LESVAC 278

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La Emperatriz se volvió a casar 278

SS5: Dos personas (2)



"¡Nunca!"

Gritó el subjefe, sin dejarle otra opción.

Furiosa, Dartha dijo,

"La Emperatriz Navier puede dar miedo, pero es razonable. Valora el talento y acepta a los extranjeros que juran lealtad. ¡Ella misma vino de un país extranjero! Si no puedo ir a la academia, es la siguiente mejor opción."

Aun así, el subjefe sacudió la cabeza,

"Acepta extranjeros, sí, pero todos tienen documentos de identidad. Se sabe de dónde son. No es así con nosotros. Ni siquiera somos de estatus bajo: no tenemos estatus en absoluto."

Keldrick, el Jefe de los Bandidos Mil Eternos, apoyó la barbilla en su mano y observó la discusión con los ojos entrecerrados. Dartha tomó su silencio como un impulso,

"La emperatriz descubrió una maga sanadora, ¿no lo sabes? Se llama Evely."

El subjefe se mofó,

"Por supuesto que lo sé. Fui yo quien te lo dijo."

"Entonces, ¿qué perderé yendo a verla? Aunque no me acepte como aprendiz, no me hará daño, si los rumores son ciertos."

Dartha apretó los puños,

"Primero le juraré lealtad. Así querrá ayudarme. Además, los magos sanadores son muy valiosos."

"¿Realmente piensas servir bajo sus órdenes?"

Uno de los Bandidos Mil Eternos miró a Dartha con los ojos bien abiertos. Vinsel le dio una palmada en la espalda,

"Vivirá en un lugar mejor. ¿Qué tiene de malo?"

"No, es sólo que... el Imperio Occidental es un poco... ya sabe."

El Jefe Keldrick resopló,

"No me convence lo de jurarle lealtad. Su hermano es Koshar, nuestro mayor enemigo. Ponerse de su lado es ponerse del lado de Koshar. No deseo que te conviertas en nuestro enemigo, Dartha."

Dartha sacudió la cabeza,

"En realidad no le seré leal. Sólo fingiré. Mientras nadie descubra que soy de los Bandidos Mil Eternos, todo estará bien."

Keldrick soltó una carcajada. Aunque no parecía sorprendido,

"Eso es cierto."

"¡Jefe!"

Gritó el subjefe,

"No la anime."

Dartha ignoró al subjefe,

"Imagínese. Me entrenaré como maga con la Emperatriz Navier, y después usaré mi magia para ayudar a los Bandidos Mil Eternos. Tal vez incluso podamos vengarnos de Koshar."

***

"Mi hija."

Vinsel la agarró del brazo.

"Mamá, ¿por qué me seguiste? Ya nos hemos despedido."

Dartha se había despedido de todas las personas cercanas en la aldea antes de partir. Agitó la mano hasta que Vinsel entró en la casa. Pero cuando Dartha estaba a punto de emprender su viaje, su madre corrió tras ella.

Aunque había curado a su madre, Dartha temía por su bienestar,

"Necesitas descansar más. Cuida tu cuerpo, ¿sí?"

"Tengo un cuerpo fuerte."

Dartha la miró con enojo, pero Vinsel no dijo nada más, pues sabía que su hija estaba preocupada. En cambio, se quitó el brazalete y se lo dio a Dartha,

"¿Para qué es esto?"

"Es para ti."

Era un bonito brazalete, pero mirarlo sólo le recordaba a Dartha el momento en que Vinsel estuvo a punto de morir. Sacudió la cabeza,

"No lo quiero."

"Originalmente era tuyo."

Vinsel colocó el brazalete en la muñeca de Dartha,

"Estaba en tu tobillo cuando te encontré."

Dartha frunció el ceño mientras miraba el brillante brazalete. Cuando era más pequeña, solía pedirle que se lo pusiera. Le encantaba lo bonito que se veía. Vinsel siempre decía que se lo daría cuando fuera mayor, porque le pertenecía. Pero ahora sólo la hacía infeliz.

La expresión de Dartha se volvió taciturna mientras tocaba el brazalete. Vinsel era su madre. No quería que su madre la empujara a buscar a su familia biológica. Pero entendía su intención, por lo que no podía estar resentida con Vinsel.

"El nombre del orfanato comenzaba por la letra D. El cartel de la entrada estaba roto; no pudimos leer el resto."

Dartha se echó a reír.

Vinsel miró rápidamente a su alrededor, luego se inclinó para susurrar, 

"Si la emperatriz no te acepta, ve a la academia del Imperio Oriental. Diles que vienes de un orfanato de allí. Mientras demuestres potencial, te aceptarán."

"Está bien."

"¿Tienes todo el dinero y las joyas que te di?"

"Sí..."

"Guárdalos bien. Si alguien intenta robarte, defiéndete. Pero no seas una ladrona."

Dicho esto, Vinsel observó a su hija alejarse lentamente.

Esperaba que la Emperatriz Navier acogiera a Dartha. Lo mejor para su hija sería vivir en el Imperio Occidental y crecer con todas las ventajas del mundo. Pero no podía decirlo en voz alta. Sus camaradas la llamarían traidora.

***

Estimada Emperatriz Navier,

¿Puedo pasar mis vacaciones en el Imperio Occidental? Sé que está muy ocupada, pero le extraño mucho. Aún más después de visitar el Orfanato Derose. Me gustaría visitarla.

Se me escapó una risita al leerla.

"Su Majestad, ¿de qué se ríe?" 

Preguntó Rose. Estaba de pie frente al espejo, mirándose el peinado.

"De esta carta de Evely."

"¿La maga? Tiene una gran reputación estos días."

"Su firma es diferente cada vez que la veo."

Las personas elogiaban a Evely como una maga excepcional, pero todo lo que podía imaginar era a ella practicando diligentemente su firma en su escritorio.

"¿Qué dice la carta?"

"Que viene de visita."

Justo entonces, alguien llamó a la puerta del salón.

Rose dejó sus accesorios y la abrió. Era un asistente de Heinley. Tan pronto entró, se inclinó,

"Su Majestad, el Emperador la extraña. Pregunta cuándo podrá verla otra vez."

El pobre asistente se sonrojó.

Rose se tapó la boca, intentando contener la risa.

Yo miré hacia la ventana, también avergonzada.

'Ese pájaro descarado. Lo dice como si no me hubiera visto en días.'

"Dile que me extrañe un poco más."

"Sí, Su Majestad."

El rostro del asistente se enrojeció aún más.

En cuanto se fue, Rose se abanicó y sonrió entre dientes,

"Su relación con el Emperador Heinley hace que desee tener también una relación."

A pesar de que mandé a decir a Heinley que me extrañara un poco más, después de que despedí al asistente, no dejé de mirar el reloj. ¿Y si se quedaba dormido esperándome en nuestro dormitorio? ¿O si se presentaba un imprevisto y tenía que marcharse? En realidad, quería estar a su lado.

— Puedes venir cuando quieras. Siempre estaré feliz de verte.

Escribí a Evely. También quería preguntarle cómo estaba y contarle lo que había estado haciendo. Pero estaba demasiado absorta en mis pensamientos sobre Heinley. Mi mano no se movía. No dejaba de sumergir la pluma en el tintero.

"Debo estar cansada. Se me nubla la vista."

Murmuré y me puse en pie,

"Que descanses bien, Rose."

Rose estaba leyendo un libro en el sofá. Se rió, pero a diferencia de Laura y la Condesa Jubel, lo dejó pasar sin burlarse de mí.

Mantuve mi rostro inexpresivo mientras caminaba rápidamente hacia mi habitación personal. Allí, me quité la ligera capa que llevaba sobre la ropa. Cuando estaba a punto de entrar al dormitorio compartido, cambié de opinión y me dirigí al tocador.

'¿Dónde está ese perfume que tanto le gusta a Heinley? Ah, aquí.'

Perfume de rosas. Solía ser mi favorito, pero ahora a Heinley parecía gustarle incluso más que a mí. Siempre decía que le recordaba a mí.

Lo rocié aquí y allá, luego abrí la puerta y entré en nuestro dormitorio. Tenía la esperanza de que Heinley aún estuviera esperando.

Pero en cuanto lo vi, me quedé boquiabierta. 

"¿Heinley? ¿Qué estás...?"

Heinley estaba vestido con el estilo de Luipt. Parecía que había elegido el atuendo más atrevido de todos.

"¿Qué tal me veo?"

Preguntó, sentándose lentamente.

Apoyado en un brazo, sonrió sugestivamente. Tragué saliva. Toda la parte superior de su cuerpo estaba expuesta, mientras que la parte inferior apenas estaba cubierta. Una suave tela cubría parte de sus piernas y la parte superior de su cuerpo estaba decorada con joyas. Los hilos dorados y plateados realzaban sus músculos, ya de por sí bien definidos.

"Tu atuendo..."

Sonrió pícaramente,

"Hace un poco de calor aquí, Mi Reina. Tuve que quitarme un poco de ropa mientras te esperaba. Si hubieras tardado más, me lo habría quitado todo."

Con su mirada puesta en mí, palmeó el sitio de la cama a su lado.

Cuando me acerqué y me senté, me besó y susurró,

"Puedo quitármelo todo ahora, si me lo pides."

"Está bien. Te veo sin ropa todos los días."

Heinley se quedó aturdido. Reprimí una carcajada,

"No me refiero a nada atrevido. Es que cuando te transformas en humano..."

Heinley sonrió ampliamente y puso su mano sobre la mía.

'¿Cómo él puede hacer que tomarse de la mano resulte tan excitante?'

Heinley estaba lleno de misterios. En un momento, podía ser lindo y adorable, y al otro, seductor.

"¿Seguro que sólo estás hablando de eso?"

Bromeó mientras me acariciaba suavemente las uñas.

Levanté la mano que tenía libre y pasé mis dedos por su pecho, trazando las líneas de sus músculos,

"No estoy segura."

Heinley gimió suavemente.

"Pero no hace falta que te quites ni te pongas nada."

Enganché mis dedos a su cadena y tiré de la misma. La parte superior de su cuerpo se inclinó hacia mí. En un instante, sus ojos se posaron justo delante de los míos, luciendo aún más cautivadores de lo habitual.

Después de que besó mis dedos uno por uno, los presioné contra sus labios,

"Eres el hombre más apuesto tal y como eres."



***

A la mañana siguiente, me levanté alegre. Después del desayuno, me dirigí directamente a mi habitación. En vez de llamar a mis damas de compañía, me lavé sola. Se me veían pequeñas marcas rojas por aquí y por allá, incluso con la ropa puesta. No quería que se enteraran.

Después de sacar a pasear a los bebés, y antes de llegar a la oficina, me sentía como si estuviera en las nubes. Evely vendría hoy, y Heinley había estado provocativo anoche. No tenía motivos para no estar feliz.

"Tráeme los documentos que recibimos anoche."

Ordené mientras tomaba asiento en la oficina. Incluso cuando mi ayudante volvió con los brazos llenos, me mantuve alegre. Siempre tenía mucho trabajo. La cantidad no era sorprendente. Además, disfrutaba mi trabajo.

Dado que ahora servía como emperatriz y como líder de una alianza, tenía más trabajo que nunca. Recientemente, había estado investigando el caso del monstruo marino.

Pero mientras revisaba la pila de documentos de hoy, uno en concreto llamó mi atención. Mi paz se esfumó. Dejé la pluma y agarré el documento problemático. Lo releí varias veces, pero el contenido era claro.

— El Líder de la Alianza del Continente Wol ha tomado una decisión sobre el caso del puerto entre el Duque Elgy y el Imperio Oriental. La alianza falla a favor del Duque Elgy.

Era un caso complicado, pero supuse que ganaría el Imperio Oriental. Era lo justo. Sin embargo, la alianza había fallado a favor del Duque Elgy.

Tuvo que ser un fallo sesgado.

Realmente es Bohean Azul quien gana, no solo el Duque Elgy. Y Bohean Azul pertenece a la Alianza del Continente Wol.

Dejé mi pluma.

Dado que el Imperio Oriental era mi patria, incluso antes de iniciar nuestra alianza, el hecho de que perdieran el puerto me habría indignado. Ahora, como líder de nuestra alianza, este problema se convirtió en asunto mío. Esta decisión era un insulto a la Alianza Imperial

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