LESVAC 195

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La Emperatriz se volvió a casar 195

La desesperación de Rashta



"¿Cómo está Arian?"

"Hice lo mejor que pude para tratarla, pero... su estado es delicado porque fue apuñalada en los pulmones."

"Tienes que salvarla."

"Lo haré, Su Majestad."

"Por si acaso, busca a Evely. Escuché que esa chica posee magia curativa."

"Entendido."

El médico del palacio se fue al terminar su reporte. Poco después, Sovieshu salió de su oficina. El Marqués Karl y unos caballeros le siguieron.

De esta forma, Sovieshu se dirigió a una torre situada a un lado del Palacio Imperial.

La estrecha escalera de caracol hacía un ruido sordo con cada escalón que subían. A mitad de camino, la voz del Marqués Karl se mezcló con el sonido de sus pasos.

"Su Majestad, qué bueno que decidió mantener vigilado al Barón Lant."

Sonaba aliviado. Sovieshu no respondió, pero el Marqués Karl suspiró y volvió a murmurar,

"No esperaba que Arian intentara salvar a Rashta al final."

***

El tercer equipo de comercio también llegó con éxito a Luipt desde otra dirección, e informó por medio de una paloma mensajera que había empezado a comerciar.

Con esto, todos los equipos que partieron de tres direcciones diferentes y llegaron a tres puntos distintos, comenzaron a comerciar correctamente.

Aunque en esta primera carta no se sabía cómo le fue al tercer equipo en el comercio, tanto el primero como el segundo equipo obtuvieron buenos resultados. Se esperaba que el tercer equipo de comercio obtuviera resultados similares, salvo sorpresas.

Kapmen cerró los ojos, dobló la carta y se la guardó en el bolsillo. Su deseo de establecer un comercio entre el Continente Wol y el Continente Hwa fluía como una vela con viento a favor.

'Pero, ¿por qué mi corazón se siente tan vacío? ¿Por qué mi alegría no es mayor cuando todos los que han trabajado en esto se acercan a mí con una sonrisa a felicitarme? A decir verdad, no tiene sentido que todavía me pregunte 'por qué'. Ya sé la razón, pero no encuentro una solución. Hay momentos en los que pienso si sería mejor que me fuera, pero eso tampoco solucionaría el problema. La última vez que me alejé de Navier, no cambió nada. Por el contrario, sólo me causó más dolor.'

Kapmen había aprendido por el incidente de la boda lo que podía pasar si el dolor crecía demasiado. Incluso comenzó a pensar recientemente que mientras siguiera con vida podría volver a lastimar a Navier.

Con un suspiro, Kapmen se levantó del asiento y se dirigió al amplio jardín situado en la parte más externa del palacio imperial.

'Tal vez pueda disminuir un poco este dolor si camino por un rato mientras tomo aire fresco...'

[Maldición. ¿Quién diablos salvó a la Emperatriz con magia de hielo?]

Los pasos de Kapmen se detuvieron. Miró hacia atrás con una expresión rígida.

A diferencia del palacio principal de Luipt, cuyo acceso estaba estrictamente controlado, el acceso al palacio principal de los diferentes países del Continente Wol era relativamente libre.

Por lo que Kapmen vio a su alrededor, aunque había ciertas diferencias de un país a otro, en general los espacios donde se trataban los asuntos importantes de estado y los espacios donde residía la familia gobernante estaban estrictamente custodiados, mientras que los amplios jardines exteriores eran de fácil acceso.

En este amplio jardín, los visitantes podían acceder con relativa facilidad.

En pocas palabras, este jardín era casi como un parque, con todo tipo de personas que entraban y salían de este extenso espacio.

[¿La Emperatriz tendrá un niño o una niña?]

[¿Hay alguna posibilidad de que Nian deje al Vizconde Langdel por mí...?]

[Espero que el Imperio Oriental sea destruido por los conflictos internos...]

[Aunque el viejo Duque Zemensia está acabado, todavía actúa con arrogancia]

Kapmen oía la voz interior de muchas personas desde todas las direcciones. Era difícil saber quién fue la persona que se preguntó quién salvó a la Emperatriz Navier.

Kapmen salió apresuradamente del jardín y se dirigió al departamento de investigación para hablar con el inspector que llevaba el caso del sirviente cuyas piernas fueron congeladas cuando intentó acercarse a la Emperatriz Navier.

"Quisiera reunirme con el inspector que lleva el caso en el que se vio envuelta la Emperatriz Navier."

Aunque consiguió reunirse con el inspector, no pudo escuchar de él cómo avanzaba la investigación.

"Gran Duque, espero que no se sienta ofendido. El Gran Duque no es del Imperio Occidental, así que no puedo revelar información sobre este caso. Si tanto desea saber sobre esto, puede traer a una persona que esté en posición de asumir la responsabilidad."

A pesar de ser un invitado distinguido, ningún inspector querría mostrar los resultados de una investigación que podría ser una deshonra para el país a un extranjero, ni siquiera a Kapmen, que es de otro continente.

"Lo entiendo."

Kapmen asintió tranquilamente y se marchó. 

El inspector finalmente se sintió aliviado. Aunque se negó rotundamente, estaba secretamente nervioso por el alto estatus de la otra parte.

Sin embargo, el inspector no se habría sentido aliviado si hubiera podido leer la mente de Kapmen.

'No ha descubierto nada.'

Esto se debe a que Kapmen ya había confirmado hasta qué punto avanzó la investigación a través de la información que obtuvo de los breves pensamientos de otros inspectores.

El sirviente todavía afirmaba que aceptó el dinero, pero no con la intención de hacer daño a la Emperatriz. Lo vio como una forma de tener dinero extra. Nunca lo habría aceptado si esa persona hubiera mostrado malas intenciones. La persona que le dio el dinero tenía la cara cubierta con la capucha de su capa larga, por lo que no sabía quién era.

'Creo que sería mejor reunirme personalmente con el sirviente...'

[Él no sabe nada al respecto, ¿cierto?]

En ese momento, volvió a escuchar aquella voz interior del jardín.

La voz se detuvo al mismo tiempo que Kapmen detuvo sus pasos.

'No es seguro. Pero es bastante similar a esa voz.'

Kapmen giró lentamente la cabeza hacia atrás.

***

Sovieshu se detuvo al final de la escalera de la torre. Ahí había una sólida puerta de hierro.

Sovieshu, que se acercó a la puerta, tocó en vez de abrirla.

Poco después, la puerta se abrió desde dentro y salió una mujer.

Era Delise. (Es la sirvienta a la que Rashta ordenó encarcelar y cortar la lengua)

"Su Majestad."

Ella lo saludó cortésmente, se veía delgada y demacrada. Aunque no parecía enferma, habló con la boca entrecerrada de forma poco natural.

"Sufriste mucho."

Sovieshu habló a Delise con voz compasiva. Luego hizo una señal a uno de los caballeros.

Al recibir la señal, el caballero extendió rápidamente la bolsa que sostenía a Delise.

"Esto es..."

Delise se sobresaltó cuando tomó la bolsa y revisó su interior. Estaba llena de brillantes monedas de oro.

Cuando miró a Sovieshu con los ojos bien abiertos, él asintió,

"Ya no podrá hacerte daño. Llévate eso a casa."

Delise vaciló por un momento.

"Sí... Sí..."

Pero pronto, Delise apretó la bolsa entre sus manos y se inclinó en agradecimiento con una expresión compleja.

"Gracias. Por salvarme. Por esconderme."

Delise descendió por la torre junto a Sovieshu con pasos tambaleantes.

Una vez afuera, Sovieshu trató de hacer que un caballero la acompañara, pero sacudió sus manos repetidamente y se marchó sola.

Mientras permanecía en la torre, incluso cuando daba un paseo por los alrededores al anochecer, un caballero de Sovieshu siempre estaba a su lado para protegerla.

Aunque estaba agradecida, también se sentía agobiada. Parecía querer estar sola para disfrutar de su libertad.

Sovieshu observó la espalda de Delise mientras se alejaba y ordenó a un caballero en voz baja,

"Asegúrate de que vuelva a casa a salvo, síguela desde la distancia para no molestarla."

"Sí, Su Majestad."

El caballero, que a menudo tenía la tarea de escoltar a Delise, asintió y la siguió discretamente.

Una vez que los dos se alejaron por completo, Sovieshu volvió a su oficina.

El Marqués Karl, que permaneció en silencio durante todo el camino de vuelta a la oficina, le hizo una pregunta cuando faltaba poco para llegar,

"Su Majestad, ¿por qué informó al Duque Tuania del escape de Rashta? Es posible que el Duque Tuania intente hacer daño a Rashta antes del juicio."

"No importa cuán enojado esté el Duque Tuania, no le hará daño frente al Barón Lant."

"Aún así... ¿no habría sido mejor enviar al Conde Pirnu?"

"El Duque Tuania es un tonto."

"¿Qué?"

'Tan tonto como yo.' Sovieshu sólo respondió en su interior.

El templo nunca anularía su matrimonio con Rashta. Incluso si lo anulara, sería imposible deshacer el divorcio con Navier.

Navier se convirtió en la Emperatriz del Imperio Occidental y llevaba en su vientre al sucesor de ese país. Parecía que no había forma de que Navier volviera a su lado.

Por mucho que la extrañara, por mucho que le importara, por mucho que llorara y suplicara, o incluso si Navier cambiara de opinión, ya no podría ser su esposa.

El hecho de que la Emperatriz Navier volviera a casarse tan pronto como se divorció asombró a todo el mundo, pero si dejara a su segundo esposo para volver con el primero dañaría completamente su reputación.

Más aún ahora con el sucesor del Imperio Occidental en su vientre.

No quería que Navier sufriera el escarnio público por volver a su lado.

Aunque a veces deseaba que Navier volviera sin importar las consecuencias, sabía que era una falsa ilusión.

El Duque Tuania se parecía mucho a él. Perdió a su amada esposa por tonterías.

Sovieshu se enojaba cada vez que veía al Duque Tuania porque se veía reflejado en él.

Dejó en sus manos traer de vuelta a Rashta para sentirse un poco mejor. No había otra razón.

***

Mientras tanto, Delise caminaba con alegría después de salir del palacio imperial por primera vez en mucho tiempo.

Estaba realmente feliz de ser libre de nuevo.

La torre tenía ventanas, por lo que siempre podía ver el cielo de cerca. Sin embargo, ahora el cielo se veía mucho más hermoso.

Además, en la salida del palacio imperial recibió un documento del Marqués Farang que le causó un extraño placer.

Mientras caminaba, escuchó voces airadas en la calle principal.

Delise detuvo sus pasos. '¿Qué ocurre?' 

Era un enorme revuelo.

'¿Acaso es una pelea de pandillas?' Delise ladeó la cabeza mientras pensaba en ir por otro camino si ese era el caso.

"Encierren a la Emperatriz en la prisión!"

"¿Qué emperatriz? Intentó huir después de que se descubriera que había engañado a Su Majestad. ¡¿Cómo puede ser llamada Emperatriz?!"

"¡Miren su miserable rostro!"

"¡La supuesta esperanza de los plebeyos resultó ser una estafadora!"

Cuando escuchó con atención, pudo distinguir algunos de los gritos. En cuanto Delise escuchó la palabra 'Emperatriz', le vinieron a la mente los rostros de dos mujeres.

El revuelo se fue acercando en la dirección de Evely. Unos caballeros sujetaban a una persona por los brazos, mientras que los plebeyos los rodeaban como si estuvieran observando a esa persona. Al mismo tiempo, la maldecían y acusaban sin piedad.

Cuando la curiosa procesión se acercó bastante, Delise vio a una de las emperatrices que tenía en mente. Era la segunda emperatriz.

Una emperatriz muy hermosa con un rostro angelical, cabello plateado puro y ojos negros brillantes llenos de desolación.

La emperatriz que en el pasado quiso y admiró...

Entre la multitud de personas, los ojos de Rashta se posaron increíblemente rápido en Delise. En medio de todo el revuelo, las dos pudieron reconocerse claramente.

Rashta no estaba atada, pero no podía moverse libremente porque los caballeros la sujetaban con fuerza, incluso si consiguiera librarse de los caballeros estaba rodeada de plebeyos que querían agredirla. No tenía escapatoria. 

Sin embargo, el orgullo de Rashta pareció herido cuando vio a Delise. Se quedó mirando a Delise con los labios apretados.

Delise se acercó a Rashta paso a paso. Había demasiadas personas alrededor de Rashta que le resultaba imposible acercarse por completo, pero aun así se acercó lo más que pudo.

Cuando se sintió lo suficientemente cerca. Delise sonrió ampliamente y sacó la lengua.

Su lengua cortada por la mitad apenas estaba unida y sobresalía como si fuera a desprenderse.

***

"¿Rashta fue traída desmayada?"

Sovieshu, que se encontraba trabajando, levantó una ceja ante el informe del Conde Pirnu.

"¿Fue herida por la gente? No. Puede que le sorprendiera que los plebeyos, que siempre la recibían con vítores, la insultaran."

El Conde Pirnu ladeó la cabeza y respondió,

"No parecía eso."

El Conde Pirnu recordó lo que Rashta murmuraba con el rostro pálido mientras estaba inconsciente, "Pégatela. Lo siento. Tienes que pegártela. No, no te la arranques". Estaba claro que había visto algo horrible.

En ese momento, Sovieshu pensó en Delise. '¿Tal vez se encontró con ella?'

Cuando Sovieshu se enteró de que Rashta había ordenado que le cortaran la lengua a Delise, envió rápidamente a alguien a donde estaba encerrada para impedirlo. Pero la mitad de la lengua de Delise ya había sido cortada.

Incluso le pidió a Evely que tratara de curarla cuando supo que tenía magia curativa, pero no pudo unir la mitad de la lengua caída.

"Su Majestad."

El Conde Pirnu preguntó al pensativo Sovieshu,

"Cada vez que Rashta parece recuperar la conciencia, dice el nombre de Su Majestad... ¿qué piensa hacer?"

Al principio, Sovieshu se mostró inflexible, "Olvídalo". No quería ver la cara de Rashta.

Sovieshu se compadecía de Rashta incluso cuando sonreía. Debido a su lamentable vida desde que nació, cada vez que le suplicaba a solas entre lágrimas, Sovieshu sentía una inexplicable presión en su pecho.

Sólo cuando no la veía a la cara o estaba con un grupo de personas podía evaluar sus crímenes con frialdad.

"Sólo infórmame cuando se recupere."

Pero en menos de un minuto, Sovieshu cambió de opinión.

"No. Iré a verla personalmente."

De todos modos, tenía que hablar con ella en algún momento. Todavía quedaba un poco de tiempo antes de que comenzara el juicio, así que sería mejor hablar ahora.

***

La habitación de Rashta estaba decorada con una armoniosa combinación de color crema suave, un púrpura cálido y un dorado espléndido.

Parecía un lugar de cuento de hadas, por lo que todo niño creería que aquí vivía un príncipe o una princesa.

Sin embargo, aquí no estaban ni la princesa ni el príncipe siempre feliz que cualquier niño imaginaba. Hubo un tiempo en que este lugar estaba lleno de felicidad y risas, pero ahora era más sombrío que nunca.

La habitación no estaba fría, pero tampoco cálida. Dentro estaba el médico del palacio, algunos caballeros y sirvientas, carentes de compasión.

"Su Majestad."

Cuando Sovieshu entró, todos los presentes lo saludaron cortésmente.

Sovieshu preguntó inmediatamente al médico del palacio.

"¿Cómo se encuentra?"

"Tiene pequeños moretones por la caída, pero por lo demás está bien. Parece que tuvo un fuerte sobresalto."

Sovieshu hizo un gesto con su mano para que todos salieran de la habitación. Una vez que los caballeros, las sirvientas y el médico del palacio salieron, Sovieshu dijo fríamente mientras miraba a Rashta,

"Deja de hacerte la dormida."

"..."

"Sé que estás despierta."

En cuanto Sovieshu terminó de hablar, los párpados de Rashta temblaron y se abrieron, revelando sus ojos negros.

Rashta se sentó en la cama y miró a Sovieshu con resentimiento. Las lágrimas se acumularon lentamente en sus ojos.

"Huir no fue una buena decisión."

"Fuiste tú quien me puso contra las cuerdas para que no tuviera más remedio que huir."

"¿Yo? Fue tu decisión, Rashta."

"Estaba encerrada aquí, así que no sabía lo que pasaba afuera. Ni siquiera las sirvientas me contaban. No habría escapado si Su Majestad no me hubiera hecho ver el juicio del Vizconde Roteschu y el juicio de los Vizcondes Isqua..."

Rashta hizo una pausa mientras hablaba, se sobresaltó y preguntó a Sovieshu con voz temblorosa.

"¿Lo hiciste a propósito? ¿Querías que me asustara para que huyera?"

"De ninguna manera."

"¡Mientes! ¡Eso lo explica todo!"

"Siempre culpas a los demás. Al menos debes asumir la responsabilidad de tus decisiones, Rashta."

"¿Qué hay de Su Majestad? ¿No me culpa a mí también?"

"¿Yo?"

"He visto a Su Majestad llorar mientras pronunciaba repetidamente el nombre de Navier. Su Majestad ahora intenta hundir a Rashta en su enojo por haberse separado de esa mujer, ¿no es así?"

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