Domingo 17 de Marzo del 2024 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 208
El incidente ocurrió en el tercer periodo, después de la clase de matemáticas.
En cuanto el caballero imperial disfrazado de profesor de diario se marchó, Yerena llamó a Eljuni.
"¡Mira, hermana! ¡Yerena ha tropezado con el mapa de un tesoro!"
"¿Qué, un tesoro?"
Eljuni, que habÃa estado escuchando atentamente sus lecciones, con la mente puesta en batirse en duelo con Briand, giró la cabeza.
"¡Dónde, dónde!"
"Lo encontré en el cajón del escritorio donde estaba sentada Yerena".
exclamó Yerena con orgullo, entregándole una nota bien doblada.
El número 1 adornaba el anverso de la nota, con un mapa esbozado en el interior. Eljuni lo escrutó con seriedad.
"¿Es un mapa del tesoro de verdad?".
"Alguien debe haberlo dibujado como una broma. No existe ningún mapa del tesoro".
Briand, siendo la persona con los pies en la tierra que es, respondió.
Entonces estableció contacto visual con Rejuni, que estaba en medio de un bombardeo de reproches, y le dijo: "¿Por qué le hablas con desprecio a mi hermana?".
Rejuni le fulminó con la mirada y dijo,
"PodrÃa ser un verdadero mapa del tesoro".
"¿A qué viene tanto alboroto?"
Didi, observando la conmoción, intervino, sus ojos se abrieron de par en par al ver la nota de Eljuni.
"Um, ¿dónde encontraste eso?"
"Estaba en el cajón del escritorio de Yerena. ¿Sabes lo que es?"
"SÃ. Es una nota del mapa del tesoro".
"¿En serio?"
Los ojos de Eljuni se abrieron de par en par. Briand y Rejuni dejaron de mirarse, intercambiando miradas de sorpresa.
"Cuando la escuela abrió por primera vez, hubo una caza del tesoro escondido dentro de la escuela. Debe de ser eso".
Didi cogió la nota de Eljuni, inspeccionándola.
"Vaya, debe de ser el tesoro del gran premio. Nadie encontró el gran premio entonces".
"¡DÃa de suerte para Yerena!"
Yerena rebotó de emoción, recordando el mensaje de la galleta de la suerte de antes.
"¡Vamos a buscar el tesoro!"
"TodavÃa tenemos tiempo antes de nuestra próxima clase".
"Entonces Rejuni puede ir sola a clase, y yo acompañaré a Briand y a Yerena en la búsqueda del tesoro".
"Es una gran idea".
Briand aceptó rápidamente. Ante su mirada, Rejuni se levantó de su asiento.
"Yo también iré".
"Uno de los cuatro deberÃa ir a clase".
"Creo que deberÃas ser tú".
"Yo pensaba lo contrario".
"No os peleéis, id juntos. Antes de que vuelva papá".
Eljuni intervino en la discusión.
PreferÃa embarcarse en la búsqueda del tesoro sola, sin sus padres, asà que planeó ir mientras Reynos estaba fuera.
"Papi".
murmuró Rejuni, frunciendo las cejas ante la mención.
"Se va a sorprender mucho al ver que no estamos aquÃ".
"¿Qué estáis haciendo? Vamos".
"Un momento".
Rejuni cogió la nota de Yerena y una hoja de papel nueva. Copió meticulosamente el mapa del tesoro y añadió una breve nota: "No te preocupes, nos vamos un rato a buscar el tesoro".
Mientras tanto, las amigas de Didi, intrigadas por la nota de Yerena, aprovecharon la oportunidad.
"Oye, sabes qué... ¿Podemos ir contigo?".
"TenÃa curiosidad por el tesoro del primer premio..."
"Claro, claro. ¿Yerena está de acuerdo?"
"¡SÃ! Yerena está bien".
Yerena asintió enérgicamente, no le gustaban los plebeyos, pero querÃa hacer lo que hiciera su hermana imperial.
Mientras Rejuni colocaba la carta sobre el escritorio, todos los niños del aula salieron, y la profesora de arte, que llegó tarde, encontró el aula vacÃa.
***
Entré en el aula para encontrar una carta que habÃan dejado Reynos, Rublet, Alice y Rejuni.
Gerald ya habÃa ido a informar a los caballeros apostados fuera de la escuela sobre la desaparición de los niños.
"Se han ido a buscar un tesoro... Je je je".
En serio, ha pasado una década. Entré en pánico, temiendo que los niños hubieran sido secuestrados.
Alice, que también se frotaba el pecho, murmuró con cara de preocupación.
"Quizá deberÃamos seguirles".
"Ni siquiera saben si estamos aquÃ, asà que probablemente sea mejor que no lo hagamos".
No tenÃa sentido que los adultos irrumpieran en el juego de los niños; serÃa mejor para su independencia que los dejaran solos.
"Esperaremos un rato, y si no vuelven al cabo de un rato, iremos a buscarlos".
Entonces Reynos, que habÃa estado mirando el mapa del tesoro que habÃa dibujado Rejuni, levantó la vista hacia mÃ.
Era casi como si buscara mi seguridad, transmitiéndome en silencio: "Estoy seguro de que no tenÃan intención de que me uniera, pero siento que debo hacerlo".
La verdad es que compartÃa su preocupación por los niños, lo que me llevó a plantear una pregunta a Reynos.
"¿Estás seguro de que te las arreglarás solo?"
- Piik.
"¿Estás seguro de que esta vez no te atraparán?".
- ....Piik.
Su respuesta carecÃa de convicción. Estaba ansioso por sus hijos y por la posibilidad de ser apresado.
En un intento de levantarle el ánimo, le acaricié suavemente la mejilla.
"No pasa nada si te detienen; sólo cuÃdate".
- ¡Piik!
Reynos se animó al instante, rozando tiernamente su hocico contra mi dedo antes de adoptar una postura de lucha sobre una pata delantera. En un santiamén, salió corriendo del aula, dirigiéndose hacia donde estaban los niños.
Mientras tanto, Rublet, que habÃa estado mirando cansadamente por la ventana, intervino.
"Parece que las cosas han ido a más".
"¿Eh?"
"Todos los caballeros están aquÃ".
¡Ah, Gerald!
Miré alarmado por la ventana.
Efectivamente, los caballeros de fuera de la escuela estaban entrando corriendo, con las caras blancas de miedo.
¡Estamos en problemas!
***
"Mira, hemos llegado a un callejón sin salida".
Eljuni, que habÃa estado trazando el mapa en la nota, frunció el ceño y se detuvo en seco.
Como habÃa prometido, su camino estaba obstruido por un simple muro, un vestigio de la ampliación del edificio.
Una vez formó parte de la ruta original durante la búsqueda del tesoro, pero desde entonces habÃa quedado oscurecida por el tiempo.
Yerena entrecerró los ojos.
"¿Significa esto que el tesoro ha desaparecido?"
"No, hay otro camino".
Didi, que habÃa estado estudiando el mapa, señaló el lugar donde estaba enterrado el tesoro.
"Pero tendremos que tomar una ruta indirecta, y ésta aún no ha sido despejada ni abierta, asà que..."
Didi extendió la cola, lanzando una mirada a Rejuni.
"Puede que sea un poco sucio y estrecho".
"Pero no es peligroso".
"SÃ. Oh, no, nada peligroso, sólo un poco estrecho y sucio..."
"¡Entonces vamos!"
A diferencia de Rejuni, cuya expresión seguÃa siendo severa, Eljuni estaba visiblemente excitada ante la perspectiva de explorar lo desconocido, tirando ansiosamente de la mano de Didi.
"Si alguien se siente incómodo, siempre podemos volver atrás".
"¿Estarás bien-uh, quiero decir, Rejuni?"
"SÃ".
Rejuni respondió con una ligera mueca, cada vez más cansado del viaje.
Independientemente de cualquier tesoro, ansiaba volver al aula y concentrarse en la lección que quedaba. Sin embargo, no podÃa permitir que Eljuni y Briand se aventuraran sin él.
Didi asintió y abrió el camino.
"Muy bien, seguidme todos".
Con Didi a la cabeza, se pusieron en marcha, con los estudiantes a la zaga.
Mientras tanto, alguien acechaba en las sombras, observándoles.
- Piik.
Era Reynos.
Tras haber esprintado incansablemente para alcanzar a los niños, con las plantas de los pies ardiendo, por fin lo habÃa conseguido. La sugerencia de Didi de seguir asà a los niños le preocupó.
'¿Cómo de sucio y estrecho es este lugar?'
Necesitaba evaluarlo de primera mano.
Trepando por el muro del quiosco y adentrándose en la obra, no podÃa arriesgarse a que los niños desaparecieran.
Su pequeño cuerpo esquivó obstáculos mientras avanzaba y, antes de darse cuenta, llegó a un tesoro escondido.
Sin embargo, Reynos no se entretuvo. En lugar de eso, continuó corriendo, siguiendo los pasos de los niños al doblar la esquina.
Recordando el mapa del tesoro visto antes en el aula, evitó perderse y llegó al lugar designado que Didi habÃa mencionado.
AllÃ, se quedó en silencio.
- Piik...
Aunque no era oscuro, gracias a las amplias ventanas, el espacio era innegablemente estrecho y sucio.
Escritorios polvorientos, sillas y material escolar variado abarrotaban la zona, permitiendo apenas el paso de un niño pequeño.
No podÃa permitir que Rejuni y Eljuni pasearan por este lugar.
Tengo que limpiar antes de que lleguen'.
Se cruzó de brazos, decidido.
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