Llora Hermosamente 68
Los ojos desesperados de Damia miraron a Lesid como si estuvieran apretados. Entonces respondió con sus delicadas cejas hacia abajo, como si tuviera el corazón roto.
"Para ser sincero, no me es posible. El stigma es una técnica muy difÃcil en primer lugar. Por lo menos tiene que estar por encima del nivel oficial para grabarla"
Y para eliminar la marca que ya habÃa sido grabada, necesitaba un nivel superior. Damia se sintió desolada al escuchar eso.
"No puedo creerlo..."
Desesperada, sus piernas se relajaron y se sintió mareada. Tropezó y se hundió en su sitio sin darse cuenta. No, casi lo hizo.
"¡Damia!"
Akkard, asombrado, la atrapó a toda prisa. Habiendo tenido antes una fuerte discusión con Damia, no podÃa fingir no saber cuándo estaba conmocionada.
Damia se estiró débilmente, sin saber hacia dónde se inclinaba. Ahora, no podÃa controlar su cuerpo porque no tenÃa fuerza en las piernas.
"Sé sincero.... ¿Hay alguna manera de salvar a mi padre?"
Preguntó Damia, jadeando. Pero la respuesta a esa pregunta vino del lugar equivocado.
"La hay"
Fue Akkard quien respondió en lugar de Lesid.
Con una voz pesada que venÃa de un lado, Damia le devolvió la mirada por primera vez. Sus ojos, aturdidos por la conmoción y el miedo, parecÃan haber logrado sólo reconocer la existencia de Akkard.
Akkard pensó que los ojos le dolÃan como si le apretaran el pecho. Pero lo que Damia necesitaba ahora era un fuerte sentido de la meta, no el consuelo.
"A fin de cuentas, es un problema fundamental, Damia. Si quieres salvar a tu padre, debes detener la ambición de la Gran Guerra. Tenemos que destruir sus raÃces y hacerlos impotentes"
"......."
"Eso es lo único que puedo hacer ahora. Asà que ayúdenme, a la familia real. Liberaré al Conde Primula de alguna manera"
Lo prometo en su nombre.
Los ojos de Damia temblaron al escuchar el firme juramento de Akkard.
'Me temo que tiene razón'
Cuanto más alto era el rango, más leal era a la Gran Guerra. Un hombre con algo más que una voz de vicario no podÃa ayudarla a espaldas del templo porque estarÃa loco.
Asà que sólo habÃa una cosa que podÃa hacer ahora. Romper el campo de batalla, que es la raÃz de todo este problema.
"...Bien"
Damia, que rodaba lágrimas con sus finos dedos, respondió. Sus ojos todavÃa estaban rojos, pero sus ojos acuosos estaban firmes con voluntad.
"Haré cualquier cosa. Con tal de salvar a mi padre"
Hubo un momento de silencio ante la determinación que mostraba. En ese momento, Lesid sonrió como para evocar una atmósfera que se habÃa vuelto demasiado pesada.
"Es bueno escuchar que has tomado una decisión. Enhorabuena por unirte a los que están detrás de Dios"
Damia se sintió aliviada cuando Lesid, que acababa de ser despedido de su nuevo puesto, dijo eso.
Como aristócrata del norte, no era diferente del pecado antagonizar a la Gran Guerra. En particular, la familia de Damia tenÃa un negocio que dependÃa de la Gran Guerra.
Asà que Damia se sentÃa culpable por robar la información adecuada para el trato con Akkard.
Pero en el momento en que vio la marca en el cuello de su padre, todo cambió. Valoraba mucho más a su único padre que a su familia y sus negocios.
"No te preocupes. No me voy a meter con el Conde Primula en la guerra"
Con la mirada pensativa de Damia, Akkard insinuó.
Esto no era palabrerÃa, era verdad. No habÃa forma de saber qué tipo de bienes enviaba la Gran Guerra en secreto al Sur. Pero estaba claro que el plan necesitaba al Conde PrÃmula.
"Intenté conseguir información de Cecil Evergreen, pero fracasé"
Asà que, por el momento, utilizarÃa al padre de Damia sin daño. Mientras tanto, tenÃa que encontrar una manera.
'Necesito una forma de destruir el templo y salvar a mi padre'
Damia mantuvo su corazón firmemente unido. No era el momento de estar asustada y agitada. Era el momento de encontrar lo mejor que podÃa hacer.
Pensar asà la tranquilizaba. Cuando Damia recuperó por fin la compostura, sacó un papel que habÃa empaquetado de antemano. Luego se lo entregó cuidadosamente a Lesid.
"Bueno, Lesid-nim, esto......."
"Uhm ¿Qué es esto?"
Lesid, que lo cogió inesperadamente, levantó una ceja y preguntó. De alguna manera, pudo ver lo hermoso que era su rostro, por lo que Damia estaba mucho más relajada.
"Esta es mi carta de amor"
"Ya veo ...... ¡¿Qué?!"
Lesid, que estaba asintiendo sin querer a la broma de Damia, se sobresaltó. Como siempre era tan orgulloso, parecÃa un gato con pelo erizado.
Al ver esto, Damia agitó las manos con una sonrisa.
"Es una broma"
"...Oh, ya veo. Jaja"
PodrÃa haber sido una verdadera carta de amor. No, habrÃa sido genial. Lesid, que ahora puede tener una relación, se relamió con decepción.
Entonces lo vio sin querer. Sus pupilas se hicieron tan grandes como las suyas. Akkard, que estaba nervioso, pronto respiró aliviado.
Damia, que no sabÃa lo que su broma habÃa hecho a los dos hombres, estaba tranquila. Miró a Lesid y de repente recordó una cosa que habÃa olvidado.
'Ahora que lo pienso...... mi padre recibió una carta de Kael'
SÃ, Owen habÃa recibido una carta de Kael, que se convirtió en caballero, cuando fue a la Gran Guerra por negocios.
Pero Damia aún no habÃa leÃdo la carta. Tuvo dÃas muy ocupados, pero fue porque no ha tenido el valor todavÃa.
"Kael Roysten"
El dolor del primer amor surgió de la nada, como secuelas de un accidente. El dolor fue suficiente para asustar a Damia, que tuvo su primer corazón roto.
Además, era la primera carta desde que su confesión fue rechazada. No sabÃa lo que habÃa escrito..... Estaba demasiada asustada para leer la carta.
"¿Señorita Damia?"
El veloz Lesid captó que la tez de Damia se desvanecÃa rápidamente. Cuando pronunció su nombre con ansiedad, Damia volvió rápidamente a la realidad.
"Oh, lo siento. Estuve pensando en otra cosa durante un rato"
Damia, que se aclaró rápidamente sus ideas, señaló con el dedo el papel.
"Esta es una lista de objetos que encontré en el estudio de mi padre y que entregó de antemano. Sólo he resaltado los objetos que me parecen un poco extraños. ¿PodrÃas echarle un vistazo?"
"Por supuesto"
Asintiendo, Lesid ojeó la lista.
La letra de Damia, que escribe los 'hangul' de forma excepcionalmente suave, era elegante y hermosa. HabÃa más artÃculos escritos en las letras de lo que pensaba, la cantidad de los artÃculos fue escrito, asà como cada lugar de compra.
Lesid era un caballero que admiraba su meticulosidad. Damia añadió cautelosamente desde un lado.
"Me esforcé al máximo, pero...... puede haber algunos errores. Lo memoricé y lo escribÃ"
"¿Qué? ¿Has memorizado todo esto?"
Preguntó Lesid con pura sorpresa. Sin embargo, Damia lo interpretó como un matiz de desconfianza y contestó sonrojada.
"SÃ, habrÃa sido más preciso que lo hubiera copiado....porque la situación no es buena"
Tuvo que memorizar rápidamente el contenido del documento y salir del paso antes de que la descubrieran. Además, el lugar era el estudio privado de su padre, asà que ni siquiera sabÃa dónde estaba el documento.
'Porque podrÃan pillarme, involucrándome con él por cualquier cosa'
Sin duda, Owen evitó que su hija hiciera un intento peligroso. Sin embargo, Damia no tenÃa intención de esconderse y ser protegida.
Asà que una vez memorizada toda la lista, volvió a su habitación y escribió. Sosteniendo el resultado del desesperado esfuerzo en su mano, Lesid puso una mirada de admiración.
"......Ya veo. Echaré un vistazo más de cerca a la lista y te avisaré si hay algo extraño"
Era un gran problema. Sintió como si estuviera enamorado nuevamente por la belleza que tenÃa delante.
Los ojos de Lesid brillaban el rocÃo en un campo verde. Eran los ojos de un hombre enamorado.
Estás enamorado.
Cuando Akkard vio esto, le hirvió el estómago. Ahora ni siquiera querÃa que Lesid mirara a Damia.
Los fuertes sentimientos en sus ojos calaban en Damia poco a poco, y creÃa que iba a cambiar de opinión.
"¡Bien, sigamos adelante! ¿Qué es esa carta?"
Akkard dio un giro a la conversación con una voz baja y amenazante que cualquiera no pudo evitar sobresaltarse.
En ese momento, Lesid bajó la mirada hacia la segunda carta que le llegó. No habÃa frases ni firmas encima que identificaran al remitente.
Sin embargo, Akkard pudo adivinar el remitente de la carta gracias a esto.
Debe ser una carta del Rey Heinrich.
El cuidadoso Heinrich no escribió deliberadamente nada en el sobre. Aunque una carta caiga en manos de otras personas, es para evitar que se identifique al remitente.
Efectivamente, como Akkard adivinó, Lesid respondió.
"Esta es la carta de Su Alteza Heinrich. Se lo entregaré primero a Sir Akkard. Creo que no ha podido contactar contigo porque te has quedado aquà innecesariamente"
Lesid, que se detuvo un momento, lanzó una mirada mordaz a Akkard.
Era perfectamente razonable que se quedara donde el conde Primula. Su hermana Louise se estaba recuperando de una importante lesión, asà que era natural que se quedara a cuidarla.
Pero Akkard no tenÃa ninguna razón. Era pura codicia personal para él quedarse aquÃ. Cuando Lesid, que no podÃa no saberlo, se dio cuenta, Akkard se sintió muy incómodo.
"Vamos, entrégame la carta"
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