Domingo 17 de Marzo del 2024 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 199
Los habitantes de Lavirins se quedaron boquiabiertos al ver a Rejuni.
"Oh cielos..."
HabÃan sido tres cuando me fui, pero al volver fueron cuatro, debió ser sorprendente.
Dado el niño que tenÃa en el estómago, podrÃan ser incluso cinco o seis. El pensamiento me dejó un poco turbada.
Ya es bastante difÃcil cuidar de mi propio cuerpo, y ahora tengo un montón de niños'.
May expresó su preocupación mientras levantaba suavemente a la dormida Rejuni.
"No me digas, ¿otro niño también?"
"Eso dicen..."
Respondà débilmente, y Mei añadió: "He oÃdo que el gato dócil va primero al bungalow..." mirándome con incredulidad.
Qué injusto.
Tras entregar a salvo a los dos niños dormidos, la despeinada yo, junto con Reynos, que parecÃa igualmente agotado, nos dirigimos al marqués Lavirins.
Su expresión parecÃa al borde del desmayo al enterarse de que, junto con Eljuni, se habÃa añadido otro niño a su familia.
"No va a tener otro aquÃ, ¿verdad?".
Era cierto.
Le senté en el sofá y le entregué la medicina que habÃa conseguido del emperador.
"Por favor, coma esto primero. Su Majestad el Emperador lo ha preparado especialmente para usted".
"¿Su Majestad?"
Tras lanzarme una mirada incrédula, quizá debido a las numerosas sorpresas que ya le habÃa lanzado, tomó la medicina con vacilación.
"¿Seguro que hay más?"
"No, no hay".
No mentÃa. Aún no habÃa dado a luz.
"Adelante, tómelas. Su Majestad me dijo que te viera comerlo".
"Lo hizo".
replicó Reynos.
A pesar de su culpabilidad, pretendÃa minimizar el shock del marqués.
No estaba ansioso por involucrar al prÃncipe heredero todavÃa. El marqués aún parecÃa escéptico, pero después de tragar la medicina con agua, por fin hablé.
"Padre".
"¿Qué?"
"Estoy embarazada".
"¡Hiik!"
Realmente parecÃa haber saltado unos centÃmetros del sofá. El marqués se agarró la nuca, totalmente conmocionado.
Como era de esperar, los medicamentos no parecÃan hacer efecto.
"Es el hijo de Su Alteza el PrÃncipe Heredero".
El marqués lanzó una mirada penetrante a Reynos, tratándole como si fuera un vulgar ladrón.
Estaba tan desconcertado que no reconoció al prÃncipe heredero en la sala.
Reynos no tardó en ofrecer sus disculpas.
"Le pido disculpas".
"¡Si pretendes seguir adelante con esto, cásate con ella cuanto antes!"
Exigió el marqués.
"Hay un malentendido; El no dio a luz a dos hijos".
explicó Reynos preventivamente, intentando adelantarse a la creciente ira del marqués.
Como era de esperar, el marqués permaneció incrédulo.
"¿Hijos del futuro? ¿Espera que me crea eso ahora?"
"Considere la lÃnea temporal: cuando nazcan, yo ya habré estado comprometida con Duval".
añadÃ, haciendo que el marqués se diera cuenta de la incoherencia de las fechas.
Calló pero siguió mirando a Reynos, sin inmutarse por la revelación de que yo tenÃa un hijo.
Reynos se disculpó una vez más.
"Lo siento de veras".
"Si esos niños son del futuro, ¿significa eso que Ciella tendrá que criar a tres niños simultáneamente?".
"Quizá cuatro".
"¡¿Qué?!"
El marqués se dio cuenta de mi murmullo indiferente.
En respuesta a la pregunta del marqués, Reynos mantuvo la compostura mientras hablaba,
"No, no puede haber más de una persona en la misma zona horaria. Si son los niños del vientre de El, volverán a la normalidad en cuanto se encuentren".
"¿Y si no son esos niños?"
"... Aigoo".
El marqués, que parecÃa esperar la respuesta por el prolongado silencio, me cogió desprevenido. Habló frÃamente en apoyo de Reynos.
"En cuanto se despierten, les preguntaremos si son los primeros o los segundos".
"Whoo...."
"¿Quieres más té caliente?" preguntó Reynos, intentando levantar al desanimado marqués, mientras comprobaba la tibia tetera.
El marqués, que parecÃa algo desorientado, extendió la mano.
"Está bien, señor. Pensé que verÃa primero a mis nietos del lado de Gerald... Oh, bueno. Estoy seguro de que ya ha fijado una fecha para la boda, asà que centrémonos en superar el parto. ¿Qué estás planeando para la boda?"
"Vamos a hacerlo lo antes posible, antes de que se me empiece a notar".
Con un bebé, no habÃa razón para aplazarlo más. May me habÃa dicho que es difÃcil moverse cuando pesas, asà que con todos los grandes preparativos casi hechos, decidà adelantar la boda.
... O eso me hubiera gustado.
"Ouch".
Naturalmente, la boda se retrasó a tres meses después debido a las náuseas matutinas, que se hicieron más fuertes a medida que pasaba el tiempo.
***
La familia imperial habÃa decidido por unanimidad mantener el secreto, alineándose con la creencia del marqués Lavirins de que serÃa prudente anunciar el embarazo después de la boda.
Mientras tanto, yo opté por compartir primero la noticia con los miembros del gremio y mis amigos. No era un asunto que debiera ocultarse y no habÃa ninguna razón de peso para mantenerlo en secreto.
"¿Qué, vas a tener un hijo?"
Cuero, que habÃa llegado para ponerse al dÃa sobre los asuntos de Luminous, expresó su sorpresa.
Evidentemente, May habÃa guardado silencio al respecto.
"¡Enhorabuena! Supongo que ahora no te dedicarás a tareas peligrosas".
"SÃ. Necesito a alguien que dirija temporalmente el gremio, y tú no puedes hacerlo por May, ¿verdad?".
"SÃ, si me pillan, me echarán de casa. Compilaré la lista y la publicaré".
"Aunque te aumente el sueldo, no funcionará, ¿verdad?"
"Yo también quiero irme a casa".
Visto asÃ, no podÃa discutir. Asentà con la cabeza.
Me alegró que May se casara con un buen hombre, pero la marcha de una subordinada tan capaz me dejó un poso de tristeza.
Cuero, absorto en la comprobación de la lista del gremio, levantó la vista.
"Noticias sobre el embarazo del maestro. ¿Lo sabe May?"
"SÃ, se lo comuniqué anteayer. ¿Por qué? ¿No lo mencionó?"
"No, es una guerra frÃa".
Cuero, que parecÃa notablemente envejecido, dejó escapar un pesado suspiro.
Recordando las recientes quejas de May sobre las constantes peleas con él, comenté: "Parece que últimamente estáis enfrentados".
"Es por Didi. Si lloro, ella llora. Si no puedo dormirla, ella dice que no puedo. Si me quedo quieta, no quiere jugar conmigo".
Didi era el apodo de la hija de May y Leather.
Leather se lamentaba de que hacÃa todo lo que podÃa pero sentÃa que no era suficiente.
"Cada vez que la cojo, llora y pregunta por su mami, y no sé qué hacer".
"Eso no me preocupa".
"Espero que los hijos del amo le tengan más cariño a Su Alteza".
"Bueno..."
Mis ojos se llenaron de emoción al resurgir los recuerdos de Eljuni y Rejuni rechazando a Reynos.
No pude evitar preguntarme si era mi propio deseo que el presente de esta pareja reflejara de algún modo nuestro futuro.
Al volver a la mansión de los Lavirin, me encontré con un Gerald con los ojos muy abiertos.
"¿En serio?"
Preguntó en cuanto puso sus ojos en mÃ.
"¿En serio?"
Su mirada estaba fija en mi estómago. DebÃa de haberse apresurado a venir en cuanto oyó las noticias del marqués.
Teniendo en cuenta su reacción relativamente conservadora cuando me encontraba mal, la revelación de mi embarazo le cogió claramente por sorpresa.
Alargué la mano para acariciarle el hombro, intentando tranquilizarle.
"SÃ".
La boca de Gerald se abrió lentamente, y parecÃa que tenÃa mucho que decir, pero las palabras parecÃan atascadas en su garganta.
Alice, que le habÃa acompañado, intervino desde un lado.
"Está prometida, asà que es una posibilidad".
"..."
"Hmph, yo lo querÃa primero".
Comentó ella, dándose la vuelta con un bufido.
El médico imperial llegó con Reynos para un chequeo rutinario que asegurara el bienestar del bebé.
Gerald, helado de incredulidad, miró a Reynos en busca de una explicación. Cuando presionó en busca de respuestas sobre el comportamiento de su cuñado, le revelé la verdad.
"Ahora ya lo sabes".
"Ah".
Con eso, un pesado silencio cayó sobre todos.
La atmósfera incómoda perduró, acentuada por Alice, que apretó sutilmente el brazo de Gerald.
"Ya me voy. He traÃdo algo bonito para el bebé, asà que si decides usarlo o no, es cosa tuya".
No era cuestión de comer o no comer; era una elección de aceptar o rechazar.
Un Gerald nervioso detuvo su marcha. "Espera, aún no he expresado lo que pienso".
"¿Y qué pensabas decir?"
"..."
"Si es algo negativo, tenga en cuenta que el bebé podrÃa oÃrlo. Nunca es tarde para volver después de ordenar sus pensamientos".
Alice, a la que habÃa percibido como fogosa, reveló una madurez inesperada.
Gerald, inicialmente tenso, asintió lentamente.
Propuso a Reynos que podrÃan volver a reunirse más tarde para una conversación más seria. Reynos accedió de buena gana, y justo cuando parecÃa que el asunto estaba resuelto.
"¡Ah, es el tÃo!"
"Hola, tÃo. Y saludos, tÃa".
No, si les llamas asÃ, no tiene sentido llevar capucha. Alcé las cejas.
Eljuni y Rejuni, que jugaban fuera con las caras ocultas por capuchas, entraron en la habitación.
"¿TÃo?"
DebÃan de haberse enterado del embarazo pero ignoraban la revelación sobre los niños del futuro.
Gerald se volvió hacia Reynos conmocionado.
"¡Su Alteza!"
"... Se lo explicaré".
Una vez más, Reynos, aparentemente despreocupado, se lo llevó. No fue hasta altas horas de la noche cuando regresaron a sus hogares, emanando el aroma del alcohol.
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