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«En esta época del año, los niños del pueblo iban a recoger castañas y setas al bosque junto al rÃo»
Jimmy podÃa oÃr cómo me temblaba la voz, pero no podÃa evitarlo.
«A veces....»
Jimmy se estremeció y se interrumpió cuando el demonio que estaba al otro lado de la mesa de metal extendió la mano. Winston tiró el puro con indiferencia al cenicero que habÃa en el centro de la mesa y luego ordenó a Jimmy, aterrorizado y sin aliento.
«Continúa»
«A, a veces …»
En cuanto abrió la boca, le volvió a temblar la voz. La mano que escondÃa bajo la mesa temblaba igualmente. Se arrepintió de haberle pedido a Grace que pusiera sus manos sobre este demonio de locura. Después de los últimos 3 años, después de experimentar a Leon Winston de primera mano, lo sabÃa. Era una tarea imposible para cualquiera desde el principio.
Todos los de su cÃrculo Ãntimo murieron hace tiempo tras ser brutalmente acosados y torturados como hormigas ante un niño que no distingue el bien del mal. Los dos últimos que habÃan planeado matar aún respiraban.
Dave tenÃa garantizada la vida hasta que atraparan a Nancy, pero Jimmy no. VivÃa una vida que no estaba del todo viva, sin saber cuándo podrÃa ser ejecutado por capricho del demonio o por un cambio de circunstancias.
«…iba a pescar de vez en cuando»
TenÃa miedo de lo que pudiera decir hoy aquà que le hiciera ser ejecutado, pero al mismo tiempo, deseaba poder morir ya. Estoy destinado a morir de todos modos.
MatarÃa al demonio si tuviera que hacerlo, pero no tenÃa fuerzas. Su único consuelo era que aún no habÃa encontrado a Grace.
«¿Grace también?»
Por supuesto. Winston volvió a llevarse la ceniza del puro a la boca, insistente en preguntar por Grace. Jimmy asintió y Winston frunció el ceño en señal de desaprobación.
«¿Estás diciendo que Grace también tocó cebos como gusanos?»
Jimmy asintió, sin saber por qué preguntaba.
«¿No se supone que eso es algo que debe hacer un hombre?»
«Bueno, entonces sólo era un novio ....»
«No sabes cómo tratar a una dama»
Grace era una niña entonces, no una dama.
«Continúa»
A altas horas de la noche, Winston lo citaba en su estudio para hablar con él a solas, siempre estaba borracho. No habÃa nada desorganizado en su comportamiento o discurso, pero apestaba a alcohol.
Le hacÃa preguntas, pero no sobre el periódico, porque lo único que obtenÃa era un montón de recuerdos sensibleros sobre Grace.
«Ella....»
Jimmy hizo una pausa, casi pronunciando el nombre de Grace. Casi habÃa olvidado que le habÃa amenazado con cortarle la lengua si volvÃa a pronunciar el nombre.
«...Era una persona muy impaciente, perdÃa todos los peces que pescaba»
El demonio sonrió satisfecho.
«Esa mujer tiene mal genio»
Escupió una larga bocanada de humo blanco y preguntó.
«¿Cuánto tiempo llevaban quemando leña?»
Era una pregunta difÃcil de responder, por lo inesperada.
«Bueno.... Era demasiado joven. Todos los niños del pueblo juegan en el bosque, asà que aprenden de forma natural»
Winston gimió brevemente, como si no le gustara la respuesta, tiró el cigarro al cenicero. Se quedó mirando la pared gris con una leve sonrisa en la cara, como si recordara algo, y luego soltó.
«Nunca habÃa visto a una chica subirse a un árbol»
Se quedó mirando la pared gris un momento, como rememorando, luego soltó una risita.
«Y entonces cayó en mis brazos»
«.......»
«Era tan hermosa, incluso ahora»
ParecÃa un demonio paseando por el cielo. Mientras se frotaba en silencio el brazo con la piel de gallina, incómodo, Winston preguntó de repente.
«¿Te das cuenta de que tenemos una larga historia?»
Jimmy parpadeó ante otra oleada de incomodidad antes de contestar.
«Sé que nos conocimos de niños»
«Cuéntame lo que dijo Grace»
«Dijo que salimos juntos aquel dÃa....»
«Ha....»
Jimmy cerró la boca y contuvo la respiración mientras Winston tartamudeaba. Pudo ver cómo se le erizaban los tendones de la mandÃbula mientras el demonio apretaba los dientes. Los tendones y nervios se agitaron en la delgada mano que sujetaba el puro y le apretaba la frente.
«Jugábamos»
«.......»
«¿Quién llama 'jugar' a un beso? 'Jugar' se dice de cosas como jugar a las casitas»
«¡Y-yo solo repetà exactamente lo que esa persona dijo!»
León lo sabÃa. Se lo habÃa dicho una vez.
«Lo dije porque tenÃa miedo de que mis padres se lo dijeran a los mÃos si se enteraban de que estaba jugando contigo»
Dime cómo lo disimulaste.
«Realmente... me gustabas también»
Y cómo le gustaba de verdad. ¿Cuál era la profundidad del 'me gustabas' de Grace? Puede que ahora haya sacado los dedos de los pies del agua poco profunda, pero León estaba solo, hundiéndose cada vez más.
Cerró los ojos y los abrió. Luego dio una larga calada al humo del puro, lo enrolló en su boca y preguntó.
«¿Sabes que fui la primera persona a la que besó Grace?»
«...No lo sabÃa...eh»
Leon se rió, la vergüenza evidente en su cara de hueso y piel, sus ojos parecÃan particularmente sombrÃos.
«No puedo creer que no besaras a Grace hasta entonces, has sido un pelele desde entonces»
Una risita intermitente escupida en una bocanada de humo.
«Escucha, si dudas, la pierdes ante un hombre como yo»
Incluso las primeras experiencias.
León, con la mente acelerada, recordó, preguntó.
«¿Qué hiciste con el regalo que te envié?»
«...¿El regalo?»
«El que envié al lado de Fred Wilkins»
En ese momento, la expresión de Jimmy cambió. Era una expresión de disgusto reprimido.
«Supongo que ahora lo recuerdas, por eso te pregunté qué hiciste con él»
«...lo quemé»
«¿Te atreves a tomar a tu antojo la prueba de nuestra noche de compromiso?»
Miré a su pálido oponente como si quisiera matarlo, pero en realidad se sintió aliviado.
Estaba aliviado de que su error hubiera desaparecido.
Si tan solo pudiera quemar todo rastro de ello en su mente.
«Dicen que nunca se olvida la primera vez, asà que haré todo lo posible para que esta noche sea una que nunca olvides, aunque quieras»
Me preguntaba por qué habÃa dicho esto; la noche se habÃa convertido en un recuerdo que incluso él querÃa olvidar, pero que nunca podrÃa olvidar por el resto de su vida.
Las mejillas de la mujer estaban blancas de lágrimas secas y semen. Leon recordó sus palabras cuando le suplicó que no enviara su ropa interior empapada de sangre y semen a su prometido.
«¿Qué demonios esperas ganar pisoteándome as�»
Su orgullo pisoteado.
Asà es como gané mi orgullo y perdà mi primer amor.
Leon estaba cegado por la ira y la traición. Aún no habÃa superado a su primer amor, pero ella le habÃa olvidado y prometido casarse con otro hombre. Peor aún, sólo le veÃa como algo para ser utilizado. Pensó que Blanchard y Grace le habÃan insultado.
No sé tú, pero Grace no lo dijo en serio, asà que se equivocó. Le obligaron a entrar.
«A mÃ... realmente... también me gustabas»
Asà es. Realmente me gustaba.
No 'gustar', sino 'querer'.
León sólo podÃa aferrarse ciegamente a la desesperanza de esas palabras.
«Ey, quiero preguntarte algo»
Leon tiró el puro al cenicero, la ceniza le colgaba ahora hasta las uñas, formuló la pregunta que siempre habÃa querido saber.
«¿Por qué Grace se comprometió con un bastardo como tú?»
Su rostro palideció de nuevo. Quizás se estaba arrepintiendo de nuevo de su compromiso con Grace.
«...Eso, no lo sé»
«Creo que lo sé»
Leon miró fijamente la cara de James Blanchard Jr. y se le levantó una comisura de los labios.
Pelo oscuro, ojos marrones y rasgos sencillos de clase trabajadora.
ParecÃa tan diferente a Leon en todos los sentidos.
«DecÃas que te gustaban los rubios, pero elegiste a alguien de cabello negro. Claro, porque te gustaban los rubios, escogiste a la de cabello negro»
Se diera cuenta o no, estaba claro que lo habÃa elegido porque le gustaba. Para olvidarle. Para huir de lo que pasó aquel dÃa. Para negar sus sentimientos. HabÃa elegido deliberadamente a una persona que era exactamente lo opuesto a él.
«Grace no pudo superarme después de todo»
Leon se inclinó hacia Jimmy, que apartó la mirada, inseguro de lo que querÃa decir.
«En realidad, lo que quiero saber es por qué te comprometiste con Grace»
Se tensó ante la simple pregunta, incapaz de responder.
«¿A ver si lo adivino? Para mantenerla atada y fácil de controlar»
«...No me referÃa a eso»
«¿Entonces vas a decirme la mentira obvia, que lo hiciste porque le querÃas?»
Se quedó pensativo. Leon se frotó la frente con la mano que sujetaba el puro.
«¿Amor? Eso es una locura. ¿Tengo que buscar la definición de amor en el diccionario y leértela?»
No pretendÃa saber mucho de amor, pero sabÃa que cuando quieres a alguien, quieres hacer lo mejor para él.
«¿La dejaste vivir en una pensión vieja, estrecha y mohosa porque la querÃas?»
«Eso es....»
«¿Le diste algo menos que un anillo de juguete por comprar caramelos por amor como anillo de compromiso?»
Leon apretó los dientes, igual que cuando habÃa encontrado el anillo con el nombre de Grace en casa del autor.
«Porque la extravagancia es un vicio»
«SÃ, pero comprar un yate de lujo no es lujo»
«Es algo que ahorramos para cuando necesitamos escapar»
Y eso es lo que Grace usaba para escapar. Ambos hombres se quedaron sin habla.
«Es una buena excusa. Sigues creyéndote frugal y honrado cuando tengo diez archivadores llenos de pruebas de tus fechorÃas»
«Vivo por un bien mayor»
Jimmy habÃa estado inventando excusas desde entonces, incluso mientras lo observaba.
«No querÃa sacrificarlo, tampoco.... Pero cuando estás en esa posición....»
¿El puesto? Ah, el puesto del Rey Espantapájaros.
El autor no era más que el Rey Espantapájaros de aquellas despreciables ratas, como demostraba su forma de comportarse mientras reunÃa a los lÃderes en torno a la cámara de ejecución. El pequeño Jimmy no fue el único que vio a través de Leon.
El pequeño Jimmy. El hecho de que llamara al jefe por un apodo infantil dejaba claro que lo consideraba un sirviente, no un jefe.
León, aburrido de la autoexplicación del espantapájaros, dio una calada a su puro e interrumpió.
«Tu cargo, tus obligaciones, tu honor, son lo primero, pero tú amas el amor»
«.......»
«Cómo puede ser amor abandonar a esa mujer cuando tuviste que tirar por la borda lo que tenÃas, un cobarde como tú no es digno de algo como el amor»
¿Te molestó tanto que te llamaran cobarde que incluso tu patética dignidad salió herida? Murmuró entre dientes, apretando los puños.
«¿Y qué te hace pensar que tú eres diferente?»
«Quién sabe. Lo veremos con el tiempo»
Extendió la mano con el puro, la brasa apuntando hacia abajo. El hombre se encogió visiblemente, asustado. Leon, esbozando una sonrisa burlona, aplastó el puro en el cenicero.
«Ah, qué lástima. No lo sabrás nunca. Dudo que sigas vivo para entonces»
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El estrecho ascensor traqueteó y comenzó a ascender. La vista a través de las puertas enrejadas era un pasillo de apartamento familiar.
Grace suspiró con fuerza. No sabÃa si era alivio, arrepentimiento o ambas cosas.
HabÃa llamado a Norman a casa y él habÃa salido corriendo de la habitación del hotel con la excusa de que su hija estaba enferma. Seguro que sabÃa que era mentira.
Nunca volverá a invitarme a salir.
¿Pero por qué se siente tan extraño?
Una parte de mà se siente mal por Norman, actuando como si hubiera sido yo quien le invitó a cenar y a salir.
¿DeberÃa disculparme mañana?
Grace, que nunca habÃa vivido algo asÃ, no sabÃa cómo reaccionar; iba a tener que verle en el trabajo el resto del dÃa, iba a ser incómodo.
¿Por qué habÃa hecho eso?
No deberÃa volver a hacer algo tan impulsivo. En vez de eso, deberÃa haberle preparado a Ellie una buena cena.
Lamentándolo mucho, salà del ascensor y caminé el resto del trayecto hasta casa, con la cara de mi hija delante de mis ojos.
«¡Ellie, mamá está en casa!»
exclamó Grace al abrir la puerta con su llave y entrar, pero no fue la bienvenida que esperaba.
Ellie, que estaba sentada en el sofá del salón jugando con Lucy, una vecina de 18 años, miró a Grace y se dio la vuelta. Normalmente, correrÃa hacia ella con un «¡Mamá waua!» y la abrazarÃa, pero hoy ni siquiera fingió mirar.
Está molesta.
Normalmente, aviso a Ellie con al menos un dÃa de antelación cuando voy a dejarla con otra persona. Pero esta vez, habÃa dejado que Lucy la recogiera de la guarderÃa sin decÃrselo.
Grace se despidió de Lucy y giró hacia Ellie.
«Hola, cariño, ¿has cenado?»
«No»
Lucy levantó las manos sorprendida cuando Ellie contestó bruscamente, dándole aún la espalda.
«No, te di de comer en cuanto te recogà de la guarderÃa, eres buena comedora y mientes»
Grace puso una mano en el hombro de Lucy, que se removió inquieta por miedo a ser malinterpretada, luego sonrió y asintió. Significaba que lo sabÃa.
Grace sabÃa mejor que nadie cómo Ellie podÃa ser tan dulce cuando estaba sola, pero luego convertirse en una tonta delante de su madre. Incluso ahora se mostraba malhumorada y tonta con su madre por llegar tarde a casa sin mÃ.
Los juguetes estaban esparcidos por el sofá y la alfombra, ya que Lucy habÃa dicho que habÃan pasado la tarde jugando juntas a las muñecas. Grace le dio las gracias por una buena noche de trabajo y cogió el dinero de su bolso. Cuando Lucy se marchó, se sentó junto a Ellie sin quitarse el abrigo.
«Ellie, ¿has echado de menos a tu mamá? Yo también he echado mucho de menos a mi bebé»
«Mmma»
Dijo la niña, apartando a Grace mientras se abrazaban.
Apretando la nariz contra el abrigo y la blusa, tuvo que admitir que Ellie no habÃa mentido. PodÃa oler la colonia y los cigarrillos de Norman en ellos.
«Mamá va a bañarse ahora»
Grace corrió al cuarto de baño, llenó la bañera de agua, se quitó toda la ropa y la tiró al cesto de la ropa sucia. Estaba sentada en el agua caliente, avergonzada por haber dejado a su hija en casa para dormir en la cama de un hotel con un hombre, cuando Ellie entró por la puerta entreabierta.
Llevaba un juguete en los brazos. Aún tenÃa una expresión de disgusto en el rostro. Grace sonrió cuando entró en el cuarto de baño y sus ojos se cruzaron, luego su mirada se desvió hacia el suelo con el ceño fruncido.
Uf, eso sà que era una rabieta.
Ellie se sentó en la alfombra frente a la bañera, esta vez de espaldas a mÃ, cuando dejó su juguete en el suelo, Grace preguntó:
«¿Por qué? ¿Has echado tanto de menos a mamá?»
«No»
«¿De verdad?»
«.......»
«¿Te has bañado?»
La dorada nuca de su cabeza asintió enérgicamente. Grace ahogó una carcajada mientras se obligaba a contestar con sinceridad, temerosa de decir que no y tener que darse otro baño.
Eres exactamente lo que querÃa ver.
Al fin y al cabo, era a ti a quien querÃa ver.
Puedo ver a través de ti, Ellie.
Grace, la pecadora, mantuvo la boca cerrada y observó a la niña juguetear ansiosamente con el juguete. Ellie le acercó un teléfono que habÃa hecho con un candelabro de madera, alambre e hilo.
«Ta-da-da»
La niña cogió el auricular en forma de campana y se lo puso en la oreja, haciendo un chirrido con la boca. Grace hizo como que se llevaba el auricular a la oreja, simulando que tenÃa delante un teléfono transparente.
«Purr, purr, purr»
«SÃ, soy la operadora. ¿Quién habla?»
«Soy Ellie»
«Oh, tú debes ser Ellie, ¿Dónde puedo conectarte hoy?»
«Por favor, pásame con mamá»
«Te la paso. ¿Qué asunto tienes?»
«¡Ellie está enojada! ¡Hoy no hubo besos!»
«¡Huh!»
Grace no sabÃa si reÃr o llorar ante el bombazo de Ellie. Eligió ambas.
«¡No puede ser! Sniff, sniff. Estoy triste con mamá. Si Ellie no tiene los besos de su mamá no podrá dormir ni un poco»
«¡Entonces toma uno!»
De verdad, esta niña no tiene ni una pizca de compasión.
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«Ellie, cariño, perdona a mamá, ¿s�»
Incluso después de meterse en la cama, Ellie seguÃa sin calmarse, lo que hizo que Grace se sintiera genuinamente inquieta. No le gustaba la idea de que la pequeña se fuera a dormir con sentimientos negativos.
«¿Hmm, Ellie?»
No sé cuántas veces golpeé el hombro de Ellie con la punta de los dedos, como si llamara a la puerta, mientras yacÃa boca arriba agarrada a su conejo de peluche. La niña, que no habÃa hablado hasta ahora, preguntó con voz hosca.
«¿Mamá trabaja más que Ellie?»
«No, eso no puede ser»
Grace se sintió aún más culpable porque ni siquiera habÃa llegado tarde por trabajo. Ahora que lo pensaba, al despedirse de Ellie en la guarderÃa, le habÃa dicho que jugarÃan juntas por la tarde. Era algo que decÃa casi todos los dÃas sin darle mucha importancia, pero ahora se daba cuenta de que quizás para Ellie habÃa sido una promesa importante.
«Siento que mamá no haya cumplido su promesa. Pero no irá a su trabajo el próximo lunes. En lugar de ir a la guarderÃa, Ellie y yo pasaremos todo el dÃa juntas, ¿vale? Podemos ir al zoo a ver los elefantes y las jirafas y montar en el poni favorito de Ellie, ¿Qué te parece?»
Me disculpé sinceramente e incluso me ofrecà a compensar la promesa rota, pero Ellie seguÃa mostrándome la nuca. El corazón de Grace se hundió, a pesar de que sólo era una niña.
«Ellie... ¿Ahora odias a tu madre?»
«...No»
La niña respondió, luego se dio la vuelta y agarró las mejillas de Grace con sus pequeñas manos y la besó....
y le dio un beso que no le habÃan dado antes.
«Te quiero»
Ellie remató su rotunda declaración de amor con otro beso, luego se dio la vuelta y volvió a acurrucarse entre sus brazos. SeguÃa enfadada con mamá, pero parecÃa decirlo en serio.
«Mamá también te quiere, Ellie».
Grace la acercó, la rodeó con los brazos y la abrazó, susurrando las palabras como una canción de cuna. Nunca habÃa sentido un amor tan puro por nadie. Espero que el amor de Ellie por mà sea el mismo, pensó Grace con avidez.
SolÃa creer que el amor era como una roca sólida. Pero ahora no me gustan las rocas. Quiero un amor como el océano.
No un amor rocoso, desgastado y agrietado por el tiempo y los elementos, sino un amor oceánico, inalterable a las ocasionales inclemencias del tiempo, cada vez más profundo con el tiempo.
Todo el amor que habÃa sentido en el pasado se habÃa convertido en odio, decepción y dolor. Sin el amor infinito y puro de Ellie, Grace estaba desamparada y sin dinero.
Mantendré mi amor por ti.
juró Grace mientras besaba el pelo de la niña, que apestaba a champú.
«¿Entonces...?»
«¿Hmm?»
«¿Vamos a ver a los elefantes?»
«SÃ, por supuesto»
«¿Entonces...?»
«Sû
«¿Vamos a comprar juguetes también?»
¡Qué pequeña tan ambiciosa! Grace sonrió con ternura y asintió.
«SÃ, sû
En serio, esta niña puede ir a cualquier parte y no perder nada.
«Mamá, pero....»
¿Qué me va a vender esta vez? ¿Un vestido?
«¿Va a conducir papá?»
Ellie dijo la palabra que habÃa estado evitando. Por un momento, Grace se congeló, como si su hija hubiera preguntado por su padre.
«Lucy también tiene papá, ¿entonces cómo está tan gordita? El papá de Eddie siempre está durmiendo, el papá de Betty lleva montones y montones de dinero a casa»
DebÃa de recordar lo que la anciana habÃa dicho en la panaderÃa por la mañana, porque durante todo el dÃa preguntó a todo el que veÃa qué era un papá.
Quizá ya era hora. No, era demasiado tarde.
Grace empezó a explicar detalladamente lo que era un papá.
«Un papá es alguien como tu mamá»
«¿Mamá?»
Cuando a la comparación con mamá, la primera pregunta que devolvió fue: '¿Entonces, soy guapa?' Grace se echó a reÃr y llenó de besos a Ellie.
«No me refiero a eso, son dos personas, un papá y una mamá, que hacen un bebé»
«¿Hacer un bebé?»
«Sû
«¿Por qué?»
Estaba nerviosa porque iba a preguntar cómo, pero fue una pregunta sorprendentemente fácil.
«Por amor»
Fue una respuesta de manual.
«¿Y cómo es mi papá?»
Igual que tú.
Mientras Grace dudaba, incapaz de responder, Ellie jugueteó con las orejas de su conejito de peluche y gorjeó.
«El padre de Lucy es un hombre»
Caà en la cuenta. No me estaba preguntando por su papá, sino por el tipo de hombre que desempeñará el papel de papá.
«Todos los padres son hombres, las madres son mujeres»
«¿Entonces todos los hombres son papás?»
Grace se sorprendió por la pregunta de Ellie. Con dos años y medio, ¿todo el mundo tiene ideas tan complicadas?
«No. Los hombres y las mujeres se conocen y se convierten en papás y mamás cuando quieren»
Ellie arrugó el ceño y se lo pensó un momento, luego preguntó.
«¿Mamá también tiene papá?»
«¿Eh? Ah… sû
«Entonces, ¿Ellie también tiene papá?»
Esta era una pregunta aún más difÃcil de responder.
«Todo el mundo tiene un papá»
Asà que pensé que me habÃa librado de dar una respuesta circular esta vez.
«Lucy tiene un papá cuando está en casa»
«Correcto»
«Eddie, Betty y Billy tienen papá en casa. ¿Pero por qué Ellie no tiene a su papá en casa?»
«Uh....»
Finalmente, Ellie hizo la pregunta más difÃcil de todas. Ni siquiera fue una vergüenza.
«El papá de Ellie está en el cielo»
Un demonio digno del infierno.
«¿Por qué? ¿Por qué el papá de Ellie está en el cielo?»
Leon Winston, hijo de puta, ayúdame.
Fue una tortura. HabÃa escrito una historia para cuando llegara ese dÃa, pero cuando se trataba de mentir a mi hija, mi mente se quedaba en blanco y no se me ocurrÃa nada. Una parte de mà querÃa arrastrar al culpable de esta situación delante suyo y hacerle dar explicaciones.
«¿No puedes venir del cielo si lo pido?»
«No»
Mi corazón se hundió mientras la niña se enfurruñaba visiblemente.
«Betty dice que papá le comprará un perrito cuando venga Papá Noel»
«Te compraré dos regalos, uno por mà y otro por papá. Y recibirás tres, uno más de Papá Noel ¡Wow, qué emocionante! ¿No es genial? ¿Eh?»
Intenté darle la vuelta a la tortilla, pero no funcionó. Una vez que abrÃa la boca, no la cerraba, una vez que sentÃa curiosidad, tenÃa que indagar a fondo para averiguarlo.
«Entonces, ¿mamá y papá también se aman?»
«...¿Qué?»
La niña parecÃa haberse tomado al pie de la letra lo que habÃa dicho antes sobre hacer las cosas por amor. Hoy era la primera vez que sentÃa que la inteligencia de mi hija era una maldición en lugar de una bendición.
«...me pregunto si mamá y papá se quieren»
Grace se dio cuenta de repente de que ella, al igual que Ellie, le habÃa hecho una pregunta parecida a su madre sin saber nunca la verdad.
Fue la noche en que su madre le habÃa dicho que la forma más cruel de destruir a un enemigo era a través del amor, cuando ella se habÃa reÃdo de ello, su madre también le habÃa dicho esto
«Los hombres se vuelven tontos cuando se enamoran»
«¿Eso convierte a mi papá en un tonto?»
Ahora sé por qué el rostro de mi madre se puso rÃgido ante aquella pregunta, formulada en broma.
«No. Él no me ama. Aunque todos los hombres del mundo me amaran, él no lo harÃa»
Al recordar ese momento, mis ojos se quedaron en blanco. Sólo cuando sabes la verdad te das cuenta. Me di cuenta de lo cruel que era mi pregunta. Estaba al borde de las lágrimas.
También me di cuenta de repente de lo que es criar a la hija de un enemigo, la hija de un accidente de misión. Es una gran suerte que cuando quieres a tu hija, al menos a diferencia de su madre, no te juzguen.
Como Ellie, de repente me preguntó por Grace.
Me pregunto si mi madre tuvo alguna vez afecto por mi padre biológico, o incluso una relación de amor-odio con él.
Me pregunto. Pensar que yo era simplemente el producto de un desafortunado y descuidado error.
¿A quién estoy abrazando ahora?, pensó Grace con nostalgia mientras rodeaba a su hija con más fuerza.
Ellie, al menos tú no naciste por error.
Fueran cuales fueran sus intenciones, el hombre me hizo por su propia voluntad, asà que esta niña nunca fue producto de un error.
Levantó la cabeza y miró a la niña a los ojos, esperando una respuesta.
«Papá quiere a mamá».
Era cierto, aunque desconozco su naturaleza, no sé si aún lo es.
«Mami también quiere a tu papi....»
Los labios de Grace se entreabrieron, pero no pudo hablar. Era difÃcil. De hecho, era la pregunta más difÃcil de todas, mientras miraba sombrÃamente el rostro del hombre, Grace buscaba una respuesta.
Leon Winston, ¿qué siento por ti?
«Yo también a tu papá.......»
Grace, que habÃa dudado durante mucho tiempo, finalmente sacó a la luz una antigua verdad que habÃa estado oculta en el pasado.
«Lo amaba»
Porque era verdad, fue mi primer amor, aunque se hubiera acabado.
Era una respuesta conveniente y cobarde.
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En cuanto Ellie se durmió, Grace salió sin hacer ruido al salón. Sacó una botella de vino tinto olvidada hacÃa tiempo de algún lugar de los armarios de la cocina, se sirvió un vaso lleno y se sentó en el sofá.
Echó un vistazo a la mesita auxiliar, que estaba repleta de fotografÃas de Ellie y mÃas enmarcadas, dejó la copa en el suelo y rebuscó en el bolso, que habÃa dejado desordenadamente delante de los marcos. De él sobresalÃan varias revistas y un periódico.
No habÃa tirado en secreto las revistas del mes pasado, sino que se las habÃa traÃdo todas. Al salir por la puerta, también cogà el tabloide de hoy y lo tiré.
Esto es sólo para ver cómo está.
Lo primero que abrà fue un tabloide con un gran titular sobre una boda inminente.
Entonces, ¿se van a casar de verdad?
No. Me habÃa dejado engañar otra vez por un titular sensacionalista. ¿Qué tiene que ver la reciente compra de un castillo por parte de la Gran Duquesa con la boda? Era insÃpido, sin fundamento y especulativo.
No sé qué esperaba de una revista de cotilleos que se dedica más al sensacionalismo que a los hechos, pero ya me estoy cansando.
Asà que si te vas a casar, adelante, hazlo.
Cada vez que miro la sonrisa radiante de la primera página, me aprietan los dientes.
¿Eres feliz? Soy feliz sin ti.
Pero no se supone que seas feliz. ¿Cómo puedes ser feliz sin mÃ, sin Ellie?
Se rompieron fotografÃas. Se tiró un fajo de periódicos arrugados y se dejó delante de la estufa.
Soy infeliz. Por favor, sé infeliz.
En cuanto me limpié la cara con las manos, una sola frase me llamó la atención de la pila de revistas que habÃa sobre el sofá.
[Leon Winston, el hombre que lo tuvo todo]
El hombre que lo tiene todo. No seas ridÃculo. Yo no lo tengo.
Grace cogió la revista y le preguntó al hombre que tenÃa en la cabeza.
Aún quieres tenerme, ¿verdad?
El número de octubre de Modern Lady ni siquiera contenÃa una entrevista con él. Sólo aparecÃa el nombre de Leon Winston encabezando una lista de clasificaciones de mal gusto. El hecho de que tantas mujeres del reino desearan a ese bastardo enfureció aún más a Grace.
¿TodavÃa me persigues o te has rendido? Déjalo claro.
Espero que nunca lo olvides. Pero espero que no lo hagas. Grace reprendió al hombre por un tema que no acababa de comprender.
Después de hojear la revista, que no contenÃa nada de valor nutritivo, Grace se levantó y se dirigió a la cocina. Encendió el hornillo, prendió la pila de revistas y periódicos que tenÃa en la mano y los arrojó al fregadero.
El hombre prendió en llamas y luego en un puñado de cenizas. Al ver este comportamiento tan poco propio de Leon Winston, Grace preguntó:
'¿En qué demonios estabas pensando?'
Esa era la pregunta que deberÃa haberme hecho.
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[Jimmy es tan agradable]
«No, Grace, al final te traicionó»
Leon tomó el diario de una niña de 11 años que estaba sobre la mesita auxiliar. Luego, con una pluma estilográfica, trazó una lÃnea recta a lo largo de una página, como si estuviera haciendo una declaración firme.
[Jimmy es tan bueno, el cabrón]
Leon se reclinó en la cama, leyendo el diario de Grace de cuando tenÃa 11 años, no pudo apartar los ojos de la entrada del 21 de mayo durante mucho tiempo.
[¿Por qué soy la única que no es rubia? Cuando sea mayor, me casaré con un chico rubio y tendré montones y montones de bebés rubios y guapos]
«Se te ha cumplido tu deseo, cariño, gracias a mû
Tendré que renunciar a 'mucho' ahora
Volvió a centrar su atención en la mesita de noche y habló con Grace. Ella le sonrió alegremente mientras estaban de pie frente a la estación de tren de Abington Beach, pero la media sonrisa de Leon se desvaneció rápidamente en el cristal enmarcado.
«¿Por qué no escribiste en tu diario all�»
Ella no habÃa llevado un diario cuando se conocieron en Abington Beach, él querÃa saber qué pasaba por la mente de Grace, desde el primer dÃa en que lo conoció, pasando por los dÃas en que le robaba miradas todos los dÃas, hasta el último dÃa en que se levantaron y cayeron juntos.
Después de contemplar el espacio en blanco durante dos semanas, Leon apartó por fin la mirada y cerró el diario. Abrió un cajón de su mesilla de noche y deslizó el diario en el espacio vacÃo entre los diarios cronológicos de Grace.
Paradójicamente, Leon habÃa llegado a conocer mejor a Grace en su ausencia.
Los bollos se comen con mermelada de fresa primero y una gruesa capa de nata cuajada encima. Todo lo contrario que Leon.
Le gusta leer revistas. Fue algo bueno.
Aprendà a conducir de mi maldito hermano. El dÃa que Leon se enteró de eso, consiguió que Jonathan Riddle Jr. trabajara como conductor de camiones en una de sus empresas y recortó drásticamente el presupuesto destinado a la familia de ese hombre.
León saca el último diario de la fila. Después de los dieciséis años, habÃa sido llamado con frecuencia a la acción, por lo que habÃa muchas lagunas en su diario. La última entrada la escribió unos dÃas antes de ir de incógnito.
[No puedo dormir]
«Yo tampoco»
Leon pasó unas cuantas páginas más del último diario de Grace, como hacÃa todas las noches, escribió con pluma estilográfica en una página en blanco.
¿Qué has hecho hoy, mi niña? ¿Has tenido un buen dÃa? Yo no, ni siquiera hoy. Me alegro, ¿y tú?
Encima habÃa un montón de sus anotaciones diarias. Las fechas eran diferentes, pero los pasajes eran siempre los mismos. Si ella viera esto, podrÃa decir que Leon era esquizofrénico.
Volvà a guardar el diario en el cajón, junto con el portarretratos que habÃa dejado en la mesilla. Entonces mi mirada se posó en el folleto que habÃa en el fondo del cajón.
Me pregunté por qué no habÃa informes.
Según la criada que ayudaba en las tareas domésticas cuando la niña era recién nacida, la mujer iba a entregarlo a otra persona y luego intentó abandonarla, pero al no poder hacerlo cambió de opinión y se llevó a la niña con ella, asà que debÃa de estar criándola ahora, inseparablemente.
Asà que distribuà folletos con información sobre Grace y su hija en comisarÃas y pediatras de todo el paÃs. Si tienes una hija, tienes que ir al pediatra.
No volvà a plagar las calles de folletos como antes. No quise pegar folletos por todas las calles como solÃa hacer.
Pero hasta ahora nadie se ha presentado.
No sé dónde o cómo vive. A menos que haya heredado un barril de oro de su madre, es imposible que huya con su herencia hoy en dÃa.
Cómo hace para llegar a fin de mes, una mujer criando sola a una niña, no lo sé, pero debe ser una lucha.
Se rendirá. Te daré todo lo que quieras si vuelves conmigo. Me vengaré como quieras con tal de que te quedes conmigo.
Por supuesto, ella no volverá a mÃ, porque ve su ausencia como una venganza.
Tal vez esté casada con otro hombre, de modo que ahora no siente nada por mÃ, de modo que no responde a las provocaciones.
Le susurra a otro hombre el amor que nunca le susurró a él, su hija llama papá a otro hombre. Tanto la mujer como la niña rÃen felices en brazos de un hombre que no es él. Sus ojos parpadeaban y su respiración se aceleraba al imaginarlo.
Ha llegado el momento.
Esta noche, como un perro muriendo de hambre bajo la indiferencia de esa mujer, se dirigió al baño. Tragó una medicina amarga, apagó la luz y se tumbó en la cama. Una vez más, dejó su lugar vacÃo para ella.
Pronto empezó a sentirse mareado, como si estuviera aún más borracho, luego una indescriptible sensación de embriaguez. En un falso éxtasis, Leon recordó los últimos momentos que habÃa pasado en esta cama con Grace.
«Más fuerte, más rápido, por favor»
«¿Está bien?»
«Hazlo, por favor»
La última intimidad con aquella mujer fue como un juego infantil. Por más que lo pensara, resultaba increÃblemente trivial, pero, por mucho que lo recordara una y otra vez, no se cansaba de ello.
El momento favorito de Leon para reflexionar fue fijo.
Se rió. Grace riendo.
La mujer que pensó que nunca más le sonreirÃa le sonrÃe porque le gusta. Aunque fuera mentira.
Ella sonrÃe con tanto cariño que a él se le aprieta el corazón. Entonces ella le tiende la mano. Cuando él le ofrece su cara, sus ojos brillan contra su mejilla. Tal vez era la primera vez desde que se reencontraron que sus ojos no contenÃan odio, desprecio ni arrepentimiento.
En aquel mar turquesa de puro afecto, Leon querÃa sumergirse para siempre.
«León»
Sonrió y pronunció su nombre como si fueran amantes coquetos. Ahora que su boca ya no estaba amordazada, Leon pronunció su nombre con orgullo.
«...Grace»
Pero la voz en mis oÃdos estaba lejos de ser regia, era desaliñada y miserable. Justo cuando estaba a punto de volver a ser infeliz al final de su breve éxtasis, recordó otro momento de felicidad.
Giró la cabeza hacia el asiento de Grace. A la luz azulada del amanecer, ella dormÃa profundamente apoyada en su brazo, con el rostro apacible e inconsciente de los acontecimientos del dÃa.
En ese momento, parecÃan amantes corrientes.
Recordé cómo sentÃa el pelo de Grace. Mientras le acariciaba la cara y el estómago dormidos, murmuró las palabras que no podÃa decir en voz alta en ese momento.
«No te vayas....»
No, no te vayas. No deberÃa haberte dejado marchar.
Y asÃ, un recuerdo feliz se convirtió en una triste pesadilla. Su mirada se desvió de la visión inmóvil de Grace a la ventana de más allá, donde la reja que habÃa utilizado para atraparla seguÃa en su sitio.
Después de todo, era él quien estaba atrapado. Leon Winston era un prisionero de por vida, atrapado indefinidamente en el pasado con Grace Riddley.
Y asà pasó otro dÃa sin incidentes, el dÃa 1.053 de su encarcelamiento.
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El tintineo de las cadenas resonó en la cámara de tortura.
«¡Ah, ahhhh!»
Mientras la obligaban a llegar al clÃmax con los miembros atados, el hombre que le mordisqueaba la oreja con los dientes susurró.
«Bella, sabes, algunos hombres se masturban con medias»
«Ja, ¿podrÃas por favor usar una media también?»
No habÃa visto nada parecido en el dormitorio o en el baño de Winston durante mi época de criada, mi corazonada era, por supuesto, correcta en el sentido de que no llevarÃa un par de medias tan asquerosas.
«Ahora los llevas puestos»
Con eso, balanceó sus caderas desde su breve pausa. Su gruesa polla rozaba las paredes interiores empapadas de lechita, asà que las llamó sus medias de masturbación.
«Haa....»
El hombre sacó bruscamente su polla con un sonoro golpe, cogió un espejo de mano de la mesilla y lo sostuvo entre las piernas de Grace.
«Es obvio que he sido duro contigo, ¿verdad? MÃralo bien. Ibas a darle lo que yo usaba a tu prometido»
La puchaÃna se abrió a la forma del hombre y se negó a cerrarse. Se abrÃa y cerraba por sà sola, como si respirara, la lechita y los jugos rezumaban por el agujero abierto.
«Bella, nadie quiere las medias de otro»
Grace apretó los dientes y levantó la mirada para mirar fijamente al hombre.
«Tampoco nadie quiere la zanahoria de otro»
El hombre se rió, obviamente divertido por el insulto.
Pero ¿por qué parecÃa tan patético ahora?
«Sólo te quiero a ti»
No lo hagas.
«Grace, sólo dame una oportunidad»
Cállate. Haz exactamente lo que me dijiste la primera vez que me pillaron intentando escapar. Actúa como un monstruo enloquecido de lujuria hasta el final.
Me desperté en mis sueños, actuando como una loca. Me desperté y descubrà que mis piernas estaban húmedas. Aún más increÃble era la humedad alrededor de mis ojos.
«Joder....»
Grace murmuró un improperio y se sentó. Acomodó el edredón alrededor de Ellie, que habÃa estado envuelta en él toda la noche, se dirigió en silencio al cuarto de baño.
El sonido del agua resonó en las paredes del baño, seguido de un gemido ahogado.
«Ha, ha, ha....»
Grace se sentó en la bañera con las piernas abiertas y frotó su mano entre mis piernas. TenÃa la cara enrojecida, pero su expresión era la de alguien poseÃdo por el mal, sus caricias eran ásperas, más tranquilizadoras que lujuriosas.
«Ha, de verdad....»
En lugar de seguir siendo perseguida por los sueños de este hombre a causa de mi maldita libido, decidà que intentarÃa detenerlo con mis propias manos.
«Estás loca....»
PreferÃa revivir mi última aventura en sueños que tener que lidiar con ella de nuevo.
«¿Por qué justo…? Realmente, ah, mierda, ah. Ahh»
Grace se tapó apresuradamente la boca cuando una oleada de placer la recorrió mientras sus dedos chocaban contra la protuberancia. Cerró la puerta, pero no querÃa despertar a Ellie, que dormÃa.
«Haa....»
Cuando el placer desapareció, Grace apoyó la cabeza en el borde de la bañera y dejó escapar un largo suspiro. No fue tan catártico como esperaba.
Le faltaba algo.
Mientras pensaba eso, las palabras del hombre de mi sueño de esta mañana se repitieron en mi cabeza.
«Mi trabajo siempre ha sido llenar tu vacÃo»
Cállate. No voy a ir a ti, no importa lo vacÃa que estés.
Grace volvió a deslizar su mano entre mis piernas. Esta vez, pasó sus dedos por mi humedad, empapada por mis sueños.
«Ha, estoy... loca»
Eso es lo que pensé cuando me encerraron en la cámara de tortura. Ya que era inevitable, más me valÃa disfrutar ahora de mis escarceos amorosos con el demonio que me aprisionaba y dejar que mi yo futuro lidiara con la tormenta de culpa que vendrÃa después.
Sin embargo, cuando ese futuro llegó, lo que se desató no fue culpa, sino una tormenta llamada deseo.
En retrospectiva, solÃa preguntarme.
¿De quién debÃa sentirme culpable?
Grace no es una criminal. El que cometió el pecado es otro, la culpa le correspondÃa a quien lo cometió.
Asà que cuando miro hacia atrás y recuerdo aquella época, es comprensible que no me sienta culpable, pero no me siento lujuriosa en absoluto, no me siento lujuriosa en absoluto por hacer de aquel hombre el objeto de mi deseo.
«Yo, ah, realmente la vida es fácil.....»
Tal vez no sea tan malo tratar a un hombre que era tan enorme y poderoso para mà como una humilde zanahoria para masturbarme. El recuerdo serÃa aburrido.
«Sobre el tema de las zanahorias, haha....»
Lo que vi antes en mi sueño fue gracioso en retrospectiva. Lo trataste como una media. ¿Ahora has perdido tu media favorita y te aferras a él y lloras todas las noches?
La risa de Grace pronto se convirtió en un suspiro irritado y sacó los dedos de entre sus piernas.
No me gusta esta sensación.
«¿Por qué? ¿Crees que vas a extrañar mi cosa? ¿La vas a disecar y cada noche hurgar en el agujero solitario?»
«SÃ. Echaré de menos esto, pero....»
TenÃa que admitir que lo habÃa dicho en serio cuando dije que sólo echarÃa de menos su cosa, pero ahora me daba cuenta de que lo decÃa en serio.
Realmente deberÃa haberle cortado.
Solté una risita ante la loca idea.
«No te echaré de menos»
Pero dejé de reÃrme cuando vi la expresión de su cara al pronunciar las siguientes palabras.
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Grace se tumbó junto a su hija y subió el edredón, lamentándose para sus adentros.
'Ellie, tu madre debe de estar loca. Dios... ¿por qué te pareces tanto a ese hombre ....?'
Cerré los ojos para no ver la cara de Ellie, pero seguà dando vueltas en la cama, incapaz de conciliar el sueño. Su mente seguÃa repitiendo los acontecimientos de esta noche en el hotel.
Los ojos del hombre, o más exactamente, sus ojos imaginados, le atormentaban.
Si hubiera habido ira o lujuria en aquellos ojos, Grace podrÃa haberse acostado con Norman por rebeldÃa y venganza, pero ¿por qué me miró como lo hizo cuando le llamé sucio cerdo en Abington Beach?
No lo recordaba. ¿Por qué recordaba esa mirada?
Grace le preguntó al hombre de su imaginación.
Leon Winston, ¿Qué siento por ti?
Era una pregunta que deberÃa haberme hecho.
Continúa en el próximo volumen, con ilustraciones en las páginas siguientes.
Asure: Señoritas, buenas noches, se que me quieren pegar, insultar, maldecir, etc .... i know i know.... no avise en su momento :v, disfruten chiques .... ahora a ponerme al dia con hombres de haren :v
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