LESVAC 98

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La Emperatriz se volvió a casar 98

Ansiedad de Rashta



Heinley me miró boquiabierto. Parecía no poder entender lo que estaba escuchando.

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 194

Tomé un respiro para fingir estar lo más calmada posible. Me resultaría difícil volvérselo a decir.

"Ya... Ya veo."

Finalmente, murmuró mientras se cubría la cara con las manos entreabiertas.

"Me viste... ah, así que por eso estabas evitando mis ojos..."

"¿Estás sorprendido?"

"Siendo tan honesta... espera un momento."

Se dio la vuelta y se abanicó con sus manos rápidamente.

No solo la parte de atrás de su cuello estaba roja, sino también sus orejas. Heinley se giró nuevamente después de un tiempo, pero lo que hizo pareció no tener ningún efecto.

Heinley siguió abanicándose y preguntó.

"Por cierto, ¿dónde me viste?"

"Te vi en la fuente del palacio abandonado."

"Oh. La fuente. Entonces yo..."

"Estabas empapado en agua."

Heinley volvió a cubrirse la cara con las manos.

Por otro lado, después de decir la verdad, mi vergüenza, que antes me desconcertaba, se redujo a la mitad.

El poder de la verdad era grande.

Todavía estaba avergonzada, pero podía hablar con él cara a cara. Sin embargo, ahora Heinley no era capaz de verme a la cara.

Por un momento la habitación se quedó en silencio. No era incómodo, pero extrañamente no podía abrir la boca. Quería hablar con él ahora mismo, pero a la vez no quería decir nada.

Es solo que... ¿no sería mejor tomarnos de la mano en silencio en un momento como éste?

Tan pronto como lo pensé, Heinley extendió su mano y me tocó las puntas de los dedos, como si estuviera pensando en si tomar mi mano o no. 

Miré hacia otro lado, y agarré la punta de sus dedos. Entonces su cuerpo tembló débilmente.

Lo miré de reojo y vi que Heinley me sonreía. Tan pronto como nuestros ojos se encontraron, me tomó de la mano por completo y me preguntó con una sonrisa.

"¿Comiste?"

"Todavía no..."

"¿Quieres comer conmigo?"

Asintiendo, nos dirigimos al escritorio y nos sentamos, luego presionó la campana que estaba a un lado.

Inmediatamente se abrió la puerta y entró un sirviente. Cuando nos vio agarrados de la mano, tembló ligeramente. 

Giré la cabeza hacia la ventana, sintiéndome aún más incómoda.

***

Estábamos en medio de la comida.

Fue incómodo al principio, pero a medida que comíamos y hablábamos, la sensación fue desapareciendo gradualmente. Al sentirse más cómodo, Heinley preguntó con cuidado.

"Reina. Por cierto, ¿sigo apareciendo desnudo en tu mente?"

Tan pronto como escuché eso, el extremo del repollo de la ensalada se atascó en mi garganta.

Cuando comencé a toser, rápidamente me ofreció un vaso de agua.

"Supongo que estás realmente sorprendida por haberme visto así."

Después de tomar un trago, dije categóricamente.

"Ya no."

Por supuesto que era una mentira, pero no lo demostré en absoluto.

Desafortunadamente, Heinley era muy agudo.

"No, es imposible cambiar de opinión en tan poco tiempo."

"Estás equivocado."

Volvía a mentir, pero él me preguntó de nuevo, naturalmente no considerando mis palabras.

"Reina, ¿sigo apareciendo desnudo en tu mente?"

"Dije que no."

"Reina."

"¿?"

"Después de nuestra boda ya no tendrás que imaginártelo."

Tomé otro trago de agua para calmarme, pero fue peor, al recordar lo que acababa de decir, comencé a toser hasta el punto de que se me salieron las lágrimas.

Cuando lo miré con asombro, Heinley miró tímidamente hacia abajo y me ofreció su pañuelo. Pero al instante, se estremeció y lo guardó. Sin embargo, ya lo había reconocido, era el pañuelo que una vez até alrededor del cuello de Reina.

"¿Eso no es mío?"

Cuando se lo pregunté con convicción, Heinley se excusó a regañadientes mostrándome el pañuelo.

"No me pidió que lo devolviera, así que..."

"Se lo di al pájaro."

"Yo soy el pájaro. Así que Reina me lo dio."

Estaba a punto de discutir con él, pero de repente, el cuello de Heinley me llamó la atención.

Heinley está desnudo cuando se convierte en Reina. ¿Eso significa que estaba desnudo y tenía un pañuelo alrededor del cuello?

... no pienses en ello.

Una imagen muy embarazosa apareció en mi mente, así que dejé que se quedara con el pañuelo en lugar de tomarlo.

"¿Reina?"

"No pensé en nada."

Heinley, que estaba doblando el pañuelo, se mordió el labio con fuerza.

"Reina, si quieres ver algo, puedes decírmelo."

"¡!"

"Puedo hacer realidad la imaginación de Reina."

"¡!"

***

Sovieshu dobló y desdobló repetidamente el periódico durante toda la noche.

Leyó la entrevista de Navier de principio a fin una y otra vez, ya no tenía ni idea de cuantas veces lo había hecho.

Incluso después de memorizar la entrevista palabra por palabra, Sovieshu no podía apartar los ojos del periódico.

Le dolía el corazón, era tan fuerte que no podía dormir.

¿Escuchó cuando le prometí a Rashta que me divorciaría?

¿Navier lo escuchó con sus propios oídos?

Ni siquiera podía hacerse una idea de cuánto eso la afectó, debido a la personalidad orgullosa que ella tenía. 

Apenas podía respirar, como si se estuviera ahogando. A medida que su corazón se apretaba, sentía que su cabeza estaba a punto de explotar.

Sovieshu golpeó su corazón varias veces con su puño. Por alguna razón, el solo hecho de pensarlo era doloroso.

Se quedó despierto toda la noche haciendo eso, y cuando amaneció sintió que el resto de sus huesos hormigueaban por los golpes en esa zona.

Mientras lo ayudaban a cambiarse de ropa, sus sirvientes notaron sus moretones púrpuras. Después de instruir a sus alarmados sirvientes que no hicieran ningún alboroto por la sorpresa. Sovieshu ordenó llamar al Marqués Karl, se sentó en la cama y cerró los ojos.

A medida que pasaba el tiempo, comenzó a pensar que debía haber algún... malentendido.

Le conté a Rashta sobre el divorcio y estoy seguro que también le dije sobre el plazo de un año. Sin embargo, no dije quién sería la emperatriz después de ese tiempo.

Tal vez por eso Navier lo malinterpretó. Quizá pensó que traería a otra emperatriz después del plazo de un año.

No, no creo que haya escuchado esa parte en absoluto.

Sí. Eso debe ser. Entonces tengo que decirle la verdad.

Navier, que ya se había vuelto a casar, no podría regresar pronto, pero él sentía que al menos el malentendido tenía que ser aclarado.

Según los rumores Heinley es un playboy, un hombre así terminará lastimándola. Navier unió sus manos con él en un momento de shock, pero está claro que al final resultará herida.

Tengo que hacerle saber que no quería dejarla. Solo entonces, cuando sea herida, volverá conmigo.

Sovieshu se levantó de la cama y fue a su escritorio. Sacó un trozo de papel y rápidamente escribió una carta.

Para él lo más importante era aclarar el malentendido. Aunque no sabía que hacer después, estaba seguro de que las cosas funcionarían de alguna manera una vez que todo se aclarara. Consideraba que lo único que se interponía entre él y Navier era esto.

Después de escribir la carta y sellarla con cera, llegó el Marqués Karl.

"Su Majestad, ¿me ha llamado?"

Sovieshu le entregó la carta sellada al Marqués. La carta no tenía el nombre del remitente ni el del destinatario.

El Marqués Karl la aceptó desconcertado.

"Esto..."

"Es para Navier."

"¿Para la Reina—?"

Al escucharlo decir Reina, el rabillo de los ojos de Sovieshu se levantó, y el Marqués se calló rápidamente.

Sovieshu continuó.

"Debes hacérsela llegar en secreto directamente a Navier, ya que Heinley puede impedir que la reciba."

Había una persona que estaba inquieta por las acciones de Sovieshu.

'Rashta se va a casar...'

Era el Vizconde Roteschu.

Roteschu frunció el ceño y se quedó mirando la revista de chismes, debido a la noticia que apareció hoy en la misma. 

La noticia de que Rashta se va a casar con el Emperador Sovieshu.

Según la revista de chismes, muchos comerciantes entran y salen del Palacio Imperial para preparar la boda. Preciosas joyas, alfombras, seda y artículos raros entraban al palacio por medio de carruajes, y famosos floristas de repente comenzaron a estar muy ocupados.

Si bien la revista admitió que la noticia no fue reconocida oficialmente por la familia imperial, insistió en que sin duda habría una ceremonia de boda, alegando que no había otro motivo para que estos comerciantes estuvieran entrando y saliendo.

Los expertos— aunque nadie sabe de dónde salieron, estos llamados 'expertos' en la revista también predijeron que pronto habría una boda, con una probabilidad cercana al 100%.

Aunque nadie abogó por el matrimonio, no con Rashta, sino con alguna hija de otro gran noble. No había damas solteras de la edad de Sovieshu en ninguna de las prestigiosas familias comparables con la Familia de Navier.

Si bien había muchas jóvenes damas en familias inferiores, si se tratara de un matrimonio político, entonces no tenía sentido que se hubiera divorciado de Navier para traer a una dama de una familia inferior.

Por lo tanto, la mayoría de las opiniones coincidían en que no sería un matrimonio político, sino un matrimonio por amor, y que la pareja sería Rashta.

'Oh, realmente se convertirá en la emperatriz.'

El Vizconde Roteschu, que sabía que Rashta era una esclava, sacudió la cabeza.

Estaba sorprendido, pero se sentía muy extraño.

Ciertamente el mundo es algo increíble. Él no podía creer que su esclava se fuera a convertir en la emperatriz.

Por otro lado, Alan, el hijo del Vizconde, estaba completamente desanimado por la noticia del matrimonio de Rashta, y su hija, Rivetti, estaba enojada pero asustada.

"Tan pronto como se convierta en la emperatriz, se vengará de nosotros, padre!"

"¿por qué dices eso?"

"Porque conocemos sus secretos."

"Huh, hay que tener más cuidado."

"¿Y si contrata a un asesino o algo así para matarnos?"

El Vizconde Roteschu se rió, pero estaba igual de preocupado.

Estaba criando en secreto al primer bebé de Rashta, así que estaba preparado para cualquier situación que se presentara.

Pero la sensación de inquietud no desapareció.

¿Y si Rashta decide matarnos a todos, incluso a su propio bebé?

Fue entonces cuando... alguien llamó a la puerta.

El visitante era un empleado del palacio a quien el Vizconde Roteschu sobornaba regularmente.

Después de comenzar a chantajear a Rashta, el Vizconde Roteschu sobornaba regularmente al personal del palacio.

El empleado que visitó al Vizconde Roteschu era una de esas personas.

"¿Qué pasa? ¿Sucedió algo?"

Preguntó Roteschu, pidiéndole que hablara rápido.

En esta situación, cualquier información, por pequeña que sea, sería importante.

Pero la información que el empleado le dio era más valiosa de lo que esperaba.

"Su Majestad envió a alguien al Reino Occidental en secreto."

"¿Al Reino Occidental?"

"Sí. En secreto, sin ningún registro oficial."

"En secreto al Reino Occidental..."

Después de que el empleado recibió el pago extra y se fue.

Roteschu se rió a carcajadas, ya que una buena idea le vino a la mente tan pronto como escuchó las palabras del empleado.

Se arregló rápidamente y se fue directo a donde Rashta.

...

Rashta lo saludó fríamente.

"¿Qué quieres?"

Era la primera vez que se encontraban desde que el Vizconde Roteschu vio a Rashta con sus padres falsos.

El Vizconde Roteschu se rió, sentándose en el sofá frente a Rashta.

"¿Sabes qué noticias he traído para ti?"

"Estás tratando de chantajearme de nuevo."

Rashta habló fríamente y se sentó frente a él.

Después de beber el agua del Palacio Imperial, su postura al sentarse había cambiado considerablemente.

El Vizconde Roteschu dijo con una sonrisa.

"Escuché que el Emperador le envió una carta a la Emperatriz Navier."

"¿Emperatriz? Será a la emperatriz depuesta."

"Bueno, a la emperatriz depuesta."

"..."

Rashta levantó una ceja.

Cuando lo pensó, lo importante no era si llamarla emperatriz depuesta o emperatriz.

¿Una carta?

¿De qué se trata la carta?"

"No lo sé."

"¿No robaste la carta, o algo así?"

"El mensajero de Su Majestad no debe ser alguien ordinario. No tenía el dinero para contratar mercenarios y robar la carta."

Te he dado un montón de dinero.

Rashta se tragó las palabras que estaban por salir de su garganta, porque sabía lo que Roteschu quería decir. No estaba aquí solo para transmitir información.

Ahora está...

"¿Qué quieres decir? ¿Crees que eres una buena fuente de información? Ese tipo de cosas también pueden ser averiguadas por Rashta."

"Pero no lo sabías."

El Vizconde Roteschu sonrió, entrecerrando los ojos, y se inclinó hacia adelante, con los brazos apoyados sobre sus piernas.

"Te lo dije, te dije que necesitas mi ayuda."

"¡!"

"Ambos conocemos nuestros secretos. ¿Pero qué hay de tus padres falsos? Conocen solo tu lado bueno. ¿Te gustaría que se enteraran de otras cosas sobre ti?"

Rashta no fue capaz de responder. Marsha y Gillimt eran buenas personas, pero en primer lugar, todo era como un castillo de arena.

No importa lo bien que la trataran, Rashta no era su verdadera hija. Ni siquiera sabían que su falsa hija era realmente una esclava.

"Rashta, Rashta. Las personas como nosotros tienen que tomarse de la mano para poder permanecer de pie."

El Vizconde Roteschu susurró con miel en su lengua.

Rashta apoyó su espalda contra el respaldo del sofá y movió sus labios nerviosamente.

Anoche, Sovieshu, le cantó una dulce canción de cuna en su vientre, y hoy le pidió a alguien que le entregara una carta en secreto a Navier.

Si fuera algo malo sobre la emperatriz depuesta, habría mandado la carta oficialmente. Sin embargo, al saber que él escribió y envió una carta en secreto, ella estaba segura que se trataba de una carta de disculpa.

Esta mañana, Rashta recibió un periódico del Reino Occidental, el cual publicó una entrevista con la Emperatriz Navier.

Tal vez Sovieshu se estaba disculpando por ello.

Rashta movió sus dedos nerviosamente y dijo con frustración,

"Ya nos hemos tomado de la mano antes, ¿no es así?"

"Por supuesto... eso es verdad."

Las esquinas de los ojos del Vizconde Roteschu se curvaron en satisfacción.

"De todas formas, si es por ella, puedes estar tranquila, Rashta. La Emperatriz que se volvió a casar, no volverá."

"A Rashta no le importa la emperatriz depuesta."

"Sí, sí."

"De verdad."

"Bueno. Por otro lado, tampoco tienes que preocuparte de que Su Majestad esté mirando a otras mujeres. Yo me encargaré de todo."

Ante las palabras del Vizconde Roteschu, Rashta cerró los labios y asintió.

"Está bien."

"Ah, vi la revista de chismes, ¿Crees que podrás casarte?"

"Cuida tu boca."

"Por supuesto que lo haré, mi Emperatriz."

Entonces el frívolo y sonriente Vizconde Roteschu extendió sus manos vacías.

Estaba pidiendo dinero otra vez.

Rashta estaba enojado, pero reprimió su ira y le dio las joyas a Roteschu. El Vizconde sonrió y se puso de pie, guardándose las joyas en los bolsillos.

"Entonces, nos veremos en otro momento."

Se dirigió a la puerta para irse, luego de haber conseguido lo que quería.

"Espera."

Rashta lo llamó.

Cuando se detuvo para ver qué estaba pasando, Rashta se acercó a Roteschu y le pidió un favor.

"Necesito que me ayudes a encontrar a una persona."

"¿Una persona? ¿De quién estás hablando?"

"Ella es un poco más joven que yo."

"¿Tiene más o menos la misma edad que Rivetti?"

"No lo sé. Necesito que la encuentres de todas formas. Es la segunda hija de mis padres."

El Vizconde Roteschu miró a Rashta como si le estuviera preguntando si lo decía en serio.

Rashta se disgustó aún más por la mirada de Roteschu, ya estaba enfadada con la idea de encontrar a su hermana falsa.

"Por ahora solo encuentrala."

Rashta se lo pidió repetidamente, y finalmente Roteschu se encogió de hombros.

"Bueno, eso haré. ¿Cómo se llaman exactamente tus padres falsos?"

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