LESVAC 124

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La Emperatriz se volvió a casar 124

Una pregunta muy importante



"¿Una invitada de Su Majestad?"

Rashta preguntó fríamente, a lo que el Barón Lant respondió, "Sí."

Rashta hizo otra pregunta, mirando a Evely con una creciente sensación de inquietud.

"¿Qué clase de invitada?" 

Sin embargo, el Barón Lant se mostró vacilante al responder la pregunta con una expresión incómoda.

"Su Majestad, más tarde lo sabrá."

Rashta hizo pucheros, suprimiendo su ira, y dijo.

"Esta chica dijo que Rashta no era la Emperatriz."

Estaba tratando de contener su ira lo máximo posible porque se trataba del Barón Lant.

"Creo que Rashta tiene derecho de saber quién es esta chica."

"Eso es..."

El Barón Lant miró de reojo a Evely, sin saber qué hacer.

Evely, la causante del problema, se quedó allí sin siquiera parpadear. Con la barbilla levantada y mirando con desdén, una actitud que enfureció al Barón Lant. 

Era difícil responder a las palabras de Rashta, pero Evely parecía querer empeorar la situación.

Finalmente, le gritó a Evely.

"Señorita Evely, discúlpese inmediatamente con la Emperatriz. ¡¿Qué cree que está haciendo?!"

Pero aún así Evely respondió hoscamente.

"No he hecho nada."

"Precisamente ese es el problema. Debes mostrar a Su Majestad la Emperatriz el respeto que se merece."

"Hasta donde sé, Su Majestad la Emperatriz era definitivamente otra persona."

"¡Señorita Evely!"

La cara del Barón Lant estaba completamente roja de ira, y Rashta estaba perpleja.

'¿Quién se creía esta chica para negarse de esta manera? Por lo enojado que está el Barón Lant, no creo que sea una joven dama de la nobleza.'

***

Aunque hubo un poco de conmoción, el Barón Lant no siguió reprendiendo a Evely.

El Emperador Sovieshu estaba aguardando su llegada. Ya había sido informado de que venía en este carruaje, así que debía llevar a Evely adonde Sovieshu sin más demora.

Rashta resopló ante la aparición de la misteriosa chica, pero tuvo que hacerse a un lado a regañadientes cuando el Barón Lant le indicó que Sovieshu la estaba esperando.

Evely levantó la cabeza y miró a Rashta con ojos agudos antes de seguir al Barón Lant.

"Ella es la Emperatriz, así que cuida tus acciones."

Después de entrar en el palacio central, el Barón Lant dio un pequeño consejo a Evely mientras caminaban por uno de los pasillos.

"¿Era necesario que no reconocieras a Su Majestad la Emperatriz?"

Sin embargo, Evely no respondió en absoluto a sus palabras.

El Barón Lant chasqueó la lengua, pensando que era verdaderamente altiva y de mal carácter.

El Barón Lant no presentó adecuadamente a Evely frente a Rashta porque no sabía la razón por la que Sovieshu quería ver a Evely.

Era una maga cuyo mana despareció. Incluso si alguna vez fue una maga, es inútil si ahora no lo es.

Dicho esto, esta chica tampoco parecía muy encantadora para ser una concubina. No tenía respaldo, ni estatus, ni un rostro hermoso, ni un buen carácter.

Era completamente diferente de Rashta, que siempre sonreía y reconfortaba a las personas a su alrededor, incluso en situaciones difíciles.

Con ese carácter, incluso si se convirtiera en una concubina, sería echada en poco tiempo. El Barón Lant chasqueó la lengua nuevamente en su interior.

Sus pensamientos coincidían en un punto con los de Evely. Ella no sabía por qué estaba siendo llamada aquí ahora que no era una maga.

'Lo descubriré muy pronto.'

La imponente puerta se abrió ante sus ojos.

Evely respiró profundamente y entró.

'¡Oh!'

Tan pronto como dio unos pasos dentro, Evely soltó una pequeña exclamación.

Fue por la apariencia del Emperador Sovieshu, que estaba sentado en la silla de su escritorio.

Originalmente, Evely odiaba al Emperador Sovieshu. Debido a este emperador, la persona que más respetaba, quería y admiraba se había ido a un país lejano.

Evely pensaba que el Emperador Sovieshu era realmente tonto y ruin. Además, que esa personalidad se notaría claramente en su rostro.

Pero cuando lo vio en persona, el rostro del Emperador Sovieshu era más que apuesto, era radiante.

Después de un momento de vacilación, el emperador dijo con una sonrisa inesperada.

"No creo que pueda hablar con usted allí."

El Barón Lant le dio instrucciones de 'ir más adentro' desde atrás. 

Evely, que caminaba con vacilación, se acercó a tres pasos del escritorio. Sovieshu, que era apuesto de lejos, se veía aún más apuesto de cerca.

Evely recordó a Navier, a quien admiraba cada vez que veía. Y de inmediato, imaginó al emperador y a Navier uno al lado del otro. 

'Qué maravilloso habría sido verlos juntos.'

Sintiendo una punzada de pesar en su corazón, Evely notó que había mucho silencio a su alrededor.

Tan pronto como volvió en sí, el Emperador la estaba mirando fijamente.

La forma en que la miraba sin decir nada resultaba muy complicada y desconcertante.

Cualquier noble habría esperado tranquilamente a que el emperador hablara, pero Evely se sentía sofocada por la mirada del emperador, así que eventualmente habló primero,

"Me gustaría saber por qué me llamó, Su Majestad."

El Barón Lant la miró ferozmente desde atrás y susurró su nombre, "Señorita Evely."

Su voz era amenazadora, pero Sovieshu le hizo un gesto con la mano para que se retirara.

"¿No lo has oído todavía?"

"Lo he oído."

"Entonces, ¿por qué lo preguntas?"

"La persona que me contactó me dijo que había incurrido en la ira del Emperador al ser patrocinada por la Emperatriz."

Al escuchar esto las cejas de Sovieshu se levantaron de inmediato. Eso pensaban los ayudantes de Navier...

"Luego una persona que me encontré me dijo que sería la segunda concubina del Emperador."

Las cejas de Sovieshu, que se habían levantado, se levantaron aún más antes de estallar en risas.

"¿Hablas en serio?"

"¿Cuál es verdad?"

Sovieshu estalló en risas una vez más ante la audaz pregunta.

"Ninguna. En primer lugar, no odio a la Emperatriz. En segundo lugar, aunque lo hiciera, sería absurdo odiarte sólo porque te patrocinaba. En tercer lugar, eres demasiado joven para ser mi concubina."

"Entonces, ¿por qué me llamaste aquí...?"

"Eras inteligente y talentosa, pero te has visto envuelta en el fenómeno de la disminución del maná."

"... Así es."

"Sólo porque tu maná haya desaparecido no significa que tu inteligencia también desapareció. Es un caso inusual, por eso tengo pensado apoyarte para que aproveches esa buena mente."

Habiendo terminado de hablar, Sovieshu tocó la campana para llamar al Barón Lant.

El Barón Lant entró, pero Sovieshu no apartó su mirada de Evely y volvió a hablar,

"Hay quienes se dedican al estudio de la magia con fines científicos. Uno de ellos dijo que necesitaba un asistente, así que me gustaría recomendarte a ti. ¿Estás de acuerdo con eso?"

"... sí."

"Barón Lant, lleva a la chica con Lord Axel."

"Como ordené, Su Majestad."

"Después de eso, llévala con la Condesa Reygess. ¿Evely?"

"Sí."

"Ella te cuidará hasta que puedas vivir sola." 

Sin nada más que decir, Sovieshu levantó la pluma a su lado, diciendo que podían retirarse.

Sin embargo, Evely dio otro paso adelante, diciendo, "Um, Su Majestad."

Cuando Sovieshu levantó la vista, Evely preguntó con valentía.

"Puedo trabajar como sirvienta en el tiempo libre, así que por favor permítame quedarme en el palacio imperial."

El Barón Lant chasqueó la lengua por sus palabras atrevidas, pero Sovieshu preguntó sin mostrarse disgustado.

"Hay muchas habitaciones disponibles, así que por esa parte no hay ningún problema. Sin embargo, es posible que seas víctima de falsos rumores. ¿Eso no te importa?"

"No, en absoluto."

"Entonces..."

Pensándolo bien, Sovieshu instruyó al Barón Lant de nuevo.

"Prepara una habitación para ella en el Palacio del Sur."

Poco después de volver a casarse, el Emperador Sovieshu trajo a una hermosa mujer, que había sido una maga, a vivir en el palacio. Aunque la hizo pasar por asistente de un mago, pronto se convertiría en su segunda concubina.

Tal como Sovieshu había advertido a Evely, este tipo de rumores comenzaron a extenderse en cuestión de horas.

Por supuesto, estos rumores también llegaron a oídos de Rashta.

"¿Dónde va a quedarse?"

Rashta preguntó, desconcertada.

Su expresión era tan feroz que la Vizcondesa Verdi tartamudeó, mientras Rashta rechinaba los dientes y apretaba los puños.

Recordó el comportamiento altivo y grosero de esta chica hace unas horas. Hace un tiempo había escuchado del Vizconde Roteschu que Sovieshu traería a una chica de la academia mágica. Claramente era ella.

¡Además, Sovieshu realmente pretendía convertirla en su concubina!

"Cómo... Ni siquiera he dado a luz todavía."

Rashta suspiró, sentándose en el sofá atónita.

Al notar la expresión de Rashta, la Vizcondesa Verdi recogió el té en silencio, e intentó salir a hurtadillas de la habitación.

Pero antes de que pudiera salir.

"Vizcondesa Verdi."

Rashta la llamó primero.

La Vizcondesa Verdi se vio obligada a regresar.

"Sí, Su Majestad la Emperatriz."

"Aunque Rashta está limitada en lo que puede hacer como Emperatriz, ¿puedo al menos colocar a mis sirvientas en otros lugares?"

"Por supuesto."

"Encuentra a hijas de prisioneros que puedan desempeñarse como sirvientas. Mujeres que tengan una buena relación con sus padres. Mejor aún, si sus familias se encuentran en una situación difícil."

"¿Perdón?"

Los ojos de la Vizcondesa Verdi se agrandaron ante la inesperada orden de Rashta. ¿Hijas de prisioneros?

"Su Majestad, ¿para qué va a utilizar a esas mujeres...?"

"A Rashta sólo le queda una sirvienta. Necesito tener más."

"Entiendo."

Rashta añadió, con un brillo de inteligencia en sus ojos.

"Y una debe ser enviada adonde la chica maga."



"Como ordene..."

"Una cosa más."

"Sí, Su Majestad."

"Organizaré una fiesta de té, envía invitaciones a los hombres de la nobleza en la capital."

"¿A los hombres de la nobleza?"

"Sí. Sólo a los hombres de la nobleza."

Después de que la Vizcondesa Verdi se retirara. Rashta se recompuso, cubriendo su vientre con ambas manos.

Imitar ciegamente a la Emperatriz Navier no estaba resultando como esperaba.

'Pensándolo bien, ¿no fue la Emperatriz Navier quien salió derrotada después de entregarlo todo?'

No necesitaba imitarla, excepto en su rol de Emperatriz...

Lo había olvidado mientras intentaba agradar a los nobles.

Ahora que Sovieshu había traído a otra mujer, Rashta volvió en sí.

'Si no puedo conseguir el afecto de la nobleza como emperatriz, conseguiré que todos los hombres me amen. Si no puedo conseguir un grupo de damas de compañía, conseguiré un grupo de sirvientas. También aplastaré a esa maga de una vez para evitar que se convierta en un verdadero problema.'

* * *

Un gran carruaje traqueteaba a lo largo del camino de grava cuidadosamente hecho. 

El carruaje se detuvo en el jardín frente al palacio.

McKenna, que estaba esperando allí, se acercó rápidamente y abrió la puerta del carruaje.

"Bienvenidos al Imperio Occidental."

La pareja que iba en el carruaje se sobresaltó cuando alguien que no era un caballero ni un cochero abrió la puerta.

"¿Quién es usted?"

"Les ruego me disculpen. Soy McKenna, Secretario Principal del Emperador de Occidente."

Cuando McKenna reveló su identidad, la pareja se sorprendió y salió apresuradamente del carruaje para saludarlo.

"Gracias por recibirnos en persona."

McKenna respondió al saludo una vez más y rápidamente examinó al Duque y la Duquesa Troby.

Se parecían mucho a Navier, así que los consideraba cercanos a pesar del frío trato inicial.

El Duque y la Duquesa Troby también examinaron a McKenna en medio de su desconcierto.

McKenna era el ayudante más cercano de su segundo yerno, el Emperador Heinley. Además, habían crecido juntos.

'Se puede conocer a una persona por sus amigos.'

Por supuesto, hay casos en los que no es así, pero con una relación como la de Heinley y McKenna, que han estado juntos desde niños, entonces este dicho podría aplicarse. Era una forma de saber más sobre su yerno.

"Su Majestad el Emperador los está esperando. Por favor, vengan por aquí."

McKenna, como Heinley le había instruido, guió a la pareja con la voz más afectuosa y cordial posible.

McKenna guió al Duque y la Duquesa Troby al salón de las estrellas, donde se recibían a los invitados distinguidos.

Allí, frente al trono, Heinley ya estaba de pie, con varios funcionarios y caballeros a ambos lados.

Al igual que la mayoría de los invitados distinguidos que entraban a este salón, el Duque y la Duquesa Troby quedaron asombrados ante la increíble majestuosidad del lugar. 

Sin embargo, aún más sorprendente fue que incluso en este espacio increíblemente majestuoso, Heinley brillaba dignamente sin ser enterrado o presionado.

Más bien, su cabello rubio claro y sus ojos púrpuras parecían brillar con la luz reflejándose por todas partes.

Heinley esperó a que los duques se acercaran, y cuando estaban a pocos pasos de distancia, bajó de la plataforma donde estaba situado el trono y sostuvo sus manos personalmente.

"¡Su Majestad!"

Conmocionado, el Duque Troby retrocedió medio paso, pero rápidamente se acercó de nuevo para evitar avergonzar al emperador. 

"Bienvenidos, Madre. Padre."

Heinley sonrió cálidamente, llamando al duque y a la duquesa de forma afectuosa.

Ya habían experimentado este trato de Heinley en la Mansión Troby, pero no esperaban que lo hiciera delante de otras personas, incluso de sus propios subordinados, así que el Duque y la Duquesa Troby sonrieron avergonzados.

"Reina, ah. Ese es el apodo que usamos entre nosotros. Mi esposa los extrañó mucho a ambos. Por supuesto, yo también."

Los ojos del Duque y la Duquesa se estremecieron al escuchar el apodo que usaban entre ellos.

Una expansión del poder habría levantado la alarma del Emperador de entonces, así que el Duque Troby deliberadamente decidió dejar de ejercer funciones en el imperio desde que su hija, Navier, fue elegida como princesa heredera.

Se sentía tanto agradecido como incómodo con los comentarios de Heinley. Sin embargo, no había olvidado la etiqueta adecuada para dirigirse a un emperador.

"Gracias por su hospitalidad, Su Majestad. Además, me gustaría felicitarle por su título de Emperador del Imperio Occidental."

"¡Enhorabuena!"

Finalmente, la pareja lo saludó formalmente, y Heinley pensó mientras los miraba.

'Reina se parece mucho a sus padres.'

***

El día pasó demasiado rápido mientras chequeaba el número de personas empleadas en el palacio, sus puestos, funciones, experiencias y evaluaciones de desempeño.

Ni siquiera podía molestarme en almorzar, así que le pedí a la Condesa Jubel que dejara la comida en mi escritorio y seguí revisando los papeles.

Quería terminarlo lo antes posible ya que este trabajo servía de base para todo lo demás.

"¿Mi madre y mi padre están aquí?"

Sin embargo, a pesar de que mis padres vinieron de lejos, no quería ir a verlos en este momento.

"Sí, están con el Emperador ahora. Su Majestad envió a un hombre—"

"¿Tengo que ir ahora?"

Eso es todo lo que necesitaba saber. Cuando le pregunté con cierto pesar, Rose levantó las cejas y continuó después de la breve interrupción.

"— Le gustaría conversar en este momento a solas con ellos, así que Su Majestad la Emperatriz debe asistir es a la cena."

¿Qué?

"¿En serio?"

Ante esas palabras completamente inesperadas el sentimiento de pesar desapareció.

¿Heinley tenía algo que hablar a solas con mis padres?

"De qué quiere hablar con mis padres..."

"Eso no lo sé."

Rose ladeó la cabeza, y Mastas, que estaba de pie cerca de la ventana, intervino rápidamente.

"Creo que lo sé. Estoy segura de que es eso."

"¿Eso?"

"¿Ahora la confrontación no es entre el Imperio Oriental y el Imperio Occidental? Creo que les está preguntando sobre las debilidades del Imperio Oriental. Estoy segura."

Los ojos de Laura se agrandaron ya que se trataba de su propio país.

Rose asintió de acuerdo después de pensarlo un momento.

"Es una posibilidad. Aunque Su Majestad puede parecer despreocupado, cuando habla definitivamente no es para decir tonterías. Eso es lo que mi hermano me ha dicho."

"¡!"

***

La Duquesa Troby frunció el ceño, incómoda.

"¿Quieres saber qué es lo que le gusta a Navier?"

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