La Emperatriz Regresa 38
Pretensiones (1)
Puede que el comandante de los caballeros imperiales no tenga un horario de trabajo fijo, pero ella supuso que regresaría cuando el príncipe se fuera a dormir. Esto significaba que normalmente volvía por la noche, cuando la luna estaba alta en el cielo.
Viola miró en dirección a la luna. Naturalmente, por haber vivido toda su vida en un bosque, había aprendido a medir el tiempo por el camino de la luna. Siguió caminando y pronto vio el muro mágico. Se lanzó con todas sus fuerzas contra la imponente piedra y su cuerpo fue absorbido hasta el otro lado.
Viola sintió una presencia cercana. Se apresuró a arrancar flores al azar y las sostuvo en sus brazos. Dobló una esquina en el sinuoso camino del laberinto y encontró a un hombre de pie frente a la fuente central.
De repente, su corazón se aceleró. Vio su ancha espalda y recordó que los hombros tendrían las marcas de sus dientes.
"¿Por qué estás aquí?"
Él no se giró, y en su lugar se limitó a mover las manos hacia unas flores. Sus manos barrieron las que tenían pétalos de color violeta. Las luciérnagas que volaban entre las flores brillaban con fuerza a su alrededor, haciéndole parecer deslumbrante. Era impresionante.
"Hoy he estado muy ocupado ... parece que tú también"
Arrancó la flor y se dio la vuelta. Viola tragó saliva. ¿Lo sabe?
"He intentado dormir todo el día pero no he podido"
"Bueno, toda la noche de ayer fue muy agotadora para ti" dijo él sonriendo.
El viento soplaba sobre su pelo negro bien cortado, y sus ojos negros parecían aún más oscuros. Miró las flores que Viola sostenía. Las había cogido con prisas, por lo que estaban torcidas. Algunos pétalos se habían caído. Se rió al verlos. De repente, sintió un pinchazo en las palmas de las manos. Sentía como si la hubieran apuñalado con una espina. Lune arrancó el montón de flores de la mano de Viola y las tiró a un lado. Luego le dio la flor que acababa de recoger.
"Esta te sienta mejor... La mezcla de tu fragancia y el aroma de la flor me hace arder el corazón"
La agarró por la cintura y la acercó. Le sujetó la barbilla e intentó besarla, pero Viola apartó la cabeza. Él la miró inquisitivamente.
"La villa imperial está demasiado cargada. ¿Puedo al menos dar un paseo una vez al día?" preguntó ella, esperando que él la complaciera.
"Este lugar es grande, ¿no?"
"Si salgo del palacio como tu esposa, me será difícil pasear tranquilamente" insistió ella.
"¿Por qué?" la miró interrogativamente.
"No quiero participar en los círculos sociales durante un tiempo. Sin embargo, quiero echar un vistazo al palacio, se ve maravilloso ... prefiero hacerlo contigo. ¿Me lo enseñas?"
"Bueno... ¿Es necesario?"
"¿Necesitas permiso del príncipe heredero?"
"No, se me permite estar en cualquier lugar del palacio imperial, incluso en las zonas privadas"
"Entonces enséñame el lugar" le dijo Viola con afecto.
Sentía una vacilación en su corazón, pero tenía que hacerlo, aunque significara aprovecharse de alguien que estaba enamorado de ella. Después de todo, su prioridad era entrar de alguna manera en los Archivos Imperiales. Viola decidió hacerse la tonta por ahora, ya que lo que vería y escucharía en el palacio imperial le sería de gran ayuda estratégica en el futuro, cuando se convirtiera en la reina de Koronis. Aunque le daba asco, aguantó y esbozó una falsa sonrisa.
"Esa sonrisa... es lo único que quiero. Verte feliz"
Acarició suavemente su mejilla y la besó, haciendo que su corazón palpitara con fuerza. La besó profundamente, su mente se derritió ante unos labios que se volvieron frenéticos. Ella estaba débil de placer. Sintió que se le nublaba la vista. Con un esfuerzo, apartó sus labios.
"Llevo todo el día queriendo besarte ... tus labios me han perseguido".
La atrajo y la besó apasionadamente hasta que ambos se quedaron sin aliento. Un calor incontrolable se apoderó de su cuerpo mientras su lengua exploraba la de ella. Cuando se separaron, las mejillas de Viola estaban tan rojas como una rosa, que él acarició con cariño.
"Si quieres dar una vuelta, sería mejor por la noche. Menos gente, y menos aire" dijo rozando sus mejillas con ternura
"Además, no salgas sola. ¿Y si te metes en problemas?"
"De acuerdo"
"De acuerdo entonces, confiaré en ti"
Viola asintió y cogidos de la mano se dirigieron hacia la villa imperial. Ella no pudo negarse a besarlo, cuando él dijo que no se quedaría a pasar la noche.
0 Comentarios
Deja tu comentario p'