HDH 568

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Hombres del Harén 568

Madre...



La voz de Panda Rojo era fina y débil, casi imperceptible incluso para el agudo oído de Latil si no prestaba mucha atención.


«¿Por qué tanta cautela si tienes algo que decir?»


Con una mirada escéptica al Panda Rojo, Latil cerró la ventana y bajó las cortinas.


[¡Escóndeme bajo la manta!]


'Qué quisquilloso'

Una vez que Latil hizo una cueva improvisada con la manta y metió el pequeño cuerpo dentro, Panda Rojo suspiró por fin aliviado y comenzó un relato asombroso.


[Lord, a partir de ahora, lo que voy a decir no se lo cuentes a nadie. ¿Entendido?]

«¿Es tu secreto o el de alguien más?»

[¡El secreto de otro!]

«Entonces, no me lo digas a mí tampoco, ¿vale?»


A Latil no le interesaba mucho oír secretos ajenos.


[... ¡Pero quiero contártelo!]


'Qué boca tan ligera. Muy ligera'

Latil suspiró internamente, pero sintió una creciente curiosidad. ¿De quién podía ser ese secreto sobre el que el Panda Rojo se mostraba tan cauto? No podía ser Gesta. Panda Rojo parecía mirar a Gesta con gran tranquilidad.


«Bueno, ¿de qué se trata?»

[¿Te enteraste de la visita del Gran Maestro?]

«Meradim me lo dijo»

[Alguien vino con el Gran Maestro. ¡Llamó a Girgol su padre!]


Los ojos de Latil se abrieron de par en par.


«¿Padre?»

[¡Sí! '¿Por qué Padre busca a Madre?' ¡Hablaba tan inocentemente así!]


Latil miró al Panda Rojo mientras recordaba el momento anterior a su pérdida de conocimiento bajo el ataque de Anya Domis. El joven que tanto se parecía a Girgol había llamado claramente a Latil 'Madre'

Latil abrió la boca y sus ojos parpadearon rápidamente.

'¿Es el hijo de Girgol con Arital? ¿Cómo es que sigue vivo? ¿Tampoco es humano?'

Pensando que Latil estaba conmocionada por su historia, Panda Rojo preguntó triunfante:


[Sorprendente, ¿verdad?]


Latil se inclinó hacia él y le preguntó:


«Por casualidad, ¿ese joven se llama Sel?»

[¡No, no! Le dijo a Girgol: '¡No me malinterpretes como Sel!' o algo por el estilo]


'Entonces, él debe ser el otro gemelo'


[Pero, Lord. ¿Dónde escuchaste ese nombre? Dijeron que Sel se suicidó]


Sintiéndose arrepentida, Latil cambió rápidamente de tema:


«¿Pero por qué esta historia es un secreto? ¿Girgol dijo eso?»

[Me amenazó con matarme si hablaba. Ese asqueroso personaje]


Latil sintió una momentánea punzada de culpabilidad, pero pronto se tranquilizó. Si ella era realmente Arital reencarnada y el joven la consideraba su madre, era, en cierto modo, asunto suyo.


«Girgol desapareció después de eso, ¿verdad? ¿Se fue con ese joven? ¿O el ver a ese joven se metió en su mente?»

[No lo sé. ¡Después de amenazarme, se fue a toda prisa!]

«Ya veo»

[Pero es comprensible si está conmocionado. Incluso yo me desgarraría si mi hijo dijera: 'Vete a morir, padre"]


Los ojos de Latil se abrieron de par en par.


«¡¿El hijo de Girgol le dijo a Girgol que vaya y muera?!»

[¡Sí!]


Panda Rojo parpadeó un momento con sus grandes ojos antes de entornarlos brevemente.

Latil recordó la entrañable imagen de Girgol con sus hijos en su visión. Fuera como fuese, uno se había suicidado y el otro apareció hablando burlonamente. Parecía que Girgol se había abrumado y había desaparecido.


«¿Por qué su hijo le dijo tal cosa a Girgol?»

[Yo tampoco lo sé. Pero Girgoll no pudo reconocer a su propio hijo de inmediato. ¿Tal vez él no lo crió?]

«....»

[El joven se enojó, diciendo: '¿Cómo te atreves a estar con mamá?' ¿Podría Girgol haberle hecho algo significativo a su esposa?]


Latil asintió. Parecía una especulación plausible incluso para ella.


«Entonces, Girgol abandonó a su hijo... y tal vez a su esposa. ¿Cometió alguna fechoría como esa?»

[No sé acerca de la esposa. Pero no abandonó a su hijo. Más tarde, cuando el Gran Maestro habló con ese joven, mencionó que no tenía ninguna razón para perdonar a Girgol]


Al Panda Rojo parecía costarle mantener la boca cerrada.

Se revolcó dentro de la manta y compartió varias historias con Latil hasta que finalmente se quedó dormido.

Después de hurgar en su blando vientre en vano, Latil bajó de mala gana la manta hasta la mitad para que pudiera respirar mejor antes de tumbarse ella en el lugar contiguo. Sin embargo, el sueño la había eludido por completo, su mente estaba llena de confusión.

'Dos hijos y una esposa. ¿Qué demonios ha pasado para que un hijo se haya quitado la vida y el otro esté resentido con Girgol?'

Cuando la imagen de la dulce y hermosa familia de su visión afloró, Latil sintió una opresión en el pecho.
















***
















Al día siguiente, Latil se despertó por el ronquido de Panda Rojo.

Latil se frotó la redonda y negra nariz y decidió levantarse antes que molestar a la criatura dormida. Miró el reloj y se dio cuenta de que era unos cuarenta minutos antes de su hora habitual de levantarse.

Latil se puso una fina capa y, casi sin darse cuenta, se dirigió hacia el invernadero donde podría estar Girgol. Fue una acción esperanzadora, pensando que tal vez Girgol había regresado, pero el invernadero seguía vacío.

En cambio, Zai'or la saludó hoscamente con las manos cruzadas:


«Le pido disculpas como siempre, Alteza. Cada vez que viene, acabo diciendo que el Maestro no está»

«Está bien. No es razonable que espere que controles a alguien que no puedo controlar»

«Gracias por entenderlo»

«Sigue con tus deberes»


Latil hizo un gesto con la mano, despidiendo a Zai'or, luego paseó por el lugar donde había pasado agradables momentos con Girgol.

No hubo aparición milagrosa de Girgol.


«Ahhhhh»


Finalmente perdió la esperanza y abandonó el invernadero.

















***

















«Su Alteza, Príncipe Klein ha enviado un emisario desde Carissen»


Esa mañana, cuando Latil estaba en su estudio, un secretario trajo un gran sobre, elegantemente adornado con colores dorados y marfil, se lo presentó al Chambelán. El Chambelán sacó la carta del sobre, la desdobló, la sacudió un par de veces y se la tendió a Latil.

Preguntándose cuándo volvería Klein, Latil hojeó rápidamente su contenido.


«Majestad, por favor, lléveme»

«!»

«Deseo regresar, pero me retienen debido a la ausencia de mi Hermano Emperador. Están reteniendo a los miembros de la familia imperial aquí porque la seguridad de Su Majestad no está clara»

«Oh querido»

«Parece que todos los problemas se resolverán con el regreso de Emperatriz Aini. Sin embargo, algunos de los hombres del Hermano Emperador están obstaculizando deliberadamente, por lo que los remanentes de la facción de Duque Daga no pueden enviar ninguna carta»


'La facción de Duque Daga espera que Emperatriz Aini regrese y estabilice la situación, pero los subordinados de Hyacinth lo están obstaculizando'

Latil chasqueó la lengua y entregó la carta al Chambelán.

'Están reteniendo a Klein a propósito porque no es una amenaza para su poder, ya que es mi consorte y es cercano a Hyacinth'

El Chambelán, tras leer la carta, pareció compartir pensamientos similares y chasqueó la lengua.


«Necesitamos que Emperador Hyacinth regrese rápidamente. Ahora sus ayudantes cercanos están obstaculizando eficazmente las cosas, pero con el tiempo, el poder cambiará inevitablemente hacia el lado de la Emperatriz»


Aunque Latil se había reconciliado con Emperatriz Aini, su nueva amistad no estaba exenta de límites. Latil deseaba la seguridad de Hyacinth y que siguiera ejerciendo el poder.

Pero al enterarse de que Klein estaba sufriendo en el proceso, un sentimiento involuntario de piedad surgió en su interior.


«Nuestro pequeño está pasando por mucho»

«¿Quién es el pequeño?»

«Klein»

«.....»


El Chambelán puso expresión de disgusto, pero Latil, inconscientemente sin registrar sus propias palabras, volvió a suspirar,


«Lo siento por Jaisin, Klein y Gesta por no celebrar sus cumpleaños como es debido»

«Los cumpleaños se celebran todos los años. La seguridad de Su Majestad y del país es más importante»


El Gran Chambelán habló con firmeza, pero Latil estaba convencida de que no diría eso si se hubiera pasado por alto el cumpleaños de Ranamoon.

Latil sacó la siguiente serie de documentos y volvió a concentrarse en su trabajo. Pero poco después entró el secretario y se dirigió de nuevo a Latil.


«Majestad, el Gran Maestro de los Paladines, junto con un acompañante, ha venido a verla. Intentaron visitarle antes, pero se marcharon cuando supieron que Su Majestad seguía inconsciente»


Ante la mención del Gran Maestro, Latil miró por reflejo a Sonnaught, que estaba detrás de ella. Pero este asunto no era para pedir la opinión de Sonnaught, así giró su cuerpo a su posición original, agarrando la pluma con fuerza sin razón aparente.

Su corazón se aceleró. Sin embargo, no era por el Gran Maestro. Se debía a las historias que el Panda Rojo había contado la noche anterior.

'¿Podría ser la compañía traída por el Gran Maestro el joven que le dijo a Girgol que muriera? ¿El otro hijo de Arital?'


«¿Qué debemos hacer?»


El secretario, el Chambelán y Sonnaught miraron a Latil.

Latil golpeó repetidamente su escritorio con ansiedad.

Según Meradim, el Gran Maestro parecía haber dicho todo lo que había que decir la última vez, pero no era nada especial. Entonces, ¿por qué venir otra vez? ¿Era por ese joven?

Malinterpretando los pensamientos de Latil, el Chambelán preguntó con cautela:


«Su Majestad, ¿deberíamos echarlos?»


Después de morderse los labios un rato, Latil se calmó y respondió con expresión serena:


«No. Me reuniré con ellos. Que pasen. Marqués Savlé y Sir Sonnaught, por favor, retírense un momento»


Marqués Savlé se preparó rápidamente para marcharse, recogiendo documentos, pero Sonnaught preguntó con cuidado:


«¿Yo también? ¿Segura que está bien?»


Latil asintió. Si sólo viniera el Gran Maestro, no importaría, pero el joven también le acompañaba. Si tenía que discutir acontecimientos del pasado lejano con el joven, sería mejor que no hubiera nadie más cerca.

Probablemente.

Aún preocupado, Sonnaught preguntó de nuevo:


«¿Estás realmente segura?»


Puede que el Chambelán no conociera los sucesos del Monte Etsa, pero Sonnaught estaba muy familiarizado con la aparición del Gran Maestro atacando Girgol y llevándose a Anya Domis. Fue la razón de su fracaso frente al éxito.

Aunque el Gran Maestro declaró: '¡Ahora me retiraré!', seguía siendo incierto si realmente se retiraría o no.


«Sí»


Después de que todos se fueron, Latil juntó sus manos y esperó ansiosamente.

'¿Por qué han venido? ¿Fue realmente el joven quien vino a buscarme? ¿Y si me llama Madre en cuanto me vea?'

Le temblaban las piernas y los brazos. A pesar de intentar recuperar el porte del emperador tensando los músculos, no conseguía calmarse fácilmente.

Finalmente, se oyeron pasos al otro lado de la puerta. Aunque los pasos eran todos iguales, Latil pudo discernir que uno de ellos era más ligero.


«Pueden entrar»


Mientras el secretario les guiaba al interior, Latil respiró hondo, hinchando el pecho.


«Vamos a calmarnos»

«Gracias»


La voz del Gran Maestro llegó a sus oídos. Ahora sí que estaban frente a ella, al otro lado de la puerta.

Latil apretó y aflojó el puño antes de levantarse lentamente.

Por fin, la puerta se abrió. Sorprendentemente, el primero en aparecer no fue el Gran Maestro, sino el joven. Aún oculto en su túnica de hoy, los pasos del joven vacilaron al ver a Latil.

Al verlo, afloró el recuerdo de aquel día.

El joven, mirando a Latil, había exclamado:


«¿Madre?» 


con voz sorprendida. El Gran Maestre entró detrás de él.

En cuanto los vio, Latil sintió la necesidad de ganarse el favor del joven.

El Gran Maestro conocía el paradero actual de Anya Domis. Al viajar con el Gran Maestro, es probable que el joven también lo supiera. Si Latil podía ganarse el favor del joven, existía la posibilidad de conocer la ubicación de Anya Domis.

Con un plan en mente, Latil se acercó al joven y lo llamó con voz apenada:


«¡Mi cachorro!»

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