LA HISTORIA AUN NO HA TERMINADO
1
"...... Huuh"
Un gemido insoportable escapó de entre sus labios entreabiertos. Su frío tacto apenas rozaba su pecho, pero Azela no podía soportarlo. No era la primera vez que la mano de alguien tocaba su cuerpo. Y, sin embargo, este tiempo que pasaba con él era siempre nuevo para Azela.
"Shh"
Zagnac dejó escapar un pequeño sonido, y enterró sus labios en el cuello de Azela. Sus labios estaban calientes mientras chupaba con fuerza. Se deslizó suavemente por el pecho de Azela, como una serpiente. Su pecho, como una fruta madura, no pequeña pero tampoco demasiado grande, fue engullido por Zagnac al instante. Azela sintió que su propio pecho se ponía rígido y echó la cabeza hacia atrás. Obviamente, pensó que no reaccionaría. Pero, de repente, su cabeza se quedó en blanco y no le vino nada a la mente.
Azela se mordió con fuerza el labio inferior. Si no se mordía el labio, parecía que lo que iba a decir que le deseaba saldría sin que ella se diera cuenta. Su cuerpo enrojecido deseaba sin darse cuenta una estimulación más fuerte. Azela puso la mano en el pelo negro de Zagnac mientras éste descendía bajo ella.
"Huhh...... Za, Zagnac......."
No había vergüenza en el sonido de sollozos y gemidos. Azela deseaba a Zagnac. Aun así, estaba relajado. Sus largos dedos descendieron desde su pecho, pasando por su ombligo, acariciando su costado y apretando con fuerza sus caderas. Azela sintió que la fuerza se agotaba en sus piernas apretadas mientras él la agarraba con fuerza. Zagnac no desaprovechó el momento, movió su mano entre las piernas abiertas de Azela.
"Azela......."
Contrariamente a su habitual aspecto de niño juguetón, Zagnac por la noche siempre había crecido así. Con la respiración entrecortada, pronunció el nombre de Azela en voz baja. Los ojos de color púrpura oscuro miraron a Azela, que había perdido la mirada, y luego se volvieron hacia entre sus piernas. Sus largos y hermosos dedos perforaron suavemente el interior de Azela. Los dedos de Zagnac, que ella siempre había sentido fríos, estaban calientes. Mientras sus dedos nadaban suavemente en su interior, Azela agarró la sábana y la apretó con fuerza como si estuviera a punto de perder la cabeza.
Ni siquiera podía decir si ahora tenía los ojos abiertos o cerrados. Debía de ser su dormitorio, pero la luna y las estrellas parecían verse desde el techo. Un sonido suave, chirriante y frotante llenó el dormitorio con un fuerte gemido.
"Za, Zagnac...... ¡por favor...... Haahk!"
Azela levantó inconscientemente la cintura hacia el cielo y gritó su nombre. Era difícil satisfacer su cuerpo ardiente sólo con los dedos. Zagnac, que vio así a Azela, escupió una pequeña maldición como si no pudiera soportarlo más. Luego se quitó los dedos con cuidado y se arrojó apresuradamente sus propios pantalones. En la brumosa mirada de Azela, vio su centro, que se levantó bruscamente. Zagnac agarró a Azela por la cintura, la acercó a él y se introdujo con fuerza en ella.
"Huh...... Azela"
La caliente virilidad se precipitó dentro de ella mientras él bajaba la parte superior de su cuerpo y pronunciaba el nombre de Azela. Gotas de sudor caían por la frente de Azela. Azela rodeó a Zagnac fuertemente con sus dos piernas, preguntándose si podría escaparse con el calor abrasador que la llenaba por dentro.
"Si lo aprietas así...... Ugh"
Como si aquello fuera un estímulo, Zagnac deshizo el suave movimiento que había estado conteniendo y empezó a reaccionar violentamente mientras sujetaba la cintura de Azela. Gotas de sudor corrían por el pecho y el estómago de Azela a causa de los temblorosos cabellos de Zagnac. Azela no podía volver en sí en el centro de su gruesa hombría que entraba y salía repetidamente como si arañara su interior. No había más pensamientos en su temblorosa cabeza.
No importaba quién fuera él. Ella sólo quería estar en sus brazos así durante unos días.
"¡Más...... más......!"
Ni siquiera sabía lo que salía de sus labios entreabiertos. Ante los apretones de Azela, Zagnac empujó dentro de ella más rápido y con más fuerza. Lo sintió crecer más y más dentro de ella. Se preguntaba si su interior estallaría así, pero no le preocupaba. La dulzura del placer era más fuerte que la preocupación. Él se movía con frialdad, como si le arañara el cosquilleo interior.
No pudo controlarse, así que bajó la parte superior de su cuerpo y buscó los labios abiertos de Azela. Ella no sabía si aquel aliento caliente era el suyo, o si él estaba exhalando. Las lenguas enredadas se deseaban, sin importar quiénes fueran.
Tan dulce. Su aliento era dulce, su sudor era dulce, él era dulce mientras se hinchaba en ella, y todo lo que escupía era dulce. En la excitación extrema, como si estuviera a punto de perder la cabeza, Azela apretó el bajo vientre y lo mordió con fuerza. Como si no quisiera que se alejara de ella.
"¡Uugh......!"
Al mismo tiempo, los movimientos de Zagnac se volvieron un poco más intensos. Azela le agarró fuertemente del brazo mientras él hacía un fuerte empujón sobre ella. Una pequeña vena de excitación creció en el brazo de Zagnac, que tenía los músculos firmemente posicionados. Y así fue, sintió que algo caliente salpicaba con fuerza en su interior, y Zagnac cayó sobre Azela.
"Haa...... Haa......."
Sólo se oía el sonido de una respiración caliente. Azalea cerró los ojos y los abrió para ver el techo del dormitorio y el pelo negro de Zagnac empapado de placer. Él seguía temblando dentro de ella. No sabía si los latidos del corazón eran de él o de ella.
Azela giró la cabeza y miró por la ventana. Era una noche oscura y no se veían ni la luna ni las estrellas.
***
Ella tenía un amor ardiente. El proceso de enamoramiento entre hombres y mujeres es similar, pero Daniel y ella tenían más dificultades que otros para conseguir ese amor, por lo que ella creía que era aún más especial.
Daniel le susurraba que la quería para el resto de su vida, y ella no dudaba de que nunca cambiaría. Eran tan ardientes como ser arrojados en medio de un horno ardiente. Él y ella eran como el protagonista y la protagonista de un famoso libro, y parecía como si este mundo fuera un gran escenario preparado para ella.
Pero.......
"Hola. Mi nombre es 'Silvia', que vivirá en esta mansión a partir de hoy"
Eso fue totalmente su propio malentendido. La historia detrás del libro, que terminaba con "Viví una vida feliz", siguió fluyendo.
***
"Vamos a divorciarnos"
Azela sacó los papeles que había doblado en su bolso y se los tendió. Puso mucha fuerza en su rostro para que no le temblaran los labios por la tensión.
Debía de ser el momento que siempre había deseado, pero al enfrentarse a esta situación, Daniel se quedó estupefacto. Con expresión perpleja, miró a Azela, que tenía una expresión dura en la cara, y los papeles del divorcio en la mano.
"¿Qué estás haciendo? Cógelos. Me duele la mano"
"...... Uh, claro"
Con sus brillantes cabellos dorados centelleando, Daniel cogió el documento de la mano de Azela. Era fascinante y a la vez extraño ver que los años que hubieran sido largos si hubieran sido largos y cortos si hubieran sido cortos, se pueden resumir en unas cuantas hojas de papel. Azela, que ahora miraba el papel que había abandonado su mano, volvió la cabeza para mirar a Silvia, que estaba sentada a su lado con una expresión severa en el rostro.
Silvia se llevó la mano al estómago, no sé si para enseñárselo a Azela a propósito o para burlarse de ella. Estalló en carcajadas mientras esbozaba una sonrisa victoriosa.
"...... ¿Cuántos meses han pasado?"
Cuando Azela preguntó, Daniel, que miraba los documentos con expresión complicada, exclamó: "¡Oh!", evitó su mirada. Aun así, parecía que le quedaba el último remordimiento, y mantuvo los labios cerrados sin contestar.
"Han pasado tres meses, ¿aún no se nota?"
Fue Silvia quien respondió a la pregunta de Azela. Contestó con voz mona y sonrió mientras dibujaba una elegante sonrisa en sus labios. Como si fuera la Condesa.
Al final, fue Silvia la que se quedó con Daniel. El principio fue con Azela, pero el final de este hombre fue con alguien que no era ella. Azela apartó los ojos del estómago de Silvia y miró fijamente a Daniel, que seguía mirando los papeles con expresión complicada.
"Ni siquiera puedo felicitarte. Lo entiendes, ¿verdad?"
Ante las palabras de Azela, Daniel frunció el ceño sin decir palabra. Azela, sin saber el significado de aquella expresión, se quedó mirando a Daniel largo rato. ¿Quería que le diera la enhorabuena? Dejó escapar una mueca.
Es una mala persona y una persona fea para Azela hasta el final. Azela esbozó una sonrisa sin sentido y recogió la bolsa que había colocado a su lado.
Un bolso pequeño y raído que se podía llevar con una mano... Ése era todo el equipaje que tenía Azela.
Hacía ya unos cuantos años que no vivía en la mansión del conde, pero esto era lo único que se iba a llevar. Eso fue muy gracioso.
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