Llora Hermosamente 100
Los ojos de Damia se abrieron de par en par ante el inesperado comentario. Se echó a reÃr mientras miraba a Lesid con una mirada de incertidumbre sobre qué decir.
"SÃ, asà es. Eres muy guapa, Lesid"
Lo decÃa en serio. Si Lesid hubiera nacido mujer, la genealogÃa de la belleza norteña habrÃa cambiado.
Ante eso, Lesid se encogió de hombros. QuerÃa que Damia se sonrojara, en lugar de reÃrse.
'Supongo que todavÃa no parezco un hombre'
Pero aún habÃa tiempo. Era paciente y sabÃa practicar el arte de la espera.
Desesperada de corazón, Lesid la acompañó amablemente a la casa de té más popular de la capital. Y por el camino, escudriñaba los pensamientos más Ãntimos de Damia.
"Me temo que fui un poco presuntuosa la última vez"
"¿Qué? ¿De que manera?"
"En aquella ocasión, mostrando a Sir Akkard 'ese camino' "
"Oh"
Fue entonces cuando Damia se acordó de una pequeña obra con Lesid, que habÃa olvidado. Como ella estaba siendo muy amable con Lesid, Akkard parecÃa muy sorprendido.
'Y la última vez que me preguntaste por Kael'
Cuando recordó lo sucedido aquel dÃa, pensó naturalmente en el contacto del lÃquido caliente que habÃa caÃdo sobre sus párpados. Aunque no vio a Akkard llorar directamente, no pudo evitar saberlo.
'No sé en qué demonios está pensando'
Damia dejó escapar un profundo suspiro sin darse cuenta. Y Lesid era un hombre que podÃa hacerse una idea aproximada de la mente de Damia con un solo suspiro.
Es un poco complicado, pero no está en muy buen estado.
Mientras se dirigÃa a la casa de té, Damia no sacó a relucir una palabra sobre Akkard, y Lesid se alegró de ello.
"Esto es"
Cuando se detuvo frente a la casa de té, miró hacia ella como si se preguntara cómo era Lesid. Pronto una agradable sorpresa se extendió por el rostro de Dami.
"¡Dios mÃo! ¡Es tan bonito!"
La casa de muñecas más perfecta y encantadora que cualquier joven de la aristocracia hubiera soñado. Se hizo realidad y se alzó ante ella.
La construcción, de colores menta claro y crema, desprende una sensibilidad antigua. Los pequeños parterres de flores rosas y los adornos de ramos secos que los rodeaban también eran delicados.
Cuando se acercó a la casa de té como poseÃda, se abrió la puerta de color menta decorada con encajes y lazos blancos. Y la dependienta, vestida con un traje de gala, la saludó con una amable sonrisa.
"Bienvenida"
Lo esperaba por fuera, pero el interior era más bonito.
Paredes de color rosa claro, paredes enlucidas con finos dibujos de flores blancas, grandes ventanales con cortinas de gasa, elegantes sillas arqueadas y un mantel bordado con un precioso bordado.
"¿Qué te parece? ¿Te gusta?"
preguntó Lesid con voz divertida. A diferencia de Damia, que solÃa estar tranquila, parecÃa que le resultaba interesante mirar a su alrededor.
Sólo entonces Damia se sintió un poco avergonzada de sà misma por estar tan emocionada. Tosiendo en vano rápidamente, se aclaró la cara y expresó francamente su agradecimiento.
"SÃ, todo lo que se ve es maravilloso. Muchas gracias por traerme aquÃ"
Esa fue la mejor recompensa. Lesid llamó al dependiente con ánimo de complacencia, pidió té y postre y miró a Damia.
"Entonces, ¿volvemos al trabajo?"
"SÃ, estoy lista"
Damia, con las manos bien puestas sobre las rodillas, le miró. Sólo habÃa una información que le pidió a Lesid.
Sobre la familia de Santa Calistea. La última vez que Lesid dijo. Calistea era huérfana de padre y madre, siendo comisionada al templo.
Tiene casi 50 años, aunque parece joven por su aspecto. Asà que pedir información de hace décadas no fue tarea tan fácil.
En particular, la información sobre los santos habrÃa sido más difÃcil de encontrar.
Pero Lesid pudo conseguir la información que Damia querÃa.
"Ya te lo dije, ¿no? Se quedó con un hermano de su edad"
Lesid habló vagamente, excepto por la palabra "adulto". Dado que se trata de la capital, no se sabÃa cuándo o dónde los oÃdos escucharÃan.
Cuando Damia se dio cuenta, asintió en silencio. Entonces Lesid, convencido que Damia entendÃa la situación, abrió la boca en serio.
"No está mal lo que dije el otro dÃa, pero se me escapó algo"
"¿Qué cosa?"
"Para ser precisos, no eran hermanos, eran niño y niña gemelos"
"...Cought cought cought, ¿qué?"
Casi añadÃó la frase: '¿Es un santo?' Damia se sorprendió por la inesperada noticia y se calló por un momento.
"Los gemelos parejas son raros. Es increÃble, ¿no?".
Dijo Lesid, con la barbilla levantada, parpadeando los ojos verdes. Después de asentir, Damia preguntó sobre su nueva curiosidad.
"No sé mucho sobre los gemelos. ¿Son similares en apariencia aunque sean diferentes en género?"
"Yo tampoco estoy seguro"
Lesid eligió el caballo con una mirada de profunda reflexión por un momento.
"Según mis investigaciones, su hermano gemelo...... Oh, creo que se llama Kalix"
"Kalix"
Damia repitió el primer nombre que escuchó por primera vez. Con toda la atención y la iluminación centrada en la santa, no se sabÃa nada de su hermano.
"Se dice que Kalix tiene un aspecto muy similar al de su hermana. Debido a esto, habÃa un rumor que era difÃcil distinguir entre los dos hermanos hasta que el segundo género se hizo prominente"
"Ya veo. ¿Y hay otras diferencias?"
"Es un poco diferente después de la pubertad. Un poco de diferencia de altura. Tal vez el lado de su hermano es más como un hombre en apariencia"
"...Ya veo"
Damia recordó la apariencia de la Santa que vio. Era una mujer norteña con pelo negro y ojos azules.
Era un color común, pero de alguna manera una apariencia genial. Y Damia conoció a otro hombre con una sensación similar.
'Cesare ¿Tal vez sea el Kalix?'
Damia lo pensó, pero pronto negó con la cabeza. No tenÃa la edad suficiente para hacerlo.
Si fuera Kalix, ya deberÃa tener casi cincuenta años.
'Un santo tarda en envejecer debido a su plena santidad....no para nadie más'
Y Damia lo recordaba claramente. La primera vez que vio a Cesare, hace unos años, cuando su padre se volvió a casar.
'Hola, tú eres Damia'
Cesare, que la saludó, era recién un joven que acababa de cumplir 20 años. Damia ha estado observando su rostro, que aún era joven, cómo maduraba cada año.
'Asà que Cesare, no es Kalix'
Pero, ¿por qué la santa salvó a Cesare?
No habÃa manera de averiguar la intersección entre los dos.
'Lesid dijo que habÃa sido preparada desde que era una niña, pero que nunca habÃa visto a un santo de cerca. Además, a pesar de ser un noble, no tenÃa dónde apoyarse, por lo que no era accesible para Cesare o Noella'
Era una situación en la que las pistas parecen estar atrapadas, pero no lo están.
Lesid sonrió tranquilamente al ver la cara contemplativa de Damia. Luego, le entregó algunos datos adicionales.
"Bueno, estos son registros de investigación sobre gemelos. Hay algunas cosas impresionantes, asà que los he traÃdo por si sirven de ayuda"
"Oh, gracias"
Damia, que lo tomó inesperadamente, miró los datos. La mayor parte era sencilla, pero habÃa un estudio bastante interesante sobre los gemelos.
Damia, que lo puso por separado, hizo una pregunta casualmente.
"Sir Lesid, ¿sabe por casualidad que Kalix podÃa utilizar el poder espiritual?"
"Según los registros, también era sacerdote. Asà que sabÃa cómo usarlo"
"Ya veo"
"Pero a diferencia de su hermana, Kalix no era más que un sacerdote laico. Asà que el poder espiritual no habrÃa sido tan grande. En el mejor de los casos, habrÃa sido para sanar o curar"
Lesid también era consciente porque fue un sacerdote. Si la santidad de Kalix era hasta ese punto, no era suficiente para controlar el envejecimiento como un santo.
'Pero, ¿por qué no es bien conocida la información sobre Kalix?'
Eso era muy cuestionable para Damia.
Como el Gran Salón era muy influyente, la reputación de la santa Calistea también estaba muy extendida. Damia, desde el norte, lo sabÃa mejor.
Sin embargo, era la primera vez que una santa nacÃa con un gemelo, tenÃa un hermano. Esto era tan poco natural que Damia podÃa adivinarlo fácilmente.
'En cambio, están eludiendo la información sobre Kalix. ¿Pero por qué? ¿Qué clase de hombre es Kalix? ¿O su existencia verdaderamente es el un santo?'
No conseguÃa averiguar el motivo.
Damia se frotó la sien ardiente y finalmente preguntó.
"¿Y qué está haciendo ese Kalix ahora mismo, dónde está?"
"No lo sé"
"¿Cómo es eso?"
"Ha estado desaparecido. Hace unos años"
Lesid escupió tremenda noticia con cara de disculpa.
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