Miércoles 21 de Febrero del 2021 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 132
"...!"
Presa de un pánico febril, Gilliot, ajeno al hecho de que ya se habÃa quedado sin peluca, se revolvió frenéticamente la cabeza ante la mención del pelo.
Lo que no sabÃa era que su repentino movimiento asustó a Godori, haciendo que agarrara la peluca y saltara con ella.
"¡Aaaaah!"
Como la peluca era más grande que Godori, parecÃa un paracaÃdas peludo mientras descendÃa.
Apreté los dientes con fuerza para reprimir la risa y aparté la mirada de la peluca que descendÃa.
Una vez que Godori aterrizó en el suelo, se alejó a toda prisa de Gilliot, aparentemente intentando alcanzarme.
Sin embargo, con la peluca obstruyéndole el paso, su visión se vio dificultada, por lo que poco a poco se fue moviendo en dirección contraria.
- ¡Aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
Ermetsch, el guardián y el embaucador se horrorizaron al ver la peluca dorada moviéndose sola sobre un sujeto sin pies.
"¡Peluca!"
"¡Un monstruo!"
"¡Dios mÃo!"
Mientras tanto, Reynos murmuraba para sÃ.
"¿Está de moda hoy en dÃa tener una peluca que se mueve sola..."
¡No! ¿Por qué siempre está de moda? El único error que cometà fue no decir la verdad inmediatamente.
Mientras tanto, Godori lloriqueaba porque no podÃa ver.
- ¡¿Dónde estás?! ¡¡¡Godori no puede ver!!! ¡¡¡No puedo ver!!!
¡Entonces deshazte de la peluca!
Las ganas de gritar surgieron en mi interior, pero tuve que guardar silencio. Si hablaba en voz alta, parecerÃa un lunático hablando solo en medio de la nada.
De hecho, recurrà a pellizcarme el muslo para contener la risa que amenazaba con escaparse si abrÃa la boca.
Pero cuando alcancé a ver a Gilliot, congelado por la sorpresa y con su pelo canoso al descubierto, fue demasiado para mÃ. Me acuclillé en mi asiento, con una mezcla de risa y lágrimas escapándoseme.
"Tos... Tos..."
Sentà que la gente me miraba sorprendida mientras yo luchaba por contener mis emociones. En ese momento, se me ocurrió una idea brillante. Apreté los dientes con fuerza para imitar el sonido de un sollozo y hablé con voz temblorosa.
"¡Dios... debe estar disgustado...!".
"¿Qué?"
El cura calvo reaccionó ante la mención de Dios. Señalé hacia la peluca bailarina, con la cabeza inclinada, evitando el contacto visual.
"¡Esto debe de haber ocurrido porque el cura malinterpretó la voluntad de Dios...!".
Levanté la cabeza y vi al cura calvo con la boca abierta.
ParecÃa no tener palabras.
Justo entonces, Godori chocó con la pata de la mesa del banco de trabajo con un sonoro golpe, haciendo que se le desprendiera la peluca y cayera de pie y de culo.
Sacudiendo la cabeza, Godori volvió a levantarse y exclamó alegremente, ya capaz de ver,
- ¡Ya puedo ver!
"Mira... ni Dios ha impedido que la peluca se mueva, lo que indica que tengo razón, ¿verdad?".
Rápidamente le vendà la pÃldora a Gilliot, que tartamudeó desconcertado.
"Ja, pero... obviamente antes dijo que ese niño era el nieto biológico, que Dios...".
Se detuvo en seco cuando vio que la peluca volvÃa a moverse. Godori venÃa hacia mÃ, ¡arrastrando la peluca de Gilliot por el suelo!
-¡Mi señora, mi señora, le he guardado el pelo!
Gritando con orgullo, Godori llegó a mis pies, con los ojos brillantes, como si esperara una recompensa.
Miré a Godori y luego me volvà hacia Gilliot, que se quedó helado de incredulidad mientras la peluca se dirigÃa hacia mÃ. Hablé solemnemente.
"Como ves, la voluntad de Dios está conmigo".
"..."
"Dios también ha reconocido mi herramienta mágica. No es lo que dijo el sacerdote".
"..."
Debido al fenómeno sobrenatural que no puede ser visto como hecho por el hombre, Gilliot no pudo decir nada más que mirar la peluca sucia con cara de estúpido.
"Oh..."
"Por Dios..."
Mientras tanto, Ermetsch y el tutor de sus nietos reales estaban profundamente conmovidos, buscando señales de Dios en el fenómeno sobrenatural. Se emocionaron hasta las lágrimas, afirmando ser testigos de un milagro divino.
Con los ojos llorosos, les miré y me levanté. ParecÃa que la situación se habÃa resuelto, aunque de un modo peculiar. Estaba a punto de intervenir para aclarar la situación.
Sin embargo, Godori, que parecÃa sentirse ignorado, agitó enérgicamente la peluca como una bandera y empezó a chillar.
-¡Señora, no necesita este pelo, ¿verdad?! ¡Mira esto! ¡Haaat, haaaaaat!
Basta ya.
En serio, me costaba contener la risa, pero sabÃa que me meterÃa en problemas si me reÃa aquÃ, asà que me mordà el labio hasta que me sangró y le arrebaté rápidamente la peluca a Godori.
Estaba tan sucia de tanto rodar por el suelo que apenas podÃa cogerla con la punta de los dedos Ãndices.
Haa...
Parpadeé mientras miraba la peluca en mi mano, que ya no se movÃa.
Eran lágrimas de risa, pero a cualquier otra persona le parecerÃan que lloraba porque me habÃa tocado un milagro divino.
"Ves, la peluca ya no se mueve".
"De verdad..."
"Dios mismo ha encontrado a mi nieto, y ahora estoy listo para morir".
El tutor del nieto y Ermetsch lloraron tanto como yo.
Gilliot, el sacerdote, sólo podÃa mirar con incredulidad, y a medida que avanzaba la noche, los tres nos transformamos en devotos creyentes, superando incluso a los sacerdotes más venerados.
Mientras tanto, Rublet, que habÃa mantenido una expresión estoica durante toda la conmoción de Godori, habló por fin.
"Los altos sacerdotes tienen poca importancia".
"...? ¿Qué?"
preguntó Gilliot, desconcertado por el repentino insulto. Inusitadamente, Rublett habló despacio pero con fuerza, acusando a Gilliot de tergiversar la palabra de Dios.
"¿Es posible tergiversar la palabra de Dios?".
"O tal vez le sobornaron de antemano".
Reynos, que habÃa estado observando a la peluca con gran interés, asimiló estas palabras. Después de todo, ellos eran el protagonista masculino y el segundo protagonista masculino. No se sorprendieron al ver que la peluca se movÃa por sà sola; en cambio, parecieron suponer que él debÃa haberlo orquestado.
"¡Pagado!"
El rostro y la corona hueca de Gilliot enrojecieron al instante, ya fuera por la ira o por la vergüenza y el bochorno, sólo él lo sabÃa. Reynos tomó la palabra.
"Averiguaremos la verdad mediante una investigación, duque".
"SÃ".
Con un asentimiento de Reynos, Rublet se puso rápidamente en acción. En un abrir y cerrar de ojos, se colocó detrás del impostor, el guardián del falso nieto, agarrando firmemente los hombros del impostor.
"Solicito su presencia en la sala de interrogatorios".
No hace falta decir que la tez del impostor se puso pálida como una sábana.
Adiós. Agitaba el pañuelo en el aire mientras me alejaba.
De pronto, el estafador cayó de rodillas, agarrándose desesperadamente a la pernera del pantalón de Rublet y retorciéndose como un ahogado.
"¡La verdad es que el cura me obligó!".
"¡¿Qué?!"
Gilliot gritó de pánico, y el impostor, que no se quedaba atrás, empezó a confesar.
"¡Necesitaba un cómplice para la Reina, pero Ermetsch no acepta su petición, asà que disfrazó a un niño huérfano como su nieto biológico...!".
"¡Silencio! ¿Cómo te atreves a tergiversar tus palabras y burlarte de m�".
tronó Gilliot, sintiéndose acorralado. Sin embargo, la verdad ya habÃa quedado al descubierto. El artesano Ermetsch tenÃa una expresión de asombro en el rostro.
Su conmoción debÃa de ser inmensa, pues era la Reina, y no nadie más, quien estaba detrás de todo esto.
Ya es hora'.
La caÃda de otros representaba una oportunidad para mÃ.
Aprovechando la vergüenza de la Reina, decidà pasar a la acción y apresar a Ermetsch. Puse una mano tranquilizadora en su hombro y hablé.
"No temas, yo te ayudaré. Juntos, con el poder combinado de todos los presentes -un prÃncipe heredero, un duque y un futuro marqués- haremos justicia. La Reina tendrá que rendir cuentas".
"P-Pequeño marqués..."
El semblante tÃpicamente rÃgido de Ermetsch se suavizó con una oleada de emociones.
Mientras me ocupaba de Ermetsch, Rublet apresó al estafador que protestaba con vehemencia, y también se hizo con la custodia del niño huérfano que el estafador habÃa estado utilizando como parte del ardid.
Rublet se comprometió a investigar a fondo cómo habÃa acabado el niño en las garras del estafador y a encontrarle un tutor adecuado. Asà se cerró el caso Ermetsch.
Pocos dÃas después, recibà una carta de Ermetsch.
En ella, expresaba su más sincero agradecimiento por haberle ayudado a reunirse con sus nietos y se ofrecÃa a proporcionar algunas de sus obras a Luminous como muestra de agradecimiento.
Bien.
No sólo tenÃa los resultados de la prueba de paternidad, sino que también habÃa conseguido una prestigiosa colaboración con Ermetsch, una conocida marca de lujo, como imagen de los grandes almacenes Luminous.
Mientras tanto, Reynos se enteró de que las pelucas móviles distaban mucho de estar de moda.
Rublet detuvo con éxito al estafador y al director del orfanato que se habÃan atrevido a explotar al niño con ganancias mal habidas.
Por último, Gilliot tuvo que enfrentarse a la ignominia de ser convocado a la corte papal para ser interrogado, con su peluca manchada como recuerdo tangible de sus vergonzosas acciones.
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