La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 62
Hoy es el dÃa de presentar los pergaminos.
El primer lugar en el que pensé para la presentación fue el Palacio de RubÃ, en el Palacio Imperial.
El Palacio Rubà se utilizaba para banquetes importantes de aristócratas de alto rango con el permiso de la familia real, pero, por desgracia, estaba en obras para nuevas renovaciones y no se podÃa alquilar.
En su lugar, la reina indicó otra dirección.
"Esta vez celebraremos una fiesta benéfica en la finca del marqués Cherish, asà que ¿por qué no la presentas all�
Los Cherish eran familia de la reina.
Como tenÃan mucha influencia en el imperio, seguro que acudirÃan muchos nobles poderosos.
Desde luego, no era una mala propuesta.
Sin embargo, como la Reina se opone polÃticamente a Reynos, también le pedà su opinión de antemano porque podrÃa causar un malentendido inesperado.
"Encontraré otro lugar si estás incómodo.."
"Estoy bien, asà que haga lo que quiera, mi señora".
Reynos parecÃa realmente bien cuando lo dijo.
Finalmente, decidà aceptar la oferta de la Reina.
'El punto culminante de la fiesta de caridad, anunciando el pergamino en la subasta de caridad.'
Sólo el emperador, la emperatriz y el marqués Cherish fueron informados sobre el pergamino. Iba a ser un anuncio dramático.
Aunque era bien sabido por la marquesa de labios baratos Cherish, que se jactaba de que iba a anunciar algo asombroso en una fiesta benéfica.
Decidà lanzar la extensión del humo para atraer aún más invitados.
Te agradecerÃa que lo promocionaras asÃ".
"Gracias por la invitación, marquesa Cherish. Realmente es una fiesta encantadora".
"Sus cumplidos son muy apreciados. No sabes cuánto me alegré cuando supe que asistirÃas".
La marquesa Cherish frunció un ojo. También sonrió a la Piel que me habÃa seguido a la fiesta.
"Me alegro de verte asÃ, Raz".
Raz era el seudónimo de Leather para el grupo de mercaderes Luminous.
SÃ, Leather, que no estaba familiarizado con la cultura aristocrática, respondió vagamente.
"Con la reunión de hoy, espero que Cherish y Luminous mantengan una estrecha relación. Como Lady Ciella".
"SÃ..."
"He oÃdo que últimamente has estado buscando gente con talento para apadrinar en Luminous. Me gustarÃa patrocinar a alguien con usted si tiene un buen candidato. O tal vez le gustarÃa invertir en nuestro negocio minero-"
La marquesa Cherish, que querÃa colgar la pata en Luminous, pinchó con entusiasmo.
Cuero, que no era inmune a las damas nobles, sólo rompió a sudar frÃo. Al hacerlo, sus ojos se encontraron con los mÃos y sonrió sin emitir sonido.
'Oh, por favor, ayúdame'.
SÃ, no.
le guiñé un ojo.
'Habrá muchas cosas como ésta en el futuro, asà que ¿no deberÃas adaptarte?'.
Dejé atrás a Leather. No me llames cruel. Los leones empujan a sus cachorros desde el precipicio para criarlos.
En el lugar vacÃo que dejó mi partida, un grupo de nobles, ansiosos por establecer una conexión con Luminous, se abalanzaron sobre él.
"¿Eres Raz? Me habrÃa encantado conocerte. Soy la Baronesa Amon..."
"¡Soy la Vizcondesa Ilduna!"
"Soy la Condesa Dina..."
"¡Masteeeeeer!
Gritó Cuero, rodeado de nobles. De cualquier manera, seguà mi camino. Sé fuerte, Cuero.
"¡Oh, Lady Lavirins!"
"No esperaba ver a mi señora aquÃ".
"¿Cómo has estado?"
A sólo un paso, estaba rodeada de damas y hombres nobles, deslumbrados por la espada invernal.
La mitad eran los nobles que siempre me perseguÃan, y la otra mitad caras nuevas.
Algunos de ellos maldijeron a Lavirins y cambiaron de actitud después del baile.
Uf. Es un coñazo, pero por el bien de mi imagen florida, supongo que no se puede evitar.
"SÃ, ¿cómo estás?"
Tres segundos para cada uno de ellos, y todavÃa no se siente seco.
Golpeé a los nobles que se arrimaban a mÃ... no, los saludé y proseguÃ. TenÃa un compromiso previo.
Entonces, una de las damas que se sentÃa insatisfecha levantó la voz de repente.
"¡Lady Lavirins! He recogido un montón de pegatinas para el libro".
"¿Qué?"
La miré para ver de qué estaba hablando. Entonces la señora mostró orgullosa un libro de pegatinas.
Quizá por su baja estatura, era como una ardilla pequeña presumiendo de bellotas, diciendo: 'Mira esto'.
Oh, esto es...
Hice un libro de pegatinas para los clientes que visitaban el restaurante Luminous.
No se trataba de un concepto del tipo "Colecciona las pegatinas y te daremos un servicio", sino de estimular el deseo de coleccionar de la aristocracia.
Como si al comprar una barra de pan te regalaran una pegatina. También conocido como Ella Stickers.
Básicamente, los libros de pegatinas que se distribuÃan sólo estaban chapados en el marco, pero la señora incluso colocaba cuidadosamente una cinta en la parte delantera.
Cuando lo recibà por casualidad y lo abrÃ, descubrà que el interior estaba lleno de coloridas pegatinas de animales.
Lo que valÃa más de un millón de oro, se daban de uno en uno, pero habÃa hasta 30.
Teniendo en cuenta que el precio medio de la comida en Luminous es de 100.000 oros, era realmente asombroso.
'¿Qué y cuánto comió?'
Miré a la pushov -o mejor dicho, a la glotona clienta VVIP- con ojos temblorosos. Al fin y al cabo, no se puede distinguir a una persona sólo por su aspecto.
Entonces una señora, que estaba a su lado, resopló.
"¿Sólo 30? ¡Yo tengo 50! Todos en forma de animal".
"Dios mÃo, cuánto has comido... Ejem".
"¡Yo también tengo un libro de pegatinas!"
"¡Yo también!"
Una a una, las señoras sacaron los libros de pegatinas de sus bolsas. Una señora tenÃa un volante en la portada y otra puso una joya.
Los caballeros, que se habÃan quedado quietos para no ser empujados, también sacaron libros de pegatinas de sus bolsillos.
HabÃa una gran variedad de libros de pegatinas, entre ellos uno con flores secas y otro con pañuelos cortados en trocitos y pegados en ellos.
Me quedé mirándolos con ojos temblorosos.
No, ¿por qué llevas eso encima?
Más tarde supe que habÃa extraños roces entre los nobles que me seguÃan a todas partes, dejando el libro de pegatinas.
'Sólo aquellos que reúnan al menos 10 pegatinas serán elegibles para buscar la Espada del Invierno de Lady Lavirins'.
¿Qué estás diciendo?
"¡Lady Lavirins, por favor, mire mi libro de cromos!"
"El mÃo también... Oh, espere, mi señora. ¿Qué es esa pegatina? Nunca habÃa visto este animal".
"Ah, ¿éste? Me lo regalaron como edición limitada".
"¿Cuándo? ¿Nunca he oÃdo hablar de tal cosa?"
"¿Hay una edición limitada?"
"¿Qué? ¿Edición limitada?"
La gran palabra "edición limitada" bastaba para atraer a los nobles ciegos al coleccionismo.
Las miradas de los nobles que habÃan estado pegadas a mà se volvieron.
Muy bien, debo aprovechar esta oportunidad para irme.
Movà rápidamente los pies y me escabullà de entre ellos. Luego, tarareando una melodÃa, cogà una botella de vino y dos copas.
'Ya es hora de que vaya a ver a Gerald'.
En realidad, decidà conocer a Gerald en esta fiesta.
Se puso en contacto conmigo para quedar sin decÃrselo a su madre, pero los dos no encontrábamos el momento, asà que lo dejamos para hoy.
'Dijo que estarÃa en la quinta terraza.'
Veamos. 1, 2... 5. Ahà está.
Tiene cortinas, lo que significa que hay alguien dentro. Parece que ya está aquÃ.
Abrà las cortinas directamente para entrar, pero luego me detuve.
Tuve la sensación de que alguien me observaba obsesivamente desde algún lugar.
¿Qué pasa?
Miré a mi alrededor, pero no vi a nadie. La mirada que habÃa sentido, quizá porque sabÃan que me habÃa fijado en ellos, desapareció en un instante.
Hmmm, me pregunto.
Para ser sincero, los únicos sospechosos que se me ocurrÃan capaces de espiarme con tanta atención eran Reynos y Rublet.
'Esos dos deberÃan haber estado tras de mà recientemente'.
Pero no fue asÃ. Porque les advertà a ambos que no vinieran a menos que quisieran ver cómo se abrÃa el laberinto.
Porque cuando les dije que ofrecÃa un objeto para una subasta benéfica, se pelearon entre ellos, diciendo que pujarÃan el precio más alto.
Qué infantil.
Aún asÃ, me alegro de que escucharan lo que dije.
Cuando eché un vistazo a la sala de fiestas, no vi a nadie que supusiera que eran esas dos personas.
En ese momento, no me di cuenta de los ojos rojos y morados que me miraban con las máscaras puestas. De todos modos, al no sentir más ojos sobre mÃ, giré suavemente las cortinas de la terraza. Entonces me enfrenté a unos ojos rojos de mirada cálida.
"¿Estás aqu�"
Gerald sonrió alegremente al verme.
Resistà el impulso de saltar fuera de mi piel. Hoy vuelve a tener el pelo rojo de verdad.
Llevaba bastante tiempo poseÃdo, pero es difÃcil acostumbrarse a ese pelo. La primera vez que lo vi, grité fuerte porque pensé que le ardÃa la cabeza.
TodavÃa me da vergüenza pensar en aquella vez.
"SÃ."
Respondà sin sinceridad e intenté poner vino y copas en la mesa, pero Gerald ya habÃa traÃdo algo.
'Es mejor que falte'.
Gerald, que estaba sentado en el sofá, soltó una risita cuando se lo puse al lado.
"¿Ahora eres bebedor?".
"No, no lo soy".
Respondà evitando los ojos de Gerald. Gerald era la persona con la que más me costaba tratar después de poseer este cuerpo.
Rara vez se mencionaba a Gerald en la historia original. Si aparecÃa, eran una o dos lÃneas, y como mucho, 'el sucesor de los Lavirin era tal persona'. Nada más.
Asà que sólo conocÃa a Gerald por los recuerdos que permanecÃan en mi cuerpo.
Eso bastaba para comprender a la persona de Gerald, pero habÃa un problema.
Antes de la posesión, Ciella y Gerald estaban muy unidos.
Eran como de carne y hueso.
"¿Has mejorado en la bebida?"
preguntó Gerald, sacando el corcho de la botella de vino. Me senté frente a él y repliqué con rigidez.
"No".
"¿Estás comiendo bien? ¿Te pasa algo?"
"No.
"Está bien".
Le di un sorbo al vino. Sólo habÃa tomado una copa, pero mi cara se puso roja como la de alguien que acaba de terminar una botella.
"Realmente no has mejorado".
Gerald rió entre dientes. Miré a Gerald sin decir nada.
La primera vez que tuve que tratar con Gerald después de la posesión, yo estaba haciendo el papel de "Ciella mezquina y débil".
PodÃa fingir que Duval me habÃa conmocionado y habÃa cambiado mi personalidad, pero Gerald, que se preocupaba por Ciella, no se dejarÃa engañar.
Pero intentar actuar durante un mes, por no hablar de un dÃa o dos, iba a hacer que se me frunciera la cara.
Asà que un dÃa, fingà que no me encontraba bien debido al dÃa mágico y revelé mi verdadera naturaleza.
"No me molestes. Lárgate".
¿Qué dijo Gerald?
"Esto me hace sentir como si estuviéramos de vuelta en los viejos tiempos."
"¿Los viejos tiempos?"
"... Antes de que mi madre y yo llegáramos."
Creo que fue hace unos 10 años antes de que Gerald e Isabella entraran.
Me sorprendió que lo recordara, pero Ciella parecÃa tener una personalidad bastante sólida entonces. Tal vez Isabella la habÃa transformado en una personalidad petulante.
De todos modos, gracias a eso, no tuve que actuar más. A partir de ese dÃa dejé de actuar con petulancia.
Gerald acogió con satisfacción este cambio en mÃ. Estaba contento de que yo pareciera sentirme más a gusto con él, o algo asÃ.
"¿Sabes? Estoy un poco ocupado con la subasta. La subasta empezará pronto, asà que voy a ser directo".
Llené mi vaso vacÃo de vino y me lo bebà de un trago. Luego escupà una mirada de desencuentro a Gerald, que se sorprendió por mis acciones.
"Renuncia a ser el sucesor".
La sonrisa de Gerald, que parecÃa eterna, vaciló. Volvà a decirlo, sin rodeos.
"Renuncia. De todas formas, no te interesa el puesto"
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