LESVAC 53

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La Emperatriz se volvió a casar 53

Si tengo razón, discúlpate



¿Koshar no iba a ser torturado? ¿A pesar de su intento de hacerle daño al hijo del Emperador?

Marqués Karl estaba más que confundido por las intenciones de Sovieshu. Era obvio para cualquiera que Sovieshu apreciaba a Rashta. Había ocultado la información que el Vizconde Langdel reunió sobre ella y la Duquesa Tuania, e inmediatamente creyó que Rashta había sido empujada por Koshar sin evidencia al respecto. Por más cegado que Sovieshu pareciera estar por amor, a Marqués Karl le parecía notar una sombra de duda en él.

Sovieshu miró por la ventana. Desde ahí, uno podía ver el pasillo cubierto que llevaba al palacio del oeste, aunque solo se veía a los transeúntes si salían de debajo del techo...

"Su Majestad, si está preocupado, puede decirle a la Emperatriz que pase primero. Mi cuestión no es urgente, así que puedo regresar más tarde."

"Estoy seguro de que ya se fue."

"¿La vio?"

"No. Pero es la emperatriz."

"¿?"

"Nunca haría nada que dañe su orgullo."

"Entonces, ¿por qué no va usted al palacio del oeste, Su Majestad?"

"Estoy demasiado enojado como para hacer eso."

"Pero, Su Majestad, ¿es cierto que Marqués Farang consiguió las drogas abortivas, verdad?"

"Mi investigador es competente."

En vez de darle una respuesta definitiva, Sovieshu se puso de pie.

"Estoy cansado. ¿Le gustaría caminar un rato?"

Sovieshu se levantó y se acercó a la puerta. Desde aquí era más difícil saber si la Emperatriz ya se había ido. El Marqués pensó que sería mejor para Sovieshu ir al palacio del oeste, pero no debatió ese punto y se puso de pie también.

Pasaron por el salón y salieron, tan pronto como Sovieshu puso un pie en el pasillo, se puso rígido. La Emperatriz seguía ahí. Incluso Marqués Karl se sobresaltó y rápidamente hizo una reverencia.

"Pensé que ya te habías ido."

Sovieshu murmuró en voz baja, frunciendo el ceño.
















***















Al principio, pensé en regresar.

Lo habría hecho si fuera la de siempre, pero esta vez me rehusé a rendirme frente a él. Así que me quedé en mi lugar y esperé que Sovieshu saliera.

'En cualquier momento saldrá.'

Afortunadamente no tuve que esperar mucho. Abrió la puerta y noté que su postura estaba encorvada, quizá debido a su preocupación por Rashta. No obstante, su expresión se tornó en disgusto tan pronto como me vio.

"Pensé que te habías ido. ¿Qué haces aquí? ¿Quieres recibir un castigo o algo por el estilo?"

Sonreí tan fríamente como pude, pero respondí casualmente.

"Pensé que querías esto."

"¡!"

"Así que me presenté."

Él no reveló ningún daño en su orgullo, ni hizo mención del hecho de que me había ignorado, pero sus ojos temblaron. Su voz burlona se tornó en un frío desprecio.

"La Emperatriz siempre me sorprende, tanto en relación al caso de Rashta como ahora."

"Y tú eres un cliché en relación a Rashta."

Sovieshu se inclinó hacia mí y bajó la voz para no ser escuchado por los demás.

"No creo que la Emperatriz esté en posición de hacerme esto. ¿Qué te parece si ocasionalmente reprimes ese orgullo tuyo?"



"¿Por qué debería hacerlo?"

"Estoy encubriendo el crimen de tu hermano por ti."

"¿Crees que fue mi hermano el que envenenó a la Señorita Rashta?"

"¿Tú no lo crees?"

Honestamente, no podría decir con seguridad, 'Mi hermano no es así.'

Si bien la descendencia de una concubina no tenía derecho a la sucesión, era imposible impedir que heredaran su parte de la riqueza. En particular, cuando la relación entre el esposo y la esposa se tornaba amarga, uno de ellos le daría prácticamente toda su riqueza y propiedad a su hijo favorito.

Sin embargo, si el hijo de una concubina era asesinado rotundamente, el autor era castigado según la ley. Incluso un intento encubierto de asesinato probablemente dejaría rastros o rumores, así que los aristócratas y la realeza atacaban secretamente a las concubinas del otro usando drogas abortivas. Sin embargo, no podía estar de acuerdo con la afirmación de Sovieshu.

"No."

Hablé francamente, y Sovieshu resopló. Mientras seguía hablando en voz baja en mi oído, podía sentir hebras de mi cabello agitándose bajo su aliento.

"El brazo se doblará más fácilmente hacia dentro que hacia fuera. No creo que el juicio de la Emperatriz se haya nublado todavía."

<< Nota: Significa que una persona se inclinará más en ayudar a las personas vinculadas a ella por encima del resto. >>

"Me ignoraste y no me dejaste entrar en tu habitación."

"Estaba conteniendo mi enojo. No podría conseguirlo si tengo que estar mirándote."

Dio medio paso hacia atrás, me dio una última mirada, y luego pasó rozándome. Debía estar yendo a la habitación de Rashta, pero no quedaba en esa dirección. Sus pasos se detuvieron, se dio media vuelta y se acercó a mí nuevamente.

"Iba a seguir adelante. Pero no puedo, porque estoy enojado. Crees que tu hermano es inocente, ¿cierto?"

"... Sí."

"Entonces deberías investigar tú misma. ¿Quién le dio la droga a Rashta?"

"¿No es ese tu trabajo?"

"Sí. Es mi trabajo, pero si me dispongo a investigar, terminaré causándote daño."

"¿¡!?"

"Si Koshar es el criminal, mi gente estará enojada con él por intentar dañar a mí hijo. Sin importar lo cuidadoso que sea, terminaré siendo forzado a revelar la verdad."

"No finjas preocuparte por mí."

La expresión de Sovieshu cambió, y se inclinó hacia mí con un gruñido amenazante.

"Investígalo. Después ven y discúlpate si tengo razón."
















***















Mas tarde esa noche, me había dado un baño y la Condesa Eliza estaba peinando mi cabello.

"Las sirvientas y el chef fueron expulsados del palacio."

"¿Expulsados...?"

"No se habían dado cuenta que la droga estaba mezclada con la comida."

"¿Se dijo algo acerca de atrapar al culpable?"

"Nada."

"Ya veo."

Después de que la Condesa se fue, me senté sola frente al tocador y me miré la cara. No podía entender las intenciones de Sovieshu. ¿Realmente tomó esa decisión por mi bien? ¿O estaba intentando hacerme sentir culpable para que no pudiera tocar a Rashta?

'Para encontrar la respuesta, primero tengo que descubrir la verdad.'

A la mañana siguiente, le pedí a la Condesa Jubel que llamara al Marqués Farang. Sería mejor hablar con mi hermano en persona, pero se le había prohibido entrar al palacio. Escuché que mi padre estaba tan furioso que ni siquiera podía salir de su propia casa. La única persona a la cual podía preguntarle al respecto era al Marqués.

'Pero es extraño. ¿Cómo notó Sovieshu que la comida de Rashta contenía las drogas? Si ni siquiera ella se dio cuenta, debía ser algo que no resultaba evidente...'

Al día siguiente, el Marqués Farang llegó tan pronto como recibió mi llamado. Llegó justo a tiempo para el almuerzo, así que le pedí que se sentara conmigo a comer. Comió silenciosamente por diez minutos antes de que yo sacara el tema.

"Te conozco desde la niñez, así que seré directa contigo."

"Hmm. Las papas están algo saladas."

"Esto no se trata de la comida."

"Eso pensé."

El Marqués sonrió y se limpió la boca con una servilleta.

"Pero creo que tienes algo más que decirme."

"Se halló una droga abortiva en la comida de Rashta, la concubina del Emperador."

"Lo escuché. Es algo terrible."

"¿Conozco a la persona que hizo esta cosa tan terrible?"

"Su Majestad... usted conoce a casi todos los nobles."

"¿Fue un noble quien lo hizo?"

"Un sirviente no tendría la necesidad de hacer algo así."

El Marqués puso una papa en su boca y sonrió elegantemente. Sin embargo, sus manos temblaban. Siempre hacía eso cuando mentía delante de mí. Me atrapó mirando sus manos y aclaró su garganta.

"Bueno, no tiene que preocuparse por eso, Su Majestad."

"No quiero estar en una posición en la que tenga que preocuparme por ello."

"Entonces puede pedirle al chef que haga las papas menos saladas. No hagamos un escándalo acerca de eventos tan terribles."

Lo observé en silencio, él levantó su mano y se rascó la barbilla. Sus manos aún temblaban. Entrecerré los ojos y comenzó a notarse nervioso.

"Usted da miedo así. Es como Koshar."

"Marqués Farang. ¿Está seguro de que no debería preocuparme por esto?"

El hombre parecía estar al borde de las lágrimas.

"¿Por qué me pregunta acerca de algo de lo cual no tengo idea?"

"¿Mi hermano te ordenó que lo hicieras?"

"..."

"El Emperador cree que esto es culpa de mi hermano. ¿Estás seguro de que esto es algo por lo cual no tengo que preocuparme?"

No se sorprendió cuando le dije que Sovieshu sospechaba de Koshar. Eso me hizo estar más segura de que mi hermano y el Marqués Farang estaban involucrados en esto.

El Marqués se quedó helado por un momento, pero finalmente exhaló profundamente y murmuró en voz baja.

"Quédese tranquila, Su Majestad, nunca encontrará ninguna prueba concluyente."

"¿Destruiste las pruebas?"

"Es difícil deshacerse de las pruebas de que compramos la droga. Le hace muy poco daño a la madre, así que es muy cara y la venta es altamente restringida."

Con la cabeza baja, el marqués dobló la servilleta en una forma extraña y la dejó junto a su plato.

"Pero aunque no podemos deshacernos de las pruebas de que compramos la droga, podemos fabricar pruebas de que alguien más las plantó."

Había doblado la servilleta en la forma de un cisne con un ala rota.

"Si las cosas salen mal, tenemos un actor que confesará que él lo hizo."

Sus manos ya no temblaban. Ya no mentía. El Marqués Farang tocó el pico del cisne y me sonrió. Una niebla surgió en mi corazón y exhalé derrotada.

"Marqués Farang. Es importante que no se note—"

"¿?"

"Pero el hecho de que mi gente haya hecho tal cosa no puede ser ignorado."

Mis emociones batallaban dentro de mi pecho. Estaba enojada con el hecho de que el Marqués Farang y mi hermano hubieran cometido un acto tan terrible por mí. Pero mi orgullo también estaba dañado por el hecho de que Sovieshu tuviera razón.

"Su Majestad. Si hay una luz, hay una sombra."

"No digas que es algo que debía hacer. Sé que no es así."

"Koshar hizo algo debajo de cualquier estándar moral. Sin duda."

"Pero lo hizo por mí, ¿cierto?"

"No mire su lado oscuro."

"¿Marqués Farang?"

"Sí, Su Majestad."

"No juzgues por mí."

"¡!"
















***















El Marqués Farang finalmente se fue, pero yo estaba incluso más molesta. Qué iba a hacer con Sovieshu ahora...

Decir una mentira sería vergonzoso. De cualquier forma, yo sabía todo, y ese pensamiento me hacía retorcerme. Sin embargo, heriría mi orgullo tener que disculparme con él. Pasé todo el día y toda la noche pensando qué hacer.

"Su Majestad, ¿se encuentra bien? Está pálida."

"Estaba pensando en algo..."

No podía decirles a las damas de compañía acerca de la droga abortiva, así que le di a la Condesa Eliza una sonrisa tranquilizadora. No parecía convencida, pero no curioseó más.

Afortunadamente, la delegación del Reino Occidental llegó por la tarde, así que pude dejar de lado esas preocupaciones por un tiempo. Me encontré con Sovieshu en la Sala de la Rosa Blanca, pero no me preguntó por mi progreso en la investigación. Me trató formalmente y yo recibí los saludos de la delegación con una mirada tranquila en mi rostro.

"... A día de hoy, el Rey Heinley dice que disfrutó mucho de su estadía en el Imperio Oriental previo a su ascenso al trono."

Cuando el delegado terminó de hablar, un noble detrás de él apareció con una larga caja dorada. Marqués Karl, el secretario en jefe de Sovieshu, abrió la tapa y sacó un pergamino de papel del interior. Se lo entregó a Sovieshu, quien después abrió el pergamino y leyó su contenido. Sovieshu asintió, luego le devolvió el pergamino a Marqués Karl.

Durante el proceso, miré las caras de cada uno de los delegados. No los conocía, excepto por el caballero que a menudo acompañaba a Heinley. Esperaba que hubiera traído a Reina o al pájaro azul...

Sabía que no podía ir al Reino Occidental en la situación actual que me encontraba, y deseaba poder enviarle una carta. Me tragué mi arrepentimiento y suavicé la expresión de mi rostro. La piel me hormigueó cuando sentí una mirada sobre mí, y giré la cabeza para ver a Sovieshu mirándome con ojos fríos. Miró hacia otra parte, pero su expresión seguía siendo de disgusto.

"Por favor, dígale esto al Rey Heinley. Como sabrá, la Emperatriz del Imperio Oriental está muy ocupada y es muy valiosa para nuestro país, así que no puede viajar lejos."

Después de escuchar sus palabras al líder de la delegación, entendí por qué se veía tan sombrío. Mientras estaba perdida en mis pensamientos, el delegado le había preguntado a Sovieshu si yo podía ser la representante imperial para la ceremonia de coronación.

"Enviaré al Gran Duque Lilteang para esa misión."

Después de su negativa, Sovieshu se inclinó hacia mí y me habló en voz baja.

"¿Sigues investigando la droga?"
















***















Después de habernos reunido con la delegación, volví a mi habitación y me senté aturdida en mi escritorio.

Hubo un golpe seco en la ventana. Me acerqué rápidamente y vi un pájaro azul sosteniendo una gran bolsa con sobres. Cuando abrí la ventana, el pájaro azul entró volando y dejó la bolsa frente a mí.

"¿Tú trajiste todo esto?"

El pájaro asintió y colapsó en la cama con menos decoro del que solía tener. Después de darle un poco de agua al pájaro, abrí rápidamente una de las cartas.

— No me diste una respuesta definitiva, pero me lo habrías dicho claramente en caso de que no pudieras venir. ¿Puedo esperar verte? Estaré feliz de verla, Reina.

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