LESVAC 211

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La Emperatriz se volvió a casar 211

Entusiasta



"¿Sovieshu? ¿Aquí?"

"Sí."

La cara de Heinley se contrajo como masa de pan mal amasada.

Aunque mantuvo la boca cerrada, sus malas palabras resonaban como una alucinación auditiva en mi oído.

No quería verlo decaído, así que extendí mi mano y froté su cara para devolverle su brillo original, sólo entonces su expresión mejoró un poco.

Heinley apoyó su cara en mi palma y suspiró.

"No sé por qué tiene que venir aquí a recuperarse, su país es más grande y tiene muchas villas."

Le di unas palmaditas en el hombro sin decir nada. ¿Qué se supone que debo decir en esta situación?

"Uff."

Sin embargo, Heinley todavía suspiraba pesadamente...

Sovieshu envió recientemente a Evely para que nos tratara al Gran Duque Kapmen y a mí, a pesar de que no tenía la obligación de hacerlo. Ahora decía que quería quedarse aquí durante 15 días. Era más difícil negarse debido a la ayuda que recibimos hace poco. Pero incluso si no hubiera enviado a Evely, no habríamos podido decirle que no viniera.

Esa era la razón por la cual Heinley no dejaba de suspirar.

"¿Podría ser que el Emperador Sovieshu aún tiene sentimientos por ti? Estoy nervioso, Reina."

"Mi esposo eres tú, Heinley."

"Aun así..."

Heinley se mordió los labios, bajó la mirada y poco después su cuerpo empezó a encogerse.

En un parpadeo, se convirtió en 'Reina', se acercó a mí y me abrazó.

"Heinley."

Pobrecito.

Cuando extendí mis manos y lo abracé con fuerza, meneó la cabeza.

"Heinley."

— Gu...

"No sería conveniente negarse, así que prefiero que pidamos prestado un grupo de magos a cambio."

— Gu...

"Si pedimos prestado un grupo de magos de tierra, al menos podremos construir una represa temporal."

— Gu...

Heinley asintió cuidadosamente en medio de su tristeza, tal vez también había pensado en eso. Froté su pequeña cabeza y lo abracé más fuerte.

No creo que deba estar nervioso. Pero si la situación fuera al revés, yo también estaría nerviosa. Estaría nerviosa y enojada si una ex-novia de Heinley viniera a 'recuperarse'.

Era inevitable que Heinley se sintiera así. Estaba bien, sólo tenía que hacer que se sintiera tranquilo.

***

— Su Majestad es bienvenido en el Imperio Occidental para su recuperación. El Imperio Occidental es un excelente destino para recuperarse por su aire fresco y sus hermosos paisajes, por lo que ayudará al Emperador Sovieshu... Puede quedarse el tiempo que desee, no sólo 15 días. Por supuesto, sé que sería difícil debido a su apretada agenda.... Si no le importa, quisiéramos pedir prestado el poder de los magos de tierra del Imperio Oriental. Necesitamos construir una represa temporal lo antes posible, así que nos gustaría que Su Majestad nos ayudara con eso... Esperamos verle de nuevo...

En la oficina del Emperador del Imperio Oriental, la voz del enviado que leía la carta resonaba claramente en el lugar.

Sovieshu asentía mientras escuchaba atentamente la carta recitada palabra por palabra. Una vez que el enviado se marchó después de leer la carta, Sovieshu murmuró hoscamente.

"El Imperio Occidental es un destino excelente, deduzco que con eso quiso decir, 'qué necesidad tienes de venir a nuestro país'. En realidad, no quiere que me quede más de 15 días, esas son palabras vacías. El 'si no le importa' que utilizó para pedir prestado a los magos de tierra suena como una amenaza, a que mi estancia allí no será placentera si no le presto a los magos de tierra, ¿cierto?"

El Marqués Karl tosió y asintió levemente.

"Su Majestad lo ha interpretado con demasiada dureza, pero creo que probablemente es lo que quiso decir."

Sovieshu resopló.

"¿Qué tiene de fresco el aire de un país lleno de minas? Si realmente quisiera presumir de su país, no sería de eso."

Sus palabras sonaban un poco despectivas hacia el Imperio Occidental, pero en realidad era cierto. En términos de clima, aire y paisajes, el Imperio Oriental era mejor.

Sin embargo, una sonrisa apareció en los labios de Sovieshu mientras se quejaba.

'Ya ha pasado un tiempo desde la última vez que vi a mi esposa, quien siempre estuvo a mi lado.'

Saber que pronto volvería a ver a Navier le hizo sonreír.

Pero Sovieshu tenía un sabor un poco amargo en la boca, como al comer una fruta sin madurar, a pesar de su sonrisa de felicidad.

Sovieshu dobló la carta y se la entregó al Marqués Karl. Luego se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana con las manos en la espalda.

El Marqués Karl y el Comandante de la Guardia Imperial, traumatizados por su anterior caída por la ventana, se acercaron rápidamente a Sovieshu.

"No voy a saltar, así que aléjense."

"Tampoco tenías la intención de saltar por la ventana la vez que lo hiciste."

"Dijiste que estaba borracho esa vez. Ahora estoy sobrio."

"Lo siento, Su Majestad. Espero que entienda cómo se sienten las personas que se preocupan por usted."

Sovieshu chasqueó la lengua, pero no los echó. En cambio, murmuró mientras miraba por la ventana.

"Me resulta muy familiar el paisaje que se ve desde aquí, pero se siente solo porque la persona que mejor me conoce no está."

"Su Majestad..."

"Pensé que no habría nada más aterrador que Navier balanceando una almohada, pero ahora sé que estaba equivocado."

"Su Majestad no debió haberla depuesto."

"Lo sé. No pensé que mi estúpida cabeza sería lo más aterrador."

Sovieshu rechinó los dientes.

"Todo se debe a los golpes que mi padre me dio en la cabeza. Las secuelas aparecieron con el tiempo."

"..."

"¿O acaso Navier puso melocotones en su almohada para golpearme?"



Como el Marqués Karl no respondió, Sovieshu preguntó sorprendido,

"¿Fue así?"

"No, definitivamente no fueron melocotones."

"Si no fueron melocotones, ¿con qué me golpeó en la cabeza?"

"Eso..."

"Dime la verdad. Han pasado seis años de todos modos."

"Por lo que recuerdo de ese día, sólo..."

"¿Sólo?"

"En realidad, no lo sé. Excepto que los melocotones que Su Majestad dejó caer golpearon a Navier en la cabeza, lo que le provocó un chichón. Cuando Su Majestad fue a su habitación a disculparse, salió con un chichón similar en la frente."

'Entonces sí puso algo en la almohada para golpearme...'

Sovieshu suspiró mientras miraba al Marqués Karl con la boca un poco abierta.

'¿De qué sirve hablar de eso? Pasó hace seis años.'

Sovieshu se quedó atrapado en un punto de su memoria de hace seis años, por lo que había mucho más sobre Navier que no podía recordar.

El asunto de los melocotones carecía de importancia en este momento en el que tenía que recuperar a su esposa, que se había convertido en la esposa de otro hombre.

"Marqués Karl."

"Sí, Su Majestad."

"¿Cuánto ha crecido Navier?"

"Ha crecido mucho en estos años."

"¿Sí?"

"Se ha convertido en una emperatriz muy distinguida."

"Distinguida... eh."

Sovieshu, que estaba lleno de añoranza, se mordió los labios y respiró hondo para controlar sus emociones. No debería reírse en estas circunstancias, pero le resultaba difícil imaginar a la distinguida Navier.

"Es en serio. Tanto Su Majestad como Navier se convirtieron en un emperador y una emperatriz que todo el mundo admiraba."

"Marqués Karl."

"Sí, Su Majestad."

"Me dijiste que por la noche vuelvo al yo que conserva los recuerdos de los últimos seis años, ¿cierto?"

"Sí, Su Majestad."

"Agárrame por el cuello y dame un puñetazo en la cara."

"¡¿Qué?! ¡Su... Su Majestad!"

El Marqués Karl se sobresaltó, pero Sovieshu volvió a mirar por la ventana con una cara de tristeza. Al ver el dolor en su cara, el Marqués Karl recordó la conversación que tuvo con los otros secretarios.

Fue una conversación sobre cuándo y cómo contar a Sovieshu sobre la Princesa Glorym y el embarazo de Navier.

Gracias a las medidas adoptadas para que todos mantuvieran la boca cerrada, muy pocas personas conocían actualmente la condición exacta de Sovieshu.

Cuando Sovieshu despertó tras la caída, varios cortesanos evidenciaron síntomas de que había perdido la memoria. Sin embargo, a todos se les informó de que el Emperador sólo había sufrido una pérdida de memoria temporal, y que ahora estaba bien.

Gracias a esto, Sovieshu aún no había oído hablar de la Princesa Glorym ni del embarazo de Navier. Sin embargo, ahora que Sovieshu irá al Imperio Occidental, tenía que contarle sobre el embarazo de Navier. Todavía no era necesario contarle sobre la Princesa Glorym.

"Marqués Karl. Parece que tienes algo que decirme. Solo di lo que tengas que decir."

Sovieshu habló sin apartar la mirada de la ventana.

'¿Se dio cuenta de mi inquietud?'

El Marqués Karl murmuró en su interior y confesó,

"Hay algo que debe saber antes de ir al Imperio Occidental, Su Majestad."

"¿Quieres que sea cuidadoso porque Navier es ahora la esposa de otro hombre?"

"Además de eso..."

"¿Hay algo más?"

"Navier está embarazada."

Sovieshu giró la cabeza y miró al Marqués Karl.

El Marqués Karl cerró los ojos con fuerza y luego los abrió levemente.
.
Para su sorpresa, Sovieshu no parecía enojado ni desesperanzado.

Su expresión no era fácil de describir. Incluso había sutiles rasgos de alegría en su cara.

"¿Su Majestad?"

Cuando el Marqués Karl lo llamó con cuidado porque estaba confundido, Sovieshu exclamó, "Ah" y las comisuras de sus labios volvieron a la normalidad,

"Sí, lo entiendo. Navier está embarazada. Lo entiendo..."

'Embarazada de otro hombre.'

Sovieshu murmuró esto último para sí mismo con el ceño fruncido, pero rápidamente se dio la vuelta con una expresión ambigua.

'¿Su Majestad sospechaba que Navier era infértil incluso hace seis años?'

El Marqués Karl se preguntó en su interior más confundido.

Aunque Sovieshu y Navier estaban casados en ese entonces, nunca habían dormido juntos. Su reacción fue un poco extraña.

En cualquier caso, el Marqués Karl se sintió aliviado de que su conmoción fuera menor de lo que esperaba.

"Su Majestad. Le diré esto por si acaso, Navier y Su Majestad terminaron mal. Navier no sabe de la condición de Su Majestad, no, incluso si lo supiera, podría tratarlo con frialdad."

"Está bien."

"... Puede que ahora trate a Su Majestad como si fuera un desconocido."

"Lo entiendo."

Sovieshu respondió con calma.

"Aun así, tengo que ir."

"Su Majestad..."

"Tengo que ir a ver a Navier."

Sovieshu murmuró y añadió brevemente,

"Por el bien del país."

***

"Realmente me gustaría ser lo suficientemente poderosa como para congelar todo el río..."

Al oír mi murmullo, el sirviente que traía agua para llenar las cubetas me miró asustado.

Por su cara, pareció pensar, '¿cuántas veces más tendré que ir a buscar agua?'

Rose, que estaba sentada en un banco abanicándose mientras me observaba, se rió al escuchar mis palabras.

"Su Majestad ya es realmente extraordinaria. No necesita dominar su magia."

La Condesa Jubel también intervino mientras movía una pieza de ajedrez.

"Así es. Su Majestad puede contratar magos, no tiene que convertirse en uno."

Laura, que estaba sentada frente a la Condesa Jubel jugando al ajedrez, no participó en la conversación porque estaba concentrada en la partida de ajedrez.

Mastas también estaba ocupada dando consejos a Laura y a la Condesa Jubel en la partida de ajedrez. 

"No, esa no. ¿Por qué mueves esa pieza ahí...?"

Suspiré y miré las quince cubetas alineadas en el jardín del Palacio Imperial.

Las cubetas estaban llenas de agua por la mitad, con trozos de hielo flotando en su interior como glaciares rotos.

Fue el resultado de los intentos fallidos de congelar toda el agua de las cubetas.

A pesar de que intentaba entrenar por mi cuenta... no veía ninguna mejoría.

Esta vez pudimos aprovechar inteligentemente la visita de Sovieshu para tomar prestados a los magos del Imperio Oriental, pero nunca se sabe lo que pasará en el futuro, así que quería dominar mi magia.

Fue frustrante que no funcionara tan bien como esperaba.

Es ciertamente curioso que me enfoque tanto en esto, ya que en un principio no era una maga, pero como es una habilidad que tengo ahora, ¿no sería bueno que pudiera usarla adecuadamente?

Cuantas más cosas pueda dominar, mejor.

De hecho, el mejor lugar para aprender era la academia, pero en la academia no querrán enseñarme.

Heinley ya no estaba envuelto en el fenómeno de la disminución del maná, pero aún no había conseguido disipar las sospechas en su contra.... ¿Oh? ¡El Gran Duque Kapmen!

‘¿No podría ayudarme el Gran Duque Kapmen?’

Tan pronto como lo pensé, el Gran Duque Kapmen apareció. Parecía haber escuchado mis pensamientos.

Mientras miraba sorprendido las cubetas, me acerqué rápidamente y le pregunté.

"Gran Duque Kapmen. ¿Podría ayudarme a dominar mi magia?"

Gran Duque Kapmen ya no estaba bajo los efectos de la poción de amor, así que ahora no se sentirá atraído por mí.

Me gustaría que me ayudara con esto, ya que fue uno de los mejores graduados de la academia mágica, y quien me ayudó a controlar el maná.

Sin embargo, el Gran Duque Kapmen escuchó con atención mis pensamientos e inmediatamente sacudió la cabeza.

"No."

"¿No puedes?"

"Así es. Cada persona idea su propio método, el que considera más adecuado para dominar su magia. Si nuestras habilidades fueran similares, podría ayudarte un poco, pero como nuestras habilidades son diferentes, no puedo ayudarte..."

El Gran Duque Kapmen se detuvo abruptamente mientras hablaba.  ¿En qué está pensando? ¡¿Acaso se le ocurrió una idea?! ¡Debe haber una manera de ayudarme!

¿Qué sucede?"

Ante mi rápida pregunta, el Gran Duque Kapmen vaciló. Por su expresión rígida, parecía que no sabía si podía decirlo.

"¿Qué sucede?"

Ante mi insistencia, el Gran Duque Kapmen habló a regañadientes, 

"En realidad... un amigo mío vendrá aquí pronto."

'¡Oh!'

"¿Tu amigo es un mago de hielo?"

"Sí."

'¡Genial!'

"Entonces, ¿podría tu amigo ayudarme un poco?"

Sin embargo, el Gran Duque Kapmen parecía completamente incómodo, a pesar de que fue él mismo quien lo mencionó.

"¿No es posible?"

Cuando le pregunté si habría algún problema, el Gran Duque Kapmen confesó con dificultad.

"Mi amigo odia profundamente a la nobleza."

"¿Es un plebeyo?"

"Sí. Sus padres son esclavos liberados."

"Oh."

"Su Majestad es incluso un miembro de la Familia Imperial, por lo que su odio es mayor... probablemente no querrá ayudarla."

"Entonces, ¿cómo te hiciste amigo suyo?"

"Soy una excepción porque vengo del Continente Hwa."

Ya veo. Después de que asentí en comprensión, el Gran Duque Kapmen me pidió.

"Por favor, olvida lo que he dicho."

Luego se dio la vuelta y se alejó. Mientras miraba su espalda con pesar, Mastas me aconsejó como si fuera sencillo.

"Entonces, ¿Su Majestad puede aprender si oculta que es la Emperatriz?"

Cuando la miré, Mastas sonrió y dijo,

"Esa es la especialidad de Su Majestad."

"¿Aprender?"

"Ocultar."

Si oculto mi identidad como Emperatriz podré aprender a dominar mi magia... eso suena bastante bien.

Ambos somos amigos de Kapmen, así que no creo que mi identidad sea un problema. Hay muchos plebeyos ricos, así que no será extraño que lleve escolta. Además, estará cerca de aquí porque viene a la capital.

Hmm. Creo que funcionará.

Una vez que me convencí a mí misma, Kapmen se detuvo y de repente comenzó a correr. Estaba claro que quería huir porque había escuchado mis pensamientos.

"Gran Duque."

Pero cuando lo llamé con un tono de voz un poco más alto, ralentizó sus pasos hasta detenerse, se dio la vuelta indefenso, me miró fijamente y se acercó a mí resignado.

Luego dijo en voz baja para disuadirme, "No es una buena idea."

"¿No es suficiente con que no sepa que soy de la nobleza?"

"Así es. Sería una buena idea si es otra persona la que se hace pasar por plebeyo. El problema es que Su Majestad es de la nobleza incluso a los ojos de quienes no lo saben."

"¿Eso crees?"

"Su Majestad parece de la nobleza a simple vista, incluso si alguien se cruza con usted montando a caballo se daría cuenta."

"¿De qué estás hablando? Puedo imitar a una plebeya."

"¿Cómo lo harías?"

Antes de darme cuenta, mis damas de compañía dejaron de hacer lo que estaban haciendo y me miraron. Parecían haber escuchado nuestra conversación.

Me sentí avergonzada por tener de repente todas las miradas puestas en mí, pero cuando me hiciera pasar por plebeya, tendría que actuar frente a más personas. No podía titubear ante estas miradas.

Aclaré mi garganta y agité una mano con mucha brusquedad.

"¡Oye! ¡Oye! ¡Aquí a tu lado! Joven apuesto, ¿tienes tiempo libre? Tengo mucho dinero y tiempo disponible, ¿te gustaría pasar un rato conmigo en un lugar agradable?"

"¡!"

"¿Qué te pareció?"

La mandíbula de Kapmen cayó como si se le hubiera roto. Su respuesta fue reemplazada por la fuerte risa de Heinley desde atrás.

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