Llora Hermosamente 129
"Tómalo"
Y lo que dijo Heinrich fue un pergamino que parecÃa precioso a la vista. Al principio, pensó que estaba hecho por el alquimista Kurt, pero ahora ve que era un objeto antiguo.
"¿Qué es esto?"
Cuando Akkard, que lo aceptó, preguntó, Heinrich respondió en voz baja.
"Desplazamiento de teletransporte. Si lo rompes, podrás volver al palacio"
"...¿Es un pergamino mágico? Pensé que todo habÃa desaparecido"
La otrora Era de oro de la Magia ya habÃa terminado. El PrÃncipe Heinrich sólo tuvo unos pocos alquimistas como Kurt.
Naturalmente, todos los diversos pergaminos mágicos que habÃan prevalecido en el pasado se habÃan agotado y sólo quedaban unos pocos. Cuando se descubrieron pergaminos antiguos, se designaron como tesoros nacionales, se expusieron y guardaron.
"SÃ, sólo tengo dos, asà que por favor guárdalo. Si no es realmente una emergencia, no lo uses"
Volvió a enfatizar Heinrich, poniendo cara de estar muriéndose de pena. Al oÃr esto, Akkard se puso muy triste.
'Una cosa tan valiosa'
La importancia de esta misión ha alcanzado nuevas cotas. El final de esta lucha vendrá determinado por si consiguen rescatar a la verdadera santa o fracasen.
"Eso es todo por la broma y te diré una cosa"
"¿Qué cosa?"
Cuando Akkard lo preguntó, Heinrich dijo con el ceño fruncido.
"Ese pergamino, es para dos"
"¿Qué?"
Akkard no entendió el significado por un momento. Heinrich añadió entonces, mostrando que realmente no querÃa hablar.
"Por si acaso, 'Tú y la Verdadera Santa'. Para ustedes dos"
Una mirada de sorpresa cruzó el rostro de Akkard, que comprendió tardÃamente lo que querÃa decir. Sin embargo, el número de personas que se infiltrará en el Gran Salón eran solo cinco.
Kalix para encontrar la dirección de la verdadera santa, Owen Primula para ser el guÃa en el interior, y tres caballeros reales de élite incluyendo al propio Akkard.
"¿Estás diciendo que si las cosas empeoran, sólo yo y la santa debemos salir de all�"
Ante el increÃble regreso de Akkard, Heinrich respondió frunciendo más el ceño.
"Por eso lo he dicho. Yo no quiero que eso ocurra. Lo digo en serio"
Pero a veces las cosas no salen como uno quiere. Por muy desesperado que esté este bando, también lo estará el adversario.
Por mucho que Heinrich pida un trato y haga ver que Akkard está de vacaciones, es sólo un truco temporal. En cambio, no irán a descuidar la defensa.
Heinrich siempre tenÃa que estar preparado para un dÃa lluvioso. Cuando se enfrentaba a circunstancias inevitables, tenÃa que decidir de antemano qué brotes cortar y qué ramas llevar al extremo.
Como era el deber del lÃder.
"Tú, mi esbirro y la 'Verdadera Santa' que acabarán con todo esto, deberán salir de allÃ"
Y el resto... Heinrich, murmurando algo, cerró la boca con agonÃa. Con los ojos cerrados, se bajó la cara con las manos y habló en un tono bajo.
"Bueno, espero que eso no ocurra. Probablemente se solucione. Ya que has puesto tantas excusas"
Ante la respuesta de Heinrich, Akkard asintió de mala gana. De repente, el peso del pergamino en su mano se sintió tan pesado como el oro y sus brazos cayeron.
"Tengo que ir ahora"
En este momento, sólo habÃa una cara frente a sus ojos 'Damia'
Owen Primula no estaba incluido en la 'rama dejar crecer' del PrÃncipe Heredero Ahora que lo piensa, estaba claro que Heinrich tenÃa esto en mente desde el principio.
Antes, le dijo esto a la ansiosa Damia.
'Lady Damia. Te compensaré por la dedicación que tu familia me ha mostrado'
Originalmente, era más apropiado decir: 'No dejaré que le pase nada a tu padre, asà que no te preocupes'
Pero Heinrich no hizo una promesa imposible. HabÃa rodado desde un escenario polÃtico de relumbrón, asà que nunca dijo nada que pudiera atraparle o que no pudiera cumplir.
Asà que Akkard, su mano derecha, podÃa decirlo. Si las cosas empeoran y no puedes escapar de la batalla, Owen Primula será abandonado.
Y Heinrich le dará a Damia una maldita recompensa o algo asÃ.
'¿Pero de qué sirve eso?'
Owen Primula era la única familia de Damia. Si no vuelve, Damia estará completamente sola.
Akkard, que estaba conteniendo las lágrimas preocupado por lo que le ocurrirÃa a su padre, se sintió frustrado al recordar su cara triste.
No hacÃa mucho tiempo que presumÃa de tranquilizarla. Realmente era un hombre patético frente a Damia.
💥💥💥
Las hojas rojas, amarillas y azules eran coloridas como la pintura que se habÃa desprendido del agua. El crujido deleitaba sus oÃdos al pisar las esponjosas hojas caÃdas de la rueda del carro.
La brisa otoñal que entraba por la ventana era refrescante. HacÃa un poco de frÃo, pero con llevar un chal caliente era suficiente.
Era como ir de viaje. Pero a pesar de los hermosos dÃas de otoño, el ambiente en el carruaje era sombrÃo.
Damia habÃa estado mirando a Akkard, que estaba en silencio, con una mirada seria. Y preguntó como si hubiera borrado el silencio.
"¿Cuánto falta para la villa?"
"Oh"
Akkard, que salió de sus profundos pensamientos, miró por la ventana del carruaje. Mientras entrecerraba los ojos por un momento y observaba el paisaje exterior, respondió
"Alrededor de una hora"
El rostro de Akkard, que respondió asÃ, permanecÃa profundamente preocupado. Una parte de su corazón parecÃa estar obsesionada con algo.
"Se avecina un asunto importante"
Damia pudo entenderlo. Partió de la capital con Akkard, como le indicó Heinrich. ParecÃa ser una amante ardiente y además demasiado acaremelado.
Akkard se pasó todo el tiempo acompañándola hasta el carruaje hablando de lo mucho que le apetecÃan las vacaciones y lo bien que se lo iba a pasar. Sus dotes interpretativas eran tan buenas que su cara y su voz ligeramente excitadas resultaban realmente verosÃmiles.
Los dos en el carruaje, en un viaje entre amantes, estaban a punto de separarse en un cruce que podrÃa ser el camino.
"Allà habrá otro carruaje esperando, Damia. Allà cambiaré el carruaje e iré al norte con Kalix. Y tú......"
"Recogeré a Lesid, vestido como tú e iré directamente a la villa, ¿verdad?"
Dijo Damia con voz tranquila. Ella sabÃa exactamente el papel que tenÃa que desempeñar.
"SÃ, me gustarÃa que te expusieras lo más posible con Lesid"
Exactamente, sin embargo, es Lesid disfrazado del propio Akkard.
"Creo que serÃa bueno que se muestren tomando una taza de té en el jardÃn o estér juntos en la terraza una o dos veces al dÃa"
"SÃ, lo haré"
Aunque ya lo sabÃa, Damia escuchó en silencio su petición. Era una consideración para calmar la ansiedad de Akkard.
En medio de esto, la carreta siguió rodando, llegando a una encrucijada del destino.
"Voy a seguir mi camino"
Antes de bajar del carruaje detenido, Akkard miró hacia atrás. Y miraba de cerca el rostro de Damia como si no fuera a verla nunca más.
"...¿Sir Akkard?"
Sus inusuales ojos eran especialmente afectuosos y significativos. Sintiendo curiosidad por ello, Damia levantó la vista hacia él.
Cuando se encontró con sus ojos claros, Akkard bajó rápidamente la mirada y ocultó sus sentimientos más Ãntimos.
"Entonces ten cuidado al llegar a la villa. Si te mareas, detén el carruaje y descansa. No hace falta que llegues con prisa"
El hombre que estaba a punto de irse sólo se preocupaba por su mareo en el carruaje. Damia se quedó boquiabierta ante este hecho, de alguna manera se sintió insoportable.
Extrañamente, no pensaba volver a verlo.
"Sir Akkard"
Extendió la mano y agarró el brazo de Akkard. HacÃa mucho tiempo que no recibÃa una mano de Damia.
Akkard, que tenÃa su brazo en la mano, la miró con asombro. Damia preguntó claramente por esos hermosos ojos púrpura.
"No te hagas daño, vuelve sano y salvo, ¿vale?"
Cuando Akkard la escuchó, sus labios se abrieron con sorpresa. No dijo nada, sino que su cara y su cuello empezaron a ponerse rojos.
Poco después se puso rojo como una remolacha. Cuando vi su cara cerrando los labios con ojos temblorosos, supo que estaba rojo, pero no parecÃa saber qué hacer.
Sin embargo, Damia no soltó los brazos ni siquiera al ver la figura masculina.
"Ve"
"Damia"
Como si Akkard se sintiera avergonzado, ni siquiera pudo hacer contacto visual con ella correctamente y murmuró. Pero lo que fluyó por esos labios no fue lo que Damia pidió.
"Tu padre, me aseguraré de traerlo de vuelta sano y salvo. No te preocupes"
Akkard, que habló de repente, rió como una pálida niebla pegada al lago. Como de costumbre, su sonrisa era lo suficientemente hermosa como para cautivar los corazones de las mujeres, pero el corazón de Damia estaba extrañamente pesado.
'¿Qué es este presentimiento?'
Pero antes que pudiera decir nada más, Akkard le retiró suavemente el brazo. Y besó a Damia en el dorso de su mano, que le sostenÃa el brazo.
"Que seas siempre feliz"
Akkard, al decir esto, saltó del carruaje. Sin mirar atrás.
Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Realmente me motiva. O puedes dejar un comentario o una votación 😀😉.
0 Comentarios