder soportarlo, se dio la vuelta para evitar ver el rostro del chico que le venÃa a la mente y comenzó a lanzar comentarios sarcásticos.
«No es asunto mÃo si lo sientes o no. ¿Cómo esperas empezar de nuevo después de lo que hiciste? Oh, es verdad, Winston no tiene conciencia, lo sigo olvidando»
«No lo volveré a hacer»
«Bien por ti. Mejor suerte con la próxima chica»
«Me gustarÃa expiar lo que he hecho, si me das la oportunidad»
«Oh, ¿todavÃa quieres portarte bien conmigo?»
Grace cruzó los brazos, giró en ángulo y torció los labios.
«Hay una manera»
El ceño sombrÃo del hombre no cambió, aunque ya podÃa leer la burla en su voz.
«Ruega fervientemente a Dios. Suplica algo como, 'Por favor, déjame regresar al pasado.' Porque esa es la única manera de enmendar lo que hiciste»
«Rogar a ti serÃa...»
«Leon Winston, no soy Dios»
La mujer escupió la última palabra con indiferencia y se marchó.
No, eres un dios.
Leon escuchó el sonido de sus tacones mientras se alejaba, escupió en silencio las palabras que no se atrevÃa a decir a un absoluto que no sabÃa qué poder ejercÃa.
Te temÃa, impotente en mi prisión, temÃa que me convirtieras en lo que soy ahora.
Me enamoré del enemigo y crucé una lÃnea que no debÃa cruzarse. Al final, le das todo lo que tienes al enemigo.
Mientras observaba a los demás hombres pisar cada mina a la vista de todos, se reÃa de su estupidez. Pero cuando se dio cuenta, ya habÃa pisado todas las minas y perdido las dos piernas. Él era el que estaba atascado, no ella.
El miedo. Puedes tomar una decisión de salvación. Tienes el poder de la vida y de la muerte. El cielo y el infierno pueden ponerse patas arriba con una sola palabra.
Y asà Grace Riddle era el dios de Leon Winston.
Grace habÃa presumido una vez de haberse hecho a sà misma un dios, pero al final, Leon la habÃa hecho suya.
Tengo miedo. De lo que me harás cuando te des cuenta de que eres mi dios. Cuando te des cuenta de que puedes condenarme al infierno con una mirada, te regocijarás y te volverás aún más cruel de lo que ya eres.
Asà que su cruel dios no debe saberlo.
Asure: Buenos dÃas chiques, primer capÃtulo del dÃa (Página 195/533), disfruten x ahora, mas tarde publico el otro.
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