Llora Hermosamente SS2
En aquella época, Cesare era todavÃa un niño inmaduro e indefenso. Y los duros inviernos del norte raspaban frÃamente los huesos del muchacho que aún no habÃa madurado.
"Oh"
Cesare, que estaba cortando leña, dejó por un momento el hacha y respiró con sus finas manos. Sin embargo, el aliento que salÃa de los pulmones helados sólo transmitÃa un calor muy leve
"FrÃo"
La nariz y las puntas de los dedos expuestas al frÃo viento ya estaban congeladas y rojas. Al ver que empezaba a picar lentamente, sentÃa que pronto iba a sufrir una congelación.
TenÃa el deseo de entrar en casa y calentarse alrededor de una chimenea. Sin embargo, Cesare era un niño al que no se le permitÃa estar en la Gran Guerra y para no ser expulsado, tenÃa que cuidarse,
"Tlac"
Cesere, con la lengua trabada en su apuro, consiguió hacer un fuego recogiendo ramas con sus manos inmóviles. Se levantó una humareda, pero el mÃnimo calor que se sentÃa en ella era desesperante.
"¡Hermano!"
Fue cuando estaba calentando su cuerpo helado poco a poco. A lo lejos, con una voz joven, una chica de baja estatura se acercó, corriendo a paso ligero.
Aunque era demasiado delgada y parecÃa que se iba a romper en cualquier momento, era una niña con el pelo rubio parecido al de su madre, tan brillante como la luz del sol.
"Leoni"
Cesare miró la desgastada cinta que se balanceaba en la punta de aquella melena rubia. La hizo su madre, que era costurera en la sala de horas del Gran Salón y apenas la hizo con retazos de tela.
La cinta, que antes era rosa, se le habÃa escurrido de agua durante los repetidos lavados y también fue roÃdo por los ratones, lo dejó muy antiestética.
"¿Qué ha pasado otra vez?"
Cesare miró a su hermana con una mirada ligeramente molesta.
Leoni, que aún era joven, no habÃa notado los ojos cansados de su hermano. Ella, como la mayorÃa de las chicas, estaba concentrada en sus intereses.
"No te sorprendas, hermano. La princesa está afuera ahora"
"¿Princesa? ¿Qué?"
"¡SÃ, ahà está la bonita princesa que mencioné antes! Ahora está en el Gran Salón"
'¿Qué princesa?'
Cesare miraba sin comprender las mejillas magulladas de Leoni mientras temblaba.
TenÃa una personalidad descuidada, sabÃa bien que no serÃa extraño que los expulsaran de la Gran Guerra en cualquier momento. Asà que la hermanita que vive sola en sus sueños era un poco adorable y a veces la sentÃa como carga
"Bueno, más adelante, todavÃa tengo que sacar más leña"
"No hagas eso, hermano. ¿S� Vamos a ver un poco"
Leoni pisó fuerte y se agarró la mano. Esa manita estaba tan frÃa como un trozo de hielo, Cesare se sobresaltó.
"Por favor"
Leoni le miró con ojos ansiosos. Incluso en la cruda realidad, los ojos de la chica brillaban como si hubiera encendido una luz.
"Si no la veo hoy, no sé cuándo volveré a verla"
Ante esas palabras, Cesare se sintió repentinamente débil. Recordó haber escuchado los lamentos de su madre llorando el otro dÃa.
'Ah, mi pobre hija. No vivirá mucho'
SabÃa que Leoni tenÃa un problema grave. Los huesos de sus brazos y piernas, que estaban creciendo, estaban torcidos y doblados, su piel estaba demasiado blanda con manchas azul oscuro, como los intestinos de un pez podrido.
'Pobre hermanita que tiene las encÃas débiles, no puede comer bien por no masticar bien la comida. SerÃa mejor si mi padre, que es un sacerdote de bajo nivel, estuviera a nuestro lado'
Pero él era un pecador con un hijo siendo un sacerdote. Por eso lo enviaron a un paÃs remoto y agreste donde no tenÃa dónde ir y no podÃa quedarse con sus hijos.
¿Cómo podrÃa rechazar la petición de Leoni, que no sabe cuánto tiempo vivirá? De mala gana. Cesare se dejó llevar por la mano de su hermana y se movió.
"Esta bien, solo vamos y venimos"
El lugar al que Leoni llevó a su hermano era el patio delantero de la audiencia dedicada a los nobles. Los trabajadores tenÃan prohibida la entrada desde aquÃ, por lo que si se les descubrÃa, se escandalizarÃan.
"Oye, Leoni. Tienes que guardar silencio desde aquÃ"
Cesare se dio cuenta y dijo en voz baja.
"Si el sacerdote Fenesh se entera, volveremos a pasar hambre. ¿No te gusta eso?"
El sacerdote Fenesh era un supervisor de los plebeyos que supervisaba a los huérfanos del templo. Cesare estaba muy preocupado, sobre todo porque era el más cruel con Leoni.
De hecho, Cesare era rápido y tenÃa buenas habilidades. Además, para ser un niño, estaba un poco más cerca de un joven. Por lo tanto, en cualquier caso, no habÃa necesidad de ser atrapado por el sacerdote Fenesh.
Pero su hermana, Leoni, era un poco diferente. Ella sólo perseguÃa sus fantasÃas, sin importarle los duros castigos corporales, la disciplina o un entorno devastador para crecer.
Aunque lloraba de dolor cuando era castigada, Leoni no se cansaba de repetirlo. Asà que el sacerdote Fenesh la odiaba como una espina en el ojo.
"No te preocupes, hermano. Estaré tranquila"
No importa lo joven que sea, ¿por qué no sabe que la odian? Leoni asintió obedientemente. Pero sólo esos ojos brillaron al pensar en ver a la "Princesa".
Al ver esto, Cesare suspiró y añadió.
"Esta bien. Entonces subiremos al árbol y vigilaré la red"
"SÃ, ¡Gracias Hermano!"
Leoni dio una palmada y sonrió. Luego, escondiéndose entre los arbustos, tan delgada como una rama, se arrastró hasta el patio.
Cesare, mirando la patética vista trasera, se subió al árbol. Al subir un poco más, pudo ver el paisaje del interior del patio.
Aunque era inicios de invierno, era como si fuera primavera dentro del patio. Las flores de camelia que soportan el frÃo estaban en plena floración y la hierba dorada y seca era más brillante que cualquier otra flor.
Cesare, mirando la escena con ojos devastados, inclinó la cabeza. Y descubriò a una chica caminando por el patio.
'¿Es la princesa de la que habló Leoni?'
Era muy brillante y de pelo rojo intenso. La cara blanca, los ojos grandes y los labios gruesos que se veÃan a través de ellos eran tan bonitos como un capullo de rosa.
Tal vez era una bonita dama de la nobleza, las ropas que llevaba también eran de gran calidad. El dobladillo del vestido de satén azul cobalto envuelto en pieles blancas estaba fuertemente bordado con flores blancas, que hacÃan juego con la delicada belleza de la chica.
La chica, que caminaba por el patio con una actitud elegante y no como una niña, era perfecta incluso en su forma de andar. Realmente es como algo sacado de un cuento de hadas.
'Creo que Leoni no estaba exagerando después de todo'
Cesare chasqueó por dentro. Con un temperamento un tanto rebelde, le disgustaba una niña noble que estaba lejos de las dificultades.
Leoni, de la misma edad, vestÃa con harapos, a menudo pasaba hambre y era sometida a severos castigos corporales. En lugar de sentir envidia por una chica de clase alta a la que no le faltaba nada, no le gustaba que la admiraran diciendo que era una princesa o algo asÃ.
'Aunque no llegara a conocer a mis padres en primer lugar'
Pensó Cesare cÃnicamente, recordando las caras de sus padres. Ninguno de los dos era humanamente malo, pero eran excesivamente románticos y de mente corta.
No es que debieran tener hijos, lo notaba sólo con ver el sufrimiento de dar a luz a dos niños a los que no se podÃa responsabilizar.
Pero a diferencia de Cesare, Leoni era una chica alegre que sólo podÃa soñar. Leoni, vista bajo sus pies, estaba espiando a la chica, apoyando la parte superior de su cuerpo en medio de su paso. Estaba tan concentrado que ni siquiera parpadeó cuando el viento sopló.
'¡Se va a caer por ahÃ!'
Fue cuando Cesare pensó para sà mismo. Efectivamente, la rama que sostenÃa Leoni se rompió, su pequeño y delgado cuerpo cayó en picado.
"¡Maldita sea!"
"..... ¿Quién está ah�"
La aristócrata, con los ojos bien abiertos, encontró a Leoni agazapada en la esquina del arbusto.
"¡Oh!"
Los ojos azules reales estaban abiertos y los rastros de la energÃa eran evidentes, miró las ropas raÃdas de Leoni. ParecÃa una huérfana o una criada que se habÃa escondido en el lugar equivocado.
Cesare, que observaba esta escena desde arriba, apretó los dientes.
'¿Y si llama asà al sacerdote? Estoy seguro de que recibirá un gran castigo'
Estaba pensando si debÃa saltar del árbol en cualquier momento y huir con Leoni. Inesperadamente, la chica noble le tendió la mano.
"¿Estás bien?"
Leoni miró sin comprender la mano extendida. La mano que acababa de ser envuelta en un tela fina blanca pura parecÃa increÃblemente blanca y suave.
Asà que no creÃa que fuera a atreverse a sujetarla,
"¿Es verdad esto o no?"
Pero a la chica, que parecÃa recién salida de un cuento de hadas, no le importó. Se apresuró a coger a Leoni, que iba vestida con ropas raÃdas y la levantó.
"Vamos, aquÃ"
Preguntó la chica, que recogió amablemente el lazo que Leoni habÃa dejado caer. Su voz era ronca, pero inesperadamente, las palabras que pronunció fueron amables.
"Gra, gracias"
En ese momento, Leoni, que habÃa recuperado el sentido común, murmuró e inclinó la cabeza. Frente a la "Princesa" que anhelaba, su frente se puso roja y no sabÃa qué hacer.
Al ver esto, la chica sonrió levemente como si fuera linda.
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