La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 19
"Ugh..."
El Conde, que se habÃa dado cuenta de esto antes de tiempo, gimió.
El hombre se acercó apresuradamente al Conde y le hizo levantarse. Cuando el Conde se sobresaltó, preguntándose si el hombre iba a golpearle de nuevo, el hombre se apartó, diciéndole que estuviera tranquilo.
"Me impresionaron tanto las palabras del Conde antes que le seguÃ. Si no le importa, me gustarÃa tomar una copa, que yo invito"
¿HabÃa visto a un joven tan sólido? Los ojos vacÃos del Conde se pusieron en blanco ante la mención de estar impresionado por él.
El Conde era débil de admiración y aún más débil de alabanza de sà mismo, especialmente como lo hizo este hombre no identificado.
Habiendo olvidado incluso el dolor de la paliza, salió del callejón hombro con hombro con el hombre y bebió hasta el amanecer.
Luego se acostó en la habitación de la posada donde el hombre lo habÃa atrapado.
"Descansa bien"
"No puedo creer que haya alguien como tú en estos tiempos"
El Conde, conmovido por un hombre cuyo nombre ni siquiera conocÃa. Al hacerlo, no pudo superar la embriaguez que le invadÃa y se durmió fácilmente.
Después de dormir profundamente durante un rato, oyó que alguien entraba en la habitación.
Pensó que iba a acostarse, pero también sintió que le daban golpecitos.
Empapado de licor, el conde pensó erróneamente que se trataba de la mansión Valentine de Oriente y que la persona que estaba tumbada a su lado debÃa ser una mujer que habÃa traÃdo sin avisar a su esposa. Asà que inconscientemente se abrazó a ella.
"Maldito... ¿por qué me tocas el culo? Como un mendigo"
El hombre en sus brazos pronunció una maldición. La voz gruesa y baja era sin duda un hombre.
Justo cuando estaba a punto de abrir los ojos avergonzado, un fuerte golpe golpeó su estómago.
El conde se desmayó asÃ.
Y por la mañana, cuando abrió los ojos,
"H-heuk, cómo voy a casarme ahora..."
"Te han pillado con las manos en la masa"
Allà estaba un hombre llorando por haber perdido su pureza, vistiendo sólo su ropa interior, y un guardia con una mirada de desprecio en su rostro.
Ahora estaba en la oficina del gremio de los dos hombres que irrumpieron en la mansión de los Lavirin.
"Asà que el Conde está detenido en la cárcel"
"Ya veo"
Cuando asentà con la cabeza como si lo hubiera entendido, el jefe del gremio de los dos hombres me entregó un informe diciendo: "Por favor, consúltalo".
En él, me contaban que hicieron beber alcohol y emborracharse al conde ValentÃn y que lo llevaron a una posada y lo hicieron dormir, lo cual me fue contado de antemano.
Los detalles estaban preparados, entre ellos que el hombre que jugaba al piedra-papel-tijera entre los miembros del gremio y perdió se metió en la cama del conde llevando sólo los calzoncillos, y que el conde le tocó las nalgas al correspondiente miembro del gremio.
'Perder la inocencia de las nalgas'
Por desgracia, no tuvo más remedio que perder el juego de piedra-papel-tijera. El campo de juego era muy frÃo.
Revisé el informe con los ojos secos y lo devolvÃ.
Entonces, el jefe del gremio, que me habÃa estado mirando con un brillo en los ojos que no se correspondÃa con su fÃsico robusto, abrió la boca.
"¿Es un resultado con el que esa persona estará satisfecha?"
El "esa persona" era el maestro del Gremio de Manipulación del Amor de Ciel, y por lo tanto yo.
Para mi sorpresa, este maestro del gremio era un fanático del maestro del gremio de Manipulación del Amor de Ciel.
Cuando lo visité por primera vez, se mostró poco cooperativo, pero cuando le revelé que tenÃa alguna conexión con el Gremio de Manipulación del Amor de Ciel, me trató como a un VIP con una cara llena de asombro.
Por supuesto, no le revelé que yo era el jefe del gremio.
"Bueno, no tanto"
Cuando respondà sin gusto que el guildmaster del Gremio de Manipulación del Amor de Ciel no era una persona que se conformara con algo asÃ, el otro asintió con la cabeza.
"Bueno, es alguien que hace muñecos a la gente sólo porque comete errores, asà que no es suficiente para ser llevado a la guardia. La culpa es mÃa"
No es eso. Son mercancÃas.
Pero mi grito interior no llegó a él.
El hombre, cuyos ojos se habÃan vuelto de algún modo chispeantes, me hizo un elogio de su admiración por la crueldad del maestro del gremio de Ciel Love Manipulation.
Dijo que él era el duodécimo fan y que serÃa difÃcil encontrar a alguien en los gremios cercanos que no fuera un fan del guildmaster de Manipulación del Amor de Ciel.
También dijo que le encantarÃa que el Maestro se pasara por su gremio una vez, que era su deseo de toda la vida, lloró.
"Oh, sÃ. Espero que se haga realidad"
Me molesté cuando me enteré de que tenÃa innumerables fans de mala manera.
No sabÃa que habrÃa tales efectos secundarios después de que Cuero fuera por ahà diciendo que levantarÃa el gremio.
'No deberÃa revelar que soy el maestro'
Volvà a la Mansión Lavirins con sentimientos encontrados.
Cogà a la Condesa, que me esperaba con una mirada ansiosa, y me dirigà a la prisión de la guardia donde estaba encerrado el Conde Valentine.
Era el momento de terminar.
Se decÃa que el Conde Valentine estaba en régimen de aislamiento.
Normalmente deberÃa estar en la misma cárcel con varios presos, pero le habÃan pillado violando a un hombre, asà que le pusieron en aislamiento.
Cuando solicitó verle en calidad de esposa del conde, los guardias la miraron con simpatÃa. Aceptaron gustosamente la petición sin preguntar ni cuestionar.
"¡Esposa!"
La Condesa - no, el Conde que vio a Aria Valentine corrió a toda prisa.
Pero la frÃa reja de hierro le impidió llegar.
Y la asustada Aria fue mordida hacia atrás, fuera del alcance del Conde.
Al Conde no le importó eso; metió la mano entre los barrotes y se apresuró a gritar.
"Si pagas la fianza, me voy. ¿Has traÃdo dinero?"
"..."
"Dije que se lo darÃa en cuanto llegara a casa, pero no me dejaron ir. Qué pena es esto"
"..."
"Esposa"
Finalmente, con una sensación de presentimiento, el Conde volvió a llamar a Aria.
Aria no le miró.
Sólo miró el fondo de piedra de la frÃa prisión con la cara desencajada y la boca apretada.
'Como pensaba, no deberÃa haberla traÃdo'
'El Conde empujó a un hombre y lo obligó a entrar en el dormitorio de la señora'. No habÃa ninguna expresión en el rostro de Aria cuando le informé del hecho.
'Lo devolvà de la misma manera, usando la misma técnica. Ahora está encerrado en una celda'. Fue lo mismo cuando le dije eso.
Era como alguien que habÃa perdido sus emociones.
Asà que intenté venir solo, pero ella se vino conmigo, queriendo ver lo último de él.
Sin embargo, al mirar su rostro cada vez más oscuro, me pregunté si me habÃa equivocado.
En ese mismo momento.
"Nosotros..."
Aria, cuyos labios habÃan estado temblando sin sonido, finalmente dejó salir algo.
Levantó la cabeza y miró al Conde con ojos claros, todavÃa agarrando el dobladillo de su falda con tanta fuerza que en el dorso de sus pálidas manos crecÃan vetas de sangre.
ParecÃa haber un destello de humedad en sus ojos, pensaba.
Aria respiró con fuerza. Exhaló su aliento con las palabras que habÃa enterrado en lo más profundo de su corazón.
"Nos vamos a divorciar"
"...!"
El sobresaltado Conde se congeló. Al hacerlo, trazó una frase inconexa con los labios temblorosos. ¿Por qué, por qué...?
dijo Aria con voz húmeda.
"No quiero seguir viviendo contigo"
El conde, que abrió la boca como un tonto, miró a Arya como si estuviera mirando a un extraño.
Luego pensó en algo, y gritó confundido, sujetando los barrotes con las manos.
"¡Es un malentendido, esposa! ¡No soy un sodomita! Sólo tengo a mi mujer!"
"Sé que estás saliendo con Lady Leila"
La boca del Conde, que habÃa estado poniendo excusas, se cerró con fuerza.
Mientras bajaba los ojos para evitar su mirada, Aria continuó sin respirar.
"Según la ley imperial, si hay pruebas de que su cónyuge se ha acostado con otra persona, puede divorciarse unilateralmente sin juicio. Voy a enviar a alguien a la oficina del gobierno hoy mismo"
"Aria"
"Dejaré tu equipaje a un lado. Es inútil que me visites porque me voy a mudar de casa"
"¡Aria!"
"Yo... no quiero volver a verte. He terminado"
Después de hablar rápidamente, Aria salió de la sala de visitas como si estuviera huyendo.
"¡Aria! ¡Aria!"
El Conde aulló como un loco.
Pero Aria no volvió, y sólo los terribles gritos del hombre que iba a perderlo todo se quedaron vacÃos en la prisión.
Esperé a que el eco se apagara y saqué un fino documento que habÃa traÃdo de antemano.
Entonces le llamé, con el significado de que me mirara.
"Hola"
El conde -o mejor dicho, el plebeyo ya llamado Nix, que miraba la puerta por donde desapareció Aria con los ojos inyectados en sangre- giró la cabeza.
TenÃa una mirada que decÃa que querÃa matar a todo el mundo ahora mismo.
"Tengo buenas noticias"
Agité un fajo de papeles que tenÃa en la mano.
"Aria te entregará la propiedad de los Valentine"
Por un momento hubo sospecha en los ojos de Nix. ¿Por qué?
"Bueno, ¿no es como un último regalo para el que fue su marido?"
Saqué una pluma de mi bolso, la sostuve en la mano y dije despreocupadamente.
"Ah, por supuesto, ella recuperarÃa su condado. Asà que el territorio y la mansión adjunta a la nave conde pertenecerán a Aria"
Gracias a que Nix se lo gastó en bebida, juego y garantÃas, la fortuna del conde Valentine no era más que la mina de oro de la que Nix estaba tan orgulloso. Es decir, si va a andar por la finca y la mansión.
Sabiendo esto, los ojos de Nix se agudizaron.
Pero también sabÃa que podÃa ser expulsado desnudo, asà que en lugar de responder con su desaprobación, firmó honestamente donde le señalaba.
Era para que todo Valentine, a excepción del tÃtulo, el feudo y la mansión, fuera para él.
Cuando terminó de firmar, tomé el documento con pulcritud y lo guardé en mi bolso. Luego saqué una hoja de papel blanco y se la presenté a Nix.
Ella "Si hay algo que dar, debe haber algo que tomar"
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