La Emperatriz se volvió a casar 131
¿Puedes manejarlo?
Sin importar lo que aconsejara, Heinley iba a responder, 'Nunca has tenido una relación amorosa.' Pero después de escuchar las palabras de McKenna, parecía bastante razonable.
Eso era cierto. Tanto Heinley como Navier estaban demasiado ocupados. A Navier le apasionaba tanto su trabajo que parecía adicta. Incluso hace unos días, cometió el atroz acto de llevar algo de trabajo al dormitorio matrimonial.
Para Heinley, que consideraba el dormitorio matrimonial un espacio sólo para ellos, eso era realmente inaceptable. Sentía como si el país se estuviera interponiendo entre Navier y él.
Pero el hecho de que fuera Navier no significaba que pudiera trabajar todo el día. Si Heinley hubiera estado libre, Navier habría encontrado tiempo para estar con él por muy ocupada que estuviera.
Pero el problema era que Heinley también estaba ocupado. Se celebraban reuniones varias veces al día, y llegaban cientos de informes de diferentes países. Había docenas de documentos oficiales que debían ser firmados con urgencia, y también cosas que preparar en secreto.
Heinley no lo sabía, pero hubo varias ocasiones en las que Navier lo visitó durante el descanso, pero se marchó al ser informada que Heinley estaba en una reunión.
"Tienes razón."
Mientras Heinley murmuraba, McKenna se apresuró a decir,
"Creo que es necesario un juego de roles."
"Juego de roles. Es una buena idea. Pero no creo que Reina esté dispuesta a hacerlo todavía....."
"¿De qué estás hablando?"
"¿No te refieres a eso?"
"Tiene una mente muy sucia, Su Majestad. Me refiero a salvarla de una situación difícil o crear dicha situación. Por lo general, hombres y mujeres se acercan fácilmente de esa forma."
Ante las palabras de McKenna, Heinley se dio cuenta que el juego de roles en el que pensaba era diferente del que hablaba McKenna.
Heinley finalmente comprendió a qué se refería McKenna. Esto también parecía bastante razonable. Teniendo en cuenta que su secretario nunca había tenido una relación amorosa. Pero...
"Aún así, no puedo poner deliberadamente a Reina en una situación peligrosa o difícil."
Dijo Heinley rotundamente. Es bueno acercarse, pero era horrible hacer pasar por una situación difícil a la persona que amas. Pero pronto se le ocurrió un buen plan.
"Oh... puedo estar yo en una situación de peligro."
"¿Eh?"
"Al encontrarme temblando en un estado lamentable mi esposa vendrá corriendo a salvarme."
"¿Eh?"
"Al verme, sentirá como si estuviera viendo a un cachorro indefenso. Cuando me vea así, estará tan conmovida que me amará."
"¿Eh?"
"Eh, eh, eh. Para, McKenna. Encárgate de los preparativos para la cacería. Sólo para ir de caza con mi esposa y otras personas cercanas."
* * *
"¿De caza?"
Una noche después de un día ajetreado como siempre.
Mientras estaba recostada sobre el pecho de Heinley recuperando el aliento, preguntó al tiempo que rodeó mi espalda con sus brazos y tiró de mí hacia su lado.
"Sí. No se trata de una gran competición. Es sólo un poco de diversión para aliviar el estrés."
Jugué con los dedos de Heinley y lo miré a la cara. La piel de Heinley seguía siendo suave y tersa. Ahora que lo pienso, estaba en una edad de pleno vigor.
Tanto mi hermano como Sovieshu estaban obsesionados con los juegos al aire libre a esta edad, como la caza, la equitación, entre otros. En cambio, Heinley estaba encerrado en el palacio imperial y trabajaba todo el tiempo. Parecía hacer ejercicio todos los días, pero eso no era suficiente…
"Está bien."
Acepté con una sonrisa. No me gustaba la caza, pero sí la equitación. Estaría bien volver a montar a caballo.
"Los preparativos para la caza—"
"McKenna lo hará. No te preocupes, Reina."
De repente, un grito como el de McKenna resonó en mis oídos. Cada vez que lo veía, se quejaba de lo ocupado que estaba. Haciendo los preparativos para la caza... ¿va a estar bien?
Estaba un poco preocupada, pero también estaba demasiado ocupada para acercarme a ayudar.
Me quedaré tranquila.
Entonces, unos días después, dejando todo el trabajo atrás, Heinley y yo fuimos juntos a un terreno de caza cercano al palacio.
El número de personas traídas para la caza fue pequeño. Heinley, McKenna, la guardia de Heinley, algunos nobles, los miembros de los Caballeros Transnacionales que me custodiaban, Mastas, la Condesa Jubel, entre otros.
Aunque parecía que se habían traídos bastantes sirvientes por razones de conveniencia, seguían siendo pocos.
Pero al llegar al terreno de caza, los sirvientes comenzaron a instalar las tiendas y a hacer los preparativos para comer al aire libre increíblemente rápido. También comenzaron a construir en un parpadeo un almacén temporal para albergar los animales cazados a medida que se trajeran.
Incluso antes de que las tiendas estuvieran terminadas, todas las personas que irían a cazar se montaron en su caballo. Yo también me monté en un caballo blanco resplandeciente y acaricié ligeramente su cabeza.
Al principio cabalgábamos todos juntos, era un ambiente en el que no había diferencia en si estábamos cazando o charlando a caballo.
Con el tiempo, a medida que iban apareciendo las presas una a una fue cambiando gradualmente a una cacería. Mastas estaba especialmente animada, y juró capturar un oso mientras empuñaba su lanza.
"He oído que aquí no habitan osos, Señorita Mastas."
"Condesa Jubel, los osos habitan en todas partes."
"Hmm, es la primera vez que escuchó eso."
Los demás nobles expresaron con júbilo que iban a cazar algo, y los caballeros también parecían un poco entusiasmados.
En medio de esto, Heinley miró de repente al capitán de la guardia Yunim y dijo,
"Quiero ir a solas con mi esposa, así que síganme a distancia."
"Es peligroso, Su Majestad."
Yunim objetó sorprendido. Pero como Heinley no parecía desistir de la idea, me dirigió una mirada para que lo detuviera.
Últimamente, la hostilidad de Yunim hacia mí había disminuido en gran medida... No era tan cortés como el capitán de la guardia del Imperio Oriental, pero era mucho mejor que cuando lo conocí.
Pero antes de que pudiera decir algo, Heinley dijo con firmeza, "No es peligroso," luego me miró y preguntó.
"¿Te parece bien, Reina?"
Asentí, en señal de que estaba bien. De todos modos, el terreno de caza no era grande, los guardias nos seguirían desde la distancia y muchos caballeros estaban alrededor.
Además, escuché que como se trataba de un terreno de caza cercano al palacio imperial, no había animales peligrosos. Si un animal peligroso saliera a una casa particular, se armaría un gran revuelo, por lo que todo estaba completamente controlado.
No fue una reacción exagerada que la Condesa Jubel chasqueara la lengua cuando Mastas dijo antes que cazaría un oso.
Al final, Yunim se retiró insatisfecho y Heinley me pidió que me acercara.
"Sí."
Acepté con una sonrisa y cabalgué junto a Heinley.
El paseo a caballo fue placentero. La luz del sol penetraba entre las hojas de los altos árboles, y se reflejaba finamente en el cabello de Heinley. Cada vez que Heinley sonreía, desprendía un aroma similar a la naturaleza.
Me encantaba la forma en que su cabello se agitaba con el viento. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sonreía hasta el punto de que sus ojos se curvaban. En esos momentos, sentía un cosquilleo en mi corazón como si estuviera siendo acariciado con una pluma.
Por cierto, ¿cuánto tiempo llevamos cabalgando?
De repente, Heinley dijo, "¿Eh? Hay algo por allí, Reina," y avanzó a toda velocidad por su cuenta.
Aunque estaba confundida intenté seguir su ritmo, pero Heinley detuvo su caballo y sonrió torpemente.
"Reina, puedo ir solo."
"¿No dijiste que había algo?"
Pregunté mientras tomaba el arco que tenía en mi espalda que hasta ahora no había tenido la posibilidad de usar. Los ojos de Heinley se agradaron y agitó sus manos.
"No es eso."
"¿?"
"Es sólo que... quisiera ir solo por ahora. Es un regalo que quiero hacerle a Reina."
Después de terminar de hablar, Heinley cabalgó rápidamente y me pidió que lo siguiera lentamente.
¿Qué había visto?
Era extraño, pero lo seguí lentamente como me pidió. Por si acaso, mantuve el arco en mis manos sin tensar.
¿Cuánto tiempo ha pasado? Estaba mirando a mi alrededor porque pensaba que ya era hora de que Heinley volviera, pero entonces escuché el grito de Heinley desde no muy lejos. No era un grito fuerte, pero definitivamente era la voz de Heinley.
Giré a mi caballo y me dirigí en esa dirección a toda prisa. Inesperadamente, Heinley estaba en un duelo con un pequeño, peludo y lindo zorro allí.
¿Un duelo? ¿Debería llamarlo un duelo?
Su caballo no estaba por ningún lado, y Heinley mostraba sus colmillos al zorro. En cambio, el zorro meneaba la cola de un lado a otro, como si estuviera jugando.
Cuando me bajé del caballo, el zorro vino corriendo hacia mí como un ciervo, y volvió a mostrar su encanto. Era un zorro adorable y muy sociable. Cuando le rasque la barbilla, hizo un sonido peculiar y meneó la cola mientras sonreía como Heinley.
Era lindo, pero... ¿A Heinley no le gustaban los zorros? ¿Por qué actúa así con un animal tan pequeño y dócil?
Cuando lo miré extrañada, Heinley gritó apresuradamente.
"¡Reina, ese zorro está actuando como si fuera dócil ahora mismo!"
"..."
"Es en serio. ¡Es adorable por fuera, pero en realidad es malvado y perverso! ¡Es peligroso!"
Cuando miré al zorro mientras acariciaba su cabeza, la voz de Heinley se desvaneció gradualmente. Cuando el zorro se acercó tranquilamente a Heinley, fingió sentir un terrible dolor y dijo,
"Reina me has salvado la vida. Eres mi salvadora."
"Yo no hice nada."
"Tú sola presencia me ayudó."
Era extraño. Cuando entrecerré los ojos ligeramente, Heinley se agarró de repente una pierna y dijo fingiendo tener dolor, "¡Ay, ay!"
"Creo que me fracturé la pierna al caer del caballo, Reina."
¿Se fracturó la pierna al caer del caballo? Pero, ¿no tiene ni un rasguño en el resto de su cuerpo? Era aún más extraño.
Sin embargo, esta vez Heinley se llevó la mano a la frente y murmuró sin fuerzas, "Tengo fiebre," así que primero lo sostuve y lo ayudé a montarse en mi caballo.
"Me recuerda a los viejos tiempos. Aunque no es recuerdo tan viejo como para decir eso."
Heinley susurró mientras me abrazaba fuertemente por detrás. Su voz era agradable de escuchar, pero fruncí el ceño porque la temperatura corporal que sentí al estar nuestros cuerpos en contacto no dejaba de molestarme.
Tampoco parecía tener fiebre.
* * *
"Pero, ¿por qué luchaste contra ese zorro?"
McKenna chasqueó la lengua ante Heinley, tumbado en una cama con un vendaje falso y una toalla húmeda innecesaria en la frente.
Incluso a los ojos del médico del palacio, Heinley no tenia ninguna lesión, a pesar de las vendas bien puestas.
Heinley respondió disgustado.
"Por mucho que espere, los únicos animales que aparecieron fueron zorros y ardillas. Pero no tenía sentido luchar contra una ardilla, ¿verdad?"
"Ugh. Aún así, ¿por qué luchaste contra ese zorro?"
"¿Por qué ignorar a un zorro?"
"Todo depende del tipo de zorro. Estamos hablando de ese pequeño y brillante zorro, ¿no? ¿Ese zorro que es tan lindo que nadie soltaría? ¿Ese zorro con una mente tan grande como la de Su Majestad?
Heinley cerró la boca enfadado. Estaba de mal humor porque la escena dramática que había creado no funcionó en absoluto. Además, McKenna estaba hablando tan desconsideradamente a su lado que tenía ganas de apretar sus labios y sacudirlos con fuerza de un lado a otro.
Al notar su expresión, McKenna chasqueó la lengua y lo consoló a regañadientes.
"Aún así, Su Majestad la Emperatriz se ocupó de ti, ¿no? E incluso elogió tu adorable actuación."
"No lo señales. Ese es el problema, ¡ese elogio!"
Actuó desesperado, pero fue atrapado inmediatamente por la persona que quería que lo amara. Inevitablemente se sintió avergonzado.
Incapaz de soportar la vergüenza, Heinley se metió bajo las sábanas. Parecía una tortuga con la cabeza escondida, así que McKenna sacudió la cabeza.
Mientras lo hacía, la puerta se abrió suavemente. McKenna giró la cabeza. La persona que abrió la puerta y asomó ligeramente la cabeza fue la misma que había iniciado y provocado aquel incidente— Navier.
Navier levantó una ceja al mirar las sábanas abultadas y preguntó, "¿Heinley?" Sólo gesticulando con la boca.
Cuando McKenna sonrió torpemente y asintió, Navier entró con cuidado en la habitación. Luego miró fríamente a Heinley, que estaba bajo las sábanas.
La mirada de Navier era tan aterradora que McKenna se hizo a un lado discretamente. No quería ser arrastrado por la tormenta.
***
¿Por qué está tan avergonzado después de hacer algo tan adorable?
Miré a Heinley, que se veía adorable envuelto en las sábanas, y McKenna sabiamente se apresuró a salir.
Al escuchar el sonido de la puerta al cerrarse, me senté en la cama y me incliné sobre las abultadas sábanas.
"Deja de molestar, McKenna."
En ese momento, escuché un débil murmullo bajo las sábanas. Conteniendo una carcajada, me incliné aún más, el cuerpo bajo las sábanas se retorció y volví a escuchar una voz hosca.
"Qué descaro tienes, McKenna. Detente de una vez."
En el momento en que estaba a punto de decir, 'soy yo' por lo adorable que era.
"Eres pesado, así que bájate."
"¡!"
Heinley dijo 'una vez más' esas palabras. Me bajé de las sábanas y miré fijamente a Heinley. Heinley seguía sin salir de las sábanas, como si realmente pensara que McKenna era quien lo estaba presionando.
Insolente águila, me ha dicho dos veces que soy pesada. ¿Realmente creía que soy pesada?
Una vez le pregunté a Heinley preocupada si era pesada cuando estaba encima de su cuerpo por la noche. Al principio, respondió, 'Eres tan ligera como una pluma'.
Sin embargo, cuando le rogué repetidamente que fuera sincero porque era evidente que estaba mintiendo, respondió, "Es solamente una agradable sensación de presencia," tiró de mi cuerpo hacia el suyo y me abrazó.
Entonces me puse completamente sobre él, y murmuró que estaba bien, incesantemente.
Pensé que era cierto. Pero... ¿Qué? ¡¿Eres pesada, así que bájate?!
Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Realmente me motiva. O puedes dejar una votación o un comentario 😃😁.
0 Comentarios
Deja tu comentario p'