La Princesa Monstruosa 43
Los lindos pajaritos de la Princesa Monstruosa (1)
Sin embargo, el Segundo PrÃncipe Lloyd, naturalmente, no se compadeció, sino que frunció el ceño y gritó a Arbella.
"¡Uf, qué...! Hermana Arbella, ¿por qué me has interrumpido tan repentinamente?"
Normalmente, no habrÃa gritado de forma tan espantosa contra Arbella, de entre todas las personas.
Hoy, sin embargo, parecÃa estar enfadado con ella por haber expuesto su truco y avergonzarle.
"¡Ni siquiera solÃas interesarte por esa chica! No te importaba lo que dijeran los demás ni cómo se metÃan con ella!"
Al escuchar la nerviosa exclamación de Lloyd, Arbella se rió como si fuera un cachorro.
"SÃ, Lloyd. El idiota de mi hermano. Asà que, como has dicho, voy a empezar a interesarme a partir de ahora"
Era una sonrisa que, de alguna manera, provocó escalofrÃos en el espectador, a pesar de que el sol era brillante y cálido en pleno dÃa.
"Y tú, Lloyd"
Al mismo tiempo, una poderosa e invisible fuerza mágica se movió.
"Es una cuestión de lo que está en mis ojos ahora, desafortunado".
¡Chweaak!
Los rosales que rodeaban a Judith se deslizaron por el suelo tan rápidamente como si estuvieran vivos, evitándola por completo.
Una inundación púrpura cubrió instantáneamente el cuerpo del segundo prÃncipe, Lloyd.
"¡Argh!"
Lloyd también intentó usar su magia para quemarla. Pero fue una idea terrible.
"¡Ack! ¡Ay, duele...!"
"¡Segundo PrÃncipe!"
Al igual que Judith, Lloyd, que fue apuñalado por las pequeñas espinas, luchó y gritó con fuerza.
Sin embargo, cuanto más saltaba, más aumentaban las heridas de las espinas.
Los asistentes que lo rodeaban se asustaron y corrieron al lado de Lloyd.
Arbella desvió la mirada como si ya no le sirvieran, y se volvió para mirar a la desplomada Judith.
"Judith, ven aquÃ"
Los ojos de Judith se iluminaron al volver en sà al oÃr su voz llamándola.
"Volvamos a tu palacio"
Arbella le tendió la mano.
Judith miró a la figura por un momento aturdida, igual que habÃa hecho en su palacio cuando Arbella le habÃa tendido la mano como lo hacÃa ahora.
"... SÃ"
Entonces, paso a paso, se adelantó lentamente y puso los pies en el suelo.
"... ¡SÃ, Primera Princesa!"
Cuando Judith finalmente se acercó a Arbella, tomó su mano entre las suyas.
La magia que pasó por ella como una suave brisa curó las heridas de Judith.
Arbella retiró su brazo limpio y colocó a Judith en la sombrilla que utilizaba.
Pronto una sombra oscura cubrió el cuerpo de Judith completamente de negro.
Una frÃa sonrisa que habÃa cruzado por un momento el rostro de Arbella desapareció con las sombras.
Salieron juntas del jardÃn de flores, pasando por encima de las rosas que estaban dispuestas en el suelo como un lecho de flores.
El lugar en el que se encontraban estaba sumido en negras sombras, pero el mundo que se reflejaba en su visión seguÃa siendo deslumbrante y reluciente a principios de verano.
***
Tras un breve perÃodo de reclusión, que para la mayorÃa de la gente era un perÃodo de arresto domiciliario, pero que en realidad era un perÃodo de descanso voluntario, comencé de nuevo mis actividades externas.
En primer lugar, mi primera orden fue visitar el Salón de la Noche Blanca.
Como gesto de buena fe, entregué el dinero para reparar los laboratorios de magos que habÃa destruido en el pasado, e incluso puse fin oficialmente al asunto diciendo que criarÃa bien a Gerard.
Luego intenté volver, pero los campos mágicos de los pabellones que habÃa destruido seguÃan sin restaurarse, asà que también los arreglé generosamente.
Entonces, a diferencia de antes, las caras de los magos que habÃan estado luchando conmigo volvieron a iluminarse.
La mayorÃa de los magos no tenÃan que seguir siendo incómodos conmigo porque no estaban directamente relacionados con esto.
Escuché sus saludos amistosos como en el pasado y salà del Salón de la Noche Blanca.
Sin embargo, aún no he conocido a Levantheon.
Me preguntaba si estarÃa en una situación difÃcil por haber sido sorprendido ayudándome esta vez, pero afortunadamente no fue asÃ.
Desgraciadamente, el mago que habÃa sido elegido como presentador en la conferencia actual se habÃa visto obligado a marcharse porque estaba atrapado en el trabajo de Gerard, asà que Levantheon se vio obligado a sustituirle.
[No olvides tu cita. Te llamaré pronto, ¡por favor!]
En cambio, Levantheon me dejó una breve carta escrita con tinta.
Después de eso, otros magos se lo llevaron y lo enlataron a la fuerza en un laboratorio.
Por otro lado, Lloyd, el segundo prÃncipe que habÃa sido malherido por mà durante el incidente con Judith, estaba tranquilo.
No reflexionaba sobre sus actos, sino que le faltaba confianza para desafiarme.
Su madre, la reina SofÃa, también estaba callada, a diferencia de su hijo, asà que era imposible que me culpara a mà en lugar de a su hijo.
"¡Hermana! ¿No me digas que realmente vas a convertir a ese despreciable hereje en un caballero subordinado?"
Ayer, también tuve un encuentro con Cloe.
Ella parecÃa estar muy sorprendida, como se ve en una carta.
"SÃ. Lo he traÃdo aquÃ"
"Hermana... ¿Qué es lo que realmente te pasa últimamente? ¿Has desarrollado de repente una afición por la caridad? ¿EstarÃas dispuesta a donar a un orfanato conmigo?"
Me reà al escuchar las palabras de Chloe. Después de Judith, de repente traje a un hereje y lo acogÃ, asà que era comprensible.
"Tienes razón. He estado disfrutando de mi nueva afición"
Y como dijo Chloe, últimamente he pasado mucho tiempo cuidando de los dos pájaros de la jaula.
"¿Cómo está Gerard?"
"TodavÃa se está recuperando"
"Muy bien. Deja que descanse hasta que se mejore. No dejes que salga por su cuenta"
Uno de ellos, Gerard, estaba recuperando lentamente su cuerpo.
No usé ninguna magia para curarlo. Por mi parte, habrÃa sido más conveniente que Gerard no se hubiera curado tan rápido. Si su cuerpo se curara rápidamente, podrÃa insistir en escapar de nuevo.
Además, aunque la magia es fácil y sencilla, era peligrosa porque seguir utilizándola en exceso podrÃa debilitar su propio poder de curación.
Gerard habÃa sido sometido a varios hechizos de curación en la Sala de la Noche Blanca en un futuro próximo, asà que era mejor tener cuidado. No querÃa que mi preciosa ofrenda se rompiera antes de que tuviera la oportunidad de crecer.
Por la misma razón, tenÃa que dejar de curar a Judith en el futuro.
Una vez que Marina se hubo marchado, volvà a poner la mano en el informe.
Leà el informe sobre Gerard, pero habÃa menos contenido del que esperaba.
HabÃa tan poca sustancia que resultaba desconcertante.
En primer lugar, tenÃa 14 años, la misma edad que yo.
Su padre era el famoso Conde Glenn Lassner.
Padre e hijo llevaban más de una década encerrados en la mansión uno al lado del otro, y era realmente una rareza que él hubiera salido alguna vez al exterior, y la única información que tenÃa sobre los catorce años de vida de Gerard era un trozo de papel.
'La condesa Lassner murió y esto es lo que pasó, ¿verdad?'
Entonces deberÃan revelar también los detalles de cómo murió...
El motivo tampoco estaba claro, si fue una enfermedad o un accidente.
Fruncà el ceño suavemente y tiré el informe sobre el escritorio.
Según el informe, el padre de Gerard estaba demasiado triste por la pérdida de su esposa como para cuidar adecuadamente de su hijo.
Si se mide el ángulo, parece que ni siquiera recibió una educación adecuada hasta esa edad.
'¿Es por eso que él y Judith abrieron sus corazones y se hicieron cercanos en la compasión del otro?'
Efectivamente, Killian era el protagonista masculino de "El brillante mundo de la princesa Judith", pero Judith y Gerard parecÃan tener un sólido vÃnculo aparte.
Y allÃ, recordó, se utilizó como una especie de inductor de celos para Killian.
'Tsk, he perdido mucho tiempo. Es cierto, vivió encerrado en una zona rural durante mucho tiempo, asà que no hay nada que sacar'
Por supuesto, podÃa preguntar a Gerard o recurrir a otras personas para averiguar más, pero no era algo que fuera a hacer.
No me interesaba tanto el pasado de Gerard y, además, me parecÃa que serÃa un poco incómodo para mà saber más sobre su vida cuando, de todos modos, era él quien iba a ser utilizado como mi sacrificio.
Asà que guardé tranquilamente el informe, y ahora decidà revisar la carta que Marina me habÃa dejado antes en la bandeja.
'De todos modos, fue un poco sorprendente que la técnica prohibida que el Conde Lassner intentó y fracasó esta vez fuera retroceder el tiempo'
Pero era imposible que tuviera éxito. Si las posibilidades de éxito fueran mayores que medio corte, por supuesto, el futuro yo lo habrÃa intentado.
Porque por muy buen mago que fuera el conde Lassner, mi habilidad como princesa genio habrÃa sido aún mejor.
Pensando en esto y en aquello, me obligué a revisar las cartas apiladas frente a mà y detuve mi mano en un momento determinado.
Un sobre azul cielo llevaba inscrito el sello y la firma de la familia Montera. De nuevo, el remitente era Bobby Montera.
'... Esta vez tampoco ha puesto la canción, ¿verdad?'
Mi estado de alerta se activó y abrà lentamente el sobre. Pero, afortunadamente, esta vez no habÃa ninguna voz cantando para burlarse de mis tÃmpanos.
¡Pum!
En su lugar, salieron volando trozos de papel con forma de corazón como si fueran petardos y cayeron del cielo.
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