La Emperatriz se volvió a casar 60
Quiero ser como tú
"Oh, ¿eso está sucediendo?"
Heinley no intentó aclarar el malentendido. Los ojos de McKenna se agrandaron tanto como unos discos. ¿Qué le pasaba a Heinley? McKenna no podía comprender qué estaba pensando.
El Gran Duque Lilteang simplemente sonrió, permaneció sin ser corregido e ignorante incluso después de haberse marchado.
"Aunque no digas la verdad sobre quién te gusta, ¿por qué al menos no aclaraste el malentendido?"
McKenna confrontó a Heinley cuando estuvieron a solas. El desconcierto del caballero estaba en su punto más alto, pero Heinley simplemente sonreía mientras desabrochaba los botones de su chaqueta.
"¿A quién beneficiaría eso?"
"En primer lugar... a mí. Ya que así no estaría tan confundido."
"¿A quién más?"
"Bueno, para un futuro lejano, estaría bien para el Gran Duque Lilteang. Habría dicho menos tonterías desagradables delante de usted."
Heinley terminó de desabrochar todos los botones de su chaqueta y la arrojó a un lado. Mientras tanto, McKenna tomó su ropa y la dobló cuidadosamente mientras esperaba la respuesta de Heinley. Heinley era un rey mientras McKenna nació fuera del matrimonio, pero aún tenía sangre real. Sin embargo, estaban acostumbrados a hacer esto por sí mismos, ya que viajaban a menudo fuera de la corte.
"He pensado en tu consejo."
"¿Y?"
"¿Por qué no me libré del malentendido? Es porque seguí tu consejo."
"... ¿Cuándo he dicho tal cosa?"
"Nadie daría la bienvenida a una reina que les trajo la guerra."
"S... Sí. Yo dije eso."
McKenna miró a Heinley confundido. ¿Qué tenía que ver eso con no aclarar el malentendido con el Gran Duque Lilteang? Heinley sonrió, sentado en la cama con solo los pantalones puestos.
"Vamos a ir a la guerra, ¿cierto?"
"Si."
"No es una guerra que decidí por Reina. Al menos, no fue el detonante."
"Eso nunca es el detonante."
Por el contrario, era exactamente lo opuesto. Cuando McKenna estaba en el Imperio Oriental, pensó que Heinley podría abandonar la idea de la guerra por la Emperatriz Navier. A pesar de que Heinley estudiaba constantemente libros de leyes y mapas, había enviado cartas secretas a la emperatriz durante meses. Sin embargo, McKenna terminó equivocándose.
"Pero si hay una historia sobre cómo amo a Reina, la gente siempre la asociará con la guerra. La rechazarán como la causa de la misma."
"Bueno, supongo que sí."
"No quiero enredar a Reina de esa manera. Tenías razón. Le dejaré eso a otra persona."
Los ojos de McKenna temblaron.
"Tienes razón, pero... ¿ha habido un cambio en ti?"
"Eres inteligente, McKenna."
"Eres demasiado fácil de interpretar, Su Majestad."
"¿McKenna?"
"…Si."
"Le pondré un escudo para que esté protegida de las lenguas difamatorias."
McKenna quedó momentáneamente atónito. Entendió lo que Heinley quería decir, pero no pudo evitar preocuparse. Heinley se había estado preparando para la guerra contra el Imperio Oriental durante mucho tiempo. En el proceso, conoció a la Emperatriz Navier y se enamoró de ella. Apasionadamente. Con gran intensidad.
McKenna no sabía lo que Heinley estaba planeando a continuación, pero no creía que fuera a forzar a la Emperatriz a estar a su lado. ¿Podría esa orgullosa mujer ser capaz de aceptar que su oponente era también su amigo?
"McKenna. Después de aplastar al Imperio Oriental, voy a llenar por completo las bocas de las personas que insultaron a Reina con piedras."
"Piedras ..."
"Después de hacer eso, coseré sus bocas y haré que se postren ante ella."
Heinley esbozó una sonrisa perversa y McKenna chasqueó la lengua.
"Muy bien, Su Majestad. Sin embargo... ¿no debería preocuparse primero de si la Reina Navier aceptará al rey del país que la atacó?"
"¿Debería?"
"Sí. El amor y la amistad se destruirán primero..."
"..."
"Ni siquiera pudiste ganar su corazón como príncipe de un país. ¿Cómo vas a ganar su corazón como el rey enemigo?"
"Los pájaros bailan cuando se cortejan, McKenna. Somos pájaros."
"Un baile de cortejo..."
"¿No crees que funcionará?"
Heinley fue tan serio que McKenna no sabía si estaba bromeando o hablando en serio. McKenna desvió la mirada y mintió.
"Funcionará. Si bailas bien."
***
La primavera estaba empezando lentamente a despertar el paisaje. Los días no eran tan fríos, aunque el viento todavía podía afectar a la punta de la nariz.
Estaba leyendo un libro junto a una ventana abierta. Casi había terminado de leer todos los libros que el Gran Duque Kapmen me había dado, y este era uno de los tres restantes. Aún así, era una lástima que no haya sido posible hacer ningún acuerdo comercial con Luipt. Si las cosas hubieran funcionado bien, ser el centro de comercio entre dos continentes podría haber traído grandes beneficios...
'La delegación pronto regresará de la coronación.'
Quería escuchar directamente de la boca del Gran Duque Lilteang que Heinley ascendió al trono con seguridad.
Miré las hojas verdes que comenzaban a emerger de las ramas de afuera, extendí la mano y agarré la manija de la ventana. La primavera trajo una nueva calidez, pero todavía hacía demasiado frío para dejar las ventanas abiertas durante mucho tiempo.
Sin embargo, antes de cerrar completamente la ventana, vi un pájaro azul volando hacia mí. El pájaro hizo un círculo alrededor de la ventana, luego se abalanzó y aterrizó en el alféizar.
"¡Amigo de Reina!"
Era el otro pájaro que el Príncipe Heinley crió. Grité de alegría ante su aparición, y el pájaro saltó hacia mí. Después de cerrar la ventana y traerle un cuenco de agua, noté un anillo en un collar colgado alrededor de su cuello.
'¿Por qué tiene eso ahí?'
Me pareció extraño, pero no toqué el anillo y simplemente abrí la carta que estaba en la pata del pájaro. La respuesta a mi pregunta estaba escrita dentro.
– El anillo es un regalo para ti, reina.
– Ojalá fueras mi reina.
– Elevaste mis estándares demasiado alto.
– Lamento que no hayas podido venir. Heinley está triste.
El mensaje fue corto y un poco infantil, pero aún así era lindo. Ahora siendo el rey de un país, Heinley debería ser más respetado, pero no pude evitar reírme. Y lo último que escribió— ¿fue en tercera persona como Rashta?
Me agarré el estómago de la risa, mientras el pájaro azul me miraba con una expresión indiferente.
"Tu dueño es verdaderamente un hombre divertido."
El pájaro azul levantó sus gruesas cejas y puso una expresión gruñona. Luego se inclinó, así que fácilmente quité el collar de su cuello. Después de sacar el anillo, le coloqué nuevamente el collar al pájaro y estudié el anillo cuidadosamente.
Tenía grabado el escudo de armas del Reino Occidental. Era demasiado pequeño para mi segundo dedo, pero encajó perfectamente cuando lo puse en mi cuarto dedo. Me quité el anillo nuevamente, lo puse en un joyero, y luego me senté en mi escritorio con algo de papel.
Me sentí más feliz de lo que había estado por mucho tiempo. Mis sentimientos estuvieron reprimidos. Quería que el Príncipe Heinley— no, Heinley, sintiera la misma felicidad que él me dio. Estaba segura de que había estado ocupado con la muerte de su hermano, su coronación y sus muchos nuevos deberes, pero quería que se olvidara momentáneamente de sus problemas y hacerlo reír.
"..."
Pero no era buena en eso. Por mucho que me estrujara el cerebro, no se me ocurrían las palabras adecuadas para hacerlo reír aunque fuera un poco.
Al final, solo le di mi sincero consejo.
– Hay muchas mujeres sabias y sensatas. Encontrarás una buena reina.
Sin embargo, después de releerlo, parecía una respuesta demasiado formal. Era como una carta de una emperatriz del país vecino, no de una amiga— una carta que simplemente podría ser enviada a través de la delegación.
"Esto no servirá, ¿verdad?"
Miré hacia el pájaro azul, y él dejó de husmear en mi taza de café e hizo un chirrido.
Hice una pausa y luego intenté escribir algo más personal.
– Estoy organizando el baile de debutantes.
Bueno. Esto hará que se sienta como una conversación más amena.
"¿Te gusta eso? ¿Suena más amigable?"
Levanté la carta para mostrársela al pájaro, él saltó y la escaneó.
"Suena como un intercambio entre amigos, ¿verdad?"
El pájaro azul cerró el pico, y luego asintió lentamente.
"Rashta no sabe qué elegir."
Rashta refunfuñó mientras dejaba un cuaderno de bocetos con diseños.
"Estas prendas también son bonitas. ¿Por qué todos son tan talentosos?"
Era casi el día del baile de debutantes, y aún no había elegido el vestido de Rivetti. El Vizconde Roteschu exigió que estuviera listo en dos días, pero Rashta tenía dificultades para elegir.
"El vestido no puede ser bonito, pero Rashta tampoco puede parecer descuidada..."
Ella hojeó otro cuaderno de bocetos. Sin embargo, los diseñadores que vinieron a Rashta eran todos famosos por su trabajo, y el baile debutante era conocido por su belleza y esplendor. Era difícil encontrar algo que no fuera hermoso.
"¿O debería elegir algo seguro que cualquiera pueda usar?"
Sería un espectáculo ver a personas con vestidos similares en un mismo grupo.
'¿Vestidos similares?'
A Rashta le vino a la mente una idea repentina. Recordó la conmoción causada cuando ella y la Emperatriz llevaron el mismo vestido, y un plan comenzó a formarse en su cabeza.
'¿Qué pasaría si vistiera a Rivetti con la misma ropa que yo?'
Entonces, la gente hablará. Se habían contenido de hacerlo la última vez debido al alto estatus de la Emperatriz, pero Rivetti era vulnerable. Rashta era la estrella de la sociedad, mientras que Rivetti era solo de una pequeña finca. Si sus vestidos fueran iguales, Rivetti sería acusada de copiarla. Ni ella ni el Vizconde Roteschu podrían decir que habían chantajeado a Rashta para que les diera un vestido.
Las comisuras de la boca de Rashta se alzaron y llamó a la sirvienta.
"¿Tienes el vestido que elegí?"
"Sí, Señorita Rashta."
"Manda a hacer otro igual, pero de menor tamaño. Aquí están las medidas."
Rashta le entregó un papel con las medidas del cuerpo de Rivetti, que le dio el Vizconde Roteschu. La sirvienta no sabía que Rashta estaba siendo chantajeada, y se sorprendió al saber que Rashta estaba eligiendo el vestido de debutante de alguien más.
"¿Vas a darle a otra persona el mismo vestido?"
"Sí. Ella no sabe qué elegir por sí misma."
"Pero... ¿no sería llamativo si los vestidos fueran iguales?"
"Sin importar cómo lo veas, el vestido que Rashta ha elegido es el más bonito. No quiero darle algo peor."
"Señorita Rashta... ¿cómo es usted tan amable?"
La sirvienta dio un sincero suspiro.
Una leve sonrisa apareció en los labios de Rashta, tal como lo hacía la Emperatriz.
***
Era el día del baile de debutantes.
El baile en sí no era tan espléndido como el de Año Nuevo, pero el ambiente estaba animado por las muchas caras nuevas que entraban formalmente en la sociedad. Mirar todos los lujosos y coloridos atuendos se había convertido en una fuente de entretenimiento en sí misma.
"De ahora en adelante voy a usar este tipo de vestido en todos los bailes."
"De seguro la cantidad de encajes y joyas disminuirá después de un año o dos."
Incluso mis damas de compañía se reían entre ellas y señalaban a varios invitados. El ambiente era más relajado de lo habitual, ya que el Emperador Sovieshu se encontraba demasiado ocupado para asistir.
"Ahí está Lady Rivetti."
Debido a su familiaridad actual, Laura señaló felizmente a Rivetti. La joven se mezcló con los demás debutantes, tanto jóvenes chicos como chicas. Era tan linda como un pollito, con su cabello corto rizado y su vestido amarillo. La saludé casualmente, sus ojos se abrieron de par en par y se ruborizó.
"Le agradas mucho, Su Majestad."
La Condesa Eliza habló con una cálida sonrisa. Asentí a pesar de la culpa por haber investigado los antecedentes de una joven que me admiraba.
La música comenzó, los jóvenes empezaron a bailar en parejas. Observé la sala mientras la canción fluía sin parar. La mayoría de los asistentes al baile eran los debutantes, sus familiares y conocidos, y otros en los círculos sociales que querían ver las nuevas caras frescas. El Duque Elgy, un reconocido socialité y mujeriego, no asistió. Las debutantes quizá eran demasiado jóvenes para él.
Sin embargo, lo que fue sorprendente es que Rashta tampoco estaba por ninguna parte.
'¿No vino por Rivetti?'
Me pregunté mientras tomaba un pequeño bocado de pastel que me trajo un sirviente, y saboreaba la dulce crema batida con maní en mi lengua.
Mientras terminaba mi postre, escuché el murmullo de conversaciones en la habitación. Levanté la vista y vi la llegada tardía de Rashta. El vestido que llevaba puesto...
Mis ojos se dirigieron a Rivetti. Llevaba el mismo vestido que Rashta. Rivetti bailaba felizmente con otro joven, sin tener idea de lo que estaba pasando.
"¡Eso de nuevo—!"
Laura rechinó los dientes.
"¡Esa mujer está haciendo que Rivetti quede como una copiona esta vez!"
Solo cuando la música terminó, Rivetti vio el vestido que llevaba Rashta. Los ojos de Rivetti se abrieron de par en par. Su cara se puso roja de vergüenza cuando escuchó a los debutantes chismorrear entre ellos. Me sentí fatal por ella. A pesar de la mirada de sorpresa de Rashta, sabía que tenía que ser intencional.
Rivetti parecía lista para estallar en lágrimas mientras los nobles continuaban mirándola y murmurando. Incapaz de seguir viendo esto, me levanté y me acerqué a ella, los presentes se hicieron a un lado con la sorpresa en sus rostros. Me quité la capa para ponerla sobre los hombros de Rivetti, y ella me observó con sus grandes ojos.
"Parece que este tipo de vestido está de moda. ¿Quizá esto ayude a que se vea un poco diferente?"
Le sonreí, y sus ojos se agrandaron aún más. Rivetti exhaló aliviada, le di unas palmaditas en el hombro y la llevé a la mesa donde yo estaba sentada.
Volví a mirar a Rashta. ¿En qué estaba pensando al usar un vestido igual otra vez? Me pregunté qué pasaba por la cabeza de esa mujer.
Sorprendentemente, Rashta no estaba mirando a Rivetti. En cambio me miraba a mí, y estaba ocupada anotando algo en una pequeña libreta.
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