Mi Esposa Oculta es Dulce 260
Más dulce que un caramelo
Tras decir esas palabras, Gu Weiwei dio otro mordisco, esta vez en la barbilla.
La manzana de Adán de Fu Hanzheng se crispó y luego la volteó para poder observar su rostro sonrojado.
"¿Estás segura de que quieres comer el caramelo?"
Gu Weiwei sonrió alegremente y se palpó la cara, tuvo hipo y dijo: "Espera, voy a... ir a apagar la luz"
Tras decir esas palabras, se dio la vuelta y se dispuso a apagar la luz junto a la cama... pero antes de que pudiera encontrar el interruptor, Fu Hanzheng ya le había abierto la cremallera del vestido por detrás.
En comparación con su camisa, era mucho más fácil quitarle el vestido.
Una vez que lo había abierto, su columna vertebral de jade y sus hermosos omóplatos quedaron al descubierto.
Fu Hanzheng bajó la cabeza y lamió la piel de su espalda.
Gu Weiwei se estremeció, se encogió y luego gimió.
"¡Oh...!"
El hombre no tardó en soltar también el cierre de su sujetador.
El vestido sin tirantes ya no podía ceñirse a su cuerpo porque la cremallera de la espalda estaba abierta. Junto con la ropa interior, el vestido quedó suelto entre sus brazos.
Entonces, el hombre le apartó los brazos y Gu Weiwei fue besada tan a fondo. Sintió tanto calor por todo el cuerpo que murmuró: "...no soy un caramelo, no me muerdas..."
Fu Hanzheng se rió y apoyó su frente contra la cabeza de ella y respiró con fuerza.
"Eres más dulce que un caramelo"
Dicho esto, le acarició los suaves labios y empezaron a besarse apasionadamente de nuevo.
Las manos de él se detuvieron en la suave piel de la chica y luego ahuecaron sus pechos. La suave sensación le hizo respirar aún más rápido.
Gu Weiwei gimió suavemente y sus ojos borrachos parecían aún más lujuriosos. No sabía si estaba soñando o experimentando algo real.
Los labios de Fu Hanzheng se posaron sobre los de la chica y bajaron por su largo cuello, luego su mirada se posó en esos lujuriosos pechos y sus ojos se abrieron de par en par.
Cuando sus labios se cerraron sobre sus pezones, la chica borracha se estremeció y gimió.
"Ah..."
Fu Hanzheng, después de un rato, volvió a levantar la vista y le besó los labios. Cuando la punta de su nariz tocó la de ella, preguntó: "Weiwei, ¿estás segura... de que quieres comerte este caramelo?"
Gu Weiwei parpadeó y luego le besó los labios mientras le dedicaba una sonrisa muy siniestra.
Fu Hanzheng le besó los labios y luego palpó sus largas piernas, quitando el vestido que se había enredado en su cintura.
De repente, se dio cuenta de que había una mancha de sangre en las sábanas y también había una compresa en sus bragas
Fue como si un cubo de agua fría se derramara sobre él, apagando todo el deseo que llevaba dentro.
Por un momento, quiso cortarla en pedazos.
Gu Weiwei miró a ese hombre que ya no continuaba, se incorporó a medias y frunció el ceño al sentir un calambre en el estómago.
Al ver este espectáculo, la envolvió en su ropa y la llevó al baño. No volvió a la habitación hasta que ella terminó de vomitar.
Acababa de meterla en la cama y se disponía a servirle un poco de agua, cuando la chica se agarró a su cintura.
"No te vayas..."
"Te traeré agua". Dijo con voz suave.
Ella había querido mantenerse lejos de él cuando estaba sobria, pero cuando estaba borracha, quería aferrarse a él con tanta fuerza.
"No quiero agua, te quiero a ti..." Gu Weiwei exigió de forma irracional.
Fu Hanzheng se esforzó por meterla completamente en la manta y fue a servirle un vaso de agua para enjuagarse la boca.
Gu Weiwei sintió que le dolía mucho el estómago después de vomitar, pero aunque así fuera, no descansó tranquilamente en sus brazos y, en cambio, trató de lanzarse hacia él continuamente, con la esperanza de atraerlo para que continuara.
No fue hasta el amanecer cuando finalmente empezó a dormirse.
A esa hora, él por fin se había liberado de sus garras. Fue a ducharse y sus ojos se enfriaron al ver las cosas que Fu Shiyi había dejado para él.
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