La Princesa Monstruosa 107
¿Por qué has venido a mi casa? (1)
La grieta que se abrió sobre la finca de los Graham causó un gran revuelo.
Sin duda, dos grietas se habÃan abierto en rápida sucesión en el Distrito 4, el centro de la ciudad y el distrito comercial de la isla, no hacÃa mucho tiempo. Sin embargo, era inaudito que tres grietas tan pequeñas aparecieran tan juntas y con tan poco tiempo de diferencia.
Era un acontecimiento que podÃa tener consecuencias devastadoras si se gestionaba mal, por lo que la corte imperial autorizó inmediatamente el sellado temporal de la propiedad de Graham.
La mayor fuerza mágica jamás reunida se movilizó rápidamente y logró deshacerse a tiempo de las criaturas de las tres grietas. Afortunadamente, los habitantes de la mansión Graham pudieron evacuar pronto y, milagrosamente, no hubo vÃctimas.
Esto se debió en gran parte al hecho de que la princesa Arbella fue capaz de emitir órdenes rápidas con notable determinación en medio del caos.
... Fue conocido como.
"Este es un caso inusual y debe ser investigado más de cerca".
Insistà en el lenguaje de Su Majestad Imperial.
"Hace poco tiempo que aparecieron dos grietas en el cielo. Ahora que ha vuelto a suceder, algo similar podrÃa ocurrir en cualquier momento en el futuro, por lo que creo que deberÃamos estar aún más atentos de lo que hemos estado, Majestad, a averiguar qué es lo que provoca la aparición de las grietas."
"Tienes razón", murmuró el Emperador y apretó la mandÃbula.
Sé que estás frustrado. Sólo déjame hacerlo y yo me encargaré'.
TodavÃa le resultaba tibia la idea de inspeccionar la mansión del marqués Graham una vez cerrada. Por mucho que dijera que no es posible mudarse sin la aprobación de Junon Graham aunque sea marqués y familia materna de la segunda reina.
Si hubiera insistido en una investigación de la finca Graham con el pretexto de otros asuntos, no habrÃa funcionado.
Mientras tanto, la mesa frente a mà seguÃa bullendo de informes, y el marqués Graham los enviaba ahora al Emperador casi cada segundo.
La ruptura era, por supuesto, un asunto de grave importancia nacional, pero aun asÃ, era indecoroso sellar asà una parte de la finca, incluida su propia mansión.
La reacción del marqués Graham fue más que esperada, y el Emperador, bastante molesto por ello, finalmente asintió y me hizo un gesto.
"Haga lo que desee, Primera Princesa".
"Gracias, Majestad."
***
"Princesa".
Antes de regresar con el Marqués de Graham, me detuve en el Palacio Imperial I.
Marina, que me estaba esperando, saltó de su asiento.
Naturalmente, el torneo de caza de hoy terminó temprano en lugar de continuar. Con el incidente de la cata de pociones y las fisuras sin precedentes, no era de extrañar que hubiera tanta gente ausente.
La cara de Junon Graham cuando le dijeron que se habÃan abierto tres fisuras justo encima de la casa del marqués fue algo digno de contemplar. También lo fue la cara de la segunda reina Katarina, que habÃa caÃdo rendida a mis encantos sin darse cuenta siquiera de quién era la poción de la cata.
Levanté la mirada hacia el rostro de Marina.
"Princesa, ¿por qué ha puesto a otra persona delante de mi habitación? ¿He hecho algo para molestar a la Princesa?".
ParecÃa confusa. La forma en que sus ojos parpadeaban de confusión al encontrarse con mi mirada la hacÃa parecer inocente, sin la menor relación con lo que habÃa sucedido hoy.
"¿Me... me estás acusando de algo que ha pasado hoy en el coto de caza?".
En realidad, Marina ni siquiera tenÃa magia de la verdad vinculada a ella. Pero sabÃa que habÃa sido ella quien se habÃa entrometido con las pociones que se iban a utilizar en la cata de hoy, provocando que tuviera efectos secundarios.
En primer lugar, sólo las doncellas de mi palacio que organizaron la cata sabÃan que las pociones que se iban a utilizar hoy eran un producto nuevo.
Además, habÃa visto a Marina en contacto con la Segunda Reina no hacÃa mucho. Por supuesto, fue sólo un momento, y pareció accidental, pero desde entonces ha estado actuando de forma sospechosa.
Me acerqué a ella. Mi mano frÃa tocó la suya y ella se estremeció por un momento.
Desplacé mi magia para escanearla en busca de cualquier otro rastro de magia, pero de nuevo, nada. En el pasado, podrÃa haberla perseguido más, pero ahora sé que hay magia en el mundo que no deja rastros como éste.
Asà que la mirada de confusión de Marina mientras la encerraba en una habitación y la observaba no podÃa ser falsa.
"Marina, ¿confÃas en mÃ?"
pregunté mirándola a los ojos. Me miró en silencio.
Después de un momento, respondió con una voz rara que sólo pude suponer que era sincera.
"Por supuesto.
"SÃ, yo tampoco creo que me estés mintiendo".
dije, acariciando las pálidas mejillas de Marina.
La razón por la que la mantenÃa en la habitación con un guardia delante no era para vigilarla, sino para descartar la posibilidad de que hiciera algo nuevo y peligroso que yo desconociera. Al parecer, Katarina podÃa hacer que Marina se moviera sin que ella se diera cuenta.
"Si confÃas en mÃ, no hagas nada por ahora, espera aquà y volveremos a hablar cuando volvamos".
***
Al abrirse varias grietas a la vez, era bastante complicado enfrentarse a los monstruos que salÃan de ellas al mismo tiempo. Sin embargo, estaba preparado, asà que pude moverme con rapidez y hacerlo sin causar bajas.
Necesitaba una excusa para quitar de en medio al marqués Graham, pero no querÃa que mataran a ningún otro kamulitano inocente.
"Primera Princesa, ¿qué demonios estás haciendo?"
En cuanto conduje a los caballeros y magos imperiales a casa del marqués Graham, Junon Graham se acercó con el rostro convertido en una máscara de ira.
"Esta es mi mansión. ¿Qué tonterÃa es ésta que a mÃ, el dueño, no se me permite entrar?".
Como yo habÃa ordenado, un radio de cinco keron alrededor de la mansión del marqués estaba vedado, por lo que el marqués Graham se quedó fuera, con la cara roja, sin poder entrar.
Le dije con cara compungida.
"Comprendo tu pánico ante lo repentino de esto, pero también es por el bien del marqués. ¿No recuerdas lo mal que te afectó la aparición de la primera grieta? Si aparecen más grietas a su alrededor al mismo tiempo que la de hoy, puede que no tengas tanta suerte como esta vez".
Apretó los dientes, con la mandÃbula crispada mientras hablaba como si lo hiciera por el marqués Graham.
"El marqués puede estar tranquilo sabiendo que Su Majestad ha convocado personalmente a los magos para investigar".
Pasé junto al marqués Graham, hacia un cÃrculo en el que él no podÃa entrar, y entonces apareció otro cÃrculo, esta vez con una voz.
"Primera Princesa, esta es una atadura muy fuerte y complicada, y creo que lo mejor serÃa pedirle al Marqués Graham que rompa el hechizo".
"Este lÃmite se creó sin pensar en romperlo, asà que no puedes tocarlo".
Las palabras del mago que miraba dentro del lÃmite fueron recibidas con una voz burlona desde detrás del marqués Graham. En su voz se percibÃa una fuerte determinación de que, dijeran lo que dijeran, nunca romperÃa los lazos que rodeaban la finca del marqués.
Los gruesos lazos que sujetaban firmemente al marqués eran, por supuesto, obra del propietario de la mansión, Junon Graham. Ya habÃa intentado burlarlas varias veces, pero se trataba de una complicada fórmula mágica que ni siquiera yo podÃa manipular fácilmente.
Pero eso fue cuando intentaba romper la atadura sin que me detectaran, y hoy no necesito tener cuidado'.
"Está bien. No hay necesidad de que el Marqués salga por algo asÃ".
¡Kagagak! ¡Kwao!
Movà sin miramientos mi magia, haciendo añicos los lÃmites que rodeaban la finca Graham. Detrás de mÃ, oà al marqués Graham gritar horrorizado: "¡No!". Lo ignoré y caminé hacia adelante.
"Como Su Majestad ha ordenado, haz una inspección detallada del poder mágico en los terrenos. Yo iré allÃ".
En realidad, sólo estaba autorizado a examinar el campo mágico en un radio de cinco keron de la residencia del marqués, y entrar en la propia mansión no formaba parte del acuerdo.
Pero me dirigà a la mansión del marqués sin vacilar; la zona estaba sellada de todos modos, asà que no habÃa nadie que me detuviera, y si me metÃa en problemas más tarde, siempre podrÃa usar la excusa de que habÃa percibido un flujo sospechoso de magia dentro de la mansión y lo habÃa investigado.
"Tomaré la iniciativa a partir de ahora".
"SÃ, haz lo que quieras".
Aun asÃ, la gente que habÃa traÃdo conmigo podÃa ser una molestia, asà que entré en la mansión del marqués con Gerard a solas mientras ellos investigaban en otra parte.
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