La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 7
"¿Qué? Oh, esto es... porque pensé que Su Alteza habÃa rechazado mi petición"
Mi corazón revoloteó ante sus ásperos ojos dorados.
¿Qué pasa? Sonreà torpemente fingiendo la mayor calma posible.
"Estaba pensando en ir de viaje"
"Recuerdo que nunca me negué"
"Porque no respondiste. Durante más de una semana"
"¿Una semana?"
El rostro del prÃncipe que le preguntaba mostraba signos de confusión. Como si estuviera calculando la fecha, bajó la mirada al suelo y abrió los labios, levantando la cabeza y mirándome.
"Lo siento, no sabÃa que habÃa pasado tanto tiempo"
"No, no puedo evitar que estés ocupado"
"Más que ocupada... he tenido que pensar un poco"
Apartó la mirada de mà y entró en la habitación. Me pareció ver sus lóbulos de las orejas enrojecidos.
De todos modos, no parecÃa que hubiera venido a hacerme daño. Al desaparecer la tensión, se dibujó una suave sonrisa.
Entonces, con retraso, enterré mi cara en el ramo de rosas de Lilstein y olà su aroma. El dulce aroma a miel era muy bueno.
Expresé mi sincera gratitud.
"Gracias, Alteza. Es muy bonito. No habrÃa sido fácil de conseguir, pero cómo..."
Estaba dispuesta a continuar, pero entonces me puse nerviosa.
Ahora que lo pienso, ¿cómo consiguió esto realmente? Las rosas de Lilstein sólo se consiguen a través de subastas... He oÃdo que esta subasta era especialmente feroz.
El asombro desapareció en el momento en que me encontré con sus ojos dorados, que se plegaron suavemente mientras dibujaban una lÃnea lacustre.
"Me alegro de que seas tan feliz"
Era tan guapo. Seguro que lo consiguió él solo con esa belleza. Y era el prÃncipe heredero.
Para expresar que me gustaba, abracé con cuidado el manojo, procurando no aplastar las flores.
"Sólo he oÃdo hablar de ellas, es la primera vez que las veo y son muy bonitas. Gracias de todo corazón"
"Hmm, definitivamente competente"
"¿Perdón?"
"No, nada"
El prÃncipe heredero, que golpeaba el mango de la silla con cara seria, sonrió.
En efecto, el protagonista masculino de una novela rofan era asÃ. Sólo sonreÃa, pero parecÃa haber un halo detrás de su cabeza.
Entrecerré los ojos para proteger mis preciosos ojos. Entonces, pensando que tenÃa que dar algo a cambio del caro ramo, abrà la boca con una sonrisa.
Originalmente, los elogios eran la forma en que bailaban las ballenas.
"Creo que es más bonito porque lo ha traÃdo alguien tan genial como Su Alteza"
"...!"
Esta vez lo vi bien. Las mejillas del prÃncipe se pusieron rojas.
Me miró con ojos grandes, y sin razón, tosió y dejó caer su mirada al suelo.
Supongo que está avergonzado.
No tenÃa ni idea de que el prÃncipe heredero tuviera esta faceta. Concentré todos mis nervios en las inusuales vistas.
Entonces, 'Eres muy competente... Tendré que visitarte de vez en cuando'. Creo que me dijeron eso. Pero no estaba segura, porque mis otros sentidos, excepto la vista, estaban embotados.
Fue entonces cuando May me trajo té y pastas de té. Preguntó con ojos brillantes: "¿Quién es?". Después de enviarla para que se lo contara más tarde, servà el té en la taza del prÃncipe heredero.
Sediento o no, el prÃncipe heredero se lo bebió todo de un trago sin tener tiempo de saborear el aroma. DebÃa de estar muy caliente.
"Sabe bien. ¿Qué tipo de té es?"
Me bebà el té para responder a su pregunta.
Normalmente, se puede saber sólo por el olor del té normal, pero este té es claro y no tiene ningún aroma, asà que...
... ¿No era agua corriente?
Mirando un folleto de viajes, pedà que me trajeran agua caliente, pero parecÃa haber sido sustituida por la repentina llegada de un cliente.
'No puedo creer que esté tratando al PrÃncipe Heredero con agua corriente'
Miré al PrÃncipe Heredero con ojos temblorosos.
En medio de todo esto, él evitó mis ojos y siguió bebiendo el agua, diciendo que estaba deliciosa.
Me pregunté si no podÃa probarla, o si estaba demasiado avergonzado por mi cumplido como para decir algo. Si me fijaba bien, podÃa ver que la mano que sostenÃa el vaso temblaba.
Sentà que tenÃa que responder, asà que le mentÃ.
"Es un té del lejano Oriente. Originalmente, es incoloro e inodoro, pero cada persona puede probar un sabor diferente"
"Ya veo. Será mejor que lo ponga en el palacio imperial. De todos modos, vamos a saludar oficialmente"
El prÃncipe heredero, que volvió a su estado original después de beber el té en una fila, fijó sus ojos en mÃ. Puso su mano derecha sobre su pecho izquierdo e inclinó ligeramente la cabeza.
"Reynos Ruhr Argentime. Como sabes, soy el prÃncipe heredero"
"Soy Ciela Lavirins, la hija mayor del marqués Lavirins"
Le saludé con simple cortesÃa.
Por alguna razón, me resultaba familiar, como si lo hubiera visto antes en alguna parte, pero de todos modos, hoy nos encontrábamos por primera vez.
Al saludarnos de esa manera, la incomodidad fluyó como si nos encontráramos por primera vez.
Hm. Soy el que lo propuso, asà que deberÃa ser el primero en decir algo.
Desvié la mirada en diagonal para superar la incomodidad. Con mis manos, jugueteé con las rosas de Lilstein y abrà la boca.
"¿Puedo decir que aceptas mi oferta?"
"Mm"
Con un silencio corto, asintió. Su expresión era demasiado seria, pero no parecÃa ofendido.
Entonces, empecemos en serio.
"Entonces, ¿decidimos primero el perÃodo? Creo que..."
"Antes de eso, señora, tengo algo que decir. No tengo una prometida..."
Nuestras palabras salieron al mismo tiempo.
Parpadeé un momento y abrà la mano a Reynos.
"Tú vas primero"
"No, primero la señora"
"SÃ, entonces yo le diré primero. Será mejor que fijemos un periodo de tiempo para tener la aventura"
"¿Cuánto tiempo?"
Como si se lo preguntara, Reynos le respondió.
"No podemos tener una aventura continuamente"
"¿Por qué?"
"Bueno, en primer lugar, una aventura también se establece cuando se tiene un prometido"
Asà que no habÃa razón para reunirse si se rompÃa el compromiso.
Es bueno para nosotros seguir viéndonos, pero a Reynos no le gustará. Estaba seguro de que recibirÃa cartas todos los dÃas.
No podÃa decir con sinceridad: "No quiero que me hagan daño, asà que voy a trazar una lÃnea delante de ti", asà que lo dije con distancia.
"En cualquier caso, vamos a coquetear como un encuentro, asà que es un encuentro con un propósito determinado. Asà que también tenemos que estar seguros del final"
"..."
"Si después es bueno, seguiremos viéndonos"
Después de decir algo lleno de interés propio, me encogà de hombros.
Reynos sólo jugueteó con sus labios con cara seria y no dijo nada. Luego levantó los ojos, me miró y susurró todavÃa.
"¿Y si, señora, si no tengo una prometida, asà que si no estoy engañando... la señora me conocerá?"
¿Qué? ¿Por qué hizo esa pregunta...? Parpadeé lentamente.
¿Y si Reynos no tenÃa una prometida?
No tuve una respuesta de inmediato porque era un cambio de pensamiento que no habÃa imaginado.
Entonces no habrÃa razón para tener una aventura, ¿verdad? Fue cuando torcà el cuello y asentà con la cabeza.
Reynos me miraba fijamente, sus labios rojos se movÃan en un tono de asentimiento que me parecÃa seductor.
"No, está bien. No tienes que contestar. Entonces, ¿hasta cuándo es ese perÃodo?"
"Su Alteza y Tyriel- ah, entonces. ¿Puedo llamarlos por su nombre? Su Alteza es una futura prometida"
"No importa"
"SÃ. Hasta que el compromiso de Su Alteza y Tyriel sea completamente inválido"
"¿Y qué hay de ti? Tu compromiso roto serÃa más urgente que el mÃo"
"Oh, está bien. El joven maestro Essit dijo que va a romper el compromiso pronto"
"Aha. De acuerdo, señora"
Sonriendo bellamente con los ojos inclinados, cruzó las piernas con gracia.
"Espero su amable cooperación. Me esforzaré al máximo en este asunto con usted"
"Yo también. Espero su amable cooperación"
"¿Es el primer dÃa a partir de hoy?"
"Lo es"
"Ya veo. Pero, ¿puedo preguntarle quién le ha dicho que tengo una futura prometida?"
Di el nombre de un ayudante cercano que intercambiaba cartas. Entonces Reynos me instó a no decir eso a los demás, diciendo que el hecho de que tuviera una futura prometida era alto secreto.
Dije que de acuerdo.
Desde entonces, compartimos algunas palabras más.
Luego Reynos, que consultó su reloj, dijo que tenÃa que irse ya, asà que me levanté para despedirlo.
Cuando estaba recogiendo el ramo de rosas que habÃa puesto a mi lado, se acercó de repente a mÃ.
Sonrió suavemente y susurró en voz baja.
"Señora, a partir de ahora somos amantes, ¿verdad?"
"Oh... sÃ, ¿es asÃ?"
"Entonces, ¿puedo hacer esto?"
Mientras hablaba, extendió su mano. El punto de llegada fue mi pelo, que habÃa crecido tanto que tuve que agacharme para coger el ramo.
La mano que lo colocó detrás de mi oreja, no muy diferente a la forma traviesa en que lo dijo o a la expresión de su rostro, era delicada pero cautelosa, y me sonrojé y sonreÃ.
"Por supuesto"
"¿Y esto?"
Me agarró suavemente la muñeca y la arrastró. QuerÃa cogerle de la mano, pero me daba pena no poder hacerlo.
Sonreà y le cogà la mano. Era grande, cálida y, quizá porque sostenÃa una espada, tenÃa callos.
"Todo lo que quieras"
"Entonces esto"
Como si hubiera estado esperando, me cogió la mano con fuerza, la juntó hacia él y la levantó lentamente.
Pasando por la cintura, sobre el pecho, y cerca del cuello. Y...
"...!"
Unos labios rojos cayeron sin previo aviso sobre el dorso de mi mano. ParecÃa haber sido estampada con una energÃa clara y a la vez caliente.
En medio de todo esto, sus ojos dorados, que eran coloridos y no excesivos, me miraron como si quisieran ver mi reacción, e hizo que mis ojos temblaran mucho.
Me sentà como si me comieran entero.
De repente, me subió la fiebre al cuerpo.
En cuanto lo notó, se le cayeron los labios.
Un paso después, me di cuenta de que estaba conteniendo la respiración. Dejé salir una bocanada de aire fresco de mis labios.
Reynos sonrió tÃmidamente mientras finalmente soltaba mi mano.
"Vayamos despacio desde aquÃ"
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