PRÓLOGO
Era un caluroso dÃa de verano cuando cumplió 12 años. El mundo de LucÃa se puso patas arriba. Todo se derrumbó cuando su madre falleció y ella tuvo que ingresar al palacio real.
'¿Estaba soñando? ¿O sigo soñando…?
LucÃa se sentó en su cama murmurando mientras estaba atrapada en un trance. Ella acaba de tener un sueño muy largo. Se sentÃa como si hubiera regresado al pasado, o tal vez fuera un sueño precognitivo. Dentro del sueño, experimentó su vida futura. No fue una vida pacÃfica. La mayorÃa de los dÃas estuvieron manchados de sufrimiento y lágrimas. Pero hubo momentos en que se habÃa sentido feliz y gozosa. HabÃa vivido aferrándose a una pequeña pizca de esperanza.
'Madre….'
Ella no tenÃa ni idea. Su madre era de sangre noble. Mientras todavÃa estaba viva, nunca dejó escapar un solo pÃo al respecto. Cuando LucÃa tenÃa 25 años dentro del sueño, se encontró con el hermano de su madre y llegó a saber la verdad.
Su madre, Amanda, era la hija menor del condado de Baden. Los nobles de Baden habÃan sido margraves influyentes (cuenta de un territorio fronterizo). Sin embargo, actualmente solo eran nobles de nombre, sin pasar por alto ni una sola parcela de tierra. La voluntad de los nobles de Baden era profunda, pero su nombre habÃa sido olvidado más o menos por la mayorÃa de la población, y se desconoce cuánto tiempo podrÃan mantener su nobleza.
Amanda se habÃa escapado por la noche después de llevarse un solo colgante, que se habÃa transmitido de generación en generación dentro de las habitaciones vacÃas de la casa antigua en las tierras fronterizas.
El tÃo de LucÃa habÃa dicho con amargura que deberÃan haber salido a capturar a Amanda en el momento en que ella habÃa escapado. Nunca imaginó que serÃa la última vez que la verÃa. HabÃa sido una joven tonta cuando se escapó, y habÃa sido una tonterÃa pensar que regresarÃa. Un mes después, habÃan intentado localizarla, pero ya era demasiado tarde.
Su tÃo no habÃa tenido forma de encontrar a su madre. HabÃa corrido a la capital y eso lo habÃa hecho casi imposible. Incluso LucÃa no recordaba del todo cómo habÃan vivido los tiempos difÃciles en la capital.
Sin embargo, aunque Amanda no estaba casada, habÃa dado a luz a la hija de un verdadero rey. Uno solo podÃa asumir la verdad de la situación. Cuando nació LucÃa, la verdad deberÃa haber sido revelada a la familia real, pero Amanda habÃa elegido hacer lo que nadie más hubiera hecho. Ella habÃa ocultado su noble linaje y habÃa vivido como plebeya junto con LucÃa.
La madre de LucÃa era una aristócrata, hija de la noble familia Baden. Más que eso, LucÃa estaba relacionada con el rey por sangre. LucÃa nunca habÃa sabido la verdad y habÃa pasado su infancia pensando en Amanda como una plebeya.
Su madre habÃa sido hermosa, todos los habitantes del pueblo habÃan sido agradables y ella siempre habÃa jugado con los otros niños junto al rÃo y el bosque. ParecÃa que fue ayer, pero ahora era un recuerdo lejano y no podÃa hacer nada más que llorar. Sus momentos más felices pertenecieron a esos primeros dÃas.
Todo el sufrimiento habÃa surgido de la nada. Amanda se habÃa enfermado debido a una epidemia que se habÃa extendido por toda la ciudad. En los recuerdos de LucÃa, su madre habÃa sido una mujer menuda y delgada, diferente a las fuertes plebeyas de la ciudad.
HabÃa crecido en una familia noble y nunca habÃa tenido dÃas duros. Criar a LucÃa como madre soltera habÃa estado afectando su cuerpo, hasta que se convirtió en un desastre enfermizo.
Su madre parecÃa saber que morirÃa pronto. Unos dÃas antes de la muerte de su madre, LucÃa habÃa transmitido un mensaje en su lugar. Probablemente habÃa sido una carta destinada a ser entregada al palacio real.
LucÃa entendió la decisión de su madre. HabÃa hecho lo mejor que pudo hasta su último aliento. La vida de una niña huérfana solo podÃa descender en espiral hacia las profundidades del infierno. Si LucÃa nunca hubiera entrado en palacio, habrÃa tenido que prostituirse y vender su cuerpo por el resto de su vida.
Unos dÃas después de la muerte de Amanda, un guardia llevó a LucÃa al palacio real. La familia real poseÃa un dispositivo mágico que podÃa confirmar la ascendencia de cualquier persona. Era el tesoro de la familia real, pero ocasionalmente otros nobles venÃan y usaban el dispositivo también.
Incluso si los hijos ilegÃtimos inundaran, los conflictos sobre las relaciones de sangre no ocurrirÃan debido a este tesoro mágico.
El Rey habÃa confirmado el rostro de su hija a través del dispositivo y le habÃa otorgado un nombre. Esa fue la primera y última vez que conoció a su 'padre'.
"Vivian Hesse".
Ese era el nuevo nombre de LucÃa. Nadie se habÃa molestado en preguntar por su nombre original. Todo se habÃa decidido de forma unilateral. HabÃa perdido a su madre, la habÃan arrastrado a la fuerza al palacio real y le habÃan proporcionado generosamente un palacio en ruinas separado de todos.
Después de llorar toda la noche, se despertó temprano en la mañana y se dio cuenta de que todo habÃa cambiado: ella misma y su entorno. Se sentó abrazándose las rodillas y pensó en su futuro.
Solo porque se habÃa convertido en princesa de la noche a la mañana, nada en su vida habÃa cambiado para mejor. El rey desenfrenado habÃa esparcido sus semillas por todo el lugar. La noticia de un nuevo prÃncipe, o incluso de una princesa, no fue suficiente para convertirse en el tema candente de los rumores del palacio.
LucÃa fue la decimosexta princesa. Ella se habÃa dado cuenta de eso después de mucho tiempo de residir en el palacio. HabÃa calculado la cantidad total de niños que habÃan obtenido la aprobación del Rey y habÃa descubierto que era la decimosexta princesa. Ella tenÃa un trasfondo oscuro y nació después de una aventura de una noche con el rey. Además, ella era una princesa real que habÃa crecido entre los plebeyos.
'Incluso si conozco mi futuro ……….'
LucÃa suspiró profundamente. Solo llegó a saber cómo se desarrollarÃa su futuro. Su futuro comenzó en las tierras fronterizas y terminó aquà hasta su amarga conclusión. Tal como estaba, no habÃa ganado nada útil del sueño. No tenÃa medios para mezclarse con la alta aristocracia, asà que incluso si conocÃa su futuro, era inútil.
Después de que LucÃa entró en el palacio real, su vida no habÃa sido especial en absoluto. HabÃa vivido una vida tranquila sin preocupaciones de morir de hambre. A nadie le habÃa importado mostrar ningún interés en ella, pero debido a eso, nadie habÃa venido a intimidarla tampoco. Cada dÃa habÃa sido igual que todos los demás. Cuando LucÃa cumplió 19 años, su vida volvió a cambiar.
El año en que LucÃa cumplió 19 años, su padre biológico, el octavo rey Hesse de la nación, habÃa fallecido. Solo lo habÃa visto una vez, asà que cuando escuchó la noticia, no sintió nada por su muerte. Ella habÃa creÃdo que su muerte no afectarÃa su vida de ninguna manera. Sin embargo, el rey sucesor, Hesse IX, habÃa elaborado un nuevo presupuesto para el palacio real. HabÃa decidido limpiar las consecuencias de la vida desinhibida del rey pasado. Hesse el noveno habÃa iniciado un proyecto para enviar a todos sus medio hermanos y hermanas fuera del palacio.
Cuando LucÃa cumplió 20 años, solo quedaron en el palacio 6 princesas del pasado rey. LucÃa no tenÃa parientes. HabÃa pasado su vida escondida dentro del palacio separado sin ninguna relación con el mundo exterior. No habÃa nadie que se ofreciera como voluntario para cuidarla. Ni siquiera se podÃa ganar dinero casándola con otros.
Hesse IX habÃa subastado a LucÃa, que no era más que un peso muerto para el palacio real. LucÃa tenÃa 20 años cuando fue subastada a la persona que habÃa ofrecido la dote más alta.
El Conde Matin, el nuevo esposo de LucÃa, era 20 años mayor que ella y tuvo dos divorcios en su pasado. Tuvo tres hijos y el mayor tenÃa la misma edad que LucÃa. Los cinco años junto al conde habÃan sido el perÃodo más horrible para ella. Económicamente, LucÃa lo habÃa estado haciendo mucho mejor que su tiempo en el palacio separado, pero habÃa sido destruida mentalmente. El conde era un pervertido anciano, gordo y discapacitado. HabÃa cumplido todos sus deseos sexuales a través de LucÃa.
'¡¡No quiero !!'
El cuerpo de LucÃa tembló. No querÃa volver a experimentar eso nunca más. Más bien, no querÃa experimentar el futuro. Incluso si tenÃa que morir, no querÃa casarse con ese bastardo de nuevo.
'Debo cambiar mi futuro. ¡¡Cambiaré mi futuro pase lo que pase !! '
El futuro que vio en su sueño ya estaba cambiando. Originalmente, LucÃa habÃa mostrado sÃntomas de autismo los primeros meses en el palacio real. La muerte de su madre, la identidad de su padre y ser expulsada a un lugar sin una pizca de afecto; todas estas cosas habÃan sido demasiado para que las manejara una niña.
No habÃa nadie que se preocupara por LucÃa, que se habÃa bloqueado del mundo exterior. Al principio, los médicos se habÃan acercado varias veces y las criadas de palacio habÃan visitado para asegurarse de que no se muriera de hambre.
El entorno extremadamente desinteresado habÃa funcionado como catalizador para LucÃa. Ella habÃa podido recuperar gradualmente su claridad poco a poco por sà misma. Pero esta vez, las cosas fueron diferentes. LucÃa no experimentó ningún sÃntoma de autismo. No tenÃa ningún gran sueño de cambiar su vida. Ella solo tenÃa un deseo: simplemente querÃa la libertad de vivir como le gustaba.
'Puedo hacer esto. Puedo cambiarlo '.
Ella no sabÃa cómo hacerlo. Como princesa de 12 años sin conexiones, no habÃa nada que pudiera hacer. Pero ella no se desesperó.
'TodavÃa tengo mucho tiempo'.
Sin embargo, el tiempo siguió pasando con frialdad. Antes de darse cuenta, LucÃa habÃa cumplido 18 años.
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