Domingo 17 de Marzo del 2024 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 187
Examinando mi cuerpo, Reynos murmuró.
"No sé cómo has vivido con este cuerpo... Siento que me voy a romper con sólo golpear algo; no puedo moverme".
"No se romperá, asà que siéntete libre de moverte. Uf, de verdad. DeberÃan haberme advertido de que mi cuerpo cambiarÃa, ¡o no lo habrÃa usado!"
"Quizá por eso no escribieron una advertencia".
dijo Reynos con calma mientras inspeccionaba la herramienta mágica, sorprendentemente sereno para alguien cuyo cuerpo habÃa sido cambiado.
"¿Pero estás bien? Parece que sólo tu alma ha cambiado, y nuestro poder mágico permanece en nuestros cuerpos. Yo puedo controlar tu laberinto, pero tú...".
Antes de que pudiera terminar su frase, mi cabeza volvió a palpitar. SentÃa como si alguien estuviera golpeando mi cuerpo con un mazo.
Mi cuerpo -no, el cuerpo de Reynos-, ¿qué me pasa? GemÃ, sujetándome la cabeza con las manos.
"Hmph...."
"El maná del dragón está fuera de control; aguanta".
Apresurándose hacia mÃ, extendió la mano y me tocó la frente. ParecÃa que intentaba calmar el maná del dragón, que amenazaba con desbocarse con el desplazamiento de su alma.
Pero.
"¡Ay!"
Sentà que mi cabeza estaba a punto de resquebrajarse bajo su tacto. ¡Ay! Me retorcà para esquivar su mano.
Reynos intentó sujetarme, pero el contraste de fuerzas le dificultaba contenerme.
"¡No me toques, me duele, me duele!"
Le aparté de un empujón mientras intentaba agarrarme.
SentÃa como si alguien hubiera comprimido todo mi cuerpo en un pequeño espacio y presionado sobre él. Nunca habÃa experimentado un dolor semejante.
Reynos se esforzaba por calmarme de algún modo, luchando contra la agonÃa en su frágil cuerpo de Ciella.
Pasaron unos cinco minutos en ese estado tortuoso y, de repente, sentà que me encogÃa y entonces cesó el dolor.
SentÃa mi cuerpo como si estuviera a punto de desgarrarse, y mi cabeza parecÃa a punto de estallar.
Respiré agitadamente.
"Huu, huu, huu-"
"Whoo...."
Reynos dejó escapar una respiración húmeda y entrecortada. Sólo la respiración entrecortada de los dos llenaba el espacio.
Cuando el dolor remitió, recuperé el sentido.
La comprensión de lo que acababa de hacer pasó por mi mente y me sentà profundamente arrepentido.
DebÃa de haberme roto algo porque empujé aquel frágil cuerpo con todas mis fuerzas.
Abrà cautelosamente los ojos cerrados y le miré, haciendo una mueca.
Reynos, en mi forma, estaba hecho un desastre.
Aunque no parecÃa haberse roto nada, tenÃa el pelo revuelto y cortes en la cara y las manos.
'Ugh, mi cuerpo'.
Pero de algún modo, parecÃa tan grande, como un gigante en un reino pequeño.
Estaba a punto de preguntarle qué clase de efecto secundario le hacÃa tener ese aspecto.
-Piit.
.....?
-¿Piit?
No podÃa pronunciarlo. No importaba cuántas veces lo intentara, mi pronunciación era "piik", y eso era todo.
Por reflejo, bajé la mirada hacia mi mano. Lo que deberÃa haber sido una mano humana se habÃa convertido en una pata delantera parecida a un helecho.
Y a mi alrededor estaba Reynos, el uniforme blanco que habÃa llevado momentos antes, rodando sin su dueño.
En cuanto lo vi, me di cuenta.
Reynos no se habÃa encogido.
HabÃa empequeñecido.
Desapareció su compostura, y Reynos, con cara de auténtico nerviosismo, abrió la boca.
"Tú..."
Y las palabras cayeron como una sentencia de muerte.
"Te has convertido en un dragón malvado".
...Santo cielo.
***
La razón por la que me transformé en un dragón malvado se debió al poder del dragón en el cuerpo de Reynos.
Aunque debilitado, su esencia aún resonaba con la de un dragón.
Ni siquiera Reynos podÃa manejarlo adecuadamente, transformándose a menudo en un dragón malvado, y no habÃa forma de que yo, un simple mortal, pudiera manejarlo.
"Me alegro de haber mantenido la cordura", dijo Reynos, ocultando su uniforme antes de que Apple y los magos llegaran.
"Lo siento. No pude ayudarte con el cambio de cuerpo.
-Piit. (No te culpo, Ray).
El lado positivo fue que Reynos entendió mis gritos ahogados.
'Es porque somos del mismo dragón'.
Gracias a esa conexión, podÃa comunicarme sin poner la pluma sobre el papel, como habÃa hecho Reynos.
Sin embargo, como el sonido "piit" continuo se estaba volviendo extraño, decidà dirigirme a la parte en la que no producÃa el sonido "piit".
SentÃa que estaba a punto de desarrollar un trauma por "piit" si persistÃa.
Abrà bien la boca y realicé algunos ejercicios musculares.
Quizá deberÃa empezar practicando los sonidos "a-e-i-o-u".
- Pipiaaaa. Pipieeee. Pipiiiii. Pipioooo. Piiuuuuu...
...?
Qué raro. Independientemente de la vocal que utilizara, seguÃa empezando con "pii".
Apreté la lengua con la pata delantera y opté por volver a empezar desde el principio.
- Piaaaaa. Pieweeee. Ppiiiiii. Ppioooo. Ppiuuuuu...
No, en serio, ¿qué es esto? ¿Me han maldecido con "pii"?
- Ppiaaaa. Ppieeee. Ppiiiii. Ppiooo. Ppiuuu...
Parece que no funciona.
¿Qué le pasa a esta lengua mÃa?
Mientras forcejeaba un rato con mi lengua, me di cuenta de que Reynos me miraba con expresión sorprendida.
¿HabÃa vuelto a pasar algo?
Sentà que se me hundÃa el corazón.
- ¿Pippi? (¿Qué ocurre?)
"La majestuosidad del Dragón... incluso más que cuando la vi en el espejo..."
Ah, ya veo. Asà que se escandaliza al ver su bonita apariencia desde la perspectiva de otra persona, ¿verdad?
Bueno, lo que yo veo y lo que ven los demás es completamente diferente.
No le puse el bonito nombre de "Piik" sin motivo.
Le di unas palmaditas en el brazo para animarle y añadà unas palabras para tranquilizarle diciéndole que no debÃa preocuparse demasiado porque originalmente no tenÃa tanta majestuosidad.
- ¿Piik? (¿Recuerdas haber traÃdo aquà la cinta roja?)
"..."
-Piik. (Trajiste un ramo mucho más grande que este cuerpo).
Imité lo que él hizo entonces, dándome la vuelta y fingiendo que movÃa el culo.
Entonces, la cara de Reynos se puso tan roja como si estuviera a punto de llorar, una visión que nunca pensé que verÃa en mà desde la perspectiva de un tercero.
Qué fascinante'.
Gracias a Reynos, que se estaba divirtiendo burlándose de mÃ, mis sentimientos inicialmente turbados se calmaron rápidamente. Justo en ese momento, oÃmos el sonido de varias personas acercándose.
Aunque no estaba cerca, mi oÃdo mejorado, cortesÃa del fÃsico del Dragón, me hizo mirar inconscientemente hacia la puerta.
Reynos, que comprendió inmediatamente mis acciones, recuperó el uniforme oculto.
"Yo hablaré con ellos al otro lado; tú escóndete aquÃ".
Mencionó que tenÃa una antigua magia de percepción antidragón lanzada hace mucho tiempo, pero como el otro lado lo ve como un mago, podrÃa liberarse.
"Los dragones son como dioses para los magos".
Esa afirmación me puso la piel de gallina.
Estos humanos estaban armando tanto alboroto por un solo Knox, ni siquiera un demonio.
Pero si descubrieran que una raza que desapareció hace mil años, los maestros de la magia, los dragones, estaban aquÃ...
'Puede que tenga que pasarme toda la vida escondiéndome'.
Esperando que Reynos manejara bien la situación, me oculté rápidamente bajo el uniforme.
Pronto, Apple y los magos mayores regresaron.
Se sorprendieron una vez más al ver que el duque Lavirins, que deberÃa haber yacido inconsciente, parecÃa estar perfectamente bien. Del mismo modo, estaban desconcertados por la ausencia del prÃncipe heredero, que deberÃa haber estado inconsciente.
"Duque Lavirins, ¿se encuentra bien? ¿Qué hay de Su Alteza el PrÃncipe Heredero...?"
"TenÃa asuntos urgentes y se marchó un momento. Me gustarÃa hablar por separado con el mago que creó esta herramienta mágica. ¿SerÃa posible?"
Reynos parecÃa haber olvidado momentáneamente que se encontraba actualmente en el cuerpo de Lady Ciella Lavirins.
De lo contrario, ¿cómo podrÃa hablar de una manera tan principesca?
Afortunadamente, los magos estaban demasiado absortos en la herramienta mágica como para notar nada inusual.
Sin embargo, el hecho de que no se dieran cuenta de que nuestros cuerpos habÃan cambiado era un problema.
DeberÃan conocer la funcionalidad de la herramienta mágica, ¿no? ¿Por qué no lo saben?
Pronto, todos los magos se marcharon, dejando sólo al mago 627 que creó la herramienta mágica problemática.
Reynos, bajando la voz, preguntó bruscamente.
"¿Sabe exactamente cómo se activa esta herramienta mágica?".
Estaba reflexionando sobre lo mismo que yo.
'El mago 627 creó esta herramienta mágica, y sin embargo no saben cómo se activa...' Esa era mi suposición.
Si lo hubieran sabido, habrÃan explicado el motivo a Apple y a los demás magos cuando se enteraron de que habÃamos caÃdo. Entonces, los magos habrÃan discernido que Reynos y yo habÃamos intercambiado los cuerpos.
El mago 627, examinando la herramienta mágica, mostraba una expresión desconcertada.
"¿Por qué está esto aqu�"
Y como siempre, una sensación de inquietud nunca resultó equivocada.
"¿Usted usó esto? Esto es literalmente un fracaso y no deberÃa haber tenido ningún efecto".
"¿Un fracaso?"
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