Perséfone 46
Un rastro de narcisos (2)
Clink, clank.
Y pudo oír la gorra rodando por las hierbas y las piedras.
Se le cerró la boca y se le taparon los ojos al instante. La "diosa invisible" tardó sólo unos segundos en convertirse en "la diosa que no puede ver".
La mano que se aferraba a su barbilla y le tapaba la boca pertenecía a un hombre, se dio cuenta. Perséfone no sabía cómo enfrentarse a esta extraña situación, ya que nunca la había vivido. Comenzó a moverse enérgicamente para liberarse, pero ya era demasiado tarde.
"¡Uf, arghh!"
Sin embargo, no fue lo suficientemente fuerte.
Este era el lugar más secreto y seguro de la tierra que Deméter, su madre, había conseguido. Debería haber sido. Viviendo durante varias décadas en esta isla, nunca había visto pasar un barco de humanos, y muy de vez en cuando, sólo pasaban los dioses que montan el viento como un trineo. Era una isla sin entrada ni salida.
Intentó empujar con los pies, sacudió la cabeza para liberarse de alguna manera de la tela que le cubría los ojos, pero las manos que la ataban eran demasiado fuertes.
"¡Quién, quién...!"
Entonces sintió que la mano del hombre le agarraba el pelo.
"¡Ahh! ¡Ahhh! Para!"
Perséfone, que tenía la cabeza forzada hacia atrás, sintió los dientes de un hombre mordisqueando su cuello, entonces su cuerpo se puso rígido.
La voz de su madre pasó por su cabeza.
-El mundo fuera de la isla no está lleno de grandes aventuras, de fe y de felicidad como tu imaginación... No pasa un día sin que los belicistas sean arrastrados por la lucha de Ares, y los que son como Zeus están dispersos por toda la tierra y te harán fruncir el ceño... Cuando pienso en él, se me pone la piel de gallina por todo el cuerpo.... ¿Cómo puedo enviarte a un mundo así sabiendo que tú, mi hija, sufrirás?
Como si se burlara de su enclenque intento de volcar su cuerpo de alguna manera, unos fuertes brazos tiraron de su cintura hacia él.
-Durante el día la isla es completamente tuya, y por la noche... es como el interior de la boca de un mentiroso astuto.
"Calla", lo primero que ha dicho el "hombre" ha sido una orden.
"Deméter te escondió tan bien... tuve muchos problemas para encontrarte"
La capa de Perséfone se quitó como si la hubieran arrancado.
Y sus hombros temblaron sin piedad cuando un hechizo de frío la golpeó. El pecho del hombre estaba contra el suyo, y en un instante, el dobladillo de su túnica se levantó hasta su vientre. En ese momento, pudo reconocer su voz.
"Perséfone, Perséfone"
La forma en que la llamó por su nombre.
La forma en que su lengua se deslizó por su cuello.
"¿Por qué actúas con tanto miedo? ¿No dijiste que no tenías miedo?"
Y la forma en que se burló de ella. Ella lo sabía todo.
Se le puso la piel de gallina por todo el cuerpo. El miedo de que la tuvieran cautiva, sin poder ver nada mientras desaparecía sin dejar rastro, y por una razón diferente a la de antes, su corazón empezó a latir con fuerza.
'Me ha encontrado'
Los labios del hombre enfadado tocaron la parte posterior de su oreja. En cuanto el aliento caliente la rozó, Perséfone se puso rígida. Su lengua caliente se aferró al lóbulo de su oreja.
'Ha llegado hasta aquí'
La cosa entre las piernas del hombre se deslizaba entre los muslos de Perséfone. Estaba claramente excitado, y no era ira, y Perséfone se estremeció tanto como su peso presionó sobre ella.
"Mientras tanto, ¿te has divertido?"
En ese momento, la cosa caliente del hombre se precipitó entre las piernas encogidas de Perséfone. El dolor de su carne rígida siendo forzada a abrirse dio un dolor indescriptible.
"¡Oh... ah!"
"¿Te has divertido?"
"... ¡Ah! Ow..."
Perséfone respiró y cerró los ojos con fuerza. Cada vez que su cintura se movía hacia arriba, estallaba un gemido incontrolable. El hombre le sujetó la mandíbula mientras metía y sacaba la mano.
"... ¿Te has divertido engañándome?"
"Hades... Oh, ¿me buscabas a mí?"
En efecto, era Hades, rey del inframundo, la muerte de la chica encantadora.
'Al final, me encontraste'
Para Hades, la oscuridad era como una segunda sombra. La vista nocturna no tenía ningún recelo. Sin embargo, esperaba que le costara encontrarla porque tenía su casco.
El gorro de invisibilidad no era visto ni siquiera por los ojos de los Titanes y era un arma perfecta que hacía que los ojos de Fobos, que penetran todas las verdades, se alejaran. Si uno huyera con él puesto, nunca jamás sería atrapado.
Mientras Hades observaba a los Narcisos amarillos desaparecer en la oscuridad, pudo atrapar a la astuta muchacha. Perséfone fue atrapada con las manos en la masa.
Hades no podía entenderlo.
Si lo único que quería desde el principio era robar el tesoro del inframundo, ¿por qué juró con el pretexto del amor? ¿Por qué aún no ha caído ante Tártaros? ¿Y por qué no puede quitarse la ilusión de que su amor es real?
Hades se agarró con fuerza a la esbelta cintura de Perséfone, para que no pudiera escapar y le levantó las nalgas.
"¡Oww! Me duele, me duele. Ah!"
Se quejó cuando sus pliegues se encontraron con su furiosa hombría con rudeza.
"¿No te gusta así? Cuando duele. ¿Esa también era una de tus mentiras?"
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