La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 1 - Prólogo
"Hola, Ciella"
"Hola"
Ni siquiera tuve tiempo de mirar a Tyriel, que entró en mi despacho tÃmidamente.
Ya era hora de que viniera mi prometido. Estaba ocupado pasando los documentos que estaba mirando.
De pie junto a la puerta, Tyriel chocó ambos dedos Ãndices, mirándome asÃ.
"Tengo algo que decir..."
"Te escucho"
Arrugué el ceño, con la intención de darme prisa. Cuando siguió sin contestar, levanté los ojos de mala gana y la miré.
"¿Qué cosa?"
"Es..."
Tyriel no me miraba.
Lo único que hacÃa era mirar al suelo y fruncir los labios como quien está a punto de decir algo difÃcil de contar. No tenÃa ni idea de por qué tenÃa la cara roja.
Volvà a desviar la mirada hacia los papeles que estaba procesando. Era la "lista de la vergüenza" que habÃa reunido para romper mi compromiso con mi prometido.
Desgraciadamente, las confirmaciones hasta el momento no habÃan aportado ninguna prueba contundente. CreÃa que lo que quedaba era también muy parecido a esto. Asà que he vuelto a fracasar.
Me estoy volviendo loca. Busqué el siguiente documento.
"Tengo una amante"
Mis manos dejaron de moverse. ¿Qué?
Sentà como si la sangre de mi cuerpo se enfriara. Si me mirara en el espejo, seguro que estarÃa blanca como una sábana.
Miré a Tyriel, sin darme cuenta de que los papeles que sostenÃa se habÃan caÃdo sobre mi escritorio.
Era realmente increÃble ser la protagonista femenina. Tyriel, que era sinónimo de una pureza que me recordaba a los lirios, parecÃa tener un halo de espalda mientras sostenÃa ambas mejillas con la cara toda roja.
Por otro lado, en contraste, sentà una miseria indescriptible.
El hecho de que la protagonista femenina sintiera amor significaba que la historia original habÃa comenzado.
Pronto, el protagonista masculino aparecerÃa para destruir a la familia de mi prometida, la malvada villana.
Y yo, mi familia, serÃa arrastrada allÃ, y juntos desaparecerÃamos en el rocÃo de la prisión.
"Estoy condenada"
Desesperado, caà sin fuerzas sobre mi escritorio como un algodón mojado.
Si hubiera sabido que esto era lo que iba a pasar, generalmente habrÃa traÃdo algunas joyas y habrÃa hecho lo que tenÃa que hacer.
Supuse que, ya que habÃa conseguido hacerme amiga de la protagonista femenina, podÃa romper mi compromiso con él. Insistà en intentar disfrutar de la riqueza y la gloria que pudiera, pero ¿iba a morir con él?
Mientras me ponÃa los papeles en la frente y reÃa como un loco, sentà de repente una indicación.
Cuando levanté lentamente la cabeza, vi a Tyriel, que estaba perdido.
La extraña culpa en su rostro parecÃa ser que lamentaba haber dicho esto porque no me llevaba bien con mi prometido.
Fue entonces cuando tuve una epifanÃa.
Yo era yo, Tyriel era Tyriel. Tyriel no se habÃa enamorado a propósito para matarme, no podÃa celebrarlo, pero no podÃa dejar que se sintiera mal.
Me dolÃa la cabeza, pero intenté incorporarme. SÃ, no era demasiado tarde para enviar a Tyriel a casa con mis deprimentes pensamientos.
Me obligué a ensanchar mi rostro arrugado y finalmente levanté el borde de la boca. Pero como éramos tan amigas, tal vez pudiera convencer al protagonista masculino de que ayudara a su amiga.
"Felicidades"
"Gracias"
En ese momento, Tyriel finalmente sonrió y agitó los ojos. Luego miró al suelo, evitando mi mirada.
Volvió a golpear sus dedos Ãndices como si tuviera algo que decir.
Tyriel siempre era asÃ. Incluso cuando tenÃa algo que decir, no lo decÃa de inmediato, se contenÃa y sólo abrÃa la boca cuando la gente se ponÃa tensa.
No sentÃa ninguna molestia.
Normalmente, me habrÃa tomado un té para charlar con ella sobre quién era y cuándo se habÃa metido en esta relación, pero con la guillotina temblando delante de mÃ, no podÃa permitÃrmelo.
Pero como la felicité, eso es bueno, ¿no? No podÃa decir: "Quiero que te vayas", asà que pregunté por cortesÃa.
"¿De qué familia es la joven maestra?"
"Es..."
"No puede ser, ¿es Su Alteza el PrÃncipe Heredero?"
El protagonista masculino que robó el corazón y la vida de la protagonista femenina no era otro que el PrÃncipe Heredero.
No era el momento de que Tyriel y el PrÃncipe Heredero se conocieran, pero ni siquiera podÃa imaginar que cualquier otra persona saliera con Tyriel.
Pero Tyriel, que deberÃa haber asentido con una tÃmida sonrisa, puso los ojos en blanco y me miró fijamente.
"¿A qué te refieres con el PrÃncipe Heredero?"
"...?"
"...?"
Un silencio interrogativo se cernió sobre el despacho. Tyriel tenÃa una mirada incómoda.
Me miró como si se preguntara por qué el PrÃncipe Heredero venÃa aquÃ.
Su reacción me dejó perplejo. En la historia original, efectivamente se decÃa que el PrÃncipe Heredero era su primer amor.
"¿Entonces quién es?"
"... Es"
Tyriel, que evitaba mis ojos, se mordió el labio inferior con fuerza.
De repente, me vino a la mente una hipótesis ridÃcula.
No puede ser.
"¿El idiota de mi casa?"
"¡No!"
Tyriel negó con tanta impaciencia que agitó las manos.
Me tomé un momento para recuperar el aliento ante su violenta reacción. Me pregunté si, tal vez, al conocerme, la inocente y patética protagonista se habÃa convertido en una con el "idiota" de mi familia.
De todos modos, este era el comienzo de una historia que no conocÃa. Necesitaba saber exactamente por qué estaba pasando esto.
Sintiendo que la guillotina, que colgaba justo delante de mÃ, se alejaba un poco de mÃ, le dije tranquilamente a Tyriel.
"¿Entonces, joven maestro Ezequiel?"
Tyriel negó con la cabeza.
"¿Joven maestro Jeff?"
Negó con la cabeza.
"¿El conde Eupena?"
Y volvió a negar con la cabeza.
Al parecer, casi todos los nombres de los jóvenes maestros de medio pelo podÃan asociarse a la protagonista femenina.
Me estaba molestando repetir mis palabras. Esto no eran 20 preguntas, ¿qué estaba haciendo?
Me agarré la frente temblorosa.
"¿Quién es?"
"Ese... Tú también lo conoces bien"
"Asà es"
No habÃa aristócrata en el imperio que no conociera.
"Y... no te llevas mucho con él"
Tyriel miró los papeles que habÃan caÃdo sobre mi escritorio.
Eché un vistazo a la mirada culpable que decÃa: 'No te llevas bien con tu prometido, asà que siento que tenga un amante'
Entonces, como señal de que no me importaba, reunà los documentos en un lugar y los guardé fuera de la vista de Tyriel.
Ahora que sabÃa que el PrÃncipe Heredero no era la pareja de Tyriel, era más importante averiguar quién le habÃa robado el corazón a Tyriel que encontrar faltas en mi prometido.
"SerÃa más rápido encontrar a alguien que esté en buenos términos conmigo. Entonces, ¿quién es?"
Después de un rato, Tyriel apenas abrió la boca. Menos mal que no era la única que tenÃa un problema con esto.
"No te vas a enfadar, ¿verdad?"
"¿Por qué iba a enfadarme?"
"Prométeme. Que no te vas a enfadar..."
Era una petición que no entendÃa en absoluto.
No importa con quién salga Tyriel o no, ¿por qué iba a enfadarme?
Sin embargo, debido a la atmósfera, no abrirÃa la boca a menos que lo prometiera.
"No me enfadaré contigo. Es tu vida, asà que ¿qué voy a decir? Entonces, ¿quién es?"
Tyriel se rasgó las uñas con las manos. Le picaban los labios, evitaba mis ojos, se retorcÃa el pelo, golpeaba el suelo con los dedos de los pies y murmuraba con una voz que apenas podÃa oÃr si escuchaba.
"... Joven maestro Essit"
?
??
???
En ese momento, aparecieron signos de interrogación en mi cabeza. ¿Quién?
Creo que se me rompieron los oÃdos. Le pregunté a Tyriel, que no podÃa mirarme bien.
"¿Quién?"
"..."
La cara de Tyriel se puso roja. Después de morderse los labios durante mucho tiempo, no pudo emitir una voz y sólo murmuró con la forma de su boca.
"Essit"
Estás loca.
Me arañé y me pellizqué el dorso de la mano. No es que sueñe cuando estoy enferma. Era cuando miraba fijamente a Tyriel, incapaz de tener un sentido de la realidad.
Tyriel me miró de reojo. Hablando de ella, estaba a punto de llorar, lo cual era malo para mà si la veÃa alguien que no supiera lo que estaba pasando. TenÃa ese impulso.
"Lo siento. Pero no te llevas bien con el joven maestro..."
Retorciéndose, Tyriel hizo una lista de excusas. Pero ninguna de ellas caló bien en mis oÃdos.
Duval Essit era mi prometido, por muy basura que fuera.
¿Pero qué? ¿Qué? ¿Qué?
Preguntara o no, Tyriel tuvo un segundo pensamiento.
El joven maestro Essit también está enamorado de mÃ, y es un compromiso que ninguno de los dos quiere, ¿por qué no os dejáis llevar por esto?
Nunca habÃa conocido a Tyriel tan habladora. Era una gran cosa ser una mujer enamorada.
Tyriel, que miraba mi rostro frÃamente endurecido, completó sus excusas. Luego dijo algo escandaloso.
"Lo siento, Ciella. Pero aún somos amigas, ¿verdad?"
¿Está loca?
Tyriel comenzó a llorar cuando no dije nada.
Fue entonces cuando sucedió.
Paso a paso, escuché que alguien caminaba hacia nosotros, y luego la puerta se abrió de golpe.
Era mi prometido, Duval Essit. Lanzó una mirada de fastidio en cuanto me vio, y cuando se fijó en Tyriel, se quedó helado.
"¡Joven maestro Essit!"
Tyriel lo abrazó de repente.
Me miró frÃamente mientras calmaba a Tyriel con una expresión de sorpresa. Era la mirada de un hombre que mira a su enemigo, preguntándose por qué habÃan hecho llorar a su dulce e inocente amante.
Suspiró frÃamente, sin poder decir nada, y el borde de su boca se torció.
"No he venido por esto, pero te lo digo ahora que ha pasado esto. Quiero romper el compromiso. Te pagaré una gran pensión alimenticia"
"¿Harás eso por mÃ...?"
Ayudó Tyriel, que habÃa salido repentinamente de su pecho.
Miré alternativamente a mi prometido, que me habÃa parecido una basura, a la protagonista femenina, que me habÃa parecido una basura.
¿En qué demonios se habÃan equivocado las cosas? La historia original se estaba volviendo loca.
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