Mi Esposa Oculta es Dulce 84
Fu Hanzheng está aquí
Sin embargo, cuando vieron lo que estaba ocurriendo debajo de ellos, Luo Qianqian y Ji Cheng se quedaron asombrados.
La esbelta muchacha, en un segundo, había tirado al suelo a dos hombres fuertes y altos, y cogió un trozo de acero oxidado y atravesó la mano de uno de ellos.
A continuación, le dio una patada en la ingle al otro hombre, causándole un dolor tan tremendo que no pudo emitir ni un solo sonido.
Gu Weiwei lanzó una mirada a las dos chicas del segundo piso. "Quedaos donde estáis"
Ji Cheng y Luo Qianqian asintieron. Se dieron cuenta de que los dos borrachos que estaban gravemente heridos eran los que les habían tocado antes.
Gu Weiwei sacó el acero ensangrentado y manchado y miró a los once hombres restantes, con un aspecto letal.
"Ahora, vamos a divertirnos"
La banda no esperaba que la chica de aspecto débil actuara de repente como si estuviera poseída por un fantasma, con un aspecto letal y actuando con crueldad.
El rostro de Calvo Kun se hundió y lanzó una mirada a los cuatro hombres fuertes que estaban a su lado.
"Cogedla"
Los cuatro hombres, de complexión musculosa, asediaron a Gu Weiwei, pero la ágil chica esquivó sus puños y golpeó rápidamente la sien de uno de ellos.
Ese hombre estaba tan mareado por el golpe que se tambaleó hacia atrás. Entonces, la muchacha dio una patada contra una de las columnas de soporte de la fábrica y se impulsó hacia delante, asestando un golpe en el cuello de uno de los hombres. El cuello del hombre emitió un sonido de crujido y no volvió a levantarse.
Los tres hombres restantes se mostraron cautelosos. Se trataba de una chica ágil, rápida y que siempre daba en el blanco.
Al ver que sus cuatro mejores hombres se desplomaban, uno tras otro, Calvo Kun se puso tan furioso que se levantó y preguntó ferozmente: "¿Quiénes son ustedes?"
Gu Weiwei apartó a un hombre de una patada y dio una voltereta hacia atrás en el rebote. Al aterrizar con firmeza, dijo: "Soy tu jefe"
La familia Gu había contratado a muchos maestros de artes marciales y ella había estudiado durante años la lucha Maga, la esgrima y el manejo de la espada de esos maestros. Puede que no sea muy hábil, pero sus habilidades ya eran suficientes para incapacitar a esta gente.
Las armas estaban prohibidas en la Tierra de Hua, por lo que no tenían armas mortales. Por eso se atrevió a venir sola.
Estos hombres eran fuertes y grandes, y habían estado bebiendo o tomando drogas. Mientras Ji Cheng y Luo Qianqian no fueran tomados como rehenes, no se aprovecharían de ella.
Al ver que sus hombres se retiraban uno tras otro, Calvo Kun cogió un cuchillo de la mesa y dijo: "¡Coged las armas!"
Los hombres restantes recogieron trozos de acero, palos y cuchillos, rodeando a Gu Weiwei poco a poco.
Ji Cheng y Luo Qianqian estaban tan nerviosos que se agarraron al brazo del otro. Les gustaría mucho ayudar, pero temían distraerla.
Cuando los siete hombres se acercaron todos juntos, Gu Weiwei sólo había dado unos pasos atrás, cuando el bien entrenado Calvo Kun la atacó de repente. Sintió un puñetazo en la espalda y Calvo Kun casi la apuñaló en el pecho.
Afortunadamente, fue lo suficientemente rápida como para esquivar, y sólo recibió un rasguño en el brazo. No resultó herida de gravedad.
Lucharon durante media hora y, finalmente, cuando Gu Weiwei tuvo a Calvo Kun manchado de sangre bajo sus pies, sonrió a Ji Cheng y a Luo Qianqian en el piso de arriba.
"Bajad ya, podemos irnos"
Las dos chicas se apresuraron a bajar y Ji Cheng dijo emocionada: "Diosa, ¿sabes lo que quiero decir en este momento?".
Gu Weiwei se envolvió el brazo herido con el abrigo que le dio Luo Qianqian y preguntó. "¿Qué?"
"Sólo quiero decir que... ¡quiero casarme contigo!" dijo Ji Cheng.
Vino sola y derribó a más de una docena de hombres. Era, sin duda, una protectora excepcional.
Las tres chicas salieron de la fábrica justo cuando un Rolls-Royce Phantom y dos coches Hummer se detuvieron frente a ella.
Fu Hanzheng, que vestía un bonito traje, salió del Rolls-Royce Phantom y caminó hacia ellas. Sus ojos eran penetrantes y su aura era letal, teñida de arrogancia y determinación.
"¿Por qué has venido sola?"
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