Llora Hermosamente 142
Akkard parpadeó ante el triste susurro. Entonces cayó una gota de lágrimas sobre sus blancas pestañas.
Los ojos de Damia se distorsionaron como si estuviera mirando algo muy lamentable y encantador.
"No llores"
La alegrÃa de ganarse la simpatÃa era mayor que la vergüenza de mostrar sus lágrimas.
"Ahh......"
Damia, que vio sus ojos tristes, dejó escapar un suspiro sin sentido. Inesperadamente, dio un pisotón y le tiró del hombro.
A pesar de su estatura, Damia tenÃa una cara seria de todos modos. Le dio unas palmaditas en la ancha espalda como si consolara a un niño pequeño.
"Damia......"
Estaba dispuesto a abrazar este hermoso final. HacÃa mucho frÃo, pero su pelo parecido al sol olÃa a verano.
El aroma y el consuelo, aliviaron su pena. Una vez que botó el dolor, su cabeza se quedó en blanco y su corazón se rompió.
En este punto, pensó que podrÃa tomar su despedida un poco menos dolorosa.
"¿Sabes qué?"
Justo a tiempo, Damia abrió la boca.
"Al principio, cuando lloraste, me sorprendió mucho"
'Por supuesto que sÃ'
Al reconocer su patético ser, Akkard pensó, manchado de vergüenza.
Pero ahà no acabó lo que dijo Damia.
"La siguiente vez que te vi llorar, mi corazón se puso pesado y eso me ha molestado. Si no fuera por mÃ, nunca serÃas débil"
Ella tenÃa razón. Akkard fue utilizado como rehén para extraer las habilidades de Sienna desde una edad temprana. Los latigazos, que le dio su padre biológico, lo entrenaron para volverse insensible al dolor.
Asà que Akkard habÃa olvidado durante mucho tiempo Que también es un ser humano débil que siente dolor y puede derramar lágrimas.
Pero la mujercita que tenÃa delante no dejaba de recordarlo. Rompió su orgullo, que era más alto que el de cualquier otro, hasta el punto más bajo, y se congeló con frialdad y destrozó su duro corazón.
"No querÃa que volvieras a llorar"
murmuró Damia, mirando sus palmas mojadas por las lágrimas.
"Asà que en cuanto volviste con vida, no era mi intención hacerte llorar ...."
Pero volvió a sonar. Su rostro al mirarlo era tan frÃo y sensual como siempre, pero parecÃa muy triste.
'Si supiera que iba a sufrir asÃ, me hubiera confesado ayer'
Afortunadamente, la oportunidad seguÃa ahà y Damia no era tan estúpida como para volver a perderla.
"Akkard Valerian"
Primero le llamó por su nombre sin ningún tipo de honorÃfico. Luego sacó el regalo que habÃa guardado en el bolsillo de la bata y lo sacó.
"Estoy enamorada de ti. Siento haberme dado cuenta demasiado tarde"
"...¿qué?"
'¿Qué fue lo que dijo?'
Preguntó inexpresivamente Akkard, que dudó de las palabras que salÃan de su boca.
Sin entender la situación, bajó los brazos y se quedó mirándola.
"Si no es demasiado tarde, ¿podrÃas aceptar mi corazón?"
Preguntó Damia, que se sonrojó, mientras temblaba poco a poco. Entonces, Akkard se dio cuenta que no habÃa escuchado mal.
'......e ....esto, ¿es un sueño? ¿No es una pesadilla muy mala que emociona a la gente y luego la deja caer al fondo del abismo?'
Akkard no podÃa creerlo y la miró con ojos rojos. Estaba seguro que se ha vuelto loco. Temiendo que lo dejara, estaba claro que habÃa elegido vivir en su fantasÃa.
Asà que no habÃa manera que se acercara. TemÃa despertar de su sueño si la tocaba y que la dulce fantasÃa que tenÃa delante se hiciera añicos.
Damia, que no tenÃa ni idea de cómo se sentÃa, miró al duro Akkard. Luego, bajó la mano, desdibujando el final de sus palabras.
"Lo siento, si es demasiado tarde...."
Antes de terminar sus palabras, Akkard extendió una mano temblorosa.
'Aunque me despierte de este sueño ¿Cómo no voy a recibir lo que me da?'
Afortunadamente, la sensación de dureza y frialdad de su mano no era un sueño. Cuando consiguió abrir la tapa con la punta de los dedos, apareció un anillo dorado bajo el pálido sol de invierno.
El hermoso anillo con el sol en relieve era obviamente un regalo para un amante.
"El Norte es un lugar donde el sol está bajo. Asà que cuando tengo a alguien que me gusta, le regalo algo con un sol grabado"
Damia, que asà lo explicó, sonrió avergonzada. Luego dobló ligeramente la rodilla y pidió, cogiendo la mano aún rÃgida de Akkard
"Te lo ruego, Akkard Valerian. Por favor, sé mi único sol"
Nota Asure: Esto solo pasa es las novelas ... en la vida real está mas verde que un limón verde :'(
Ante eso, Akkard no pudo resistirse y se derrumbó. Sus brazos temblorosos la abrazaron y jadeó, con la cara enterrada en sus frágiles hombros y cuello.
Si hay algo que sólo querÃa, es que el tiempo se detenga. En este momento perfecto y extático ella lo amó y le eligió.
"¡Oh, Dios!"
Su cuerpo estaba tan caliente que Damia se sobresaltó. No sabÃa que Akkard reaccionarÃa tan violentamente.
Su temblor se sentÃa en todo su cuerpo y el corazón de Damia estaba todo alborotado.
"¿Estás bien?"
"...Gracias. De verdad, gracias"
Akkard contestó a duras penas con una voz que parecÃa que podÃa oÃr o no. Sosteniendo el anillo con fuerza en su gran agarre, abrazó a Damia, lloró y lloró durante mucho tiempo.
"Oh, vamos, estás llorando otra vez"
Damia trató de apaciguarlo, pero tuvo que desistir porque no funcionó.
En su lugar, se limitó a abrazar a Akkard con fuerza. Hasta que soltó todas sus largas y dolorosas lágrimas. Y hasta que levantó la cabeza y la miró torpemente con la cara desencajada.
"Una vez más"
Prometió Damia, limpiando la cara todavÃa bonita después de llorar.
"No te haré llorar"
Ante el juramento, Akkard finalmente estalló en carcajadas. Aunque rojo y terriblemente lloroso, tenÃa una cara de felicidad.
💥💥💥💥
El cementerio a principios de invierno era solitario. Asà era a pesar que era un lugar magnÃfico y elegante, construido especialmente para aquellos que contribuÃan al reino.
Damia dejaba caer sus rojas pestañas bajo el velo negro de su cabeza. Y preguntó en voz baja con respeto a los muertos
"¿Es este el lugar?"
"SÃ"
De pie a su lado, Akkard respondió con ojos sombrÃos. Entonces, delante de las dos lápidas, se depositó un gran ramo de flores fragantes.
Los propietarios de las lápidas eran aquellos que fueron capturados y asesinados después de seguirle al Gran Salón..
"Alex y Bailey"
La túnica de Akkard, bien hecha y bien ajustada, era lo suficientemente valiosa como para intercambiarla por algunas casas de gente común. Pero se arrodilló en el suelo de tierra, sin importarle en absoluto. Luego tocó con la punta de los dedos las lápidas de sus subordinados.
"Lo siento"
Susurró en voz baja, con sus blancas pestañas cerradas. No era la primera vez que perdÃa a un subordinado, pero la sensación de pérdida que sentÃa no era muy diferente de la primera.
'Si fuera un mejor jefe, un lÃder más sabio. Tal vez no estarÃan muertos'
"Akkard......"
A Damia se le rompió el corazón cuando vio esto. Desde que se convirtió en amante de Akkard, de vez en cuando lo veÃa paralizado como si tuvera parálisis del sueño.
Las huellas de la tortura no sólo estaban manchadas en su cuerpo, sino también en su mente. Damia, que lo sabÃa muy bien, se compadecÃa de él y se sentÃa perdida.
"¿Por qué te sigue dando ese dolor?"
Le vino a la mente la dolorosa infancia de Akkard, que una vez le mostró Sienna. Las escenas, que era cuando no le querÃan, ahora le dolÃan en el corazón como una lija.
Aunque no pueda sustituir su dolor, al menos no querÃa que Akkard se sintiera solo. Asà que Damia lo consoló tan sinceramente como pudo.
"No estés tan triste. Deben estar descansando en los brazos de la diosa. Porque Kalix habrÃa sido el guÃa y habrÃa iluminado el camino hacia la diosa"
Hubiera sido bonito que la tumba del hermano gemelo de la santa, Kalix, estuviera también aquÃ, pero no fue asÃ. Fue porque Calistea, su única sangre, incineró personalmente su cuerpo.
"Kalix dijo una vez: Si morÃa, querÃa convertirse en cenizas y salir volando. Asà que sólo espero que pueda ir a la diosa con un cuerpo más ligero"
Calistea, que lo dijo, no mostró lágrimas hasta el final. Y consoló suavemente a los que expresaban sus condolencias.
"La muerte no es el final. Es sólo otro comienzo. Ahora hemos roto por un tiempo en el ciclo, pero me reuniré de nuevo un dÃa bajo el razonamiento de la Diosa"
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