La Princesa Monstruosa 38
Tú eres mÃo (2)
"¿Princesa? No estás llorando ahora, ¿verdad?"
Mi padre se quedó perplejo cuando fingà que lloraba con tristeza, pues habÃa sido un cadáver en lo que a orgullo se refiere. Se sorprendió tanto que su cuerpo empezó a temblar en su silla.
No estaba acostumbrado a ver a mi padre de forma tan apresurada, y las lágrimas que se habÃan ido secando parecieron salir a borbotones.
Pero sabÃa que tenÃa que remar cuando el agua entraba. Caà en la cuenta de que ahora era el momento adecuado.
¿Parece que no puedo llorar? Parece que por la razón de que nacà muy bonita con poderosos poderes mágicos al igual que mi padre, tengo miedo de morir pronto sin disfrutar de todos estos buenos momentos..."
"Vaya, para morir. No hay nada que no puedas decir delante de tu padre"
En fin... Pasó mucho más de lo que esperaba.
ParecÃa estar en pánico ya que mostraba una gran diferencia con su apariencia normal.
"De todos modos, padre... si existe la más mÃnima posibilidad de encontrar una cura para mi enfermedad, creo que deberÃa aguantar, por supuesto"
Aunque a mi padre le resultara indiferente, yo seguÃa siendo su primera hija de todos modos, y una primera princesa útil.
Asà que si pudiera, querrÃa hacer un esfuerzo para mantenerme con vida, en lugar de dejarme aquà para morir.
"No es que sea realmente un pecador que usó magia prohibida, asà que sacar a la niña hereje del Salón de la Noche Blanca no serÃa mucho problema"
"Hm..."
La cara de mi padre era más suave que antes.
No perdà la oportunidad de persuadirlo.
"Sé que va en contra de la disciplina dejar salir a un hereje que aún no ha terminado su adoctrinamiento. Pero me preocupa mantener a ese niño en el Salón de la Noche Blanca durante otros cinco años. Asà que hoy, vi al niño hereje siendo amenazado por otro mago, y comencé a montar mi impulso..."
"¿Ese hereje fue amenazado por un mago?"
"SÃ, parecÃa estar usando la magia curativa para encubrir el abuso sostenido que normalmente infligÃa al niño hereje. Hoy, sin embargo, he presenciado la escena de primera mano, y las heridas siguen intactas, asà que puedo ser un buen testigo si es necesario"
"Tsk. ¿Cómo pueden hacer cosas tan viles a sus espaldas aquellos que se comportan de forma tan solitaria, como si sus narices fueran altas y todo por llevar hojas de laurel?"
Al oÃr mi historia, el emperador frunció el ceño.
Yo, por el contrario, le miré asà y chasqueé la lengua en mi mente.
'¿Por qué hablas como si fuera otra persona? Aunque lo que le haces a Judith también es un abuso'
Sin embargo, al menos por esta parte, tampoco estaba capacitado para señalar a la gente.
"Entonces, padre. Por favor, perdóname para que pueda tener a ese niño en mis manos ahora mismo. Si espero a que termine el periodo de adoctrinamiento y le pasa algo malo a ese niño..."
Volvà a fingir que miraba mis puños como si no quisiera imaginarlo.
Mi padre me miró con el ceño fruncido, como si estuviera pensando.
Maldita sea, no me puedo creer que todavÃa esté dudando sobre esto y aquello cuando su hija ha dicho tanto.
Me frustró que no me diera permiso de inmediato, pero esperaba que esto sucediera de todos modos.
Con gusto saqué la última carta y lo empujé hacia atrás.
"Si todavÃa te molesta, haré que el chico se imprima en mà como un subordinado. Eso está bien, ¿verdad?"
"Impresión de subordinado, ¿hablas en serio?"
Mi padre cuestionó mi historia con incredulidad.
"Espero que entiendas que estoy en una situación tan desesperada. Padre"
Incliné la cabeza hacia él y hablé con voz decidida.
Una vez más, un profundo gemido fluyó sobre mi cabeza.
"De acuerdo, te dejaré libre"
En otras palabras, el permiso oficial del emperador habÃa sido concedido.
Estiré las caderas y esbocé una sonrisa de satisfacción.
"Gracias, padre"
Asà que dejé al emperador mirándome como si fuera un fraude y volvà rápidamente al Palacio de la Primera Princesa donde estaba Gerard.
Asure: Volvió a llamarle formalmente padre
"El niño que traje, ¿dónde está ahora?"
Tan pronto como llegué al Primer Palacio Imperial, visité a Gerard.
Conseguà el permiso del emperador, y lo único que faltaba era darle el sello que lo hacÃa completamente mÃo antes de que vinieran a buscar a Gerard desde el Salón de la Noche Blanca.
'Aun asÃ, estoy segura de que Levantheon me está haciendo ganar tiempo allÃ'
No querrÃa fastidiar completamente el trato tal y como estaba, asà que debe estar haciendo lo mejor que puede. ¿No deberÃa merecerlo, ya que le mostré secretamente el otro lado del mundo para hacerlo desde el principio?
"Está en el segundo piso, en la habitación al final del pasillo oeste"
Marina continuó hablando tras de mà mientras empezaba a caminar.
"Por cierto, princesa, ¿qué significan todas esas cartas que llegan del exterior...?"
Parece que el Salón de la Noche Blanca se ha tomado la libertad de ponerse en contacto conmigo, al igual que ha subido un llamamiento al Emperador. Dicho esto, no creo que puedan atacar imprudentemente el Primer Palacio Imperial para capturar a un hereje.
Por muy alto que fuera el estatus de la Sala de la Noche Blanca, yo seguÃa siendo un miembro de la familia real. Además, como era un mago fuerte, las protecciones puestas alrededor del Primer Palacio de la Emperatriz eran muy sólidas.
"Lo siento, tengo un poco de prisa ahora mismo. Te lo explicaré más tarde"
Lo primero que hice fue decirle a una ansiosa Marina, y luego abrà la puerta de la habitación de Gerard y entré.
Cuando me vio, Gerard se levantó de un salto de la cama donde habÃa estado sentado incómodo.
A diferencia de antes, tenÃa vendas y gasas por todo el cuerpo. El médico imperial no parecÃa haberle visitado durante la conmoción, y las criadas parecÃan estar tratándole de forma improvisada.
Sin embargo, al ver la ropa nueva junto a la cama, parecÃa que el chico no se habÃa cambiado de ropa de trapo.
"No te quedes quieto. Ven aquà y dame la mano"
Entré en la habitación sin dudarlo e inmediatamente comencé a preparar mi magia.
Otras magias sencillas no tenÃan por qué ser engorrosas, pero la magia que iba a utilizar ahora necesitaba un medio. Cuando la magia hizo sangrar mis manos, Gerard lo vio y se estremeció.
Me acerqué más a él y le expliqué.
"A partir de ahora, tú y yo formaremos una impronta subordinada"
Las palabras eran una explicación, casi como una llamada a la acción. Al principio, Gerard dijo que podÃa hacer lo que fuera necesario para entrar en el Salón de la Noche Blanca. Asà que no era necesario pedirle su opinión.
Los labios de Gerard temblaron como si aún no comprendiera del todo la situación.
"¿Impresión subordinada...?"
"SÃ. Yo dirÃa que es la única manera de que puedas salir completamente de la Sala de la Noche Blanca. Todo el mundo sigue actuando a gritos fuera, intentando que vuelvas a entrar"
Era un poco complicado de explicar, pero cedà y le hice una nueva seña, con la intención de darle la mano.
"Y sabes, por tu última experiencia, que ahora tienes una cadena mágica alrededor de tu cuerpo. Mientras esté ahÃ, no podrás ir a ninguna parte"
La impronta de subordinación que le habÃa dicho al emperador como condición para que me entregara a Gerard también podrÃa llamarse, en otras palabras, un "contrato de amo-sirviente".
Originalmente, se trataba de la autoridad inherente a la familia imperial Kamulita y era una magia restrictiva que sólo podÃa ser utilizada por el linaje real. Era un voto que sólo podÃa hacerse con el consentimiento de ambas partes, y como era un derecho precioso de la familia real, ningún tercero podÃa interferir.
Incluso si el sujeto elegido por la familia imperial era un preso condenado a muerte, este juramento se cumplÃa absolutamente. En otras palabras, el derecho de precedencia sobre la vida o la muerte del súbdito se otorgaba al miembro de la familia imperial que lo imprimÃa, sin importar el caso.
Sin embargo, dado que era un juramento absoluto que, a cambio de acoger a la persona del sujeto de la impronta, la familia imperial asumirÃa toda la responsabilidad sobre ella, ha habido muy pocos casos recientes en los que la familia imperial haya hecho uso de este derecho.
En resumen, si el hereje Gerard causaba un accidente en el exterior al firmar la impronta subordinada conmigo, yo tendrÃa que pagar toda la responsabilidad e indemnización por ello.
Por lo tanto, si no era lo suficientemente bueno, el perro morderÃa la mano de su amo, y yo recibirÃa con pesar el castigo en su lugar, y mi honor caerÃa al suelo...
Bueno, una situación tan desastrosa podrÃa ocurrir.
Sin embargo, era imposible que esta princesa genio mágico no pudiera controlar una sola semilla, asà que no me preocupaba demasiado esa parte.
Además, la impronta subordinada tenÃa sus propias ventajas. Al estar unidos por esta magia, podrÃamos saber la ubicación del otro en cualquier momento debido a los cÃrculos mágicos que habÃamos plantado en el cuerpo del otro.
Si más tarde intentaba escapar de mis garras, siempre serÃa capaz de encontrarlo, lo cual era una buena medida.
Además de eso, hay otras cosas como las emociones que se pueden compartir si se profundiza en la simpatÃa mutua...
De todos modos, esto no tenÃa nada que ver conmigo, ya que se decÃa que era muy raro entre todos los casos anteriores.
"Asà que vamos a hacer un nuevo contrato. Vas a pertenecer a mÃ, no al Salón de la Noche Blanca. En general, significa que seré responsable de ti a partir de ahora y te cuidaré"
Sin embargo, no era necesario atreverse a dar este tipo de explicaciones a Gerard ahora.
PodrÃa sentirse rechazado si lo llamara inmediatamente contrato de amo-sirviente, asà que utilicé una expresión indirecta.
"Y esto es sólo temporal. Es difÃcil hacerlo ahora mismo, pero más adelante, cuando pase el tiempo, podré liberarte de forma oportuna, tal y como querÃas"
Por supuesto, esto también era una mentira.
Porque no tenÃa el corazón para dejar ir a Gerard.
Gerard sólo me miró en silencio, pero a diferencia de lo que ocurrió antes en el Salón de la Noche Blanca, no se acercó fácilmente.
'¿Se volvió receloso tarde?'
SabÃa que iba a ser un lÃo ya que esto habÃa sucedido de todos modos, pero no me atrevà a mostrar esos sentimientos.
"Originalmente, esta impronta subordinada sólo puede ser firmada por un miembro de la familia imperial. Voy a usar ese derecho especial para ti ahora"
Lo envolvà de forma un poco más plausible y lo añadà como si estuviera haciendo un sacrificio por él.
ParecÃa haber funcionado y Gerard se estremeció.
"...¿Sólo puedes hacerlo con una persona?"
"SÃ. Sólo puedo hacerlo con una persona, y somos tú y yo ahora mismo"
No esperé más y volvà a tenderle la mano como si le instara a hacerlo.
"Asà que apúrate y toma mi mano"
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