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| Miércoles, 17 de Febrero del 2021 |
La Emperatriz Abandonada 101
"Oh, nada, Tia".
"Bueno, sé que estás ocupada. Desearía no haberte pedido que vinieras aquí".
"Oh, no. Sólo estaba pensando en algo por un momento. ”
Allendis intentó sonreír con indiferencia, pero había ansiedad en sus ojos esmeralda. Quise preguntar qué pasaba, pero aunque lo preguntara, sentí que no me respondería. Así que fingí no saberlo.
Cuando intenté sacar otro tema, se anunció que el segundo acto estaba a punto de comenzar. Con la luz de las velas parpadeando, la sombra negra apareció de nuevo sobre la tela blanca.
"¿Quién es el hombre que me envía una carta? Es un hombre amistoso y amable. ¿Por qué dice que no puede presentarse ante mí? No necesito riqueza, honor o poder. ¡Ah! Por favor, ven a mí.
No importa quién seas, puedo amarte con confianza. Te echo de menos, a quien llamas anónimo".
Ahora, la joven comenzó a enamorarse del joven que le enviaba una carta cada día.
La mujer, que pensaba que algún día el joven aparecería ante ella, rechazó todas las propuestas de otros chicos y sólo esperó al joven. Sin embargo, el joven seguía sin presentarse ante ella.
Mientras tanto, el hermano mayor del joven, que se enteró de que su propuesta había sido rechazada por la mujer, se fue mareando poco a poco y finalmente se armó de valor para acercarse a la casa de la mujer. La mujer, que estaba cerca de la ventana esperando la carta, vio cómo su hermano mayor regresaba tras dudar varias veces. Ahora estaba convencida de que debía ser el joven que le enviaba las cartas. Decidida a no perderlo, salió corriendo rápidamente y lo abrazó.
"Te he estado esperando. ¿Por qué has venido a verme sólo ahora? ”
"Oh, Lyria, ¿me has estado esperando?"
Su malentendido alteró todo el carro de manzanas. Desde que su hermano mayor se presentó ante ella, dejó de recibir las cartas que le llegaban todos los días.
Pronto se enteró de que no era él quien había escrito la carta, pero ahora empezó a tener buenos sentimientos hacia este hombre tímido y amable. Seguía esperando la carta de su hermano menor, tratando de ignorar sus buenos sentimientos hacia su hermano mayor.
El joven, que sentía una sensación de crisis cuando su hermano mayor y la mujer se llevaban bien, se angustió y agonizó mucho, y finalmente decidió confesar que él era el anónimo que le escribía las cartas.
El día que decidió confesar, el joven se dirigió a la casa de ella, vestido lo mejor posible.
"Lyria, ¿recuerdas al anónimo que te escribió las cartas? No, esta no es la manera de persuadirla. Deja que lo intente yo. Lyria, por favor, perdóname por presentarme ante ti sólo ahora. Oh, esta no. ¿Cómo puedo confesarme con ella?"
Mientras agonizaba sobre cómo confesarse, el joven ya llegaba a su casa. Esperándola a ella, que volvía de su paseo, se paseaba arriba y abajo cerca de su casa con excitación. En el momento en que recuperó el aliento y se ajustó el vestido, viendo cómo se acercaba la sombra de ella desde la distancia, se le echó encima el agua sucia.
"¡Oh, Dios mío! No sabía que había alguien ahí..."
La madre de la mujer, que tiró el agua sucia por la ventana después de limpiar en el segundo piso, gritó después de notar tardíamente que había un joven afuera.
"Ahahaha".
Las risas surgieron de la multitud de aquí y de allá. Aunque sentían pena por el joven, no podían evitar romper a reír ya que el momento era muy dramático. Yo también me encontré incapaz de controlar la risa. Mientras reía inaudiblemente, miré a Allendis a mi lado.
'Aunque todo el mundo se reía, él estaba sentado en silencio. ¿Era por la sombra de las velas por lo que parecía sombrío?'
Su rostro parecía haberse endurecido por alguna razón.
"Mamá, ¿qué ha pasado? Dios mío, ¿estás bien? Estás empapada".
La reacción de Allendis me desconcertó un poco, pero no podía preguntar por la obra.
Así que volví a mirar a la sombra de la mujer.
Los aldeanos que vieron el aspecto miserable del joven se rieron, señalándole con el dedo. La mujer, que volvía de su paseo, se sorprendió tanto al verlo que sacó su pañuelo y le limpió el agua que goteaba de su cuerpo.
"Ahora que lo pienso, creo que te he visto por aquí. ¿Estoy en lo cierto?"
“… ”
"Lo siento mucho. Mi madre no se dio cuenta de que estabas ahí. ¿Puedes entrar y cambiarte de ropa? ”
"Estoy bien."
"Pero..."
"Estoy realmente bien".
Apretando el puño, contestó tajantemente y se dio la vuelta. Y no volvió a su casa ni le envió más cartas.
Como el joven no aparecía, la mujer se fue cansando de él mientras esperaba la carta que nunca enviaba. Al final renunció al hombre que amaba y aceptó la propuesta de su hermano mayor. Finalmente, llegó el día de su boda.
"Siento haberme marchado sin avisarte con antelación".
"Me gustaría que asistieras a mi boda. Siento que tengas que irte porque estás muy ocupada. Por favor, cuídate".
Cuando todos los aldeanos se dirigían al templo para bendecir su boda, el joven, que la felicitaba vestido de blanco puro con voz temblorosa, subió a una empinada colina que daba al templo.
¡Clang! ¡Clang!
Una campana que tocaba el comienzo de la misa nupcial se escuchó en sus oídos mientras subía a la cima de la colina. Contemplando el pequeño templo, sacó toda clase de cartas que nunca había enviado.
"¿Por qué el amor es tan duro conmigo? Cuando te veía sonreír, pensando en mí, mi corazón era dulce como la miel. Pero cuando te veo llevando un vestido puro para otra persona, mi corazón se amarga tanto como si estuviera bebiendo veneno. Ahora, todo lo que tengo es mi corazón que ya se ha quemado y convertido en ceniza. Amados, ¡alégrense! Esparciré las flores de la bendición para vosotros".
El joven, con un puñado de cartas en la mano, fue esparciendo las cartas una a una por la colina.
Después de enviar la última carta, se lanzó colina abajo.
La gente gritaba aquí y allá. Yo también no pude evitar gritar.
La última vela parpadeante se apagó cuando la sombra del joven se lanzó. De repente, la sombra del joven y las sombras de la pareja que celebraba una feliz ceremonia de boda desaparecieron, y la carpa se llenó de oscuridad.
Sonó el anuncio que señalaba el comienzo del primer y segundo acto.
"El día de la boda del hermano mayor del joven y la mujer, los aldeanos dijeron que algo parecido a las cartas se lanzaba desde la colina como si fueran flores. Como desaparecieron rápidamente, no hubo mucha gente que lo viera, pero pensaron que eran flores que bendecían el matrimonio de la pareja. Después de su boda, el joven nunca volvió al pueblo, pero su hermano mayor y la mujer supuestamente vivieron felices para siempre. ”
Tras escuchar el último anuncio, me sentí profundamente conmovida. Mientras parpadeaba con los ojos húmedos, la vela se encendió de nuevo. Las sombras comenzaron a aparecer una a una detrás de la tela blanca. La mujer y el hermano del joven se pusieron de pie de la mano y se inclinaron. Los padres del joven, los de la mujer y los aldeanos también se inclinaron ante la multitud. Por mucho que esperaran, la sombra del joven no apareció. En su lugar, la persona que se presentó como el dramaturgo original de este espectáculo de marionetas salió detrás de la tela blanca y se inclinó.
"¿Habéis disfrutado todos del espectáculo?"
“… ”
"Vaya, el ambiente es muy pesado. Como sabéis, es un festival divertido, pero ¿por qué no os animáis y lo disfrutáis?"
En cuanto dijo eso, varios payasos subieron al escenario y comenzaron a mostrar varios talentos. Un payaso que hacía trucos astutos, un payaso que lanzaba y atrapaba una daga y un payaso que actuaba con humor y mantenía a la gente en vilo. Mientras me reía de los divertidos actos de los payasos, di un paso atrás, sorprendido por la repentina aparición de una sombra frente a mí.
"Caramba, he sorprendido a una bella dama. Le daré esto como disculpa”
Cuando el payaso se rió con humor y agitó su mano vacía, una flor roja apareció al instante en su mano antes de que me diera cuenta. Mis ojos se alzaron ante eso. El payaso, que se reía a carcajadas, me entregó la flor y se dirigió al otro lado.
Miré brevemente la flor roja que tenía en la mano.
'¿Había recibido alguna vez este tipo de flor?'
Por mucho que rastreara la memoria, parecía que nunca había recibido una flor de nadie.
"¿Qué pasa, Tia?"
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