LESVAC 106

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La Emperatriz se volvió a casar 106

Shock De Sovieshu



¡Nunca imaginé que algún día usaría el Palacio del Sur reservado para los invitados distinguidos!

Mirando alrededor de la habitación preparada para la Reina de Occidente, no pude evitar reír.

Uno no sabe realmente dónde estará el día de mañana. Habría sido inimaginable hace un año, o incluso hace unos meses.

Dejando a un lado mi inquietud, primero me quité los guantes y también el pesado abrigo.
Luego desempaqué mi equipaje para cambiarme a algo más cómodo y elegante.

Por último, llamé a una criada para que organizara el resto de mi equipaje, me senté en la cama, y al poco tiempo Rose y Mastas llegaron, después de terminar de acomodar sus cosas.

Laura y la Condesa Jubel no estaban presentes, porque les ordené que descansaran en sus respectivas casas mientras estuviéramos en la capital.

"Se siente extraño que no estemos las cuatro juntas."

Mastas refunfuñó tan pronto como llegó, extrañaba a Laura, con quien se entendía bien.

Rose sonrió con tristeza, parecía haberse hecho realmente cercana a la Condesa Jubel.

"Eso es verdad."

Pasando juntas todos los días, era inevitable que se volvieran cercanas.

Es por eso que las damas de compañía de Christa también se mantenían unidas en torno a ella.

Sin embargo, el tiempo que pasamos solas fue corto. Debido a que todas las nobles del Imperio Oriental que habían estado a mi lado como damas de compañía vinieron a visitarnos poco después.

"¡Condesa Eliza!"

Entre ellas estaba la Condesa Eliza, mi dama de compañía principal.

"¡Su Majestad la Emperatriz!"

La Condesa Eliza, que me había llamado como antes, parpadeó avergonzada tan pronto como habló. Al mismo tiempo, las otras damas de compañía se echaron a reír y ella sonrió torpemente.

Luego de un rato.

Pusimos dos mesas más en la otra habitación, donde nos reunimos para comer bocadillos y beber café.

No nos habíamos visto en mucho tiempo, así que teníamos mucho de qué hablar.

"Me estoy adaptando bien. La Señorita Rose y la Señorita Mastas aquí presentes han sido un gran apoyo para mí, además de que he vuelto a encontrarme con mi hermano allí."

"¿Qué hay de Su Majestad Heinley? ¿Cómo va su relación?"

"..."

Cuando sonreí torpemente en lugar de responder, las caras de las damas de compañía del Imperio Oriental se volvieron feroces.

Agité mis manos rápidamente, y Rose respondió antes de que yo lo hiciera.

"Aunque no sabría decir qué tan buena es su relación, verlos juntos es verdaderamente... conmovedor."

Se sonrojó mientras hablaba.

Estoy segura que estaba pensando en el incidente del carruaje.

Las damas de compañía se rieron y trataron de indagar más.

"¿Por qué? ¿Qué has visto?"

"¿El Rey Heinley trata muy bien a nuestra Navier?"

Rose sonrió incómodamente, como si fuera difícil para ella seguir hablando del tema.

Pero no hubo necesidad de que respondiera porque el propio Heinley vino a mi habitación.

"Saludos a Su Majestad El Rey de Occidente."

Las damas de compañía lo saludaron sorprendidas, Heinley sonrió con la sonrisa característica de una mascota, agitó su mano y preguntó mientras se acercaba a mí.

"¿No estás descuidando demasiado a tu esposo? Vine porque estaba celoso, Reina."

"¡Ooh!" Mis antiguas damas de compañía dejaron escapar un grito de sorpresa.

Cuando dirigí una mirada furtiva a Heinley para que dejara de decir tonterías, me miró con tristeza, extendió su mano y tomó la mía.

"Te extraño."

Habló como un enorme perro sediento de amor, y escuché a las damas de compañía respirar hondo al mismo tiempo.

Sin embargo, fruncí el ceño.

No me preocupaba su forma de comportarse cuando estábamos solos. Pero seguía siendo el rey de un país.

¿No debería actuar con más decoro frente a otras personas?

Señalarlo aquí le haría daño a su imagen, así que simplemente sonreí con una expresión forzada.

***

Pasé el resto del día compartiendo y descansando cómodamente con mis damas de compañía. El día siguiente también.

Originalmente, cuando era la Emperatriz, rara vez pasaba un día entero tranquila porque siempre tenía trabajo que hacer. Ahora que ya no soy la Emperatriz, podía descansar así en el Palacio Imperial del Imperio Oriental.

Fue irónico, pero trate de no mostrarlo y simplemente sonreí.

Y finalmente, llegó el día antes de la boda.

Hasta ayer, había disfrutando del tiempo con mis antiguas damas de compañía. Pero hoy, mi lengua se volvió repentinamente rígida y mi inquietud se intensificó.

Caminé sola de un lado a otro de la habitación, y luego salí a caminar.

Inesperadamente, Heinley estaba cerca, así que decidimos dar un paseo juntos.

Mientras paseábamos en silencio, pasamos por el mismo lugar donde habíamos estado caminando juntos en el pasado.

"¿Lo recuerdas?"

Heinley preguntó con una sonrisa, tal vez estaba pensando en lo mismo.

"Estábamos caminando por aquí hablando del cumpleaños de Reina."

"Lo recuerdo."

"Reina intentó alimentarme con insectos."

"¡!"

Oh, es verdad.

No sabía que Heinley era Reina en ese momento. Cuando pensé en eso, no pude evitar reírme a carcajadas.

"¿Te sorprendiste mucho?"

"Incluso ahora me asusta ver insectos."

"En ese entonces, dijiste que los pájaros del Reino Occidental se alimentaban con comida cocida, ¿no es así?"

"..."

"Te veías sorprendentemente aterrado."

Heinley, que siempre se mostraba seguro de sí mismo, se reía avergonzado mientras yo me burlaba de él porque era divertido ver su lado débil.

"Reina, ¿no le temes a los insectos?"

"No, en absoluto."

Ante mi alarde, Heinley aplaudió y exclamó con admiración.

"¡Eso es genial!"

"Por supuesto."

"Entonces si un insecto aparece mientras estamos en una cita por la noche, Reina puede atraparlo."

"¡¿?!"

"Excepto por los insectos, yo me encargaré de todo."

"Eso..."

Cuando lo miré, sintiéndome ligeramente preocupada ante la idea, Heinley estaba sonriendo de forma extraña.

Era obvio que sabía que estaba mintiendo. Avergonzada, sonreí mientras me mordía los labios.

Después de haber estado hablando por un tiempo, sentí la mirada de alguien sobre mí. Cuando estaba a punto de preguntarle a Heinley que comía cuando estaba en forma de pájaro, giré la cabeza hacia donde provenía la intensa mirada.

Era Sovieshu.

Verlo me hizo recordar el pasado una vez más.

Incluso en ese entonces, estaba caminando con Heinley mientras hablábamos de Reina, y Sovieshu apareció justo como lo hizo ahora.

¿Podría ser esta parte igual que antes?

Era un poco ridículo pensar en eso, así que simplemente saludé a Sovieshu con una ligera sonrisa.

"Es un placer ver a Su Majestad el Emperador del Imperio Oriental."

Sovieshu se quedó mirándome con los labios firmemente cerrados, sin responder a mi saludo.

Se acercó mirando alternadamente entre Heinley y yo con una expresión furiosa.

Entonces le hizo una petición a Heinley.

"Rey Heinley, podría permitirme un momento a solas con Navier."

En lugar de retirarse, Heinley se negó rotundamente.

"Lo lamento. Pareces un poco enojado... Incluso siendo una petición de Su Majestad, no puedo dejar a mi esposa al lado de otro hombre, mucho menos si está enojado."

La expresión de Sovieshu se volvió aún más rígida.

"¿Otro hombre?"

Heinley miró en silencio a Sovieshu por un momento y luego dijo con una sonrisa.

"Navier es mi esposa."

[- La Emperatriz es mi esposa, no la guía turística del príncipe.]

La voz de Heinley se superpuso con la de Sovieshu de hace unos meses.

El rostro de Sovieshu se retorció, probablemente pensó en lo mismo. Sin embargo, independientemente de sus intenciones, Heinley tenía razón.

En ese entonces, Sovieshu había trazado una línea muy clara entre Heinley y yo, porque éramos extraños. Esta vez, Sovieshu y yo éramos los extraños.

Sovieshu me habló sin siquiera mirar a Heinley.

"Navier, tengo algo que decirte."

"Lo escuchó, Su Majestad."

"Sólo nosotros dos."

A pesar de todo, me gustaría escuchar lo que quiere decirme. Además, Sovieshu no era sólo mi ex-esposo, sino también el emperador de un país poderoso.

La relación entre nosotros ya era incómoda y mala. No había necesidad de rechazarlo abiertamente.

Cuando giré la cabeza para insinuarle esto a Heinley, él me estaba mirando con la misma expresión de ese entonces. Esa expresión de... un triste golden retriever.

Parecía que sacudiría la cola y comenzaría a gemir si me fuera. Ante esa mirada, no podía dejar a Heinley solo, para irme con Sovieshu.

Al final, cambié de opinión.

"Mis disculpas, Su Majestad. Si no es asunto urgente, mi deber es estar al lado de mi esposo ahora."

Estaba a punto de decirle que si tenía algo que hablar conmigo, podríamos hacerlo en otra oportunidad, pero Sovieshu exclamó con una extraña expresión.

"¡Navier!"

Su reacción fue como si lo estuviera engañando con otro hombre.

Sovieshu me miró fijamente, luego miró ferozmente a Heinley, se dio la vuelta y se marchó.

Suspirando, miré a Heinley, quien estaba sosteniendo mi mano con las dos suyas.

"¿Sucede algo?"

Cuando le pregunté preocupada, Heinley sacudió la cabeza, sonrojado. Luego se inclinó, y puso su cabeza sobre mi hombro.

***

Finalmente llegó el día de la boda. Desde la mañana el ajetreo y el bullicio se hizo evidente.

Aunque estaba en el Palacio del Sur, el alboroto era igual.

Durante el día se llevaría a cabo la boda y el desfile. Por la noche la recepción de boda.

Debido a la apretada agenda y a la afluencia de invitados distinguidos de diversos países, todo el mundo parecía estar atareado preparándose.

Yo también empecé a prepararme desde temprano en la mañana, Rose y Mastas estaban aún más ocupadas preparándose mientras me ayudaban a mí también.

En particular, Rose, quien estaba instando a Mastas a comportarse 'como una noble.'

"¡Deja la lanza, por favor!"

"¡La lanza es la base de una dama!"

"¡No! ¡No es la base ni de una dama ni de un caballero! ¡Ni siquiera un caballero asiste a una fiesta con su lanza encima!"

Mientras estábamos ocupadas preparándonos, la Condesa Eliza envió a alguien para transmitirme un mensaje.

"Reina Navier, la Condesa Eliza me pidió que le informara que el vestido de novia de Rashta es muy glamuroso."

Al escuchar esto, me fijé en el vestido que había decidido usar.

Era moderadamente glamuroso.

Había elegido este vestido porque pensé que si asistía con uno sencillo después de volver a casarme, la gente creería que me sentía insegura. Pero tan pronto como escuché las palabras de la Condesa Eliza, cambié de opinión.

"Transmite mi agradecimiento a la Condesa Eliza."

Le di una moneda de oro al mensajero, y agradecí a la Condesa Eliza por su consideración.

Los vestidos de novia generalmente son glamurosos.

Sin embargo, la Condesa Eliza incluso envió a alguien para informarme sobre el vestido, lo que significa que Rashta usaría un vestido increíblemente glamuroso.

En este escenario, si las dos usáramos un vestido glamuroso pareceríamos dos pavos reales.

"Mejor usaré este vestido."

Elegí un vestido sencillo que había traído por si acaso.

***

Después de terminar de prepararme, me reuní con Heinley y nos dirigimos al salón de bodas.

El salón de bodas estaba espléndidamente decorado, se notaba el esfuerzo de Sovieshu en todas partes.

No estaba todo incrustado de joyas como en el Reino Occidental, pero en cambio la mano de obra era de primer nivel.

Especialmente los pilares con magia grabada en ellos que resplandecían naturalmente eran realmente asombrosos.

Sovieshu... hizo tales preparativos para Rashta. ¿Sólo para que fuera la Emperatriz por un año?

Qué tontería.

Cuando pensé en Sovieshu, quien estaba perdidamente enamorado de Rashta, presionando a sus subordinados por los preparativos de la boda, las comisuras de mis labios se curvaron naturalmente.

'Me alegra no haber respondido a esa carta.'

En cualquier caso, gracias a las molestias que Sovieshu se había tomado, los ojos de los presentes no se enfocaron tanto en mí.

Me senté junto a Heinley en los asientos reservados para los invitados distinguidos, esperando que la boda se celebrara rápidamente.

Después de media hora, sonó la gran campana de plata colgada al frente del salón de bodas.

Entonces, el Sumo Sacerdote salió por una pequeña puerta junto a la plataforma.

Parecía más cansado que el día del divorcio, como si estuviera disgustado por las repetidas visitas al Imperio Oriental.

Su expresión se volvió aún más peculiar cuando me vio.

Lo saludé, inclinándome levemente con una sonrisa, pero el Sumo Sacerdote sacudió la cabeza, sonriendo forzadamente.

El salón quedó completamente en silencio cuando el sumo sacerdote salió.

Él desplegó el pergamino que sostenía y recitó, "Que entren los novios."

Entonces, la campana pequeña junto a la campana de plata sonó, seguidamente la 'Puerta del Novio' y la ‘Puerta de la Novia’ se abrieron simultáneamente.

Las dos puertas estaban en direcciones opuestas, los novios entrarían por caminos separados, los cuales se unirían en el medio para formar un único camino.

Esta era una formalidad que simbolizaba que los novios, quienes habían recorrido senderos distintos, ahora recorrerían el mismo sendero a través del matrimonio.

Sovieshu, que salió de la puerta del novio, se veía tan bien como siempre. Un hombre apuesto, imponente y digno.

Incluso en una situación absurda, se veía muy elegante. Estaba mirando fijamente a Rashta, sin voltear a mirarme ni por un segundo.

Deben ser muy felices.

Lo miré por un rato aturdida, luego rápidamente giré la cabeza. No quería que los demás malinterpretaran la forma en que miraba a Sovieshu.

Esta vez miré a Rashta.

Rashta también se veía hermosa y elegante.

Su apariencia, que de por sí era asombrosa cuando nos conocimos, ahora parecía una luna perfectamente blanca, quizá por el amor de Sovieshu o por la deliciosa comida del Palacio Imperial.

Sin embargo, en el momento que Rashta cruzó su camino y se puso al lado de Sovieshu. Su vestido, que había sido cubierto por las sillas e invitados, se reveló por completo, y me sorprendí tanto que mis ojos se estremecieron.

¿Qué está usando?

El vestido de Rashta no era sólo glamuroso. No, dejando a un lado el vestido.

¿Qué demonios eran esos accesorios en sus brazos y cabello? Con todo eso, parecía más bien un árbol de navidad.

Al mirar de nuevo a Sovieshu, sus ojos se veían diferentes a los de hace un instante.

No era una expresión de felicidad para recibir a la novia. Era una expresión ligeramente enfadada con su mandíbula tensa. 

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 211

Sovieshu no miró a Rashta emocionado, sino perplejo. Si el diseñador estuviera frente a él en este momento, probablemente le estaría reclamando por vestir a Rashta así.

Se podían escuchar risas tenues por todas partes. Los nobles arrogantes parecían burlarse del vestido de Rashta.

Rose también murmuró en voz baja.

"No puedo creer que esté usando algo tan cómico con esa cara. ¿Ella tenía originalmente ese tipo de gusto, Su Majestad?"

Esto me hizo pensar en la ropa que Rashta usaba cuando yo todavía era la Emperatriz. Ella se vestía principalmente con ropa blanca, evitando diseños glamurosos.

Debido a eso, Rashta parecía una encantadora flor silvestre, entre todas las flores extravagantes.

Su apariencia era refrescante para la nobleza, y también servía como una fuerte atracción para que Rashta se estableciera en la alta sociedad.

Pero en su día más importante, apareció de la nada con un vestido tan ridículo... En cualquier caso, la propia Rashta tenía una cara de satisfacción.

Mientras pasaba frente a mí, tenía una sonrisa llena de confianza que hablaba por sí misma como si hubiera ganado.

En medio de esta situación absurda, Rashta y Sovieshu caminaron juntos y se detuvieron frente al Sumo Sacerdote.

En ese momento, el Sumo Sacerdote preguntó mientras abría el libro sagrado.

"¿Acepta Sovieshu Vikt, Emperador del Imperio Oriental, casarse con Rashta Isqua?"

"Acepto."

"¿Acepta Rashta Isqua casarse con el Emperador del Imperio Oriental, Sovieshu Vikt?"

"Acepto."

"Firmen aquí."

Después de que Rashta y Sovieshu firmaron el acta de matrimonio, el Sumo Sacerdote guardó el papel dentro del libro sagrado, proclamando el nacimiento de una nueva pareja de emperadores en el Imperio Oriental.

Los presentes aplaudieron, y Sovieshu se dio la vuelta, mostrando una suave sonrisa. A pesar de que su vestido era ridículo, la sonrisa de Rashta era más brillante que nunca.

Los dos se veían muy contentos. Parecía una escena de cuento de hadas.

Mirando a esta hermosa pareja, pensé, 'Espero que no sean felices.'

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