La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 74
"¡Eh!"
"Yo no las cogÃ. Le pedà al jardinero que lo hiciera".
Estaba satisfecho de que el jardÃn no estuviera destruido, pero mi verdadero pensamiento era darle un puñetazo. Reynos, con cara de absurdo, dijo lo que yo querÃa decir en su lugar.
"Loco".
Rublet, que hizo caso omiso de las palabras, se dirigió al asiento junto a Reynos.
Señalé la puerta.
"Fuera. No acepto locos".
"No estoy loco. Cereal, ¿de verdad estás prometida con el duque Absulekti?".
"SÃ, lo estoy".
Respondà apropiadamente, no queriendo causar discusiones innecesarias.
Fue un error. El Rubletmurmuró.
"El maestro de las Operaciones Amor Ciel estará muy triste".
"¿Las Operaciones Amor Ciel?"
Reynos volvió a preguntar.
"¿Cómo surgieron las Operaciones Ciel Amor?".
"No lo sabÃas, ¿verdad? El maestro del gremio está enamorado de Cereal, tanto que hasta le puso su nombre a su gremio."
"¡Eh!"
Grité sin darme cuenta. Luego, cerré la boca al ver la cara de Reynos, que parecÃa sorprendido.
Mientras tanto, el Rublet colgaba.
"Está colado por Cereal".
"¿El maestro?"
"¿Qué enamoramiento? Es una mujer. Es sólo una coincidencia que el nombre del gremio sea similar al mÃo".
Bloqueé a Reynos antes de que hiciera un extraño malentendido.
Pero eso también fue un error.
"¿Era una mujer?"
Esta vez los ojos de Rublet se pusieron en blanco. Entonces el lóbulo de su oreja se puso un poco rojo y murmuró algo extraño.
"Entonces tendré que pedirle que se case conmigo".
¿Eh? ¿Qué?
¿Qué acababa de oÃr? Miré a Rublet con ojos temblorosos.
Sus ojos no parecÃan adormilados. El brillo era más claro que nunca.
TenÃa las cejas curvadas, la boca suavemente respingona e incluso las mejillas ligeramente levantadas, como un chico que se hubiera enamorado por primera vez.
Este no era el Rublet que yo habÃa conocido. ¿Quién es usted?
Volvà a pegar el trasero por reflejo. Reynos, tal vez sintiendo lo mismo, se agachó hacia el otro lado. No olvidé musitar estas palabras.
"De verdad estás loco..."
"PodrÃa estar loco".
Rublet, que respondió con calma, borró su expresión. Volvió a sus ojos soñolientos y preguntó lánguidamente.
"¿Es verdad que el amo es una mujer?".
De repente, Cuero estaba siendo propuesto por un hombre. Reynos se preguntó mientras giraba la cabeza, intentando averiguar qué decir.
"¿Cómo es que mi señora conoce allà al amo?".
"SÃ, asà es, ahà es donde el Cereal-".
"-Yo pedà allÃ. Fue cuando estaba comprometida con Duval. Fue entonces cuando me encontré cara a cara con el Maestro".
Le intercepté antes de que pudiera decirle que tenÃa un trabajo a tiempo parcial. Afortunadamente, Reynos no parecÃa incómodo.
"Ya veo".
"¿Entonces sabes quién es el Maestro?".
Justo cuando pensaba que las cosas estaban apenas bajo control, Rublet volvió a levantar la vela. Maldita sea. Abrà los ojos de hacha y fulminé a Rublet con la mirada.
"No lo sé".
"Conoces el género".
"Lo sabÃa por casualidad".
"Hmm".
Rublet estaba visiblemente decepcionado.
"¿Cómo puedo conocer al Maestro? Es inútil intentar entrar en el gremio..."
Mis oÃdos flotaron al oÃr la palabra "gremio".
¿De verdad se habÃa unido a los Grim Reapers para conocer al maestro de Ciel Love Operations?
Como Operaciones Amorosas Ciel no aceptaba nuevos miembros, parece que eligió convertirse en miembro de un gremio similar.
No, pero espera un minuto.
"¿Por qué no vas a preguntar al Gremio de Operaciones Amor Ciel? ¿Acaso tienes que unirte a otro gremio?".
Rublet respondió con hosquedad.
"Es porque la persona que sale asà es falsa. A quien quiero conocer es al verdadero maestro".
Dun-dun. Entonces el sujeto de su propuesta anterior...
"Soy yo".
Tragué saliva seca. La piel se me puso de gallina mientras me acariciaba el cuerpo con ambos brazos.
Entonces Reynos preguntó, entregándome el abrigo que se habÃa quitado.
"¿Tienes frÃo?"
"SÃ, hace un poco de frÃo".
Y acepté el abrigo con manos temblorosas. Me lo puse bruscamente sobre los hombros y pude oler su aroma corporal.
Fingà despreocupación y le pregunté a Rublet,
"Por cierto, ¿por qué quieres ver al maestro?"
"Hmm... ¿Porque me ha dado un caramelo?".
¿Un caramelo? ¿Qué caramelo?
Me sorprendà mientras fruncÃa el ceño y lo pensaba detenidamente. No podÃa ser. ¿Era él?
Fue poco después de la fundación del gremio, cuando sólo estábamos Leather, yo y unos pocos más.
HabÃa intentado atacar a un grupo de gente con la historia de que la mujer de un cliente estaba teniendo una aventura con el casero y haciendo ese tipo de cosas en un molino de agua, asà que iba a irrumpir en grupo y espiar.
Cuando fuimos allÃ, un niño que parecÃa de primaria estaba delante del molino, asà que le di un puñado de caramelos de mi bolsillo y lo mandé de vuelta.
"¡Eh, eh! Los niños no deberÃan ver estas cosas. No es bueno para su desarrollo emocional".
"¿Por qué tienes una espada si es tan peligrosa? Sácala de aquÃ".
"Vete a casa. Vete a casa. Tus padres estarán preocupados".
Cuando hablé bajando la voz al máximo para ocultar mi verdadera identidad, el chico al que le habÃa robado la espada se fue a mirar sólo el caramelo que le habÃa dado. Estaba demasiado oscuro para ver su cara con claridad, pero parecÃa ser Rublet.
'Oh, era el Territorio de Justice'.
Al dÃa siguiente de entregarles a los fugitivos, se corrió la voz de que el Duque Justice habÃa despedido al terrateniente que habÃa estado chupando la sangre de la gente del territorio. Asà que Rublet no estaba vigilando ese dÃa, sino que estaba programando su ataque por el error del terrateniente.
¿Cómo pudieron complicarse tanto las cosas?
De una forma realmente única, a Rublet le gustaba tratarme como a un "niño".
Para ser precisos, le gustaba mucho tratarme sin arrugas, sin que la otra persona pusiera pegas.
Era una peculiaridad que se debÃa a que, de niño, creció sin poder ser mimado gracias a sus estrictos padres y, cuando se hizo mayor, la gente le rehuÃa por su aspecto juvenil, impropio de su edad.
'Metà la pata... lo señalé correctamente'.
Ni siquiera pensé que fuera una forma diferente de la obra original que conectaba con Tyriel con la palabra clave 'guardar'. Rublet sonrió satisfecho mientras yo abrÃa la boca, sin palabras.
"Ella no sabÃa que yo era duque, pero era encantadora. La he estado cuidando desde ese momento".
"..."
"Decir que castigas a un malo afeitándole las cejas o chamuscándole el pelo. Era tan gracioso... Era mono componer un gremio de cagadas mientras lo hacÃas..."
Las mejillas de Rublet enrojecieron. Para, por favor, déjame ya. Me dejé caer cómodamente en el sofá.
"QuerÃa atarla para que no pudiera escapar cuando me viera, y entrenarla en el manejo de la espada hasta que muriera. Tanto que pudiera aliarse conmigo".
... Entonces, que le gustaran tanto como para querer matarlas significaba que querÃa entrenarlas en el manejo de la espada hasta que muriera.
Ahora que lo pienso, Rublet, como corresponde a su habilidad para matar de un solo golpe, era un virtuoso de la espada.
Incluso en la historia original, si acaso, se le criticó mucho por decir que enseñarÃa a Tyriel a manejar la espada.
Nunca se lo dijo a nadie más, asà que habrÃa sido una expresión de afecto a su manera, pero su alcance era horrible.
La gente incluso comentaba que pedirÃa ir a entrenamiento de esgrima mientras hacÃa XX'.
pregunté sinceramente.
"¿Crees que estarán contentos?".
"¿A algunas personas no les gusta ser fuertes?".
"En realidad no, pero es un grado terrible".
"No lo sé. Se lo preguntaré cuando la vea. Entonces, Cereal, ¿realmente no sabes quién es el maestro?"
"No lo sé."
Dije con descaro. Rublet estaba notablemente deprimido.
No importaba si Rublet estaba de mal humor o no. Por fin se habÃa acabado este tema. Suspiré por dentro.
Y sin embargo.
"¿Qué significa que el Maestro esté enamorado de mi señora?"
No era el final. Reynos, que se habÃa quedado quieto, volvió a encenderse.
Por favor. Lo detuve con un sentimiento de molestia.
"El amor unilateral, es como una cometa voladora".
"No, no lo es. -Escuché que trabajaron directamente para Cereal durante el secuestro... Si eso no es amor, bueno"
"¡Soy su amiga, y tienes que callarte!"
"¿Amiga?"
"¿Amiga?"
Reynos y Rublet hablaron al mismo tiempo.
Por alguna razón, Reynos se puso rÃgido. Los ojos de Rublet se iluminaron como los de un niño con un regalo.
"Entonces también sabes quién es el maestro".
Ya no lo sé. Se estaba gestando una rabieta. Volvà a teclear, soltando un suspiro, intentando ser lo más rápida posible.
"Tú, deja de ser amable. DeberÃas saber que he trabajado como miembro de un gremio, y es de muy mala educación revelar la identidad del maestro del gremio sin su permiso."
"Oh, lo siento."
En un instante, Rublet se calmó y se disculpó sinceramente.
"No habÃa pensado en eso. Lo siento."
No pude decir nada más de un tipo que hizo todo por su cuenta para salir asÃ.
Pero no me hizo sentir mejor, asà que miré furiosa a Rublet, que se habÃa callado.
Asà que no pude oÃr al Reynos de mirada sorprendida murmurar con voz temblorosa.
"¿Mi señora y el Maestro... son amigos...?".
Las manos de Reynos temblaban. Yo tampoco lo vi.
"Mi señora y el Maestro... Amigos..."
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