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Miércoles 21 de Febrero del 2024 |
La Princesa Monstruosa 175
Reiniciar: otra vez, Arbella (21)
Los vientos arreciaron en todas direcciones. Como si se diera cuenta de que se habÃa acercado un intruso, el poder que fluÃa del marqués Graham se volvió más feroz. Incluso intentó acercarse a Cloe simplemente usando su cuerpo para desviar los ataques de las piedras mágicas que tenÃa delante.
"¡Segunda Princesa...!"
"¡Primera Princesa, ten cuidado!"
Gritaron las personas que estaban detrás de mÃ, al ver que Cloe y yo, en medio de la tormenta mágica, parecÃamos precarias.
Quise decirles que sus preocupaciones eran innecesarias, pero cuando el marqués Graham se movió, también lo hizo el flujo de magia para contrarrestarlo.
Un sonido agudo cortó el aire y la energÃa voladora volvió a atravesarme. Mi carne se desgarró en finas tiras y gotas de sangre roja se mezclaron con los remolinos de magia.
Con cuidado, saqué mi propia magia de la punta de los dedos.
Era peligroso dejar que se desbocara, chispeando y desbocada como estaba, amenazando con explotar en cualquier momento, asà que iba a ampliar esta pequeña brecha entre mi poder y el poder que habÃa cavado, para romper el poder desbocado.
Si los demás me hubieran oÃdo, me habrÃan llamado loco, pero parecÃa posible.
No, no era el momento de discutir qué era posible y qué no. Chloe estaba en peligro si no lo hacÃa ahora.
¡Kagagang...!
Al momento siguiente, se presentó la oportunidad.
Cuando se abrió otra pequeña brecha entre las agitadas energÃas cercanas, en lugar de atravesarla, canalicé las energÃas para forzar la apertura de la brecha. Incapaz de volver a conectarse, el desencanto que bloqueaba mi movimiento emitió un sonido parecido al de una hoja a la que le faltan dientes frotándose entre sÃ.
Me concentré, intentando no soltar los hilos de mi magia que habÃan sido arrastrados por las duras olas. Si rompÃa la conexión por el camino y permitÃa que mi poder fuera absorbido por ella, sólo acelerarÃa la explosión en lugar de frenar la marea.
Seguà adelante, repitiendo lo mismo cada vez que aparecÃa otra brecha. A medida que me abrÃa paso por la brecha, mi magia empezaba a reducir la distancia entre las fuerzas enfrentadas en todas direcciones.
SerÃa más fácil si tuviera a alguien que me ayudara, pero como dependÃa únicamente de mis sentidos, no podÃa explicarle el proceso a otra persona y pedirle que hiciera lo mismo.
Judith estarÃa bien, pero tendrÃa que ocuparse de Marquis Graham inmediatamente después de que yo terminara esto, y para cuando hube atado los finos hilos de magia, que ya eran demasiados para contarlos, tenÃa la espalda húmeda de sudor.
En el momento en que bajara la guardia con cualquiera de ellos, se perderÃan y volverÃan a desbocarse, asà que no podÃa relajarme ni un segundo.
Por fin, llegó el momento que habÃa estado esperando: los hilos, que habÃan chocado innumerables veces y destellaban en todas direcciones, empezaron a soltarse por sà solos, sin que yo tuviera que forzarlos.
¡Paat!
La masa enmarañada de poder mágico perdió instantáneamente su centro de gravedad y se dispersó en todas direcciones.
Al mismo tiempo, sopló una ráfaga de viento. El marqués Graham, eje del poder, se tambaleó.
Lo que habÃa hecho, sin embargo, era interrumpir el flujo del poder a punto de estallar, pero aún no lo habÃa sofocado del todo.
Como prueba, una enorme oleada de poder comenzó a acumularse de nuevo alrededor del marqués Graham y éste empezó a temblar.
Por suerte, Judith aprovechó el momento y, antes de que la tormenta de magia pudiera levantarse de nuevo, ella y los demás magos desencadenaron un feroz ataque contra el marqués Graham, tal y como yo les habÃa ordenado. Mientras tanto, corrà hacia Cloe.
"Cloe, ¿estás bien?"
"¿La hermana mayor Arbella...?"
Chloe, que habÃa estado aturdida, pareció volver en sÃ.
La piedra mágica se acercaba al final de su eficacia. Aunque la piedra habÃa bloqueado el ataque del marqués Graham, Cloe no habÃa podido escapar por completo del vórtice de magia, y ahora estaba inusualmente despeinada.
Chloe me miró aturdida, con el rostro contorsionado como si estuviera a punto de llorar, como si la embargara la emoción.
"Yo, yo, estaba asustada..."
"Vale, ya está bien, vamos a sacarte de aquÃ. Esto es peligroso".
Aparentemente, ahora estaba demasiado cerca de Marquis Graham. Inmediatamente puse un escudo protector a nuestro alrededor, y luego traté de usar magia de transporte con Chloe.
¡BANG!
"¡Kyaaaaaaa!"
Pero en ese momento, fui interrumpido por una enorme avalancha de poder mágico justo delante de mÃ.
A mà no me afectó directamente porque habÃa creado un escudo de antemano, pero Cloe gritó sorprendida por el poder mágico que estalló frente a ella. Para mÃ, el golpe en los tÃmpanos del grito agudo de Chloe justo a mi lado fue peor que el impacto de la magia.
De todos modos, el ataque que acababa de ocurrir era obra del marqués Graham.
De algún modo, Judith y los magos parecÃan estar luchando más de lo que yo pensaba contra el marqués Graham, y eso le habÃa dado tiempo para dirigir su atención hacia aquÃ.
En medio de la embestida del marqués Graham, noté que Judith estaba inusualmente congelada y algo pasiva en su uso de la magia.
Algo no parecÃa estar bien con ella, y parecÃa vacilante y temerosa de algo. Me di cuenta de que en el rostro pétreo de Judith habÃa una inquietud y un nerviosismo impropios de ella, y mientras miraba fijamente aMarqués Graham con palidez incruenta, me di cuenta de cuál era la causa.
"¡Judith!"
grité, enervando tanto mi voz que resonó en el ya medio destrozado Palacio de la Segunda Princesa.
Judith me miró, sobresaltada por el sonido de mi voz.
"¡Está bien, pero que sea rápido...!".
Ya no era el marqués Graham que ahora arrasaba frente a ella. Ya no era la princesa monstruosa que habÃa sido, la que habÃa causado tantas muertes.
"¡El hechizo funcionará, asà que confÃo en ti y sólo hazlo!"
No es que no supiera lo que estaba pensando, pero esto era algo que tenÃa que dejar ir para poder seguir adelante.
En ese momento, una luz clara volvió a los ojos débilmente vacilantes de Judith. A lo lejos, se podÃa ver a Judith mordiéndose los labios con fuerza, y finalmente, con los ojos fuertemente cerrados, emanó de ella un poderoso poder mágico incomparablemente brillante.
Un cÃrculo mágico gigante dibujó intrincadas fórmulas, completando su forma a una velocidad vertiginosa.
"¡Keeaak...!"
Al momento siguiente, el Marqués Graham se tambaleó mientras el cÃrculo mágico explotaba como un capullo de flor que se abre de golpe. Esta vez, como si realmente estuviera herido de muerte, el marqués Graham escupió un charco de sangre.
Judith preparó su magia una vez más.
"Ugh... Chl, oe..."
Para mi horror, en ese momento, el marqués Graham pronunció el nombre de Chloe. Tartamudeaba entre respiraciones flemáticas mientras movÃa su óxido rojo sangre para mirarla fijamente, todavÃa aparentemente fuera de sÃ.
"Ven aquÃ... ven aquÃ. Ven aquÃ, ven..."
Chloe se retorció en mi abrazo protector; increÃblemente, movió las piernas como si realmente quisiera ir a ver a Marquis Graham.
"Chloe, ¿qué te pasa?"
Pero Chloe estaba tan fuera de sà que ni siquiera pudo levantarse de su asiento y volvió a caer contra mi mano.
"Heuk, ugh... ahora... para..."
De repente, Chloe enterró la cara entre las manos como vencida por la emoción y sollozó. Estaba muy alterada porque Marquis Graham habÃa invadido de repente su casa en mitad de la noche y la habÃa amenazado de muerte.
"¡Déjame en paz, loco...!".
Pero Cloe no tenÃa un carácter tan frágil como para limitarse a derramar lágrimas en su angustia. Al momento siguiente, con la cabeza erguida y los dientes rechinando ferozmente, Cloe agarró lo primero que tuvo a mano y se lo lanzó a Marquis Graham.
¡Pum!
Como una catapulta, la piedra de energÃa salió volando y golpeó el cuerpo del marqués Graham con sorprendente precisión.
Para mi total vergüenza, en un pánico que no puedo expresar con palabras...
Dadas las circunstancias, Cloe, embargada por una intensa emoción, debió de hacer acopio de todas las fuerzas que pudo reunir, porque un sonido muy terrible sonó entre las piernas del marqués Graham, como si algo hubiera explotado.
Aunque estaba en estado mental, parece que no fue suficiente para superar el impacto en el punto vital.El marqués Graham ni siquiera pudo gritar y echó espuma por la boca.
¡Kwagwagwang!
Y en ese momento, la magia de Judith también le golpeó.
Marqués Graham salió volando sin control, se estrelló contra la pared y cayó al suelo con un ruido sordo.
"Uh..."
"Quiero decir, esto..."
Todos nos quedamos mirando la escena que tenÃamos delante, con los ojos muy abiertos y sin aliento.
Yo también abrà la boca para decir algo inesperado, pero la magia salvajemente fluctuante que rodeaba a Marquis Graham la selló antes de que pudiera recuperar las fuerzas.
Entonces, con un jadeo entrecortado, Chloe se desmayó.
"¡C-Cloe!"
Katarina y Ramiel corrieron en su ayuda.
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