La Elección de Afrodita 1
La búsqueda de pareja de Zeus
Los doce grandes dioses del Olimpo, el Dodecathlon, se reunieron.
Fue, por supuesto, Zeus quien convocó la reunión. Como rey de los dioses, se sentó en un alto trono rodeado de nubes y saludó a los demás dioses, y en cuanto los doce se reunieron, sacó a relucir la historia sin demora.
Aquella a la que Zeus señaló, Afrodita, la diosa del amor y la belleza, volvió a preguntar bruscamente.
"¿Te casarás conmigo?"
"SÃ, lo haré"
"¿Por qué deberÃa hacerlo?"
A pesar de la desafiante respuesta, Zeus mantuvo la calma. Respondió con una generosa sonrisa al nombre del rey de los dioses.
"Porque eres la diosa del amor y la belleza"
"Esa no puede ser una razón"
"Oh, eso no es cierto. Te lo explicaré"
A Afrodita no le gustaba Zeus. Le ha molestado desde que lo vio por primera vez, pero cuanto más sabe, más le disgusta.
El origen del nacimiento de Afrodita fue el antiguo dios, Uranos, el abuelo de Zeus. Ella pertenecÃa a la cima de la jerarquÃa, según su linaje. Pero aunque Zeus lo sabÃa claramente, la trataba como a una diosa recién nacida, hija o nieta.
"Hermosa Afrodita. El ambiente en el Olimpo ha sido muy caótico últimamente. ¿Sabes por qué?"
Era la única resistencia que podÃa hacer la desobediencia, ya que estaba resentida pero no podÃa superar a Zeus por la fuerza. Afrodita respondió, mirando directamente a los ojos de Zeus.
"No lo sé"
"Bueno, ¿aunque sea asÃ? Los dioses y espÃritus que te adoran lucharon por el orden del cortejo y compitieron por los dones, y finalmente llegaron a competir por la fuerza. Con cada una de sus llamadas detrás"
Ella escuchó sus palabras a medias. Finalmente, no pudo aguantar hasta el final y echó a las ninfas.
Sin embargo, Zeus continuó.
"La situación es muy grave. Desde la Titanomaquia [guerra entre los olÃmpicos y los titanes dirigida por Zeus], el ambiente nunca habÃa sido tan agrio"
Armar un escándalo con un acento digno también era una habilidad, si es que se consideraba asÃ. Afrodita se rió en vano.
"Es mucha exageración"
"Exagerado, en absoluto. No puedo aguantar más"
"......."
"Vamos. ¿Qué piensas de esta deplorable situación?"
Afrodita entendió completamente las palabras de Zeus. En otras palabras, tiene que casarse para que los hombres tontos no luchan inútilmente más. Para ser honesto, ella habÃa planeado una vida asÃ. Al igual que algunas de las diosas presentes, no querÃa jurarse a sà misma, y pensaba tener un bebé algún dÃa.
Pero no querÃa seguir sus órdenes. Afrodita salió torcida.
"Creo que es deseable"
"¿Deseable?"
"Me desean. No puedo evitarlo. Si quieres lo que todos quieren, tienes que luchar y ganar. ¿No era esa una disciplina muy básica en el mundo que gobernamos?"
No era la cándida apreciación de Afrodita sobre la reciente y embarazosa situación. Ella no se preocupaba ni querÃa incitarlas a pelear entre ellas, como hacÃa Eris. Además, para empezar, ella nunca habÃa prometido nada al ganador.
¿Qué opinas de lo que han hecho los de abajo? Es desagradable en sà mismo que le hagan esa pregunta, ¿qué más iba a pensar?
Pero ella podrÃa decir cualquier cosa que no querÃa decir a Zeus para romper el hielo.
No es la diosa de la verdad. Afrodita se revolvió el pelo con un gesto exagerado. Varios dioses fruncieron el ceño al ver que los comentarios ociosos que acababa de hacer podÃan parecer sinceros.
Lamentablemente, Zeus era diferente. Respondió con calma:
"No es asÃ, Afrodita"
"¿Ah?"
"En mi mundo gobernante, la lucha no es la única respuesta cuando se trata de conseguir algo"
"¿Entonces qué? ¿Fraude y acuerdos por la puerta trasera?"
"Es un acuerdo racional y un comercio justo"
"Poo-hoo"
Afrodita acabó por estallar en carcajadas.
Tanto si Zeus movÃa las cejas como si no, ¡era un sonido que ella no podÃa evitar reÃr! ¿Dónde está eso en el Olimpo? Si Kronos hubiera oÃdo eso, el Tártaro habrÃa soltado un rugido.
Sin embargo, por desgracia, Zeus no era el único que estaba aquÃ. Los demás dioses se fijaron en la actitud de Afrodita. En particular, Atenea miró como si fuera a regañar de inmediato.
'Oh, Atenea. Por favor, cálmate. No era mi intención disminuir el valor que proteges'
Afrodita miró con entusiasmo a Atenea, pero su pensamiento interior no fue entregado a su enemiga. Era porque la capacidad de leer los pensamientos entre los dioses, que eran de la misma clase, no se podÃa lograr.
"Oh, bueno. Lo siento"
Tragándose su irritación, Afrodita aclaró su error. No podÃa evitarlo porque se meterÃa en problemas si ese jamelgo se ponÃa del lado de Zeus.
De todos modos, Zeus le dio la vuelta a la tortilla gracias a su hija. Tosió ligeramente en vano, enfocó los ojos de los dioses y luego habló solemnemente hacia Afrodita.
"Afrodita, diosa del amor y la belleza"
"SÃ"
"Como Rey del Olimpo, como Señor, yo, Zeus, te recomiendo que tengas un marido adecuado para ti"
Era una recomendación, pero en el fondo era una orden. Estaba claro que no permitirÃa una negativa. Afrodita torció los labios.
"Quiero decir, ser la esposa de alguien"
"Claro"
"Entonces vendrás a mi cama. ¿Rayos? ¿Gotas de lluvia? ¿Ovejas?"
Fue un comentario sarcástico sobre el rango más alto que codiciaba a las mujeres casadas.
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